Las 10 lecciones de la elección Capital

Cuáles son las lecciones que han dejado las elecciones del pasado domingo 4 de junio en Capital? ¿Puede hacerse un análisis cualitativo, por encima de los números, aunque sin desconocerlos? ¿Hay espacio, en una democracia incipiente como la argentina y correntina para desafiar a la mayoría? ¿La gente que es acarreada para votar, lo hace con libertad? ¿Vota libremente quien por el contrario va por sus propios medios? ¿Es posible la libertad en una provincia donde manda el Estado por sobre todas las industrias? ¿Si ese genérico inconmensurable que se cataloga como “la gente” aprendió a votar -como dicen algunos-, por qué la lógica de todos los partidos políticos sigue siendo la del siglo XIX? ¿Para qué el acarreo, la bolsita, la plata de regalo, y la inmensa cantidad de souvenirs electorales, si la gente vota a conciencia?
En esta nota trataremos de entender (sin pretensión de agotar ningún análisis) dónde está la fuga: si en la mirada de quienes creen en la estructura que estructura -al decir de Bourdieu-, o en la hipocresía de quienes pregonan el humanismo tratando a los humanos como animales (de granja, por su docilidad). Ganó Tassano y este es un estado de cosas, el mismo si hubiese ganado Ríos, porque el sistema los atraviesa a ambos y los excede, generalizándose sin fin.

Lección 1
“Los partidos políticos triunfan o son destruidos por sus conductores. Cuando un partido político se viene abajo, no es el partido político quien tiene la culpa, sino el conductor”. Juan Domingo Perón

Siguiendo esta máxima peronista, Fabián Ríos es el responsable absoluto de la derrota del domingo 4 de junio. A su favor puede decirse que asumió inmediatamente la culpa y el cargo. No sólo reconoció su yerro, sino que lo hizo sin desparramar imputaciones. Y en el mismo acto, en el marco de un desusado republicanismo, saludó al vencedor, Eduardo Tassano, actitud que terminó por descomprimir todo el proceso que concluyó el jueves último con el acta de cierre y validación de las elecciones tras el escrutinio definitivo que arrojó este resultado: el cardiólogo radical aventajó al ingeniero peronista por 7.763 votos.
Pero como Perón hay para casi todo, podría decirse, asimismo, que el gran ganador del domingo fue el gobernador Ricardo Colombi: el radical más peronista de los que tienen algo de vida en el escenario nacional. Y esto, entre otras cosas, por lo que sigue:

Lección 2
“Para conducir a un pueblo la primera condición es que uno haya salido del pueblo, que sienta y piense como el pueblo. Quien se dedica a la conducción debe ser profundamente humanista: el conductor siempre trabaja para los demás, jamás para él. Juan Domingo Perón.

Esta frase del General, provocadora como todas, sustenta en parte el discurso de campaña de Colombi: cercanía y empatía con la gente de a pie. El humanismo entendido como aquel en el que nadie es más que nadie. Evidentemente, aquí hay una clave: el discurso del humanismo se impuso al de la planificación estratégica, despersonalizada. Los planes derrotaron a las obras. Triunfó el corazón por sobre las tripas. Al fin y al cabo, como dice el Gobernador, el asfalto no se come. Sí se come con el producido del trabajo (que es lo mismo para el albañil que para un asistente social), pero en el PJ no alcanzó el tiempo ni la inteligencia para explicarlo fácil.

Lección 3
“Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía”. Simón Bolívar.

El pueblo de la Capital entendió esto hace rato. Tanto, que no le dio la reelección a nadie desde que puede hacerlo. En su historia no hay más que cuatro años para demostrar valía.

Lección 4
“La democracia es el proceso por el cual la gente elige al hombre a quien culpar”. Bertrand Russell

¿Culparon los capitalinos a Ríos, castigándolo con el voto? ¿De qué? ¿De haber hecho un acuerdo no sabemos con quién ni para qué? ¿Quién lo traicionó? ¿Lo culparon por tratar de exculparse del kirchnerismo? ¿O por kirchnerista cobarde? ¿Por haber despreciado a los propios que traccionaron votos capaces de darle la elección? ¿Lo culparon de soberbio como vociferan hoy algunos “compañeros”, agazapados para dar el zarpazo y dejarlo en el camino? ¿Es cínico el electorado o lo son los dirigentes? ¿Por qué el respeto que no fue posible durante el proselitismo recién apareció después? Apenas cerraron las urnas salieron (muchos) a reconocerle al Intendente su don de gente y su buena gestión, que entre otras cosas, eleva la vara para el médico que lo sucederá…

Lección 5
“Me hierve la sangre al observar tanto obstáculo, tantas dificultades que se vencerían rápidamente si hubiera un poco de interés por la Patria”. Manuel Belgrano

El domingo ganó una pretensión: reinsertar a la ciudad en el mapa político nacional. Una pretensión porque ocurriría recién a partir de diciembre (¿Hay que esperar hasta entonces?). Y porque la alineación total Nación-Provincia-Municipio se dará, o no, cuando se elija gobernador. Recién entonces sabremos si la ciudadanía está pensando en alinear o en cambiar y repartir el poder. Es una pretensión, finalmente, porque generalmente no ocurre. Siempre por H o por B, pero no ocurre, porque vencen las mezquindades por sobre el amor a la patria. Y cuando esto ocurre, desde el Estado no es otra cosa: es la antirepública, sin más.

Lección 6
“La democracia no es más que el gobierno de las masas, donde un 51% de la gente puede lanzar por la borda los derechos del otro 49%”. Thomas Jefferson

Esta idea fue pensada y dicha entre los siglos XVIII y XIX. A la luz de nuestra realidad nacional nunca abandonó su vigencia. La grieta nos atraviesa, y lejos de disolverse, como prometieron algunos, se profundiza. Dijo Fernández Díaz en La Nación (hace 5 días) que Durán Barba mandó a insistir en el tema. He allí un problema, porque el macrismo que ganó prometiendo desterrar el kirchnerismo está cayendo en la misma trampa, usando las mismas mañas, matando con las mismas armas. Han demostrado no tener empacho en apelar a la fortaleza del Estado para seducir o comprar voluntades. Las elecciones del domingo lo demuestran. ¿No era eso lo que había que desterrar? ¿La billetera sigue estando para premiar y castigar? ¿En qué quedamos entonces? ¿Está bien que las inauguraciones y los anuncios de obras se amontonen las dos semanas previas a las elecciones, para después aletargar todo el funcionamiento estatal?
“La victoria no da derechos, sino obligaciones”, dijo Colombi el domingo del triunfo. Ojalá, para empezar, se entienda que el triunfo fue posible por la mitad más uno. La mitad menos uno cree en otra cosa. Y su dignidad no puede ser apaleada por una circunstancia electoral.

Lección 7
“Sigan a ideas, no sigan a hombres, fue y es siempre mi mensaje a los jóvenes. Los hombres pasan, las ideas quedan y se transforman en antorchas que mantienen viva a la política democrática”. Raúl Alfonsín.

Agotado constitucionalmente el ciclo más personalista de la historia reciente de Corrientes, corporizado por Colombi, este y los suyos dieron un vuelco: ahora ya no importan los nombres, sino el proyecto. Casi como pasó con el kirchnerismo, cuando al final del camino se encontraron sin frutos. Ello no obedece a otra cosa, sino a no haberse preocupado por la siembra.

Lección 8
“El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”. Winston Churchill

Si algo quedó demostrado el domingo es que Colombi, corriendo con ECO+Cambiemos como vehículo electoral, es invencible. Salió de atrás, remontó, produjo el quiebre y ganó. Es, el Gobernador, una máquina electoral de una efectividad tan alta, que después no traduce esa efectividad en la gestión. Hay números que lo corroboran (pobreza enorme y estructural, falta de trabajo, niveles educativos bajos, mortalidad infantil alta, falta de infraestructura, caminos, energía, y muchos etcéteras que se apilan a los años que lleva de ejercicio). Lo mismo puede decirse de Cristina Kirchner. O de Camau Espínola. Son más candidatos que estadistas. ¿Por qué? Por el objetivo de su mirada.
Asimismo, el “ya ganamos” de Ríos, sustentado en encuestas fallidas, lo coloca en las antípodas, recordándole, en el mismo acto, un viejo saber popular: nunca es bueno cantar victoria antes de tiempo. Y menos si el competidor de enfrente es Colombi. El día que el PJ entienda que ir a las urnas con el jeque del paiubre no es ir a misa con la Madre Teresa, tal vez podría enderezar su rumbo electoral. Después, podrá empezar a ver cómo llegar a la gente, que son cosas distintas, por supuesto.

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Estos párrafos no tienen la intención de quedarse en la liviandad de una chicana discursiva. Se sostiene en la idea-deseo de que alguna vez, el esfuerzo, sacrificio, inversión de recursos humanos, técnicos y económicos puestos en una campaña electoral, se presten de la misma manera a la gestión de un gobierno exitoso, porque el producido de un mal gobierno no afecta al gobierno, sino a los gobernados.

Lección 9
“Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento. Nelson Mandela
La cosmovisión de Mandela, galvanizada en la realidad sudafricana, es universal porque bien puede aplicarse a Sudamérica toda, Argentina y Corrientes incluidas. Las estadísticas le darían la razón, se tome el Indec que se tome.

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Para terminar, dos visiones. Una pesimista y otra optimista de la política. También, dos posturas que se fundamentan teóricamente desde veredas opuestas, desde trayectorias personales y hasta de clases sociales distintas, para que cada uno haga la síntesis que mejor prefiera.

Lección 10
a. “Para mí la democracia es un abuso de la estadística. Y además no creo que tenga ningún valor. ¿Usted cree que para resolver un problema matemático o estético hay que consultar a la mayoría de la gente? Yo diría que no; entonces ¿por qué suponer que la mayoría de la gente entiende de política? La verdad es que no entienden, y se dejan embaucar por una secta de sinvergüenzas, que por lo general son los políticos nacionales”. Jorge Luis Borges
b. “Pertenezco a una generación que quiso cambiar el mundo. Fui aplastado, derrotado, pulverizado, pero sigo soñando con que vale la pena luchar para que la gente pueda vivir un poco mejor y con un mayor sentido de igualdad”. Pepe Mujica

Llegar hasta aquí es sólo darse cuenta de lo relativo de las cosas. Entender la necesidad de ver la vida como un devenir, donde del camino es la lucha lo que importa. Al fin y al cabo, como dijo alguien, ECO no hace más que ganar elecciones. Y el PJ no más que perderlas. No es así si se mira a 4 u 8 años. ¿Pero y si se mira a 40?

Vignolo salió a tender puentes de plata entre Colombi y Ríos

A la luz de lo que se habla en los pasillos de la cuadra del poder, bien podría decirse que en el Gobierno se está tramando una jugada de alta política relacionada tal vez a una reforma constitucional y electoral, para lo cual se necesitan más que los avales propios en el parlamento. Puede que sea sólo un amague, pues Ríos pasó de ser despreciado a esta actualidad de idolatría sospechosa, casi sin escalas.
El tiempo dirá. Mientras tanto no puede dejar de señalarse la sorpresa que generaron ayer las declaraciones de Carlos Vignolo, ungido por el propio Gobernador -según dicen- como el jefe de la campaña oficialista.
Hablando para Radio Dos, el ex intendente dijo que “Colombi y Ríos demuestran estar por encima de la mayoría de los políticos correntinos”.
El ministro secretario general de la Gobernación resaltó el trabajo coordinado que viene dándose entre el Gobierno provincial y la Municipalidad de Corrientes, ante lo cual dijo: “Destaco la actitud de ambos”.
Sucede que “han demostrado que están por encima del promedio de la dirigencia política provincial. Celebro la inteligencia de Ricardo Colombi y de Fabián Ríos, ya que han sabido dejar de lado las diferencias, que son muchas y duras, para trabajar en pos de beneficios para la comunidad”, aseguró.
Al borde de quedar atrapado en la viscosidad de su propio almíbar, Vignolo añadió que “la agenda continúa con la plena intención de alcanzar los objetivos previstos”.
Subrayó asimismo que la relación institucional con el Municipio continúa y destacó la buena predisposición tanto del intendente Fabián Ríos como del gobernador Ricardo Colombi para mantener el diálogo a pesar de las diferencias y de las cuatro contiendas electorales pasadas.
“Hemos estado charlando con el intendente Ríos, y yo celebro la inteligencia que han tenido tanto él como el doctor Colombi. Han pasado 4 elecciones y sin embargo continúa el diálogo. Nos parece importante porque quienes vivimos en Capital sabemos que si hay complementariedad las cosas salen”, terminó.

El poder y la política del torniquete

Romper acuerdos en Corrientes tiene sus consecuencias, y más si tu socio es del poder o aspira a serlo. Por el contrario, celebrar entendimientos es un acto tan curativo y pacificador que es capaz de juntar sin problemas el agua y el aceite, cosa que hasta hoy la química no pudo. Vigilando todo, cierto poder corporativo, inamovible, que es capaz de bajar pulgares recibiendo instrucciones por teléfono, desoyendo lo que han estudiado al sólo efecto de mullir con su genuflexión el sillón de los que mandan.
Para decirlo de otro modo. En los últimos 15 días, la política nacional y la correntina, que vienen alineando planetas, han roto y celebrado acuerdos. Las consecuencias fueron múltiples y de toda caladura, con heridos de toda laya. Tanto ha pasado, que algunos protagonistas de este juego sintieron escozor y hasta un poco de vértigo.
Aún hoy, poco se sabe de la raíz del descontento, pero lo cierto es que después del asado con postre vigilante en la casona de la calle Mendoza, el gobernador Ricardo Colombi y su ex par, Raúl Rolando Romero Feris, parecen caminar veredas opuestas.
Sucede que en poco más de un mes se ha pasado de un polo a otro sin escalas: de la posibilidad de teñir de naranja el gabinete radical, a la compra de más pintura verde, de esa semifosforescente con la que vienen coloreadas hasta los remedios de gentileza. Se pasó de la eventual firma de un indulto y de la consecuente rehabilitación política de Tato (que hoy ni siquiera integra el padrón electoral), a la confirmación de varias sentencias que dejan al otrora hombre fuerte del nuevismo casi casi con los dos pies dentro de la cárcel. Uno nunca lo sacó.
Aquí el primer interrogante, puesto que es difícil determinar -a juzgar por la historia judicial de una provincia como esta-, si los fallos del Superior Tribunal que dejan a Romero Feris en el limen del calabozo, obedecen a una cuestión estrictamente técnica, presionada por las partes litigantes, o si responde a un mandato aleccionador por el vaivén que vienen demostrando los votos nuevistas en la Legislatura, contados en la teoría como socios y que en virtud de ello (y del raleo de la UCR y sus aliados) resultan cruciales para cualquier aspiración del Gobierno.
Ricardo Colombi -vaya novedad- necesita los avales parlamentarios del Panu, pero últimamente no los tiene. Sin querer queriendo, entonces, el torniquete judicial se cerró sobre el pescuezo de su líder, más allá de los méritos, sobrados y probados, que hizo el hombre de las botas y el sobrero de corcho para padecer la situación que padece. Fuentes judiciales juran y perjuran que esto no es así.
Sostienen que la movida del Superior Tribunal de Justicia, primero ratificando la unificación de tres causas de Tato Romero Feris (que lo mantendrían 7 años y medio en estado de reclusión, pagando además un resarcimiento de más de 8 millones de pesos) y luego confirmando una sentencia por peculado contra él y Lucy Ortega, se ajusta a cuestiones estrictamente técnicas. “A nosotros nadie nos llamó”, dijo una fuente judicial.
Pues entonces es la “oportunidad”, ya que después de tantos años de freezer, surge cierta celeridad que parece revestida con enduidos de la política, aunque nunca pueda probarse, y en este punto nadie puede alegar torpeza de ingenuidad. Menos aún si se tiene en cuenta que tales expedientes contienen la inhabilitación perpetua de Romero Feris para hacer lo que más desea: reinventarse y conseguir el jubileo moral a través del voto popular. Justo lo que vociferó al levantar los platos de la mesa en la que convidó costilla y chorizo a Ricardo Colombi.
Sumado a ello, el oficialismo gobernante tomó las riendas de la Legislatura y rectificó, en 24 horas, el parate de la semana anterior fogoneado por un sector del peronismo que quiso imponer condiciones políticas y de poder, planteando en el mismo acto una suerte de desestabilización que el Gobierno no estuvo dispuesto a soportar.
Resignó los votos nuevistas, pero los canjeó por los de un pedazo de PJ y colocó a Tamandaré Ramírez Forte en la Secretaría de Comisiones de la Cámara baja, bloqueando con esa designación las aspiraciones de Rodolfo Martínez Llano de disponer de ese espacio (crucial por el manejo de información reservada de todo del proceso legislativo) para dejárselo a un depositario de su riñón partidario: Fabio Soto. Un día después, el Senado sancionó el Código Procesal Penal, con acompañamientos mayoritarios y las abstenciones de dos senadoras de apellido: Nora Nazar de Romero Feris y Carolina Martínez Llano.
Mientras todo esto ocurría, el diputado peronista Hugo Vallejos, desconocido por su propio bloque, y el mismísimo Ramírez Forte, festejaron el triunfo de su designación denunciando aprietes y el “resurgimiento de métodos extorsivos, al estilo clarinista”. Ligaron de ese modo a un sector de la prensa local a las prácticas con las que Héctor Magneto, CEO de Clarín, quiere someter al Gobierno nacional, según denuncia el kirchnerismo.
Hubo otros festejos, más privados, cuando el Senado sancionó el Código Procesal, puesto que el avance de este proyecto, largamente debatido, molestaba a cierto sector que era tenido en cuenta hasta que “derrapó”, según dijeron varios estrategas. Entonces llego la reprimenda: la sanción del código y a otra cosa. A llorar a la cruz mayor. La ultima palabra ahora la tiene Diputados.

Las señales
Pero las aguas no se mueven en una sola bahía. La semana que pasó, habilitó un proceso de reconversión política que sólo hace algunos meses parecía imposible. Ricardo Colombi, en Casa de Gobierno, recibió en su calidad de funcionario nacional a Carlos Mauricio Espínola, actual secretario de Deportes. Firmaron acuerdos, se sacaron fotos y hasta sonrieron. Dejaron atrás el pasado (lleno de porquerías que ambos se han tirado durante la campaña electoral que terminó en septiembre de 2013) y se dispusieron a mirar el futuro. En esa mesa del Salón Amarillo donde ocurrió el acto, se encontraron -observó alguien-, los dueños del 95% de los votos correntinos.
Casualidad o no, ambos dirigentes pusieron en marcha un plan que va más allá de los acuerdos de gestión, pues por encima de lo que pueda decirse formalmente, no puede soslayarse que la foto de Camau con Lalaca ocurrió días después de que el Superior Tribunal de Justicia, nada menos, exhortara a un juzgado a clausurar la instrucción de la causa del derrumbe del edificio de la calle San Martín, en el que murieron 8 obreros, desprocesando en el mismo acto al ex medallista olímpico y a varios de sus amigos funcionarios.
Algunos de ellos acompañaron al ex intendente al despacho de Colombi, donde después de la firma de los convenios platicaron de política. Trascendió por los medios que se habló de “articular” (vaya palabra) acciones en beneficio de los municipios, y buscar los caminos para encontrar canales de diálogo.
Lejos de todo esto aparece el actual intendente y titular del Partido Justicialista, Fabián Ríos, que tiene literalmente cuentas pendientes con Colombi y debe resolver asuntos internos con Espínola.
Ríos, lejos de la movida y asfixiado en su economía. Tato, solo y a pasos de las rejas. Los molestos, molestados y apretado el que aprieta. El hilván de la política que no cambia de objetivo: la domesticación del otro, por obediencia o compulsión.

El conflicto
Así las cosas, el devenir político de Corrientes advierte una certeza: nada es más sanguinario que uno de sus miembros amenazado en su gobernabilidad, en su libertad, en su patrimonio o en su poder. Se dispone a la refriega, pero abandona el juicio, como un perro cuando come.
Es trágicamente triste ver, en este contexto, la pelea de los peces gordos, porque se disputan lo propio, pero también la tajada de los ajenos por su irrefrenable conducta desmesurada, acaparadora. Víctima de esto, en las últimas dos semanas, fue (al menos) la institucionalidad.
Cayeron dos sesiones en la Legislatura; se expusieron los desencuentros, producto de acuerdos atados con alambre que empezaron a crujir; hubo reposicionamientos parlamentarios y mayorías ficticias que alentadas por diversos operativos, intentaron montar realidades paralelas; surgieron afirmaciones rápidamente desmentidas; pases de factura, denuncias varias y varias caídas de martillo. Todo lo peor de lo de siempre. Señores de las sombras que salen de día y se encandilan, quedando a tiro de escopeta, como las liebres y conejos; rápidos siempre, pero propensos a la parálisis por la luz.
Más o menos con los mismos actores, pero claramente sin cambios en las prácticas, la oficialidad vernácula abrió el escaparate que resguarda los sucesos de los ‘90, sin medir que esa acción revitaliza a los que eran y ya no son, a los que son pero no eran y a los que permanecen agazapados en sus rencores para practicar la venganza.
Reactualiza lo más dañino de las corporaciones siempre listas para arrodillarse ante el poder aún dilapidando curriculum en ese albur.
En síntesis, más de lo mismo: corrupción revocada con acuerdos que se descascaran por imperio de las traiciones, siempre a mano en los despachos palaciegos.

El teorema de Colombi y la búsqueda del diálogo en medio de los monólogos

 

 

Más desnutrido que lo que el menos optimista hubiese querido, el pasado miércoles empezó a sesionar, al menos en la formalidad del puntapié inicial, el anunciado Consejo Consultivo de Políticas Públicas, espacio con el que el Gobierno pretende encauzar su liderazgo, diseñando en el mismo acto una serie de objetivos políticos, sociales y económicos. Todo ello, claro, en el marco del Pacto Correntino de Crecimiento, otro megaproyecto que sigue buscando su concreción plena desde que se acuñó, durante la reforma de 2007, hasta que se plasmó en el texto constitucional a modo de cláusula transitoria.

Pues bien: abrió sus puertas el Consejo de Políticas Públicas, precedido de una serie de buenas intenciones y de la sacralización del diálogo, aunque en rigor de verdad, el encuentro entre legisladores y el gobernador Ricardo Colombi no es por el momento más que el monólogo de las partes que conforman un todo. De hecho, por el momento no apareció el PJ, que atendiendo sólo los guarismos de las últimas elecciones, representa la voluntad de casi la mitad de los correntinos.

Revisando este punto parece necesario contarlos en el debate para que pueda haber consenso y para que éste sea de calidad. Por el momento, no obstante, los muchachos peronistas se autoexcluyeron y pusieron condiciones. Pero quieren estar, afirman. Sucede que mientras tanto, esta especie de gataflorismo hace mella en las bases, que reclaman a sus representantes (inorgánicamente, claro) hacer frente a sus responsabilidades y a no ceder espacios de construcción política.

Por lo demás, hay que decir que el Consejo no tiene previsto, en una primera instancia al menos, dialogar con aquellos sectores que no tienen representación en el Parlamento, lo que vuelve aún más complicada la posibilidad de elaborar una agenda que sea inclusiva y que contenga justamente a los sectores menos favorecidos por las políticas que se fueron sucediendo a lo largo de la historia de Corrientes.

Por eso, según varios referentes consultados para esta nota, la declamación del consenso no es más que eso. Porque el Gobierno no dialoga con el PJ, que representa a casi la mitad del electorado y porque además, básicamente, los sectores que hasta el momento respondieron al convite o son socios de Encuentro por Corrientes, o tienen afinidad ideológica con el radicalismo gobernante, pese a haber sido elegidos con votos prestados, aportados por el kirchnerismo más recalcitrante, o por distintas vertientes del progresismo provincial.

En el radicalismo no desconocen esta realidad, pero recuerdan que es el comienzo. Esperan por el peronismo, aún con sus planteos, y piden reconocer el éxito que en sí mismo representa este espacio de negociación, inédito en Corrientes.

 

Debate ideológico

El Consejo Consultivo de Políticas Públicas, puede decirse en este contexto, es una de las ideas más importantes del Gobierno desde que los Colombi llegaron al poder, hace más de una década, pues de concretarse al menos parte de sus objetivos, cristalizaría el viejo anhelo de diseñar un plan de convergencia lo más parecido a las políticas de Estado de las que mucho se habla y poco se oye.

Implicaría el diseño de un plan estratégico de crecimiento y desarrollo económico y social, y es allí donde se centra (al menos en el debate público, mediado por la prensa) la diferencia de criterios, puesto que hay gente dentro del peronismo, por ejemplo, que cree que el Gobierno persigue más un plan de acción económico que social. Es el mismo planteo que hace la izquierda, y alguno que otro sector sin representación o incluso los que teniendo votos en las cámaras quedaron afuera del llamado.

Sustentado en los valores de la democracia, el Gobierno entiende que la representación de las mayorías es suficiente para diagramar un plan de estas características, pues además piensa instrumentar otros niveles de negociación, lo que cerraría un círculo virtuoso para la consecución del objetivo principal.

Hay quienes, de todas maneras, opinan lo contrario, y consideran que así usada la democracia es como el abuso estadístico del que hablaba Borges. Ni los más saben de todo; ni los pocos no saben nada, y por lo tanto reclaman.

Es que más allá del posicionamiento político de cada sector, hay algo de cierto en lo que dicen los marginados. “Vamos a debatir inclusión, pero sólo desde la perspectiva de los poderosos”. El Gobierno lo desmiente y pide tiempo.

 

El teorema de Colombi

El gobernador, hábil para manejarse en el barro de la política, se defiende atacando. No se sabe si de puro gusto, por su forma de ser, o porque no los quiere, Colombi aleja con su lengua las críticas que le hace la oposición. Ningunea a los no representados y trata de irresponsable al peronismo, colectivo al que además le moja la oreja mofándose de su último triunfo electoral.

Ya en 2012, al habilitar la Asamblea Legislativa, Colombi citó a su correligionario Raúl Eduardo Baglini (uno de los pocos políticos argentinos en tener un teorema con su nombre), para demostrar la actitud crítica del peronismo. El jueves, desde Goya, Colombi habló por radio con María Mercedes Vázquez, y allí, al abordar la ausencia del peronismo en el inicio del Concejo de Políticas Públicas, volvió sobre la sentencia de su correligionario mendocino que reza: “Cuanto más lejos se está del poder, más irresponsables son los enunciados políticos; cuanto más cerca, más sensatos y razonables se vuelven”.

La chicana del mandatario sugiere la irresponsabilidad del PJ por su lejanía con el poder, una osadía a casi 4 años vista. Otros, desde la misma vereda, creen que la negativa se sustenta en ciertos “berrinches de Fabián Ríos, que se siente muy incómodo negociando cualquier cosa con este gobierno”, según graficó un encumbrado dirigente radical.

No obstante esto, en el kirchnerismo lo toman como de quien viene. Entienden el enredo dialéctico pero parecen dispuestos, al menos en los niveles legislativos, a no renunciar a la posibilidad de un entendimiento en tanto y en cuanto se conversen algunos puntos clave: salud, educación, vivienda, trabajo, energía, infraestructura, el trato con los municipios.

“No tenemos un planteo rupturista, al contrario, queremos discutir pero en serio”, se defendió ayer el presidente del PJ, Fabián Ríos, en contacto con El Litoral. “Pero no vamos a darle la foto a alguien que desde allí intenta reinventarse”, añadió el intendente. Para Ríos no es la foto del diálogo. Es diálogo o nada es.

El presidente del bloque del PJ en Diputados, José Mórtola, se manifestó en el mismo sentido, pidiendo voluntad de diálogo y no de sometimiento, y por ello mismo, según dijo, enviaron una nota al Gobernador dejando en claro que participarían del llamado en tanto haya una agenda clara, concreta, con puntos de interés para los correntinos.

Al cruce aclaratorio, a instancias de este mismo diario, salió Sergio Flinta, presidente de la UCR y voz autorizada en cuestiones de la política oficial. “No hay agenda, al menos en estos primeros pasos. Es, en todo caso, a agenda abierta. Por eso invitamos al PJ y si quieren venir con sus propios temas que lo hagan, pero nosotros vamos a avanzar con ellos o sin ellos”.

“El resultado de este proceso será de una manera con el PJ y de otra, sin ellos, pero el Gobierno tomó la decisión política de generar una agenda de futuro y lo vamos a llevar adelante”, advirtió confiado.

El guión final, para Flinta, será con los que están, pues sabe que lo ideal, muchas veces, es enemigo de lo posible. El tiempo dirá.

No importa quiénes son, sino lo que van a hacer

Mucho tiempo y espacios audiovisuales y gráficos se destina en estos días a desentrañar quiénes serán los hombres y mujeres que acompañarán a Ricardo Colombi y a Fabián Ríos en sus respectivos gobiernos. Seguramente pasa lo mismo en cada una de las comunas, sobre todo en aquellas que experimentarán cambios a partir del 10 de diciembre, que son 55 del total de 71.
Pese a los esfuerzos, incluso los que hace este diario por conocer nombres y trayectorias, nada de eso es importante. Lo que importa en verdad es la acción. Aquello que, proyectado, vaya a hacerse en Corrientes en los próximos 4 años.
También sus consecuencias.
El debate actual -por el contrario-, parece ajeno a este punto de vista. Parece más importante un nombre que un plan, el reparto del Estado al perfilado de las responsabilidades que devienen del ejercicio mismo del poder y de la política, donde perviven los mismos de hace tiempo, más allá del respaldo de las urnas.
Colombi empieza otro período y es verdad que de acuerdo con las necesidades actuales, resulta necesaria una restructuración administrativa. Con Ríos en Capital pasa lo mismo. Resta saber, y no sólo periodísticamente, para qué es, en concreto, la reestructuración del Estado, puesto que sería un despropósito, por ejemplo, darle una cartera mejor jerarquizada a quien ha gestionado todos estos años imprimiendo panfletos.
El Gobierno es más que eso. Y por lo tanto, mínimamente, habría que saber si la ampliación del Estado es para contener a personas y partidos (por los compromisos electorales) o para resolver necesidades genuinas de una sociedad demandante y en crecimiento.
Si realmente se piensa en lo inmediato, en las urgencias de la hora, o en realidad se está montando una plataforma para 2017. Si habrá que esperar del Gobierno uno que se reinventa después de tantos años de ejercicio, u otro que busca el derrotero menos pedregoso para despedirse y, en todo caso, perpetuarse en algún heredero.
¿Y en el Municipio? ¿Habrá que esperar allí una continuidad en el sentido literal del término, tal cual se publicitó en la campaña, o más bien una catapulta para lo que vendrá después de quedar en la puerta ya en dos ocasiones en 2009 y este año?
En ese marco se impone preguntar si efectivamente importan los nombres que faltan o hace falta que los que ya se conocen perfeccionen el rumbo, independientemente del vehículo que elijan para esta carrera que empieza en días más. Pues sea lo que sea, Colombi y Ríos ya echaron mano a las estructuras de la Provincia y del Municipio, en principio para ampliarlas. Ambos mencionan como fundamentos la modernidad y la necesidad de políticas de sustentación perenne.
Detrás de tan bellos enunciados, de dudosa credibilidad en función de los resultados que ofrece la historia y que se pueden medir en índices (aún con los del Indec, como los de educación, salud, trabajo, desarrollo social, etc.), se esconden aún hoy falencias de distinto tipo y posiciones cuasi primarias de disputa permanente. Las escenas pugilísticas del último tiempo dan muestra de un alarmante nivel de violencia verbal que derrapó en lo físico. Lamentable. No obstante, no se trata aquí de pedir imposibles. Sólo de que los responsables estén a la altura de los acontecimientos y de la historia, una un poco más inclusiva al menos. Que el crecimiento personal, profesional e incluso patrimonial, pueda derramarse más allá de quienes aspiran hoy a ocupar lugares pagados por un erario pensado como trofeo, mas no como riqueza general y por lo tanto ajena y finita.