Valdés: “Debatiría con ‘Camau’, pero vamos a ver si es candidato”

El actual diputado nacional fue promocionado el viernes (en el Salón Lapachos del Club San Martín) como un “consustanciado” con el proyecto de continuidad que vigila Colombi. De hecho, sus primeras palabras en su rol de postulante, se estructuran sobre ese eje, aunque enfrentando una contradicción aparente. “Somos el futuro”, dice el slogan de campaña, pero su núcleo conceptual está anclado al pasado. Con el 2001. Con la feroz tormenta política, social, institucional y económica de la que supo salir airoso el actual gobernador.
Corrientes no es la provincia de 2001: la que no pagaba sueldos, la que tenía bonos, peleas intestinas y soportaba, cuándo no, una de las tantas y dañinas intervenciones federales.
El liderazgo de Colombi emergió de ese desaguisado que se desliza hoy como posible si la provincia cae en manos del peronismo. Se trata de una estrategia electoral que apunta, más que al corazón, al estómago, o a su variante material: el bolsillo.
Valdés es un candidato perfecto para ese plano, y también para el político. Es un hombre preparado, militante de tres décadas y fiel ladero de Horacio Ricardo.
Camisa celeste, pantalón fino negro, zapato al tono, Valdés primero tomó unos mates y después un café chico. Tras el último sorbo, ocurrió esta entrevista. Fue ayer a la mañana en la Redacción de El Litoral:
—¿Quién es Gustavo Valdés? 
—Yo soy abogado y un militante de Encuentro por Corrientes.
—¿Y por qué es el candidato de ECO+Cambiemos?
—Porque los partidos de ECO confiaron en mí. Porque cada uno de los militantes de Cambiemos confiaron. Eso es lo importante.
—¿Es candidato desde el viernes 14 de julio de 2017 o desde el 11 de diciembre de 2013?
—Soy candidato desde ayer. Uno es parte de un equipo de trabajo y en él se va desenvolviendo y va aportando lo mejor que tiene. Esa es nuestra fortaleza.
—A Ricardo Colombi, cuando ganó en 2013, se le preguntó por el sucesor y dijo que ya lo tenía: anotó su nombre en un papelito y lo guardó en un cajón. Fue en una entrevista con El Litoral…
—Pero uno se convierte en candidato cuando lo mocionan, no antes. Uno puede tener intención y afinidad, pero se es candidato cuando se lo mociona públicamente. Yo soy desde ayer, desde la presentación.—Se habló mucho de resistencias internas a su designación. ¿Las hubo, las hay, las seguirá habiendo?
—Nosotros tenemos esas cosas… Puede haber lógicas aspiraciones, pero nosotros tenemos un proyecto político de un joven gobernador, Ricardo Colombi, que tiene una trayectoria exitosa. Pese a tener un límite constitucional, la gente ve que Colombi tiene mucho para adelante y esa fortaleza, al momento de generar una transición, también puede generar algo de rispideces, pero la fortaleza de ECO es ponerse de acuerdo con los distintos sectores, que no es fácil… anteponer el proyecto a los intereses personales.

—Mucha gente dice que es un títere de Ricardo. ¿Cómo se siente con eso?
—Cada uno tiene su característica. A mí no me preocupa que puedan decir ese tipo de cosas, porque nosotros lo que proponemos es un pacto con la sociedad. Estamos construyendo un nuevo pacto. Sabemos que, al haber tenido Ricardo un tan buen gobierno, la vara se pone alta para nosotros. Queremos que el correntino sea parte y que colabore con el gobierno. Es una conjunción que debemos trabajar juntos hacia el lado del desarrollo. Tenemos un rumbo sí, que es el que nos ha trazado Ricardo Colombi, y que propusieron los correntinos en el Pacto de Crecimiento que está en la Constitución.

—A los dirigentes y militantes que tienen algunas dudas con su candidatura, ¿los va a convocar, a convencer, o los va a ignorar?
—Nosotros vamos a convocar no sólo a los dirigentes que por ahí puedan gustar más o menos. Vamos a convocar a todos los correntinos. A radicales, liberales, a peronistas, a dirigentes sociales o deportivos. Hay muchos peronistas que nos están acompañando, así que vamos a convocar a todos porque tiene que ser el gobierno de todos. Puede haber disidencias, pero será hasta que terminen las elecciones. Después hay que trabajar para todos los correntinos. Menos pelea y más política para el desarrollo.

—¿Cuándo se conocerá el nombre del compañero o compañera de fórmula?
—Ya lo vamos a dar a conocer oportunamente.

—¿A quién prefiere para que lo acompañe? 
—No. Vamos a trabajar de la misma manera que se trabajó hasta ahora. Se está conversando.

—¿Hombre o mujer?
—Me parece que no hay que mirar el sexo sino las cualidades, las calidades y las condiciones que tengan para adecuarse al proyecto político a desarrollar.

—¿Qué quiso decir Colombi con eso de que usted tiene asfaltado el camino para enfrentar un proceso de 6 años?
—No lo sé. No me di cuenta de que dijo eso. Pudo haber sido un error, porque es una sutileza, pero el mandato -hoy- del gobernador es de 4 años. Pudo haberse referido al tiempo que le corresponde a Mauricio Macri.

—¿O sea que ya le dio por ganada la reelección?
—Pudo haberse referido a que vamos a ganar en estas elecciones y a la reelección del Presidente. Eso quiere decir que Corrientes va a estar bien estos 4 años, porque es la primera vez que nosotros vemos que hay un Presidente que cree en los correntinos y que aspira a concretar los sueños que tenemos y por los que venimos luchando desde hace mucho tiempo.

—Otra interpretación posible es empezar de nuevo el debate para unificar mandatos…
—Noooo. Por supuesto que es mejor tener los mandatos alineados con la Nación. Lamentablemente los correntinos fuimos presas, víctimas… Fuimos la provincia más intervenida porque estábamos en un país que no nos entendía. Entre los correntinos había mucha pelea que se está superando. Hoy tenemos armonía, paz social. Es la primera vez que los correntinos no estamos mirando el conflicto para cambiar el gobierno, sino el desarrollo.

—También eso eleva la vara.
—Por supuesto. Tenemos un enorme desafío por delante. Y ese camino asfaltado que decía Ricardo es lo que nosotros expresamos como la necesidad de alinear a la Nación con la Provincia para desarrollarnos. Pero con un trabajo que sea concienzudo.
Que tengamos a Carlos Vignolo en el Plan Belgrano es algo sumamente importante. Prueba de que este Gobierno Nacional mira el desarrollo del Norte argentino.

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—¿Debatiría con “Camau” Espínola y el resto de los candidatos en el caso de que haya debate y más candidatos?
—No tengo problemas, pero lo vamos a ver más adelante. Vamos a ver si es el candidato.

—¿Lo está poniendo en duda?
—No. Vamos a ver si es el candidato, porque las listas cierran el 19 de agosto.

—Porque hubo una versión, surgida de las usinas oficiales, de que Espínola se bajaba…
—No. Sé que en el peronismo hay inconvenientes. O en el kirchnerismo.

—¿Ampliará, modificará o reducirá el gabinete en el caso de ganar?
—No. Nosotros tenemos que administrar. Y administraremos como estamos. Modificaciones se pueden hacer, pero es para hablarlo mucho más adelante, cuando ganemos el gobierno.

—¿Le gustaría sumar a algún opositor a su gabinete en el caso de que gane?
—A todos. Me gustaría incluir peronistas, a gente de otros sectores que estén consustanciados con el proyecto de ECO. Si están dispuestos a dejar de lado… y comulguen con lo que desde Encuentro por Corrientes proponemos, que primero estamos los correntinos, sin dudas.

—¿Cuáles son sus propuestas principales?
—Las vamos a presentar oportunamente. Estamos comprometidos básicamente con el desarrollo de los correntinos. Y vamos a tener muy en cuenta el Pacto Correntino para el Crecimiento.
Tenemos una oportunidad que es maravillosa. Estamos hablando de un cambio de gobierno que viene de la mano del pacto social, pero no de la mano de la crisis. Cuando agarró Ricardo Colombi la provincia en 2001, la situación era verdaderamente caótica. No se pagaban los sueldos, había cuasimonedas, inestabilidad, enfrentamientos entre los correntinos y hoy creo que eso ha sido superado. Tenemos paz social, una provincia que no debe nada y un Gobierno Nacional que confía en nuestros sueños, en nuestros anhelos, que creen en nosotros y nosotros en ellos.

—¿Cómo es la relación con el gobierno de Macri?
—Con el Gobierno Nacional somos socios. En la capacidad y anhelo de crecimiento.

—¿Y cómo es su relación con el Presidente?
—Al Presidente lo conozco: estuve con él y con Ricardo en un almuerzo antes de ir a un acto de cierre. Estuvimos una hora y media hablando. Tenemos una relación política. Voy a decir la verdad: amigo personal del Presidente no soy. Soy sí parte integrante de un gran equipo de trabajo y he compartido con él en varias oportunidades en la Quinta de Olivos con los diputados nacionales, en los gabinetes ampliados, pero siendo parte de los correntinos y de Encuentro por Corrientes, que ahora es más Cambiemos.

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—¿Cuáles cree que son los problemas más acuciantes para la gente?
—Necesitamos generar más empleo. Para eso necesitamos tener mayor desarrollo. Por eso trabajamos hacia el desarrollo. Por eso hicimos mucho para lograr la Ley del Primer Empleo que hoy está dormida en el Congreso y que los diputados de la oposición no la quieren aprobar. Nos permitiría tener alguna promoción para que las empresas puedan incorporar gente joven. Es fundamental porque no tenemos leyes de promoción de empleo o direccionadas a la industrialización, por caso de la madera.

—¿Y salud, educación, seguridad, infraestructura?
—Son problemas serios que tenemos que resolverlos con la Nación. En materia de salud, en la zona Centro, en Buenos Aires, el 85% de la gente se atiende en los centros asistenciales privados. En la zona Norte se da a la inversa. Aquí, el 85% de la gente se atiende en el sistema público. Eso habla de una enorme diferencia en materia de ingresos para la salud publica en general que recae sobre las espaldas del Estado.
Carlos Menem, al transferir la educación a las provincias, se olvidó de transferir las partidas presupuestarias y eso hoy genera los inconvenientes que tenemos.

—En el caso del trabajo, que recién mencionaba, ¿se podría pensar en una ley de paritarias?
—Vamos a hablar con todos los sectores. Somos dialoguistas.

—¿Cambiará algo del rumbo del gobierno actual´? ¿O está todo bien?
—Bueno… Recién hablamos de salud, educación, trabajo. Tenemos problemas, pero las condiciones son otras. Si nosotros miramos para atrás, verdaderos problemas teníamos en 2001. El goteo de la coparticipación se transmitía en directo por radio y se publicaba en los diarios. Cuánto se depositaba en las cuentas públicas para ver qué parte del sueldo atrasado cuatro meses se pagaba. Ese fue el punto de partida en el que asumió Colombi. Con Cecacor, con la cadena de pagos rota, la educación destruida, la salud publica… Debiendo 4 o 5 presupuestos que hoy representarían 150 mil millones de pesos como si nada. Hoy tenemos una provincia con paz social, en orden, encaminada al crecimiento. Y vamos por más.

—¿Enfrentaría a los intereses que afectan a la ciudadanía? Empresarios especuladores, abusos en los servicios, pésimos y caros; malos tratos en dependencias públicas…
—Esa es la sociedad que tenemos. Pero creo que hay mucha gente muy valiosa, buena y muy preparada también. Porque si no, nos quedamos con lo malo. Hay peligros en la sociedad, sin lugar a dudas. Hay algunos que apuestan a que le vaya mal a la sociedad, y eso tenemos que tener en cuenta. Yo hago política desde hace 32 años y conozco bastante de la sociedad, lo que me permite estar en alerta contra todos los intereses nocivos de la sociedad. Por eso te confiere la sociedad el poder para que se puedan morigerar aquellos males y resaltar a los actores que hacen bien.

—¿Cómo cree que es la sociedad de Corrientes?
—No. ¡Cómo voy a calificar yo a la gente! Me parece que la gente es la que tiene que calificar al dirigente que se somete a su voluntad. Sería una falta de respeto que yo califique a un pueblo que quiero tanto.

—De ganar, ¿qué acciones desarrollaría contra el narcotráfico?
—Yo denunciaba en su momento la barbaridad que estaba haciendo la Nación en materia de narcotráfico, cuando se llevaban la Gendarmería de Ituzaingó y Virasoro. Hablábamos de una disminución de efectivos de la Prefectura Naval. Hoy se está tratando de revertir ese proceso.
En su momento creé las unidades de Toxicomanía en las Unidades Regionales. Hay que trabajar muy fuerte en el narcomenudeo. Como diputado estoy impulsando la creación del Juzgado Federal de Goya, para acercar la justicia al Centro-Sur de la provincia. Presenté el proyecto para crear el Juzgado Federal de Ituzaingó, donde el narcotráfico azota mucho más fuerte. Pero hay que involucrarse, no bajar los brazos y trabajar fuertemente.

—¿Y en la Policía, donde hay efectivos denunciados por participar en redes de narcotráfico, o en incumplimientos, como la supuesta inexistencia de retenes en el arroyo Guazú, donde cayó un auto?
—Primero: tenemos que seguir capacitando. Cuando asumí como ministro de Gobierno alargamos la carrera policial de 2 a 4 años. La carrera de suboficial, de 1 a 2 años. Hoy los que se incorporan tienen una formación mínima de 2 años. Y le dimos la posibilidad de que salgan técnicos, bajo control del Ministerio de Educación de la Nación, con la Tecnicatura en Seguridad Pública. Y después firmamos un convenio con la Universidad del Nordeste para que puedan ser licenciados en Seguridad Pública. Me parece que en materia educativa hemos dado un paso enorme. Por supuesto que falta, pero el primer paso es un paso educativo, de formación y después de selección. Esta carrera no tiene que ser una salida laboral solamente, sino una selección de los que tienen la vocación de servir a la comunidad, que es lo difícil. Después hay que poner mayor infraestructura y equipamiento, que es lo que se hace permanentemente.

—¿Piensa impulsar una política de género, de ser electo?             
—Cuando era ministro creé el primer Centro de Contención para mujeres víctimas de violencia. Creamos 9 comisarías de la mujer u oficinas. Hay que seguir extendiendo este trabajo, porque es preocupante, pero es una problemática que tiene hoy la sociedad.

—¿Analiza la posibilidad de incorporar a una mujer en el STJ, de ganar en octubre?
—Nosotros no tenemos problemas con las mujeres más allá de las capacidades. Hay muchísimas mujeres -la gran mayoría diría- en el Poder Judicial. Nuestras dos candidatas a diputadas nacionales son mujeres: Estela Regidor y Sofia Brambilla. La mujer está hoy preparada para ocupar cualquier rol en la sociedad.

—¿De acceder al Gobierno, continuará las gestiones por el traspaso de Transnea?  
—Por supuesto. Comparto el punto de vista del Gobierno Provincial en este tema energético, que es técnico. Me parece que el Estado lo puede hacer mejor.

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—¿Cuál es el aporte que Valdés ya le hizo a la política?
—La pasión de tratar de hacer las cosas bien. De que nuestra sociedad se desarrolle. Cada uno de los cargos que tuve los desempeñé con pasión. Y trato de mejorar día a día.
—¿Y qué le aportará a la provincia en el caso de ser gobernador?
—Voy a hacer lo mismo. Trabajar incansablemente para que todos los días cada ciudadano de Corrientes esté un poco mejor, paso a paso, despacito, dedicándome full time a esta actividad que para mí es una vocación de servicio hace muchos años, no una salida laboral.

Amor, familia, amigos, River y Cabral

—¿Cómo vive su familia esta designación?
—Bien. Acompañando. Te cuento una anécdota: yo conocí a mi mujer en la facultad, y ella dice que me vio la primera vez en una asamblea pregonando los principios de la Reforma Universitaria cuando militábamos en Franja Morada, así que conoce mi vida política desde el primer día. Entiende, me respeta, sabe que yo defiendo lo que pienso y mis ideales.

—¿Qué dicen sus amigos?
—No tuve tiempo de hablar con ellos porque no paramos todavía. Después del acto comí algo y salimos a Virasoro. Volví y uno de los primeros conocidos que vengo a ver, está acá haciendome una entrevista. Ya vamos a tener tiempo seguramente. Ahora hay que trabajar para ganar las elecciones.

—En nombre de los saladeños, tengo que pasarle una factura, porque Juan Bautista Cabral no nació en Mercedes.
—Lo que pasa es que… ¿De qué equipo sos?

—De Cabral…
—Yo soy de River. No conozco tu equipo, pero bueno. La verdad es que ‘el que tiene boca se equivoca, y el que no, se calla la boca’. Yo soy un gran estudioso de la historia y me gusta mucho la historia de Corrientes, sobre todo la historia política. Y bueno, dije eso de Cabral. Son cosas que pasan.
Hay periodistas que tienen días buenos y días malos. ¿No es cierto?

—Por supuesto.
Bueno. Un furcio lo comete cualquiera.

—Por eso hay que desdramatizar el hecho.
—Por supuesto, pero hicieron leña…

Charla con el Viejo

 

 Gelmi, vamos a hacer una nota sobre usted!
-¡Estás loco!
— No importa. No cualquiera cumple 60 años con el periodismo.
— Te agradezco, pero paso.

Así empezó esta charla hace algunas charlas, de esas que cada tanto se producen y reproducen en el pasillo de la Redacción, o incluso en la oficia de este veterano de la prensa regional y decano del periodismo de Corrientes. Carlos Alberto Gelmi, de él se trata. Del jovencito que un día como hoy, pero del año 1957 ingresó al diario La Provincia a hacer sus primeras oraciones en alguna de las 3 máquinas de escribir que había disponible en ese viejo diario sobre el que años más tarde se fundaría El Litoral.
Gelmi era cronista. Buscaba sus datos y componía sus notas cuando alguno de los “periodistas” terminaba de ocupar ese aparato de hierro, lleno de teclas que aprisionaban el mundo de las letras, el universo de las palabras. Teclas con resortes cuyo mecanismo hoy se puede escudriñar sólo con algún instructivo de Youtube. O en un museo.
Gelmi fue también ese joven precocido en los gajes del oficio en una aldea como la de Corrientes, a finales de la década del 50 del siglo pasado, que juntó fuerzas y unas pocas cosas (pava y mate, por ejemplo) y fue a Buenos Aires, donde el 12 de septiembre de 1959 se convirtió en personal del diario Clarín: la creación de Roberto Noble que unos años después llegó a dirigir, ni más ni menos.
Gelmi es el encumbrado periodista que decidió volver en el año 1974 y que desde entonces, ya de esto hacen 43 años, dirige periodísticamente el diario El Litoral.

— Pasó por todas las etapas de la profesión, usted…
— Sí. Casi. Desde Gutenberg hasta hoy, vi todo: el sufrimiento de aquellos años y los encantos tecnológicos de hoy.

No miente Gelmi cuando dice eso de Gutenberg, aunque no lo haya conocido al creador de la imprenta. Es que trabajó con aquellos artesanos del oficio que debían componer las páginas de los diarios en chapones con tipos móviles que luego iban a las rotoplanas con las que se imprimían las hojas que hoy se llaman diarios.
Vio cómo se desparramaban esas tipografías (producto de algún descuido o accidente) y cómo el trabajo de horas volvía a empezar. Vio y sufrió las carencias de aquel sistema cuya pobreza repercutía en la calidad del producto final que se ofrecía los lectores:
-Una vez escribí una nota sobre algo relacionado con los mamuts. Hasta que me llamó el titulero y tuve que cambiar el título…
— ¿Por qué?
— Porque teníamos una sola m.

Gelmi recuerda y compara. El diario La Provincia tenía un solo fotógrafo, que además era el fotógrafo forense de la época: Carlos Delgado. Hoy son más y no sólo sabe cuántos son sino sus nombres. De los más antiguos retiene incluso vida y obra. Pero en tren de comparación, suelta una que parece de cuento, pero que grafica el cambio de época y de tecnologías:
-Antes teníamos presupuesto para tres fotos por día. ¿Hoy cuántas fotos sacamos?
— Miles.
— ¡Ni vos sabés cuántas!
— Es imposible saber…
— Bueno, eso es lo que quiero significar. Cómo era el periodismo cuando empecé y cómo es ahora.
— ¿Y cómo es el periodismo ahora?
— Forma parte de una revolución espantosa. Gigante. Asombrosa. Pensemos en eso de las fotos y luego pensemos en la revolución de las comunicaciones. En cómo se componían las páginas de los diarios antes y en cómo, mágicamente, hoy podés ver tu página antes de que esté impresa en el papel. La evolución del oficio, como de toda la vida, es mágica realmente.

Ya entrado en confianza, Gelmi se pasea mentalmente por estos 60 años que está narrando. Tiene una memoria intacta que debe ser la envida de quienes dependen del grabador o de Google. Gelmi es una Wikipedia humana. Un reservorio de anécdotas que no entrarían sino en varios tomos que se resiste a compendiar. Nutrirían miles de páginas de memorias que se niega a escribir o a dictar.
Es un tipo viajado que conoció a colegas de los buenos en Estados Unidos. Que cubrió presidentes por Alemania, Italia, España, Japón, China, Korea. Que dice que le gusta mucho Hawaii. Que conoció los caminos y los recovecos lícitos e ilícitos de Buenos Aires. Que vive en Corrientes. Que nació en Esquina. Es el mismo tipo que una noche cualquiera cenó en silencio con un Nobel de Literatura: Miguel Angel Asturias, en el Bachín Buenos Aires.
— El tipo no era de hablar mucho. Y a mí me temblaban las piernas. Me sentaron a su lado en una cena organizada al sólo efecto de que el escritor guatemalteco conociera el famoso bar del que habla el tango de Piazzola y Ferrer. Así que cené con un Nobel y casi que no crucé palabra con él.
Ríe a carcajadas, aunque se arrepiente, al parecer, de no haber hecho lo de siempre: preguntas.
Contada por él, esta sería una gran historia. Un aguafuerte, o una sencillería de esas que cada tanto publica hasta el día de hoy. Pero se niega.
Se entusiasma no obstante con el probable resultado astronómico que daría la multiplicación de horas, días, meses y años entregados al ejercicio del periodismo. ¿Cuántos kilómetros de texto, cuántas páginas habrá escrito Gelmi a lo largo de 60 años? ¿De donde a dónde se podría empapelar con esos pliegos? ¿Cuántos huevos se podrían envolver? Gelmi se divierte con la idea de sacar cuentas sobre los kilómetros que podría unir son las innumerables líneas de texto que escribió en su vida.
— ¿No se cansa de escribir, aún hoy?
— No. Me aburre releerme, si. No las notas del día y menos las que más me cuestan. Pero no puedo releer notas viejas.
— ¿Por qué?
— No sé. No puedo.
— ¿Y cómo hace con la inspiración?
— No hago nada. A esta altura los temas aparecen solos.

Gelmi es un periodista de los viejos. De los que fueron formados en el oficio, lejos de las aulas que primero fueron escolares, después terciarias y últimamente universitarias, espacios donde se enseña periodismo o comunicación social. Lee mucho y sabe de todo. Pero a veces toca de oído.
— En realidad para ser periodista tenés que ser un poco descarado.
— ¿Usted lo fue?
— Algunas veces, pero con tonteras.
— ¿Lo descubrieron alguna vez?
— Nunca me lo hicieron saber.

(Ríe. Y como lo hace solo, tal vez lo haga de su picardía).
— El periodismo es un mundo de mentirosos –dice luego, jocosamente, pero la daga llega al hueso-. No entra en detalles, pero en esa frase está condensada la crítica y tal vez la autocrítica por los deslices en los que cayó él y la profesión a lo largo del tiempo. Un poco por cuestiones que involucran a los periodistas, personalmente, y otro poco por cuestiones más estructurales.
Gelmi sabe de esas cosas. Jugó en una aldea, pero también en la gran metrópoli. No se la contaron, y esa experiencia es la que puede exhibir aún hoy. Eso lo hace diferente, sobre todo en comparación con los nuevos modos de concebir y de hacer periodismo.
— Yo soy un periodista viejo. El periodismo que me enseñaron es el que hoy llaman antiguo: sin aditamentos. No un periodismo militante, ni de investigación, ni especializado en tal cosa. A mí me enseñaron periodismo. A secas.
— ¿Y cómo es ese periodismo?
— Es todo. Es el que hacemos todos, no sólo los que estamos en los medios. Periodismo hace el que observa perspicazmente y después puede contarlo, explicarlo.

Gelmi es un periodista gráfico, siempre lo fue, aunque a veces estuvo en radio y otras veces hizo trabajos para la televisión.
— En ambos casos hay que saber decir. Y yo tuve la inteligencia suficiente para darme cuenta de que no andaba para esos medios. Sí anduve bien como cronista para un programa que se llamó Sala de Periodistas. Lo conducía Bernardo Neustadt por Canal 7. Me pagaban bien. Me quedaron a deber también.

Cada tanto Gelmi se queja. Abrazar el periodismo con pasión a veces tiene sus costos. Y siempre son cuentas que se pagan en soledad. Por eso nunca está demás que cada tanto un periodista se replantee la elección que ha hecho de su vida. La vorágine de esta profesión, igualmente, no da tiempo. Y ante un nuevo desafío caen las flojeras y se vuelve a empezar. Basta con preguntarle a Gelmi:
— Sesenta años después, ¿volvería a elegir el periodismo como profesión?
— Si.
— ¿Se arrepiente?
— No.

Macri, Mandela, el Papa; un libro sobre Corrientes y el juego rústico de Colombi

Si un detalle bastara para definir el presente de un momento histórico y de “relaciones carnales” (1) entre el refinado macrismo nacional y el bucólico colombismo vernáculo, el mismo se exhibe sin impostaciones en la antesala del despacho presidencial de Casa Rosada: un libro sobre estancias correntinas que propone a los invitados de Mauricio Macri un paseo por el Taragüí.
La obra de Aníbal Parera (2) está allí, casi como un descuido sobre una mesa ratona de la Secretaría Privada del Presidente. Los periodistas de la región que esperan acceder al lugar más importante de la institucionalidad argentina -que paradójicamente antes era sólo un comedor- se sorprenden por el cumplido gubernamental que simboliza, vaya si lo hace, el cambio de época.
No había semejante trato en tiempos de Néstor Kirchner. De cuando El sostenía la transversalidad. “En tiempos de Ella sólo había maltrato”, se quejan aún hoy los radicales correntinos que a veces acuden a la amnesia para exorcizarse de su pasado parento-kirchnerista.

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Es lunes de siesta en Buenos Aires. La temperatura por un lado y la humedad por el otro, multiplican al infinito las quejas de los porteños por el calor. En la Casa Rosada hay refrigeración de sobra, pero no alcanza a morigerar la calentura que viene de la semana anterior por la entente opositora entre el “impostor menos confiable de la política nacional”, Sergio Massa, y todos sus ex amigos, aquellos de los que se había separado por las esquirlas de otras traiciones.
En eso se hace la hora. Una puerta se abre y se deja ver el despacho del Presidente de la Nación: impoluto, millonariamente remodelado entre la última década y el último año. En el fondo el viejo escritorio, testigo mudo de éxitos y fracasos, de avances y retrocesos. De las mayores glorias y de las peores tragedias del país. Una computadora, un velador, un portapapeles-lapiceras de bronce. Portarretratos de la actual familia del ex jefe de Boca Juniors y muchos oficios encarpetados. Ningún libro a la vista.
El ventanal que da al jardín del fondo, hacia “El bajo”, deja entrar luz a la sala. Cortinados de colores naturales y la Bandera completan la escena solemne que envuelve de un halo especial al remedo del Sillón de Rivadavia.

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Sólo Dios sabe de aquel sillón. El que ofrece reposo a los mandatarios de estos días no fue el que usó Bernardino sino el que llegó para la primera presidencia de Julio Argentino Roca. Data de 1885 y está hecho de madera de nogal italiano. Fue decorado con la técnica “dorado a la hoja”, con láminas de oro, y adquirido en la Casa Forest de París a fines del siglo XIX. Ha sido utilizado desde entonces por todos los presidentes.
Un manual consultado dice que hace unos años Cristina Elisabet Fernández mandó a recuperar antiguos sillones de madera que había adquirido el propio Julio Argentino. Fueron lustrados y retapizados en cuero color crudo para acompañar la clásica mesa de reuniones que está en el punto culminante del despacho presidencial.
Así se compone actualmente el mobiliario de mando. Se completa con varias mesitas auxiliares. Una en particular sostiene, en el fondo y en blanco y negro, un retrato de Nelson Mandela: un inspirador del presidente Macri.
Dicen que el espíritu de convivencia y reconciliación contenido en el libro “La sonrisa de Mandela”, de John Carlin, ayudó a Mauricio a superar situaciones difíciles con gente muy distinta a él. También, aseguran algunos conocedores del mundo Vaticano, que fue aplicado por el propio Papa Francisco para construir una nueva relación política e institucional con Macri.
Uno podría pensar que Mandela estaría complacido con el reconocimiento y los halagos del primer mandatario argentino, pero tal vez haría algunas observaciones por la distancia que se registra entre las buenas intenciones del “populismo cool” (3), rabiosamente democrático, eso sí, y la severa matriz político-económica neoliberal con la que hace equilibrio su confeso admirador.
Si viviera Mandela, contradiciendo la lógica anterior, tal vez hablaría con Macri de los temas más reales y dañinos que esas viejas nomenclaturas de la política de izquierda y derecha, herencia de la Revolución Francesa. Tal vez hablarían de la grieta. ¡Vaya grieta la de Sudáfrica! Blancos y negros. Como acá, pero a los tiros.
No es casual, por eso mismo, que el montaje de esa mesita incluya también al CEO del cristianismo. Y pese a todo lo que se dijo sobre la adustez del Papa a la hora de recibir a su ex vecino de cuadra (4), dos fotos se exhiben en el pequeño mostrador: en compañía y en soledad, Mauricio Macri se muestra con Jorge Bergoglio, pero el de versión sotana y solideo blanco.
Sean amigos o no, una foto con el “Papa peronista” (5) claramente deja dividendos en términos políticos y simbólicos. No es poco para ese lugar y para este momento.

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Se sabe oficialmente que además de restaurar sillas de la época de Roca para los visitantes del presidente, CFK mandó a recuperar y colocar en su despacho antiguos cuadros de sus próceres preferidos: José de San Martín, Manuel Belgrano, Mariano Moreno y Manuel Dorrego.
El presidente Macri optó por sacar esos cuadros de los próceres de la Revolución de 1810 para poner gigantografías de la ciudad de Buenos Aires y otras piezas de arte contemporáneo: optical art, abstracto, algunas notas del neoplasticismo de Mondrian y obras de Luis Benedit, el pintor que coleccionaba “Amalita” Fortabat (6).
-¿Por qué sacaron a los próceres?
-Esto es mejor. Los otros te miraban feo todo el tiempo -argumentó el vocero Iván Pavlovsky, buen anfitrión de la entrevista-.

En realidad, según se supo en su momento, Mauricio Macri se afectó negativamente por el gusto con el que estaba decorado el despacho: anticuado y ambientado como un museo. Dicen que tenía dolores de cabeza y ningún analgésico le hacía efecto. Por ello no sólo quitó las pinturas sino que mandó a curar energéticamente el salón, tal vez siguiendo a su guía budista, según escribió en su momento un periodista metropolitano.
Y hablando de símbolos y de limpieza, Macri también mandó a sacar la mesa larga que encabezaban El y Ella y la reemplazó por un coqueto living (madera y telas en color crudo) recostado sobre el hogar de hierro fundido, madera labrada e incrustaciones de metal dorado. Es el centro geográfico de la sala. En el fondo, el sillón de Roca que suple al de Rivadavia; en el frente, por donde entran los visitantes, una mesa redonda, más bien chica. Living y mesa redonda. Poder horizontal, cercano, empático, trabajo en equipo. PRO.

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Todo está listo. Los equipos de grabación preparados. Libretas abiertas.
Además de los periodistas que ya estaban acomodados para escuchar al Presidente -perfectamente identificados con cartelitos de mesa hechos para la ocasión-, todo el gabinete comunicacional de Presidencia: el vocero Pavlovsky, el subsecretario de Comunicación Pública, “Juano” Gentile, y el secretario de Comunicación Pública, Jorge Grecco.
Atentos y tomando nota, pero en silencio absoluto, los cancerberos rococó de contenido macrista se limitaron a explicar la modalidad de charla y a cronometrarla.
Cumplidas las formalidades, la enorme puerta fortificada de madera color caoba del fondo de la oficina se abre y entra Macri: zapato marrón, pantalón y saco azul, camisa blanca cuadriculada con líneas oscuras, un tanto ojeroso, cansado y con media voz producto quizás de haber gritado los goles de Boca del día anterior (7) o de haber maldecido todo el fin de semana largo a los impíos de la política tradicional que le clavaron la daga del Impuesto a las Ganancias.
Eran horas cruciales para este segundo fin de año del Gobierno. Las reuniones se sucedían y se suceden todavía hoy con el fin de frenar ese intento o de encontrar, en el mejor de los casos, tiempo y luces suficientes para convertir la derrota al menos en un empate que disimule la falta de experiencia o de timing legislativo, claraboya por la que se han colado, desde el minuto uno, las derrotas políticas del nuevo régimen.
Macri saluda uno a uno. A los hombres, apretón de manos y mirada fija a los ojos. Un beso a la mujer. Se sienta, se acomoda y ordena:
-Empecemos.

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El marido de Juliana Awada y papá de Antonia (y de Agustina (34), Gimena (31) y Francisco (27), de su primer matrimonio con Ivonne Bordeu) reconoció, ante preguntas de El Litoral, no que mintieron pero sí que “generamos expectativas que no cumplimos porque el punto de partida fue catastrófico”.
No es menor que lo diga, ya que si bien pone en la columna de la “herencia recibida” parte de los fracasos iniciales del Gobierno, relativiza el relato de los súbitos alcahuetes del poder que intentan depositar en la mochila de la oposición la generación de expectativas que responden a la lógica de Baglini (8).
Ese razonamiento dice que “el grado de responsabilidad de las propuestas de un partido o dirigente político es directamente proporcional a sus posibilidades de acceder al poder”. Aplicándolo al gobierno de Cambiemos, dejaría a más de uno con la boca abierta a la luz de los resultados. O le daría a esos mismos la oportunidad de mantenerla cerrada. Pero ese es otro análisis.
Siguiendo con la entrevista, Macri también dijo que espera “que se me juzgue por si puedo o no reducir la pobreza”. Se le reconoce haber puesto en valor al Indec -pese a que aún hay varios índices y todos muy distintos- y ahora se espera que los gobiernos provinciales, entre ellos el de Corrientes, puedan seguir la misma línea con sus oficinas estadísticas, de receso estratégico hace años.
A propósito de Corrientes, el Presidente sostiene que “necesita conectividad”, que “lo único que tiene son caminos destruidos y está aislada del país”.
Dijo asimismo, respondiendo a El Litoral (pero de Santa Fe, insospechado de inmiscuirse en la interna de esta provincia) que “los gobernantes que sólo pagan sueldos no aportan mucho” a la comunidad. Algunos dirigentes peronistas hicieron interpretaciones locales sobre esta afirmación general, ciertamente sustentada en un sentido de responsabilidad gubernamental que excede la lógica del almacén de pueblo.
No obstante, siguiendo esa línea de conceptualización económica, Macri aseguró estar convencido de que “la inflación es la mayor estafa que uno le puede hacer a los que menos tienen” y que trabajan en revertirla. Se trata de un trabajo arduo, de largo aliento. Más aún: “Este cambio de época requiere de coraje, autenticidad, visión de largo plazo”, enumeró.
Reconoció asimismo que “todavía hay mucha gente enojada” y que “razones tienen porque se les mintió mucho durante muchos años”.
Verdadero. Siempre fue así.
Ahora mismo sucede con aquello del aluvión de inversiones, con la devaluación, con el segundo semestre, con la desocupación, con la pobreza cero. Con el aumento de las tarifas (despacito o todo junto) y con el anuncio, hecho por el propio Presidente, de que el calor de este verano vendrá con cortes de luz.
(Y a propósito de la mentira, en algunas radios correntinas todavía resuena como eco el jingle oficial más descarado de los últimos tres lustros: “La cortamos con los cortes”).
Por eso mismo “estoy apostando desde el primer día al valor de la palabra”, insistió Macri, y a quienes lo acusan de usar los mismos métodos del kirchnerismo (la eficiente disciplina de la billetera) los desafió: “Si alguno sale a decir que hay presiones debería caérsele la cara de vergüenza”.
En eso estaba. Hablaba relajado y exponía a la perfección su solvencia en temas específicos de las regiones que atiende a través de los medios provinciales agrupados en bloques. De repente se irguió, pidió disculpas y se fue:
-Un segundo muchachos, tengo que hacer una escala técnica.

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La parada demandó varios minutos. Los periodistas, mientras tanto, dialogaban de cualquier cosa, hasta que alguien hace una pregunta inquietante:
-¿Ustedes saben cuál es el paradero de “Lole” Reutemann? -senador crucial para el oficialismo, que hace bastante tiempo está retirado en cuarteles de silencio-.
Los asesores se miraron, ninguno puede responder esa pregunta.
-Tal vez el Presidente lo sabe -arriesgó uno de ellos-.

-¿Saben cómo votará “Camau” Espínola el Impuesto a las Ganancias en el Senado? -tanteó El Litoral-.
-Silencio. Risas. Luego silencio: vuelve el Presidente.

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La ronda específica con cada provincia se cumple y El Litoral avanza sobre la coyuntura.
-¿Colombi es el cambio? ¿Qué tendría para aportar que no haya aportado después de 15 años?
-La política de Corrientes en sí misma constituye una situación particular. No son las generales de la ley. Valoro mucho que Ricardo (Colombi) sea un tipo de larga tradición política que haya creído en el cambio y entendido la necesidad de una política más cerca a la gente, ligada a la obra. Es un hombre que está siempre muy encima de las obras y de las transformaciones que hace en su provincia. (Y) está preparando en su equipo distintos candidatos para continuar.

-¿Tienen candidatos?
-Creemos que hay gente muy preparada y capaz, a la que se agrega gente de otros espacios de Cambiemos. Surgirá en algún momento el candidato con más apoyos para ir a elecciones contra, seguramente, (Camau) Espínola y alguien más…

-¿No descarta un candidato del PRO?
-No. Será un candidato de Cambiemos.

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El Presidente da por terminada la entrevista y sus asesores le indican que aún queda tiempo para una foto grupal. Accede, y mientras tanto, hay espacio para una última pregunta. Tiene que ver con su amigo el gobernador de Corrientes.
Dicen que hay mediciones que le dan muy bien y que en ello podría sustentarse la estrategia electoral de ECO para 2017. Desdoblar elecciones permitiría, por caso, que Colombi vaya varias veces de candidato. ¿Qué hará? Nadie lo sabe aún.

-¿Usted cómo lo ve a Colombi, Presidente?
-Es un dirigente muy importante, una persona muy inteligente.

-Si se queda desocupado el año próximo -las deidades no lo permitan- ¿lo traerá al Gabinete?
-A jugar al fútbol lo vamos a traer.

Colombi en realidad ya juega el picadito de los miércoles con el equipo de los amantes de Gilda y de los globos amarillos. Por eso, ya en la despedida, el vocero Pavlovsky completa la respuesta del Presidente.
-Es rústico. Colombi putea mucho pero no se mueve.
Quien esto escribe quiere suponer que hablaba del juego…

Referencias
1. La frase pertenece a Guido Di Tella. Fue un ingeniero, economista y político argentino, ministro de Relaciones Exteriores durante el menemismo. “Relaciones carnales” fue la expresión con la que el ex funcionario buscó demostrar el alineamiento de la Argentina con los Estados Unidos. Se remonta a 1991. Di Tella la pronunció en un encuentro con las máximas autoridades del Banco Interamericano de Desarrollo, en Washington, explicando la política que la Argentina quería mantener con los Estados Unidos.
-No queremos tener relaciones platónicas: queremos tener relaciones carnales y abyectas.
2. “Estancias de Corrientes”. El libro fue presentado en diciembre pasado con invitación del Gobierno de Corrientes.
3. Populismo cool: categoría propuesta por Beatriz Sarlo en el marco de un ensayo publicado por la revista Noticias el 7 de diciembre pasado.
4. Vecino de cuadra: la Catedral y sede del Arzobispado de Buenos Aires se ubica enfrente del edificio y despacho que hasta 2015 usó el jefe de gobierno porteño, que no era otro que Macri.
5. “Papa peronista” fue la calificación que el gobernador Ricardo Colombi otorgó a Jorge Bergoglio en una entrevista con El Litoral publicada el 3 de abril de 2016. (www.ellitoral.com.ar/407146)
6. María Amalia Sara Lacroze Reyes de Fortabat (Buenos Aires, 15 de agosto de 1921 – 18 de febrero de 2012) fue una empresaria, multimillonaria, filántropa, mecenas y coleccionista de arte argentina. Nacida en el seno de una familia aristocrática, sus primeros idiomas fueron el francés y el inglés. Durante su juventud se convirtió en un ícono de la moda de la clase alta y participó en diversas obras benéficas.
7. En un emocionante partido, Boca Juniors ganó el Superclásico en cancha de River. Fue 4 a 2 a favor del equipo del Presidente y de Barros Schelotto.
8. En Argentina se denomina “teorema de Baglini” a un concepto que sostiene que el grado de responsabilidad de las propuestas de un partido o dirigente político es directamente proporcional a sus posibilidades de acceder al poder. Fue enunciado en 1986 por Raúl Eduardo Baglini, abogado y político argentino, que ha ejercido como diputado y senador nacional entre 1983 y 2003.

Macri: “Corrientes necesita conectividad; lo único que tiene ahora son los caminos destruidos y está aislada del resto del país”

La inquietud de estos días tiene que ver con la política y la economía, ya que si se aprueba el proyecto de Impuesto a las Ganancias impulsado por la oposición, podrían hacer zozobrar los 16.000 millones de pesos en obras que se anunciaron para Corrientes.

¿Esos fondos se verán afectados?
Lo estamos estudiando, como dije. Hay más de $30.000 millones de diferencia y estamos viendo de dónde podríamos sacarlos. Obviamente afectará proporcionalmente a todas las provincias. No hay más remedio.
Durante estos años la obra pública con fondos nacionales fue inexistente en Corrientes y es algo que reclaman los correntinos.
Después de más de una década de abandono que tuvo Corrientes por no disciplinarse políticamente al gobierno nacional, hoy tiene en marcha el programa de obra pública más importante de su historia. Hay muchas rutas, una mejora en el aprovechamiento de la hidrovía y el ferrocarril está en vista de tener una propuesta inteligente. Dentro del Plan Belgrano aspiro a que Corrientes recupere la conectividad con el país y con el mundo, que haga que una de las provincias con mayor potencial pase a liderar la etapa de crecimiento.
En la última campaña para gobernador se hicieron promesas sobre el segundo puente y la autovía que nunca se cumplieron. ¿Nación se comprometería con Corrientes a financiar esas obras a pesar de una eventual derrota electoral?
Absolutamente. Trabajo para los correntinos y para Corrientes un nuevo puente con Chaco es fundamental. Y esa autovía ahorrará tiempo que permitirá mejorar la calidad de vida a la gente y que cuidará la vida, porque el nivel de accidentes que hay es tremendo, igual que en el Chaco entre Sáenz Peña y Resistencia. Son cosas que hay que hacer. Las obras le cambian la vida a la gente. Las obras deben dejar de ser un sinónimo de corrupción para ser sinónimo de alegría, futuro y esperanza.
El proyecto de un puente entre Goya y Reconquista no está en el presupuesto.
No, todavía no. Todo a la vez no se puede. Hay obras para Goya, de defensa contra inundaciones.

En Corrientes usted prometió convertir al país en el supermercado del mundo. También obras. Anunció la radicación de Coca Cola y un acuerdo con productores. En paralelo los números dicen que en el país hay 30% de pobreza, que en el norte llega al 40%. ¿En qué etapa está de sus promesas? Sobre todo en temas de trabajo, desarrollo, salud, pobreza…
Hemos puesto en marcha un gobierno con gente muy preparada, honesta, con buenas intenciones. En este año se consolidaron como equipo y el próximo andará mejor. La obra pública se puso en marcha. En noviembre hubo récord de (producción) de asfalto, significa que estamos construyendo rutas por todos lados. Corrientes necesita conectividad, tiene muchísima riqueza. Lo único que tiene ahora son los caminos destruidos y está aislada del resto del país. Es una buena etapa. Creo que en ganadería, agricultura y con el polo maderero, Corrientes tiene enormes posibilidades de crecimiento.

Uno de sus méritos más grandes fue poner en valor al Indec. ¿Habla con los gobernadores para hacer sustentable el sistema estadístico nacional?
Sí. Estamos exigiéndoles los mismos niveles de compromiso con la transparencia, de gobierno abierto, para publicar los datos en internet y que ustedes o cualquier ciudadano pueda chequear, controlar y aportar mejores ideas.

 

Para las elecciones 2017, un candidato de Cambiemos

El presidente Mauricio Macri no le esquivó a las preguntas específicamente electorales, más allá de que se dedicó a cuestiones más generales de su gestión. Tampoco evitó hablar de la interna del frente ECO+Cambiemos y de las cuestiones conceptuales que envuelven en contradicciones el hecho de que un gobierno como el de Ricardo Colombi adhiera al cambio siendo parte de un proceso de 15 años, 11 de los cuales lleva gobernando casi con las mismas personas.
Sobre la coyuntura provincial se manifestó en estos términos.

El Gobierno de Corrientes es su aliado y allí se habla mucho del “cambio”. ¿Para usted el Gobierno de Corrientes, que lleva 11 años en el poder, significa el cambio? O mejor, ¿cree que esos funcionarios tienen aún algo para ofrecer después de 15 años?
-La política de Corrientes en sí misma es una situación particular. No son las generales de la ley. Y pasa en muchas provincias que la realidad local es distinta a la nacional. Valoro mucho que Ricardo (Colombi) sea un tipo de larga tradición política que haya creído en el cambio y entendido la necesidad de una política más cerca de la gente, ligada a la obra.
Es un hombre que está siempre muy encima de las obras y de las transformaciones que hace en su provincia. (Y) está preparando en su equipo distintos candidatos para continuar. Creemos que hay gente muy preparada y capaz, a la que se agrega gente de otros espacios de Cambiemos.
Surgirá en algún momento el candidato con más apoyos para ir a elecciones contra, seguramente, (Camau) Espínola y alguien más.

¿No descarta un candidato del PRO?
-No. Será un candidato de Cambiemos.

 

“El gobernante que sólo paga sueldos, no aporta”

El Litoral (Santa Fe): Le pregunto sobre el cobro de las primeras cuotas de la sentencia a favor de la deuda que dejó el gobierno anterior.
Mauricio Macri: Son deudas que tienen décadas y que se paguen todas de un saque… Santa Fe, Córdoba y San Luis fueron muy beneficiadas con el fallo que les permitió salir de ahogos financieros profundos. Ahora espero que Santa Fe, como las otras provincias, mejore la calidad del presupuesto y aumente la inversión, porque la calidad de un gobernante se mide por la capacidad de hacer obras. Si solamente paga sueldos, no le aporta mucho a la comunidad. Lo que sirve es hacer obras que generen aumento de capacidades económicas, como rutas, energía y puertos, o en calidad de vida como salud y educación pública, donde tenemos una deuda enorme todos los argentinos.

Ganancias: mesura y pedido a las provincias

Norte (Chaco): ¿Qué tiene pensado hacer si finalmente el Senado aprueba el proyecto de Ganancias?
Mauricio Macri: No me adelantaría. Confío en la sensatez de los senadores, que velan por las cuentas públicas de sus provincias, las que en la mayoría de los casos están con problemas severos de déficit, como lo tiene la Nación.

La hidrovía es una necesidad fundamental

“La hidrovía es algo fundamental, llegando a Brasil, es una oportunidad única que tenemos y la tenemos que poner en valor. Lo mismo que para fomentar la exportación misionera, como hicimos en Tucumán y Mendoza, arreglar el tema del aeropuerto para que pueda tener más capacidad en la exportación de carga.“La hidrovía es algo fundamental, llegando a Brasil, es una oportunidad única que tenemos y la tenemos que poner en valor. Lo mismo que para fomentar la exportación misionera, como hicimos en Tucumán y Mendoza, arreglar el tema del aeropuerto para que pueda tener más capacidad en la exportación de carga.

Marcos Peña: “El desafío de ECO+Cambiemos es presentar una renovación de candidatos”

 

Esta entrevista cambió tanto de lugar, horario y modalidad que era razonable pensar en su caída. Víctima de una agenda abultada que debía desarrollarse en un puñado de horas, esta charla con el Jefe de Gabinete de la Nación fue más bien acotada y tuvo lugar el viernes en un pequeño salón preferencial de la zona de embarque del Aeropuerto “Fernando Piragine Niveyro”.
Sentado en un sillón tipo Basili de caño cromado y símil cuero negro, Marcos Peña Braun esperó a los periodistas más bien relajado. En principio iba a ser una charla con periodistas de los diarios. Al final pasó de todo y algunos incluso no fueron a la cita, por lo que el intercambio fue casi exclusivo. En la sala, además del periodista y fotógrafo de El Litoral, un colega multiplataforma que filmaba.
Peña tiene preparación en el tema de las entrevistas y hasta podría decirse que está hiper entrenado en el manejo de las preguntas y las respuestas-slogan, muy común en estos tiempos de la política pos-comité, más afecta a la televisión y a las redes sociales.
El ministro dio por terminada la entrevista para un canal de televisión y en el medio apareció otro, fuera de agenda, que no obstante llevó adelante su intercambio. Los publicistas del asesor de Estado más influyente del país aprovechan las ofertas y pasean al hombre, joven pero canoso, amable en el trato, de pantalón azul marino y camisa celeste PRO por las más variadas situaciones periodísticas. Lo importante es estar, aparecer, copar el escenario mediático, simbólico.
Mientras todo esto sucedía, fuera de la austera salita VIP de la terminal aeroportuaria de Corrientes aguardaban el gobernador Ricardo Colombi y una larga lista de dirigentes hambrientos de flashes y posicionamientos internos dentro de una alianza cada vez más grande.
El mandatario se movía exultante y no era para menos: acababa de recibir el mayor respaldo político de los últimos tiempos, muy necesario para arremeter el futuro electoral de cara a 2017, sobre todo después de la caída de la reforma constitucional que promovía, y lo que dicen era su pretensión re-reeleccionista.
Tan contento estaba Colombi que por momentos hizo de agente de prensa. Negoció él mismo con los ayudantes de Peña para que aceleren el contacto con los diarios, apenas minutos antes de que el Tango 10 devuelva al funcionariado a la fortaleza de Balcarce 50:

Ministro. El Gobierno lanzó el (plan) Ahora 18; anunciaron un bono de fin de año… ¿Qué otra política habrá que esperar para reactivar el consumo hasta fin de año?
Centralmente lo que hablamos: de continuar con la baja de la inflación, del aumento de la obra pública, de la recuperación del salario real, de la mejora del crédito, de las economías regionales. Son todas herramientas, procesos, que llevan una maduración natural.

Estamos en un proceso que, creemos, nos lleva hacia el crecimiento. Y estas herramientas puntuales como otras pueden servir para generar ese estímulo, la reparación histórica de los jubilados y otras herramientas más.
Pero creo que tenemos que tener calma, saber que no es de un día para otro que se logra salir de una situación económica tan complicada como la que teníamos, pero estamos yendo por buen camino.

Logran un acuerdo con la CGT, piden el esfuerzo de las empresas para evitar despidos y al otro día organizaciones empresariales salen a poner en duda ese entendimiento. ¿Usted cree que hay acompañamiento de las empresas o todavía se resisten? ¿Se puede pasar el año en paz o hay que esperar alguna crisis?
No vemos razones para ninguna crisis hasta fin de año. Creemos que el espíritu de la Mesa del Diálogo, la Producción y el Trabajo ha sido muy claro. Tanto con el bono de fin de año como con la vocación de evitar despidos sin causas o generación de conflictos puntuales.
Pero además vemos que las estadísticas que se mencionan en el propio acta firmado por la CGT y los sectores empresariales: estamos en un incipiente proceso de creación de empleo, no de disminución de empleo. Hay sectores que están en conflicto, particularmente algunos sectores industriales, pero en general vemos que hay un proceso de incipiente recuperación del empleo.

El ministro del Interior, Rogelio Frigerio dijo que están abiertos a recibir sugerencias en cuanto a la reforma electoral. ¿En cuanto a Ganancias también?
Con respecto a Ganancias iniciamos un proceso de consenso bastante amplio con los gobernadores que son los que pagan la mitad del Impuesto a las Ganancias. Con el Congreso empezamos a trabajar en esa dirección y también con los sectores sindicales. Hay que entender que este segundo paso que estamos dando en cuanto a mejoras del Impuesto a las Ganancias es una mejora de 27 mil millones de pesos (porque este año ya dimos una mejora de 50 mil millones) y es una mejora prácticamente para todos los que pagan el impuesto.
Si hay mejoras, o ideas que no hemos contemplado, creemos que es importante respetar el marco de política fiscal, porque si nosotros no tenemos una política de reducción del déficit fiscal, al final del día eso es dinero de la gente porque eso vuelve por otro lado.

Como jefe de Gabinete, ¿cuál es su visión acerca de los cuestionamientos que se hacen al equipo que dirige? Que es muy grande, que va y viene, etc. ¿Cuál es el balance que hace de eso?
El balance para mí es muy positivo. Se ha logrado hacer una enorme cantidad de cosas este año gracias a este buen equipo de gobierno, a estos funcionarios que han puesto muchísimo compromiso para poder avanzar prácticamente en todos los puntos de la agenda que teníamos. Obviamente falta muchísimo pero vamos por un año, y después de mucho tiempo de deterioro, pero somos muy muy optimistas.

¿Qué le pasa cuando dicen que este Gobierno le da más importancia al marketing que a la política?
Me parece que siempre puede haber intentos de descalificar pero en la realidad es el gobierno que más ha logrado construir vínculos con los gobernadores, con los dirigentes sindicales, con dirigentes sociales, con el Congreso que está activo y funciona. Es un gobierno que ha integrado una diversidad de dirigentes políticos a su gabinete, con lo cual creo que hacemos política y de la buena.
No creo que haya una nueva o una vieja política, hay buena política o mala política y hace 15 años que con Mauricio Macri estamos trabajando en la construcción permanente de política.

Cuando hay gente cercana al gobierno (como Emilio Monzó), o intelectuales (como Sergio Berenstein) que dicen que este gobierno tiene momentos, que tiene luces y sombras ¿Qué le pasa a usted? ¿Cuáles serían las luces y cuales las sombras del gobierno de Macri?
En todo caso eso lo tienen que decir los que lo plantean. Nosotros creemos que todo gobierno tiene dificultades, tiene aprendizajes, es natural que así sea y siempre lo hemos dicho. El Presidente ha planteado que prefiere un equipo que hace 10 y se equivoca en 3 y acierta en 7, y no un equipo quiere hacer 3 todo perfecto y al final no hace nada. Y en ese sentido creo que lo más importante es la coherencia entre lo que prometimos y lo que estamos haciendo.
La forma de gobernar, la forma de gestionar, las prioridades, no hay prácticamente ningún tema que hayamos prometido en campaña que no hayamos encarado. Creo que eso es lo más importante porque logramos la confianza de la sociedad y sentimos esa confianza muy fuertemente.

¿Cuál es su visión acerca de la política de comunicación del Gobierno? Hay mucho ruido un poco por las leyes que promueven y otro poco por las controversias que generan el cierre de medios, el despido de trabajadores, o el caso del cierre y traslado de la sala de periodistas de Casa Rosada.
Creo que ha sido un año de enorme fortalecimiento de la libertad de expresión, de mejora de la relación del Estado con la prensa luego de muchos años de presión, de extorsión y de injerencia del Estado en los medios.
No sólo hemos promovido y obtenido la media sanción en el Senado para la ley de pauta oficial sino también sancionamos la Ley de Acceso a la Información; hemos transparentado y mejorado el sistema de medios públicos, despolitizándolo; hemos trabajado en una permanente política de conferencia de prensa, en diálogo con el periodismo.
Obviamente sabemos que fruto de la exorbitante pauta oficial que el Estado daba hasta el año pasado como herramienta política, se generó un desfase en algunas empresas mediáticas. Obviamente lo miramos con preocupación, centralmente porque creemos que los empresarios que recibieron mucha de esa pauta oficial se tienen que hacer responsables de los trabajadores. De eso hemos sido muy claros desde el primer día.
En el caso de la Casa Rosada (mover la sala prensa a un lugar más alejado del paso de los funcionarios) también creemos que el cambio propuesto es para mejorar las condiciones de trabajo, pero lo vamos a hacer todos juntos. Hemos dado muestras de sobra de nuestro compromiso con la independencia del trabajo de la prensa.

Hay una cuestión que destaca todo el mundo, y que es poner en valor las estadísticas nacionales. En Corrientes hace tiempo que no hay estadísticas y muchas de las razones que esgrimen los funcionarios es que no hay articulación con la Nación ¿Cuánto tiempo más hay que esperar para tener estadísticas confiables en todo el país?
Este es un proceso de reconstrucción, claramente. Y no tengo un cronograma específico para Corrientes, pero se ha hecho un trabajo muy importante con (el titular del Indec Jorge) Todesca a la cabeza, para justamente sanear y empezar a tener un mapa estadístico más confiable, sea en temas de pobreza, desocupación, la inflación, como cualquier otro tema.
Y sobre todo cambiar la cultura, de entender que no da todo lo mismo, que es muy difícil gobernar si no tenés esos instrumentos de precisión.

Cuando hablan de cambio, a propósito del lanzamiento de ECO+Cambiemos en Corrientes ¿Usted cree que el Gobierno de Corrientes representa el cambio del que hablan mientras que la misma matriz lleva más de 15 años?
Pasa que la cuestión del cambio tiene que ver sobre todo con la mirada de transformación, de trabajar con la gente y vemos que en ese sentido aquí se viene haciendo un trabajo muy importante y lo respaldamos plenamente. Obviamente ahora surgirá el desafío de ECO+Cambiemos de presentar una renovación de candidatos por el tema de los mandatos.

Pero también por ejemplo cuando hablan de cambio, el Gobierno de Corrientes no está muy a favor de la boleta electrónica (pese a que se critica al FPV por haberla trabado en el Senado…)
Es que nosotros planteábamos y lo hablábamos con él gobernador Ricardo Colombi, más allá de cuál es el instrumento. Pudimos analizar si es boleta única, si es boleta electrónica, más allá del método, creo que cada provincia aporta de acuerdo a su necesidad y de acuerdo a la realidad puntual.
Pero creemos que hay una vocación de Colombi de también llevar adelante una modernización del sistema.

¿El PRO está en la búsqueda de un candidato propio para Corrientes o irá detrás de la UCR el año que viene?
Esa es una definición de la mesa de ECO+Cambiemos en la provincia de Corrientes. Nosotros somos muy respetuosos de la autonomía y del debate propio que debe darse en la fuerza.
Hay muchas fuerzas políticas que conviven en este espacio y son todas de nuestro gobierno. Obviamente el PRO, trabaja como todos los partidos y la UCR en busca de fortalecerse. Lo importante es que surjan los mejores consensos posibles para las alternativas electorales.

Los correntinos estamos curados de espanto porque desde hace mucho tiempo se hacen anuncios que no se cumplen y se ha especulado con la expectativa de la gente. Usted hablaba en conferencia de prensa que este gobierno va a producir el federalismo más importante de la historia. ¿Qué se le dice al correntino que no cree en ustedes (en tantas buenas noticias aparecen todas juntas pero se desinflan con tiempo)?
Que nosotros estamos trabajando para que no exista más esa mentira. Y eso se va a ir viendo concretamente en la inversión de las rutas que están en proceso, como el puerto, con el puente y otras cosas que se están trabajando; centralmente porque lo que nosotros valoramos es la confianza de cada uno de los argentinos y de los correntinos. Nosotros venimos, damos la cara, estamos acá, con lo cual esa es nuestra garantía.
Damos nuestra palabra y lo que más valoramos es la confianza que nos dan. No vamos a dejar de trabajar para cumplir con esas promesas.

Pepe Mujica: “No soy un líder, apenas un viejo que tuvo suerte y está vivo”

(Domingo 24 de julio de 2016). Las dudas arrecian en los momentos previos al gran encuentro pautado para las 15.30 en la sala del hotel boutique donde consiguieron alojarlo. Un equipo de periodistas llega un rato antes por las dudas. El operativo de seguridad, casi imperceptible, creció en la manzana a esa hora. Afuera una camioneta negra del PAR. Adentro, en el restorán del hotel, José “Pepe” Mujica: el ex tupamaro que hasta marzo del año pasado tenía una “changuita”: ser el presidente de la República Oriental del Uruguay.

Comió una buena picada regional, por lo que a la hora de los postres pide unos minutos de descanso. En situaciones así uno cree que todo se viene abajo. Es cuestión de fe hacer esta entrevista.

Los equipos técnicos listos, mil veces revisados, y las charlas sobre cualquier cosa hacen correr los minutos. El presidente del Instituto de Cultura, Gabriel Romero, el gestor, hace de partenaire en los diálogos sin rumbo hasta que por fin se hace ver el susodicho.

Antes, unas palabras con su acompañante y suplente en el escaño de la Cámara alta charrúa: Andrés Berterreche Alvarez. Dice que por primera vez en Corrientes, aunque tiene familia acá.

–Son los Arreta de Monte Caseros –agrega y lo ayuda a llegar.

Mujica camina lento, pero seguro y solo, a sus 81 años llevados de todas las maneras posibles. Lento y seguro. Así recorre el mundo, no sólo el living de su casa enraizada en una chacra de las afueras de Montevideo.

Mira el piso, de puro mesurado, y sólo levanta la vista cuando estrecha la mano de cada quien en código de saludo:

–Buenas tardes muchachos.

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Deja una campera tipo gabán de paño mientras le esconden el micrófono entre sus ropas más livianas -porque mientras tanto también ocurrirá una nota para la televisión-. Mujica habla cositas de Corrientes. Del clima y de la panzada guaraní que acaba de darse: sopa paraguaya, mbeyú, chipá guasú y mandioca frita rellena con queso que se consigue bajo el nombre de “tablita correntina” en el bistró de La Alondra.

Acababa de lavarse la cara y de tirarse para atrás los pelos blancos–grisáceos. Tiene los ojos cansados, hundidos, achinados, y una resignación estratégica: podría estar leyendo, mirando televisión o disfrutando de un buen baño, pero habla con periodistas porque lo multiplican.

Tiene una camisa blanca con rayas celestes, un suéter de lana azul y cuello rojo y un cárdigan de nobuk y lana marrón. Jean azul casi gastado y zapatos de cuero negro caminado tanto como un Fiat Duna puesto a la venta con el cartel “nunca remis”.

Hay quienes podrían tratarlo de demagogo, pero sería en el mismo acto desconocer que en este caso su pregón está respaldado por la vida misma: toda ella. Por la cotidianidad de este señor que optó por la sobriedad de lo justo y necesario, para andar liviano haciendo lo que hace: guerrilleando (ahora) sin armas, compartiendo con las personas, sobre todo del continente, el conocimiento recibido. Saberes absorbidos a la luz de sus tantos caminos andados, pero también en la quietud de la “sombra” de 15 años a la que lo confinó su propio país.

Es casi natural comparar conceptualmente esto que dice Mujica acerca de sus años de cárcel con aquellas “conversaciones conmigo mismo” a las que se aferró Mandela cuando purgaba (vaya si lo hizo a lo largo de 27 años) por su rebeldía en contra del apartheid sudafricano. En ambos casos las rejas sólo aprisionaron el cuerpo.

–Presidente: usted es un líder mundial, sus opiniones son tenidas en cuenta por la gente y por la clase dirigente de todo el mundo, pero sobre todo en Latinoamérica. Es un consejero. En ese rol, ¿cuál fue el mejor consejo que le dieron en su vida?

–Cuando era joven tenía la manía de leer mucho: 7 u 8 horas por día. Me refiero a cuando tenía 17 y 18 años. Tenía avidez intelectual. Y leí mucha filosofía, literatura, historia, ciencia… tal vez un poco desordenadamente, pero leí mucho.

Después me dediqué a cambiar el mundo y ya leí menos. Y quien se mete a cambiar el mundo, si queda vivo tiene suerte. Yo tuve suerte, pero… me comí unos cuantos años en la “sombra”. En esos años de tremenda soledad entré a rumiar mucho aquello que había leído en mis años de primera juventud (también estuve 8 años sin un libro).

Tal vez en ese tiempo que estuve en soledad -yo no lo sabía- fue cuando más aprendí. Porque tenía tiempo de sobra para pensar. Y para repensarme y revisar los caminos intelectuales por los que había “trillao” (transitado).

Eso fue obra de la casualidad, de las circunstancias. Si no me hubieran agarrado y metido preso, tal vez parte del viejo que está acá no existiría.

–Entonces…

–¿Qué quiero trasmitir a la gente joven? Que nunca se sienta derrotada. Los únicos derrotados son los que no vuelven a empezar. Nunca triunfamos porque los hombres tenemos mucha más capacidad de soñar que de concretar. Pero derrotado es el que no vuelve a empezar; el que no lucha por levantarse cuando cae. Y esto no es una regla en la política, es una regla en la vida.

Levantarse significa que si fracasaste en el amor, no por eso no tenés que volver a enamorarte; que si fracasaste en la familia, no por eso no tenés que tener el coraje de volver a levantar una familia; si fracasaste en el laburo, no tenés que vivir lamiéndote las heridas y teniéndote lástima a ti mismo…

El hombre es un bicho fuerte. Hay que ponerlo a prueba porque siempre puede dar un poco más. La vida da derecho a luchar por la felicidad, que no es sensorial: es el equilibrio de tener ganas de vivir.

Y yo no soy líder. Soy un viejo que tuvo suerte. Estoy vivo. Alguna cosa que digo y que es interesante no es mía, es de la vida: de haber vivido mucho. Cuantos más sopapos te dé la vida, más cosas aprendés.

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Mujica mira el techo de la sala como quien indaga entre sus recuerdos. Busca una palabra para dejar…

No debe ser fácil para un hombre que tiene tanto para decir describiendo su propia vida: su orfandad temprana, las carencias, las luchas, las ausencias, la cárcel, las fugas y otra vez la cárcel y así cuatro veces; la redención y la gloria de presidir su país para intentar modificar desde adentro lo que tanto criticó desde afuera, poniendo el cuerpo por delante: el pecho a las balas, pero también el dedo al gatillo.

No logró todos sus objetivos, tal vez, pero habla con la sabiduría y la entidad moral y política que le dio el haberlo intentado.

Y también las lecturas.

Se remite a la historia y desde ella relativiza los asombros -muchos de ellos impostados- que le provoca al progresismo el giro a la derecha de América Latina.

–Si la historia humana se ve en corto plazo, seguramente uno se queda con la impresión de distintas fotos. Pero si uno se acostumbra a mirar con tiro largo, verá la historia de las sociedades y de los pueblos como proceso, como película infinita.

El tema es que los hombres somos un poco orgullosos, petulantes. Nos creemos que triunfamos y que triunfan nuestras posiciones. Y eso es relativo. La historia humana es un constante pendular hacia formas más conservadoras en determinado momento y hacia formas más distribuidoras en otro momento. Los términos  “izquierda” o “derecha” son de anteayer, son de la Revolución Francesa. Pero si usted mira toda la historia de la humanidad se va encontrar con Epaminondas (1), con los Graco (2), con Jesús, el hijo de María; con Espartaco, con San Agustín…

–Siempre hubo de todo…

–Siempre encontramos gente que luchó en las condiciones de su tiempo y su época por tener preocupación social hacia los que van quedando más postergados y más olvidados. Y siempre hubo gente que se preocupó por acumular y captar y formar riqueza: perece que es una constante del hombre.

Si estudiamos la historia argentina de los tiempos de don Juan Manuel de Rosas, cuando parecía que la Argentina se iba a hacer 4 ó 10 países, se pudo sujetar más o menos. Después van a venir tiempos francamente conservadores.

“No escatimen sangre de gaucho, que es lo único que tienen de humano”. ¡Lo afirmaba un hombre como Sarmiento!

Y va a venir más adelante Yrigoyen con su sueño de república y de distribuir más. Y después el golpe de Estado de Alvear. Y después el primer Perón… Siempre fue un vaivén.

–¿Por qué dice esto?

–Porque cuando los partidos progresistas llegamos al gobierno, creemos que con eso hemos triunfado y vamos a cambiar en la historia de la humanidad… ¡Subimos un par de escalones! ¡Con suerte! Y siempre nos queda mucho más por hacer que lo que hicimos.

Después perdemos el tren, vienen otros que van un poco más hacia la derecha, quieren restaurar la producción y la acumulación, hasta que tenemos otro viandazo… Y ahí andamos. Por eso no me puedo sentir derrotado, porque nunca me sentí triunfador. Vamos apenas andando.

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La charla transcurre lentamente pese a la apretada agenda  del viejo guerrillero autodeclarado panteísta. Hay otros dos colegas periodistas, dos camarógrafos y dos fotógrafos en el living del pequeño pero coqueto hotel de la avenida 3 de Abril.

Pepe habla tranquilo desde un sillón negro tipo diván, dotado de almohadones. Las paredes están recubiertas de madera fina. Hay una biblioteca obra de un ebanista cordobés. Hay pocos libros, juguetes, trofeos, platos, retratos y varios gauchos en molde de escultura de Rolando Díaz Cabral.

En ese entorno Mujica reelabora sus ideas. Parece creer en la evolución y en que los derechos humanos, entendidos ellos en el más amplio sentido del término, se instituyen cuando se hacen carne en la gente.

–Cuando se van afirmando las conquistas, después no las puede cambiar nadie. A los tipos que pelearon por las 8 horas (de trabajo diario) los fusilaron. Cincuenta años después ningún régimen, de izquierda o de derecha, discute las 8 horas en el mundo entero: quedó definitivamente incorporado como un adelanto para la humanidad.

Todos los derechos sociales que tenemos: la jubilación, el haber abolido la esclavitud, la ley de 8 horas, todo lo que haya sido progreso humano en algún momento fueron banderas derrotadas de luchadores. Así es la vida de los hombres. Como decía Yupanqui: “Unos trabajan de trueno y es pa’ otros la llovida”.

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Mujica es José Alberto Mujica Cordano, y le dicen Pepe. Tiene 81 años. Nació el 20 de mayo de 1935. Su esposa, también dirigente política y senadora de la Nación, se llama Lucía Topolansky. Se casaron en 2005 después de convivir largos años cortos de papeles.

Hijo de Demetrio Mujica Terra y Lucy Cordano Giorello, por línea paterna es descendiente de vascos y de ascendencia italiana por vía materna.

Pepe nació en Paso de la Arena, un barrio montevideano, y a los 21 ya estaba militando, cargando armas. Usó muchas y de todos los calibres. En la actualidad usa las más pesadas: las que disparan ideas. Tiene muchas mataduras, tantas como experiencias. Hoy vive en su chacra de Rincón del Cerro, en el área rural de Montevideo, casa que no cambió por los oropeles presidenciales.

Su despojo ciertamente épico por persistente, es una rareza para la clase política, muy afecta al señoreo y a los lujos. Mujica lo explica de dos maneras: desde lo doméstico y desde lo político.

–No viví en la Residencia Oficial porque debía caminar dos cuadras para tomar el té –dice y lanza una carcajada–. Después sigue:

–Nosotros elegimos a la república como régimen político. No vivimos en una monarquía. Aunque en la monarquía lo peor no es el rey, es la corte. ¡Los alcahuetes del rey!

Debemos vivir como la inmensa mayoría, no como la minoría privilegiada. Mi filosofía es la de Séneca (3): “Pobre es el que precisa mucho”. Era contemporáneo de Cristo. Más tenés, más preocupaciones, menos tiempo para vivir.

Lo que te hace feliz es más o menos lo mismo siempre: el amor, la mujer, los hijos, tener tiempo para un puñado de amigos y para algún hobby, como perseguir un carpincho en un “bañao”. Esas cosas que no se hacen por plata. Para eso hay que tener tiempo.

El ideario de Mujica se manifiesta cual recetario de buenas intenciones: simples pero inalcanzables para los mortales comunes contaminados por el “capitalismo de alma podrida”, como diría el propio Mujica.

Allí empieza un pequeño intercambio ideológico:

–¿Qué piensa usted sobre las ideologías?

–La ideología no pasa hambre. La que pasa hambre es la gente. Uno tiene que sujetarse a la suerte de la gente. La ideología que no encaja en eso es una quimera.

Después de otras tantas cavilaciones, toma aire y suelta con fuerza:

–El capitalismo está obligado a explotar.

A renglón seguido baja línea sin titubeos:

–No creo en el Estado paternalista. Nos achanchamos, nos hacemos burócratas. El que trabaja bien tiene un peso más. Al que le va mal que se rompa el alma, pero que no viva del trabajo de otro, que no se chupen la sangre el uno al otro.

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Al despedirse de la presidencia, en febrero-marzo de 2015, Pepe Mujica leyó una carta a los uruguayos. “Gracias pueblo”, su título. Allí dijo, en tono de confesión: “Sufrimos e hicimos sufrir y somos concientes”.

–¿Qué quiere decir eso, Presidente?

–En los procesos revolucionarios hay gente que nada tiene ver y se come una cota de dolor. Compañeritos de mi tiempo que quedaron por el camino, dejaron un dolor en sus padres, que no los entendieron. Puede ser muy crudo para una madre enterrar a un hijo. Esos precios humanos se pagan aunque no se quiera o no se busque.

Fijate lo que pasa hoy en (Niza) Francia, los que murieron aplastados por un camión. Los militares lo llaman daños colaterales…

El hombre todavía es un bicho raro. No ha salido de la prehistoria. Saldremos de la prehistoria cuando renunciemos a la guerra, cuando no precisemos ejércitos. Gastamos 2 millones de dólares por minuto -en el mundo- en presupuesto militar. ¡Dos millones de dólares por minuto! ¿Y decir que no tenemos plata para terminar con la pobreza? Por eso no salimos de la prehistoria.

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Son las 5 de la tarde del jueves 21. Mujica llega tarde a su encuentro con el Gobernador, por lo que se dispone (o más bien lo disponen) a cortar la entrevista. Habría más tiempo dentro de un rato en la conferencia de prensa y todavía más de sus palabras en la charla magistral que tendría lugar en el patio interno de la Escuela del Centenario.

–Gracias muchachos –dice para disculparse.

Así se despide el ex presidente luego de tomarse un minuto más para varias fotografías. Se va despacio a ver a Ricardo Colombi a la Casa de Gobierno, donde tendrá tiempo para unos mates.

Camina lento, con las manos tomadas atrás a la altura de la cintura, como quien contempla, amonesta un hecho o incluso como los presos cuando son llevados esposados.

Se va Mujica y deja a Séneca, que sigue resonando: “Pobre es el que precisa mucho”.

Retomará esa idea en su ponencia multitudinaria, donde también dice:

–No quiero convencer. Quiero ayudar a pensar.

Mientras se escribe esto, una página se abre en Séneca, que dice como en la época de Cristo: “Ningún viento es favorable para quien no sabe adónde va”.

Esa brisa empuja estas líneas hacia unas palabras de la escritora mexicana Elena Poniatowska: “Somos lo que escuchamos. Somos la confianza que hemos recibido”.

Eso alegra. Tranquiliza. Como a muchos correntinos, me dio gusto haberlo escuchado.

–Adiós Presidente, muchas gracias.

Monseñor Castagna: “Es lamentable querer tener al pueblo empobrecido para mantenerlo sujeto”

 

 

 

EDUARDO LEDESMA – SEBASTIAN BRAVO – MARCOS MENDOZA

 

 

A monseñor Domingo Salvador Castagna le falta poco para ser el que fue. Carece de fuerzas para recuperar su andar intenso pero le sobra gimnasia en su lengua filosa. Castagna es el mismo de siempre pero más viejo (tiene 83 años) y sin poder (es obispo emérito desde el 27 de septiembre de 2007, cuando el Papa Benedicto XVI le aceptó su renuncia). “Ya no vienen a verme los que antes venían”, dice. Se lamenta con misiles discursivos de alto impacto, sin destinatarios explícitos pero que siempre han tenido su acuse de recibo. Considera que “la sociedad está enferma, sobre todo de violencia demencial” y si bien incluye a la Iglesia entre los responsables de su sanación, apunta a los dirigentes políticos como principales “moderadores sociales”. Cree, sin embargo, que “no hay respuestas”. Insiste y reclama: “El que gobierna es un ejemplo para el pueblo”. Debe serlo, al menos, pide.

Mañana se cumplirá una década del X° Congreso Eucarístico Nacional. Se hizo en Corrientes, participaron más de 100 mil personas y hasta estuvo el ahora mundialmente famoso papa Francisco, entonces cardenal primado Jorge Mario Bergoglio. El lema era “Denles ustedes de comer” y hablaban de un pueblo “pobre y robado”.

En vísperas, El Litoral entrevistó a Castagna en el solar histórico de la Cruz de los Milagros, su actual residencia. “Elegí quedarme en Corrientes”, destaca orgulloso. El lugar transmite tranquilidad y soledad, un poco por su personalidad y otro por los artefactos quemados por los vaivenes de la tensión eléctrica. Tampoco estaba el cura con el que suele vivir, quien se encuentra atendiendo asuntos familiares. A él lo suele acompañar en sus misas en el Pirayuí. De todos modos, da misa todos los días en su capilla. “Casi siempre, solo”, detalla. En ese marco, custodiados por fotografías de los tres últimos papas, sucedió esta charla.

¿Cómo se eligió a Corrientes como sede del Congreso Eucarístico Nacional (CEN)?

Estábamos en una reunión donde se tenía que elegir la sede. Y había, como candidata, una diócesis más prestigiosa, más céntrica. Pero el ahora cardenal (Estanislao) Karlic, que era presidente del Episcopado se me acerca y me dice: “¿Qué te parece Corrientes?

No. Le dije que no, que estábamos saliendo de la crisis de 1999 que nos llevó a la intervención. Estábamos saliendo de eso, y se iniciaba la primera gestión del actual gobernador cuando se hizo el Congreso.

Le dije: ¿Te parece? Después la organización es muy costosa. Nosotros somos pobres. “Bueno pero eso no importa”, me dijo. “Te ayudamos todos”. Y después en la asamblea dice: “Yo hablé con monseñor Castagna y dijo, bueno; no me dijo que no”. Así se eligió Corrientes en 2002.

Por eso la crisis a la que aludía estaba muy reciente…

Claro, pero además había sólo dos años de preparación para el evento, pero bueno, la Asamblea aplaudió unánimemente y se decidió que en 2004 se haría el Congreso en Corrientes. Digo bueno, voy a consultar. Y me acuerdo que llamé al padre Sánchez, que era mi vicario general. “Qué bien monseñor”, me dijo. Así que así se hizo.

¿Cuál es la conclusión que usted saca hoy, a 10 años del Congreso?

Creo que quedó marcado Corrientes y marcado el país con ese Congreso. Fue un Congreso que dejó una huella profunda. Me lo decían los obispos. La gente se fue conmovida de Corrientes. Eso me lo expresaba, por ejemplo, monseñor (Carmelo) Giaquinta. Decía: “Yo fui a muchos Congresos, pero este me llegó al corazón”.

Fue movilizante…

Creo que uno de los factores para que ello ocurra fue la idiosincrasia del pueblo correntino, que es muy acogedor, muy hospitalario. Y ahí sacó toda su capacidad.

Un pueblo que sufría mucho también de aquello que se hablaba en el Congreso: la pobreza, por ejemplo.

Claro, había pasado una crisis muy dura y era además una realidad muy probada para el pueblo. Recién ahora estamos con un orden más constitucional, por ejemplo.

Pero lo interesante fue cómo recibió el pueblo a los peregrinos, a aquellos elegidos de las diócesis para venir oficialmente al Congreso. Después venían los que querían.

Usted llegó a escribir que no esperaran del Congreso ninguna declaración rimbombante, pero igual terminó ocurriendo eso. El CEN en sí mismo fue una declaración.

Es que dejamos un mensaje, principalmente de índole religioso. Es decir: lo importante fue que en un pueblo, en su mayoría bautizado, cristiano, la centralidad estuvo puesta en Cristo. Por eso elegimos el lema “Denles ustedes de comer”.

Carlos Alonso, viceintendente de ese entonces, dijo: “Ese mensaje fue dirigido a nosotros, a la dirigencia política, que más que decirnos “denles ustedes de comer” nos dice “déjense de joder”.

No lo dijimos así porque si no teníamos que cambiar el logo. (Ríe a carcajadas).

Pero se hizo cargo del mensaje…

Si, bueno. “Denles ustedes de comer”. Eso es parte de un texto bíblico. Es el evangelio de Mateo sobre la multiplicación de los panes. Yo extraje de ahí ese lema. Porque tiene un mensaje. Porque este pueblo estaba hambriento de muchas cosas. De alimentos, pero también de cultura, de salud, de todo. Un pueblo pobre es totalmente pobre. No porque no tenga plata…

¿Es un pueblo empobrecido este?

Claro. Porque no está al alcance de sus manos los elementos para alcanzar el nivel de un pueblo desarrollado.

A 10 años, ¿cambió algo?

Yo creo que no hemos aprendido mucho, no digo el pueblo, porque el pueblo es una reserva, pero los políticos no aprendieron demasiado.

¿No han aprendido?

Yo creo que no han aprendido demasiado. No sólo acá. Lo digo en todo nivel, no sólo hablo de Corrientes. Porque ahora mismo estamos pasando momentos críticos, muy difíciles, que no tendrían que ser así. Espero que se produzca un cambio, digo, en el fondo, en el sentido de un comportamiento popular que vaya renovándose para que este pueblo se vaya poniendo de pie, que es muy importante.

Nosotros lo decíamos mucho en el ‘99. Decíamos que el pueblo se puso de pie y está reclamando sus derechos. Por eso la Iglesia estuvo siempre junto al pueblo en ese sentido.

Usted jugó un rol importante en ese momento, desde su lugar. Hoy la Iglesia argentina, en este momento institucional, pareciera sin el mismo compromiso.

Yo creo que sí. A nivel nacional yo creo que sí. Están trabajando seriamente. Y eso que es un Episcopado nuevo.

Usted sentaba posición semanalmente con sus alocuciones.

Sí, pero desde la fe.

Esta bien, pero hacía política.

Yo siempre decía: les hablo desde la fe, desde el evangelio. Pero desde el evangelio sale todo esto, eh.

¿Usted era consciente del poder que ejercía?

El poder apareció después. Yo me encontré con una situación concreta. La gente me pidió que haga mis homilías y yo me comprometí con ellos.

Usted tenía una tribuna importante todos los domingos, más allá del púlpito.

Recuerdo que los diarios casi siempre me daban la tapa.

¿Usted cree que en otra diócesis la Iglesia tendría el lugar en los medios que tiene en Corrientes?

El pueblo correntino es un pueblo religioso, por lo tanto oye a sus pastores. Eso tenía a favor mío también, porque yo decía una palabra y me escuchaba la gente.

¿Se arrepintió alguna vez de lo que escribió o dijo?

No. Nunca.

¿Nunca fue refutado?

Tampoco. Algunos se enojaban (ríe). Algunos habrán creído que era todo para ellos, pero yo hablo para todos.

¿En quién pensaba cuando escribía?

No pensaba en nadie. Alguna vez contesté alguno porque dijo alguna macanita públicamente y entonces le respondí, pero nada más (ríe).

¿Extraña eso?

Eran momentos de expresión para mí pero de tensión, también. Ahora estoy bien. Muy mayor. Pero si tuviera que hacerlo haría lo mismo seguramente. Quizás con más experiencia que antes. Con Bergoglio, antes de ser Papa, lo hablamos mucho a esto. El me llamaba cuando había alguna manifestación que me retrucaban en algunos diarios, sobre todo en Página 12. Me llamaba y me decía: “Che, te han cascoteado”. Bueno. Yo voy a seguir diciendo lo que pienso.

Bergoglio también tenía un rol político importante cuando estaba en Argentina. Era muy escuchado.

Claro. Por supuesto.

Aún hoy.

Y desde allá (Roma) con más razón no, porque Dios y la Historia lo han puesto en ese lugar tan especial. Ahora hasta la gente más enemiga no se atreve a decir ni a. Antes decían cualquier cosa. Incluso algunos tuvieron que callarse la boca. Ahora es un hombre internacionalmente querido. Es querido en Roma. Estuve allí cuando fue la canonización de los santos, Juan XXIII y Juan Pablo II. Estuve ahí y en Italia lo adoran a Francisco. Nosotros hemos cambiado nuestra imagen en el mundo gracias al Papa, no gracias a nuestros gobernantes.

 

Futuro Papa en Corrientes

Bergoglio vino al Congreso. Es decir que tuvimos acá a un futuro pontífice.

Bergoglio, futuro papa Francisco vino y estuvo todo el tiempo acá. Los dos éramos vicepresidentes del Episcopado, que presidía monseñor (Eduardo) Mirás. Bergoglio era cardenal y primado de la Argentina así que dirigió algunas jornadas. Yo presidí el famoso acto mariano, de la mañana, se acuerdan? También vino el Nuncio Apostólico (Adriano Bernardini).

Y cómo llega el cardenal Julio Terrazas Sandoval, el enviado del Papa. ¿Ustedes lo pidieron?.

No, no. Lo envió el Papa. Era un obispo latinoamericano.

Era boliviano (el primer cardenal de ese país) y conocía la realidad y la temática del Congreso.

Claro. Además él conocía bien la Argentina porque estudió acá. Fue una decisión acertada la del Papa.

Bergoglio habló ya entonces del hambre de fe y comida.

De todo. Y hablar en un ámbito como éste era importante y desde este ámbito hablarle a todo el país. Es decir, religiosa y socialmente, la atención nacional de esos días estuvo centrada en Corrientes, pese a que no todos los medios nacionales lo reflejaron. Los de acá, claro, lo cubrieron ampliamente.

En el Congreso se decía que había heridas profundas y muchos interrogantes, socialmente y seguramente en la Iglesia. ¿Esas heridas se pueden parangonar con las de hoy?

Esas son consecuencias de heridas profundas. Estas son manifestaciones que enferman interiormente. Entonces nosotros tenemos que curar a la sociedad para frenar las consecuencias de una sociedad enferma como es la delincuencia; la violencia demencial. Matan a los ancianos, a los chicos y tantas otras cosas. También violencia familiar. Hay que pensar mucho más en las familias. Preparar mejor a la gente para el matrimonio. Porque la violencia es fuerte. En todo sentido, incluso los abusos a las criaturas pequeñas. Eso significa que hay una sociedad enferma hay que curar y ahí tenemos que intervenir todos.

La Iglesia tiene que dar su aporte, sobre todo para los que tienen fe. Les da recursos espirituales para superar y ennoblecer su vida. Toda la sociedad tiene que hacerlo: los educadores, los científicos. Y por supuesto los políticos que son los moderadores de la vida social. Si ellos no saben moderar la violencia social, se convierten en un problema.

¿Cómo los ve en general en esos términos, de violencia, de heridas, a la dirigencia?

Es que no hay respuestas. No encuentran la justicia adecuada, las leyes suficientes para contener tanta violencia. Y por ahí se pelean por cosas que no son tan importantes y se olvidan de lo que sí importa, que es la gente.

Se pelean por minucias y olvidan lo importante…

Claro, porque las peleas los distraen de lo importante. Y no digamos nada si aparecen funcionarios contaminados de corrupción. No sólo que es un hecho contra la comunidad sino que hay que dar el ejemplo también. Yo creo que el que gobierna es un maestro para el pueblo. Su vida debe ser un magisterio. Tiene que serlo. La gente tiene que encontrar virtudes, en aquellos que los gobiernan, que puedan trasladar a su vida cotidiana. En los que ellos eligen para que los gobiernen.

En el 2004, este era un pueblo empobrecido pero también robado, según se dijo en el Congreso Eucarístico.

Empobrecido, de lo cual no son los pobres los culpables. Si se le roba a ese pueblo se lo empobrece. Si se le cierra el acceso a una educación adecuada, se lo empobrece. Si se les cierran las puertas a un trabajo digno, a una vivienda como corresponde, a una salud que cumpla con sus necesidades… Eso corresponde a los que están al frente de la sociedad, los que tendrían que ser los servidores de la sociedad. Estos son problemas que no los puede solucionar la gente. Lo tienen que solucionar los gobernantes, aquellos que están al frente de eso.

¿Mejoró algo desde entonces?

Estamos en un momento crítico. Hay que ver lo que no va bien y buscar soluciones. A veces ni pensamos en buscar soluciones sino en sobrevivir al momento, pero la gente quiere soluciones. Quiere pensar, intervenir, hacer su aporte. Hay que preparar al pueblo para que elija bien a sus gobernantes. Hay que educar al soberano.

Es justamente el gobernante el que tiene la obligación de hacerlo, pero muchas veces no educa para que no se le venga encima un pueblo culto, que reclama otras cosas.

Es lamentable que se quiera mantener al pueblo empobrecido para mantenerlo sujeto. La libertad es el gran don de Dios. No es un pueblo libre un pueblo que no ha tenido acceso a lo que necesita para ser pueblo. Y las personas para ser personas. El don de la libertad es fundamental. Y no una libertad que sea libertinaje. A modo que se haga lo que se antoja. Florece la delincuencia de esa manera. Es libertad para hacer lo que se debe hacer. No para que se aproveche el egoísmo como dice el apóstol San Pablo. Al contrario, para establecer los lazos de la fraternidad, de la solidaridad, del amor entre las personas.

En esa misma línea, se decía en el CEN, que no había carencia de bienes sino una carencia de generosidad. ¿Eso es lo que no ha cambiado?

Y sí. Yo creo que los protagonistas son los que tienen que cambiar. Porque todo el mundo dice. Argentina es un pueblo rico pero en manos de gente no suficientemente responsable. Por eso hay que preparar a la gente para la política, pero necesitamos políticos honestos. En el Congreso decíamos que necesitamos políticos honestos y capaces. Hay gente muy honesta pero que no es capaz. No hace bien las cosas. Y hay gente capaz que es deshonesta, que hace las cosas pésimamente mal. Hay que buscar el equilibrio.

¿No cree que se haya evolucionado algo en estos 10 años?

Siempre hay cambios a pesar de que muchas veces obstaculizamos los cambios y las transformaciones. Las irresponsabilidades de unos o de otros. De abajo y de arriba. Eso obstaculiza el progreso y el desarrollo. Pero yo no sería tan pesimista. Creo que no hay que ser tan pesimista. Yo creo que hay reservas en el corazón de nuestro pueblo que lo haría capaz de revertir la situación, cambiar las cosas y tomar un camino más directo hacia la verdad.

Francisco reafirma hoy, siendo Papa, lo que decía aquí siendo obispo. Sobre todo puertas adentro de la Iglesia, cuando, por ejemplo en el Congreso Eucarístico, pedía a los curas salir de sus iglesias.

Salir a la periferia. Las periferias existenciales, lo llama él. No solamente periferias territoriales. Hay gente que está situada en la periferia existencialmente. Por varios motivos. Porque están excluidos, porque sufren de la pobreza, de la injusticia, de la marginación, del olvido de tanta gente. Hay que privilegiarlos porque son los que más sufren.

Yo creo que el país está necesitando eso. Y de la iglesia está necesitando que le predique un evangelio que sea un llamado a la vida, que sea una interpelación a la vida concreta, con sus dificultades, con sus problemas reales, que son muchos lógicamente.

Nosotros, los eméritos, que ya estamos sin el gobierno de una diócesis, podemos hablar. Yo sigo escribiendo mis sugerencias homiléticas (sic) y bajo ese título voy tratando todos los temas desde el evangelio, como hacía con mis alocuciones, pero claro, no tiene repercusión porque no estoy al frente. Porque acá es muy importante eso. Los políticos dejaron de venir. Antes venían todos a verme. Ahora nadie viene (ríe).

¿Y qué venían a hacer?

Y, a hablar conmigo, a consultarme, a preguntarme…

¿Desde que es obispo emérito?

No, antes. Después ya no vinieron más. Alguno que otro, por mayor amistad si viene. La política los enajena, ¿no? Los que pasaron, ya pasaron. “Usted monseñor, ¿está bien?”, me dicen. Sí, yo no me fui. Sigo acá. Todavía no me morí, digo.

¿Hay gente que usted quisiera recibir y no viene?

Hay gente que no viene, es verdad, y podría venir. O hay gente que antes venía y ahora no viene (ríe). Pero está bien. Es natural. Muchos me dicen que van a venir y les digo que se apuren porque si no van a tener que ir a la Catedral. Me preguntan si es allí donde me voy a mudar y les digo que no, que allí es donde está mi sepultura.

¿Y cómo se lleva con eso?

Yo tengo otras actividades. Me llaman los obispos para predicar en el clero. Dentro de mis posibilidades voy, porque me canso más que antes. Pero voy a los retiros espirituales que son muy importantes. Así que viajo bastante. Ahora cuando volví de Roma me pesqué casi una neumonía así que estuve en cuarteles de invierno. Sigo trabajando mucho. Intelectualmente sigo muy activo. Si dejo de pensar me muero.

 

 

LA VIDA DESPUES DEL GOBIERNO

Monseñor Stanovnik tiene “otro estilo” para dirigir la Arquidiócesis

 

 

¿Da misa siempre o una vez por semana?

Todos los días. Tengo mi capilla y doy todos los días. Solo, casi siempre, pero a veces viene algún amigo y los fines de semana. Ahora conmigo vive un párroco del Pirayuí que ahora no está porque su papá se está muriendo en Pigüé. Entonces por ahí voy a la parroquia de él a celebrar misa.

¿Se informa de lo que pasa?

Escucho y veo todo. Miro las noticias.

¿Usa Internet?

Sí. Con la computadora trabajo mucho. Escribo en la computadora desde hace muchos años.

¿Y los medios los lee por Internet?

Leo los diarios por Internet. Miro los títulos, leo los artículos que me interesan.

¿Qué ve en las noticias de hoy?

Me preocupa mucho la violencia. La inseguridad de la gente. La gente está muy preocupada por la inseguridad.

¿Sale a caminar?

No. Me canso mucho.

¿Pero sale?

Si, cuando me llevan.

¿Y qué ve afuera?

Más coches que antes. No se puede estacionar en ningún lago (ríe). Yo me siento cómodo en Corrientes, por eso me quedé. Recibí ofrecimientos para irme a otro lado. Soy de Buenos Aires incluso, pero mis amigos, que generalmente son los últimos que quedan, son de acá. Son correntinos.

¿Tiene vida social?

Viene mucha gente acá. Mucha gente viene porque me toma como director espiritual, como confesor. Esto (por la casa) es un confesionario grande. Hay sacerdotes que vienen también.

¿Cómo ve la diócesis?

Es otro estilo el de mi sucesor (monseñor Andrés Stanovnik). Somos distintos. Nos llevamos muy bien. Nos llamamos. Comemos a veces. Tenemos una diferencia de edad también, yo tengo 19 años más que él.

¿Cuál sería la diferencia más grande?

La diferencia más grande es el estilo pastoral de cada uno. Los estilos son como la cara, como la diferencia entre una cara y otra. No es que uno sea mejor que el otro.

¿Cómo ve usted los debates de la Iglesia actual? ¿Los cambios que viene haciendo Francisco dentro de la curia?

Estoy ilusionado con eso. Se necesitaba un cambio. Se necesita un cambio. La simplificación de muchas cosas. El trajo un giro de sencillez que es mucho más evangélico y más transparente.

¿Y con respecto a los casos de abuso?

Con eso también. Ya había empezado Benedicto, que se puso muy duro, cero tolerancia. Y Francisco sigue igual.

¿Usted tuvo que lidiar con ese tema?

Sí. Mucho. Y muchas veces tuve que poner la cara.

Pero la sociedad mira a la Iglesia de otra manera, porque la Iglesia pide comportamientos santos. Entonces, cuando se habla de un cura abusador, el impacto es enorme.

La Iglesia de los pastores. Pero la Iglesia somos todos los bautizados. Entonces, yo siempre lo digo: hay que recordar a todos que somos corresponsables de la presencia de la Iglesia en el mundo. La Iglesia no son sólo los pastores. Y han ocurrido casos, lógicamente. No en la cantidad que se habla. Alguna gente generaliza. Hay más gente buena que mala. Yo los conozco.

Si usted tuviera que volver a escribir las homilías, ¿se le ocurre que haría?

No tengo ganas de volver.

Pero hagamos un simulacro.

Seguiría haciendo lo que hice antes. Aquello sigue siendo válido. Yo me dedicaría a eso y sobre todo, a estar con la gente. Es muy importante. Es lo que está pidiendo el Papa. Pastores con olor a ovejas.

Gracias, monseñor.

Con mucho gusto. Espero que saquen algo de todo esto. Felicidades.

Colombi: “El sectarismo ya no va; nuestro esquema de alianzas es un ejemplo para la Nación”

ENTREVISTA A FONDO CON RICARDO COLOMBI, EL PRIMER GOBERNADOR REELECTO DE CORRIENTES. Con Sebastián Bravo y preproducción de Moira Insaurralde, Hernán Molina, Agustin Gómez

Pautada con anterioridad, esta entrevista costó concretarse. Es parte de una serie en la que El Litoral tiene pensado abrir sus páginas a todos los protagonistas de las elecciones de este año.

En ese marco, el primer gobernador reelecto de la historia de Corrientes, Horacio Ricardo Colombi, fue quien en persona puso fecha y hora para el encuentro. Fue el jueves por la noche, en el intervalo del espectáculo que brindó en el Anfiteatro Cocomarola el tenor internacional José Carreras. “Mañana a las 9.30”, pautó.

La charla, que es la primera con un diario local luego de la victoria del domingo 15, con la que alcanzó su tercer mandato al frente del Gobierno de Corrientes, arrancó el viernes, poco después de esa hora, en la oficina principal de Casa de Gobierno.

Apenas si un saludo, diarios sobre el despojado escritorio en el que conviven una lista telefónica de las dependencias oficiales e intendencias, una lámpara, algunos papeles, una cruz, una imagen de la Virgen y una estampita de San Expedito. No hay rastros de tecnología digital en ese espacio que preside, desde lo alto, un cuadro de San Martín.
“Veo que está estudiando”, balbucea el entrevistador para romper el témpano del encuentro. “Siempre empiezo por El Litoral, ya te dije una vez”, responde el mandatario.

El Gobernador escanea los diarios, amonesta a un ministro, controla una gestión sanitaria en favor de un periodista (que se empeña en hacer saber) y luego de varios minutos se saca los lentes, deja a un costado los tres celulares que no dejan de sonar, se acomoda en la poltrona (la simbólica, la de Ferré), se sirve un mate y pide dejar las fotografías para después.
“Me quiero concentrar en las preguntas”, aclara. Sorbe el amargo en bombilla de alpaca con sus iniciales grabadas y ordena: “Bueno, empecemos”.

¿Por qué ganó la elección del 15?
Existen varios factores, desde la confianza que la sociedad ha depositado en nosotros, pasando por la experiencia de la gestión pública. Forma y modo de gobernar, de defender los intereses de la Provincia, de poner siempre en valor la idiosincrasia del hombre y de la mujer de Corrientes.
Tiene que ver con una comunidad, que más allá de las necesidades que tiene, aspira a vivir en paz, libertad, con respeto, dándole valor al trabajo, a la historia, a su forma de ser.

¿Por qué cree que perdió Camau Espínola?
Cuando se pierde una elección, uno debe analizar por qué perdió. A nosotros no nos corresponde hacer eso en este caso.

La diferencia fue mínima. ¿Qué análisis hace al respecto?
Sabíamos que iba a ser una elección complicada. En la última semana fue infernal el aparato del Estado nacional y eso hizo que (Espínola) recupere algunos puntos. Toda la logística que tuvieron: hornos eléctricos, heladeras, chapas de zinc. La presencia del Gobierno nacional, 16 gobernadores. No fue fácil enfrentar a toda esa estructura política y económica. Pero eso creo que los perjudicó, porque el correntino no quiere gente extraña en Corrientes. Quiere defender el destino de la provincia por su propio pensamiento.

¿Por qué perdieron en Capital?
Hicimos una muy buena elección. Imagínese, con todas las obras que se hicieron en Capital, perder por un punto, prácticamente es un empate técnico. La elección se dio vuelta en las zonas periféricas donde se montó toda esta estructura de la que estoy hablando.
Sin embargo la campaña de ECO estuvo centrada en los barrios…
Se votó muy bien, pero hubo varios circuitos en los que el resultado no fue favorable. Pero se votó parejo en la mayoría de las zonas de la ciudad.

¿Hubo algunos socios que cortaron boleta? ¿Se pudo haber ganado Capital?
Pudimos haber ganado en muchas ciudades, pero al no tener la boleta completa se desperdiciaron votos. Y dentro el cuarto oscuro, el ciudadano vota. Haciendo un análisis frío se puede pensar en el corte. Lo que sí, algunos partidos políticos no tuvieron el resultado electoral que tuvieron en otras elecciones.

¿Por qué perdieron en distritos clave como Goya o su ciudad, Mercedes?
Hay factores que conllevan a ese resultado negativo. Lo importante es que se analice en cada una de las ciudades y se proyecte una nueva estrategia. De hecho, nosotros ya estamos trabajando para recuperar Goya y Mercedes.

¿Usted ganó por la alianza que armó o ese mismo esquema impidió que la diferencia sea mayor?
Con los números en la mesa se pueden hacer muchas suposiciones. Lo importante es el convencimiento y las formas de llevar a cabo las alianzas. En el 2001 nosotros hicimos esto. Reeditamos en 2005 y creo que no nos hemos equivocado más allá de algunos matices, algunas desavenencias. Pero ese armado fue exitoso. En 2009 lo pudimos hacer y en 2013 otra vez.
Lo importante es que la sociedad cree en la unión de estos distintos sectores sociales y políticos. Es posible en una provincia como la que hoy tenemos. El sectarismo no va más. Creo que esto puede ser un buen ejemplo para la Nación. El modelo de Corrientes puede ser copiado por otras provincias e incluso en la Nación.

Pero el kirchnerismo habla de fracaso…
Hoy el kirchnerismo cuestiona los 12 años de gobierno, pero se olvidan que como Partido Justicialista fueron socios nuestros en 2001-2005, 2005-2009. Los vicegobernadores, las candidaturas nacionales, ¿de dónde salieron? Que no traten de tapar el sol con las manos. Ellos fueron socios nuestros. Entonces no pueden hablar de 12 años de fracaso.

Usted también fue socio del kirchnerismo, en todo caso.
Del justicialismo. Sí, fuimos socios, no hay problema, pero lo hicimos pensando en 2001, mucho antes que el 2003. Lo armamos en 2001 y ya lo pensamos en 1997. Y en muchas ciudades en el ‘83 y en otras en el ‘89, como en Mercedes. No renegamos del marco de alianzas. En muchas ciudades, la gente tiene confianza en una fórmula mixta: uno radical y otro justicialista o viceversa.
Y gracias a Dios, en Corrientes hace mucho tiempo que no hay crisis institucional, sobre todo en los gobiernos locales. Y creo que a nivel provincial hemos roto ese mecanismo de intervención cada 8 años. Logramos algunas cosas.

¿La gente cree en ese mecanismo según su experiencia o es un tema medido en encuestas?
Las dos cosas, por percepción y por la opinión de la gente.

¿Qué opinión tiene de lo que pasa en el PL, cuya vertiente cassanista es ahora su socio mayoritario?
Cuando la Justicia se entromete en la política, sabemos cómo comienza pero no cómo termina. Es un grave error judicializar la política. A nosotros nos pasó. Lo del PL es lamentable, pero bueno, se judicializó.

Pero a usted siempre le fue bien con eso, con los pedazos de los partidos que tenían los votos. Siempre trabajó con esquemas de partidos quebrados.
Bueno pero la responsabilidad es de los partidos. Nosotros también sufrimos esa crisis en 2009. Pero lo más importante es que lo superior, que es la Provincia, no sufrió crisis.

¿No es una contradicción permanente su alianza con el pasado, con sectores que incluso combatieron en el ‘99?
Vos perdés de vista la conformación de la alianza que es por poder territorial, que son los intendentes. Que se materializa a través de los partidos políticos, es cierto. Aunque nosotros priorizamos la pertenencia territorial, que son los intendentes, eso nos fortalece. Por eso de esta alianza participaron 60 intendentes, eso es lo que tenés que ver, no los nombres. (Se refería a los nombres de “Tato” Romero Feris, Pedro Braillard Poccard, Gustavo Canteros, todo junto en una misma boleta)

¿Cómo se plantea ahora el armado del nuevo Gobierno? ¿Considera que los socios ya están pagados o los incluirá en el gabinete?
No creo que “pagado” sea el término correcto, esto no es una moneda de cambio. Me conocen y saben cuál es el comportamiento que debe tener una gestión de gobierno: con aciertos y errores, una matriz que nos ha permitido tener una provincia creíble, fuerte, sana, equilibrada, con inversiones. No vamos a salirnos de esa matriz porque el Gobierno no es un botín de guerra.

RELACION CON LA OPOSICION
Tras las elecciones, el PJ le está buscando a Camau un rol de gestor. ¿No ve en ello una pretensión de administración paralela?
El 15 de septiembre habló la gente, así que a nosotros no nos preocupa eso. Además falta la elección del 27 de octubre y la de 2015. Esto no es una carrera de velocidad, sino de resistencia.

En ese marco, ¿cree que el resultado de las Paso influyó el 15?
No, porque eran elecciones diferentes. Si influyó, lo hizo negativamente.

¿Influyó el antikirchnerismo de cierto sector del electorado?
No hay que hablar de anti. Ese es un error de ustedes (los periodistas). Acá no somos anti. Eso no existe. Por el hecho de pensar diferente uno no es anti. Creo que en eso hemos evolucionado bastante los argentinos. Las Paso fueron un muestreo. Dicen que se puede ratificar ahora, no sé.

¿Y lo del 15 tampoco va a influir el 27 de octubre en Corrientes?
Lo único que te puedo decir es que la imagen de la Presidenta, que estaba en un 70 por ciento acá en Corrientes, ahora no supera el 40%. Ahora, no sé cómo será el comportamiento de la gente. Nosotros vamos a tratar de hacer una buena elección y meter la mayor cantidad de diputados nacionales posible

¿Analizan un esquema del 66%? (De lograrlo ingresarían los 3 candidatos de ECO)
No. Hay que ser consciente.

¿No está medido?
No.

RELACIÓN CON LAS COMUNAS
¿Cómo será la relación con los municipios?
Vamos a tener la misma relación.

¿Con los de PJ también?
La misma.

¿Con Fabián Ríos?
La misma tiene que ser. Nosotros no tenemos problemas.

El tampoco, según dijo la semana pasada en El Litoral, siempre que haya respeto…
Nosotros siempre nos manejamos así. El único que no quiso relacionarse con nosotros fue el Intendente de la Capital (actual). No porque nosotros no quisimos. Pregúntele a los intendentes del PJ cómo trabajamos.

¿La cosa puede cambiar ahora?
No depende de nosotros sino de quien gobierne el municipio.

¿Qué opina del proyecto de Santa Catalina?
Dijeron que era una propuesta electoral.

Cosa que fue desmentida en una entrevista en este diario…
Y bueno. Esperemos que se concrete. Bienvenido sea. Yo tengo mis dudas, pero bueno. Faltan muchas cuestiones técnicas. Creo que muchas cosas fueron sólo anuncios electorales.

¿Y de la autovía y el segundo puente, qué opina?
Y bueno. No sé con quién va a hacer el segundo puente. ¿Van a llamar a Fabián Ríos? Esas cosas caen mal entre los correntinos, eso de menoscabar a sus autoridades.

¿Seguirá reclamando por el segundo puente?
Nosotros vamos a seguir reclamando. Fíjese: ahora leo unas declaraciones de (Carlos) Rubín, ese sátrapa (sic), habla del gas. El gas es una realidad en Paso de los Libres y en Curuzú Cuatiá. En su pueblo, él negó el crédito. Dice que la Nación va a hacer el gasoducto. La Nación no tiene un mango. Le miente a la gente. El gas va a ser una realidad en Libres porque ya está. En breve se va a licitar el gas para Curuzú, la ciudad de estos diputados (alude a la esposa del diputado Rubín, Alicia Locatelli) que se negaron al crédito.

Ahora, pensando en una nueva relación desde 2014, ¿piensa en infraestructura también para Capital?
Por supuesto, lo primero es la energía. Las obras energéticas están en marcha, y eso pese a que la Nación todavía no nos autoriza a conectar al sistema integrado la estación de Colonia Brugne. Espero que ahora revierta esa postura. En energía invertimos más de 500 millones de pesos. La de Brugne ya está lista. La de Capital se encuentra en condiciones de ser habilitada a fin de año.

¿No hay diálogo con la Nación?
Espero que a partir de los resultados se modifique esa situación.

¿Lo llamó alguien?
No, nadie.

¿Los cuadros intermedios tampoco hablan?
Entre los ministros hablan.

Usted ¿hace cuánto que no habla con la Presidenta?
Tres años y medio.

Usted habla de recomponer relaciones. ¿Cómo hacer con Jorge Capitanich, gobernador del Chaco, que fue blanco de sus dardos durante la campaña?
Es que jugaron muy mal. Inclusive el día de las elecciones. Lo que hicieron a través del canal de televisión desde las 4 de la tarde bombardeando la elección a favor del candidato kirchnerista fue terrible. La vida es una rueda que gira y en ese constante girar hay momentos buenos y malos. Nunca tenemos que perder la fe y debemos saber que hay un ser superior que nos guía, que tiene presencia.
Yo recién te comenté, (“y poné esto”, exige) el caso de un periodista. La vida es una rueda que gira. No hay que ser rencoroso, no hay que vivir del odio, del pasado. Somos seres humanos. Tenemos errores y aciertos. Si yo hubiese sido rencoroso con todo lo que me pasó en la vida, con todo lo que me hicieron y me siguen haciendo, no hubiese podido gobernar esta provincia.

Capitanich es muy creyente, así que no habría problemas…
Hay muchos que van a misa y toman la ostia todos los días y se golpean el pecho, pero no son personas de bien.

LAS METAS DE LA NUEVA GESTIÓN
¿Cuál es el panorama económico para 2014, año en que ya empiezan a operar vencimientos de deuda?
Estaríamos en unos 700 millones de pesos menos en 2014, justamente por los vencimientos, así que vamos a ver si la recaudación cubre ese número.

En ese marco, ¿qué es lo más urgente de resolver?
La crisis de crecimiento, viviendas y energía. Corrientes es una de las provincias que atrajo mayores inversiones. Hace pocos días hemos logrado que esté la Coca Cola. En el interior las empresas que se radican son importantes. Siempre hay cosas por hacer, pero todo esto tiene que servir para mejorar los vínculos y roles sociales, la familia.
En el caso de la energía y la vivienda, son las deudas estructurales de su gestión.
Pero el déficit de estos temas es del país, no solo de Corrientes. La Nación tiene un déficit energético y nosotros somos parte de la Nación. Y la Nación dejó de construir viviendas populares. Nosotros no tenemos recursos para hacer viviendas.
Cuando la Nación se queda con el 78 por ciento de los recursos y las provincias con el 22%, no hay federalismo posible. No podemos hacer absolutamente nada.

¿Y qué pasa con los índices de pobreza, sanidad, de educación?
Es que si no se revierte esta relación Nación-Provincia no vamos modificar esto. Nos alarma y nos preocupan los índices, que generalmente son de Capital, porque los números no reflejan lo que pasa en el interior, ya que no miden el interior. En el conurbano bonaerense la situación es la misma, pero lógicamente Buenos Aires es Buenos Aires.
Acá un tubo de gas de 45 kilos sale 380 pesos. Para consumir 380 pesos de gas en Buenos Aires tenés que dejar la hornalla o el calefón prendido todo el año. El boleto de colectivo, ahora va a subir acá en Capital, a 3 o a tres pesos y pico, en Buenos Aires cuesta un peso. Estas son las cosas que ustedes (de nuevo los periodistas) tienen que discutir.

¿Hace alguna autocrítica puntual?
Siempre hay cosas que mejorar en todas las áreas y yo quiero mejorarlas, quiero un Estado más dinámico. Pero hace 5 años, por ejemplo, se espera un Código Procesal Penal que no sale de la Legislatura. A veces todo no es culpa del Gobierno. La Ley de Educación, la necesitamos, pero es una ley…

¿Cuál cree que será el punto alto de su nueva gestión?
La Coca Cola va estar instalada antes de 2017.

¿Hay otras obras?
Existen otras empresas que se están radicando, pero en el interior. Tienen que salir e informarse. Ustedes creen que la provincia es la Capital.

Muchos de nosotros venimos del interior y lo conocemos.
Pero tienen que salir de acá.

Usted cree que le habla a Espínola, Gobernador…
Bueno esperá, el molino arrocero más importante de Sudamérica está en Mercedes. En Goya se instaló una fábrica de hebras de tabaco. Hay un montón de pequeñas fábricas que se están instalando.

¿Y entonces?
Lo que nosotros necesitamos es mayor compromiso del sector privado. Que el empresario correntino invierta más en Corrientes. El Estado tiene un límite. ¿Por qué el deporte local tiene renombre nacional? Porque el Estado puede apoyar, pero si no puede, no hay Regatas, no hay Boca Unidos, no hay Curupay, no hay nada, porque el sector privado es reacio. Hay que romper el chanchito.

La cultura…
Fíjese el espectáculo que vimos anoche (se refiere a la presentación de José Carreras en el popular escenario del Anfiteatro Cocomarola). Poco y nada del aporte privado. Actuó porque el Estado lo permite, pero la vaca lechera tiene leche hasta cierto punto. Todos tratan de tomar de la misma teta y no se puede. Los medios de prensa quieren más plata y no se puede. No hay. El sector privado debe entender que Corrientes es una provincia para invertir. ¿Cómo no vamos a tener un frigorífico? Vamos a tener una fábrica de jugo, pero después de cuántos años. Todavía no podemos generar energía a través de biomasa, de los desechos de la madera. Está el tema del banco…

Justamente, ¿cómo se desarrollará la política salarial en el futuro?
Las paritarias que reclaman los trabajadores están, solo que después la desconocen. Y la masa salarial tiene que ver con los recursos que tenga la Provincia. A más recursos, más posibilidad de aumento. El empleado entiende que las medidas que nosotros adoptamos son previsibles. Esto es lo que hoy podemos. Si podemos, avanzamos, pero no sabemos qué va a pasar en marzo del año que viene. Sí que la inflación va carcomiendo todo.
Se enojan si queremos subir los impuestos, pero bueno, no tenemos la maquinita de imprimir dinero, ni tomamos crédito. Somos la única provincia que no se endeudó. Si se compensa lo que la Nación nos debe y nosotros debemos, tendríamos un superávit de 200 millones de pesos. Histórico.

A propósito de la historia, sabe que la está escribiendo. ¡Será tres veces gobernador!
Pero es porque la gente ha confiado. No somos ningunos genios. Sabemos nuestras limitaciones, falencias, fortalezas y debilidades. El ser común nos da la garantía de poder transitar con total libertad las calles, las rutas. Ser uno más del millón de correntinos. Poder transitar sin custodia. Yo soy un gobernante igual a ellos, de carne y hueso.

¿Cómo cree que será este tercer mandato? ¿Piensa en el bronce?
El bronce es para cuando uno se muere, para que pongan: “Era una buena persona”…

O no.
O no. Exactamente. Para que diga: “Era un hijo de p”. Pero eso cuando te morís.

Fabián Ríos: “Mi proyecto central es desarrollar Santa Catalina; la autovía comenzará en 2014”

Fabián Roberto Ríos es el nuevo intendente de la ciudad. Tiene 49 años y un hijo de 25, que se llama Marcelo. Nació el 8 de febrero del 64 y es hincha de San Lorenzo de Almagro, como el Papa y otros tantos ilustres nacionales e internacionales. Juega al basquet y es amante de la lectura, según dice, además de la tecnología: sus libros (la mayoría novelas policiales, biografías e informes históricos o revisiones como las de Felipe Pigna) e incluso los documentos más importantes de su gestión como diputado nacional o presidente del PJ correntino los consulta a través de una tableta digital.
El desprecio por el papel deviene en conducta ecológica, aunque no es una postura razonada, advierte.
Su oficina en el Estudio San Juan, donde transcurre el encuentro entre periodistas de este diario y el jefe comunal electo, es un cuarto más bien despojado. Escritorio, una mesa de reuniones, 6 sillas, un escaparate bajo, pocos papeles, unos cuadros de Evita, alguna escultura, el escudo del PJ y poco más.
Sobre la mesa de reuniones, cientos de cartas de los vecinos. Hay también dibujos en agradecimiento de chicos de distintos barrios e instituciones comunales.
En cuartos contiguos, decenas de personas trabajan en el procesamiento de datos. En el ingreso, gente pidiendo cosas, otras agradeciendo gestiones y otras tantas esperando para hablar con el flamante intendente. La política del PJ e incluso la transicional en el esquema de poder del distrito más importante de la provincia parece pasar ahora por esa locación.
Esa misma mañana, antes de que El Litoral acceda a realizar la entrevista, Ríos recibió la noticia que lo confirmó, resuelto el escrutinio definitivo, como el nuevo alcalde de la vieja ciudad de Vera.
La charla ocurrió el viernes. Y comenzó luego de que un empleado le acercara varios paquetes de cigarrillos Marlboro. Enciende uno y empieza.

¿Qué pasó el domingo 15?
El balance es negativo. Podemos encontrar los atenuantes a la negatividad, pero es negativo el balance que hacemos de las elecciones.

Pero, ¿qué pasó?
Yo me niego a ser intérprete de la sociedad. Esta tiene un sinnúmero de incentivos o desánimos para ir a votar. Un porcentaje muy chico no nos quiso votar, porque tras el recuento las diferencias se achicarán a los 2,5 puntos.

¿Esa es la diferencia final según ustedes?
Sí. Por eso. Los atenuantes son: que nos faltó muy poco; que casi la mitad de la sociedad tiene ganas de tener un modelo nuevo en la provincia; que duplicamos el número de municipios. Pero el punto fundamental es que fuimos por la gobernación de la provincia y no logramos ese objetivo.

Lograron casi todo, menos el premio mayor…
Es hasta paradojal, porque quienes plantearon nuestra oposición acá en Capital, dijeron que nosotros no nos dedicamos a los barrios y que todo lo que hizo Camau fue en el centro. Sin embargo la deferencia electoral más fuerte se dio en los barrios y en el centro el voto nos castigó duramente.

¿A qué se debe eso?
En el centro la gente estuvo muy bien tratada por Camau, pero también fue muy bien tratada por otros intendentes. Pero creo que la gente se guió no por su día a día sino por lo que ve en los medios. Me da esa impresión.
Ahora va a tener que gobernar para todos…
Voy a tener que sortear una circunstancia de oposición que es casi venal, no es una oposición razonada, pero hay que lidiar con eso.

Algunos analistas dicen que Camau Espínola perdió por no conocer el territorio y por el “gorilismo ancestral” de los correntinos. Sin embargo el PJ es el partido más votado de la provincia hace tiempo.
Los esquemas de alianzas tienen algún tipo de incidencia en las elecciones, pero no es la mayor. La gente termina votando candidatos. Habrá que hacer una prueba y tratar en todo caso de cambiar el sistema. Corrientes no puede seguir con un sistema tan vetusto. Si hay 4 candidatos a gobernador, que en el cuarto oscuro haya 4 boletas. Ahí creo que se va a poder clarificar un poco más la cuestión. Ver si la política es de alianzas o no.

¿Y lo del PJ cómo se explica?
No me llena eso de que cada partido muestre cuántos votos tiene, porque la gente cuando va a votar agarra cualquier boleta. Muy poca gente hace un uso razonado de esa herramienta. En cuanto a nosotros, vamos a persistir en el esquema de que el peronismo tiene que construir en Corrientes un proceso. Antes se empezaba de cero. Esta es la primera vez que el peronismo construye un proceso distinto, desde el 2008 en adelante.
Nosotros agarramos un peronismo con el 8 por ciento de los votos y venimos creciendo. En ninguna elección fuimos para atrás. Aspirábamos a imponernos en esta. No se dio. Tenemos que seguir construyendo.

¿No midieron la fórmula al revés: Ríos gobernador, Espínola intendente?
No. Esto fue el resultado de las decisiones políticas. Decidimos que lo mejor era eso.

¿No podía cambiar la cosa si se daba al revés?
No. Sinceramente no creo.

Capital es una picadora de carne, dicen. Ahora se lo comió a Camau.
Hay que lidiar con eso. Pero en el espacio de cooperativa, que para nosotros no es una mala palabra, tenemos que seguir liderando el proceso de construcción del peronismo. No pretendo ser yo el próximo candidato a gobernador.

Pero se muestra como el conductor del proceso…
No se trata de una cuestión personal. Hay que construir paso a paso.

Hay quienes dicen que faltó dinero para la campaña y que hasta usted tuvo que hipotecar parte de su patrimonio.
No tengo patrimonio para eso. Y además siempre nos va a faltar para la campaña. Hay mucho de fábula, como eso de que había camiones repartiendo dinero en la calle. Si querés decir eso en el momento de la campaña, bueno. Pero eso lo dijo ahora, con el resultado puesto, el vicegobernador electo (Gustavo Canteros en su incursión en el canal TN el pasado jueves). No hay necesidad. Nosotros siempre vamos a estar por debajo del aparato de un gobierno provincial.

¿Hubo traición en la derrota de Camau?
No, no, no. De ninguna manera.

La gestión
¿Cuándo va a renunciar a su cargo de diputado nacional?
En diciembre. Todavía tengo alguna responsabilidad en una comisión bicameral (Revisora de Cuentas) que es muy sensible en la aprobación de cuentas del Estado nacional. Tengo trabajo que hacer. Tenemos una relación muy tensa con el auditor general de la Nación (el titular de la Auditoría General es el doctor Leandro Despouy) y entonces tengo que dejar la bicameral ordenada.

¿Cuáles son las obras que proyecta para su gestión?
El desarrollo de Santa Catalina. Es central eso. Los problemas más graves de la ciudad tienen relación con la centralización, con la vivienda, con el tránsito. Hay que expandir la ciudad. Santa Catalina era el Muro de Berlín a atravesar después de la dictadura. Ahora se puede cruzar. Luego de que la Municipalidad comprara esos terrenos, hoy tenemos la posibilidad de que la ciudad se afloje el cinto.

Justamente, durante la campaña habló de descentralizar la ciudad y trasladar incluso el palacio municipal. ¿Cómo es eso?
El mercado inmobiliario de Corrientes tiene un condimento especulativo altísimo, por eso no decimos dónde vamos a hacer la nueva Municipalidad. Cuando tengamos aprobado el proyecto recién lo vamos a decir.

¿Santa Catalina es uno de los lugares posibles?
Puede ser una posibilidad. Está proyectado allí un centro cívico. Estaría bueno que el Gobierno e incluso el Poder Judicial quieran ir para allá, para sacar la administración del centro de la ciudad, como lo hicieron Salta o Mendoza.

Obras y servicios
¿Sigue en pie el sistema integrado de transporte?
Sigue el plan. Está aprobado y vamos a continuar.

¿El boleto gratuito?
Va a continuar.

¿Va a aumentar el boleto antes de que asuma?
No lo sé.

¿Deberían consultarlo?
Sí. Lo conversaremos seguramente. Esto es razonable. Si los sueldos públicos y privados crecieron y crecen los sueldos de los conductores, por ejemplo, uno tiene que revisar todos los esquemas tarifarios. Es racional para que la economía funcione.

¿Y el servicio de recolección?
Hay que mejorar el sistema, pero la mitad de la mejora viene de la mano de una mejora en la construcción colectiva.

¿Seguirá la misma empresa?
Por ahora sí. Pero es necesario que los vecinos entiendan que la basura mata. Es la campaña que hay que hacer. No podemos tener un empleado en cada esquina o con cada contenedor para cuidar que los vecinos no tiren basura a la calle.

¿Qué pasará en los barrios?
Yo creo que el Municipio debe llegar a las escuelas. Esa es nuestra meta. Hay cosas que son imposibles de solucionar. Cuando llueve, las calles de tierra se hacen barro. Lo ideal sería que ese día no pasen los camiones recolectores. En el microcentro no es necesario porque está todo pavimentado. ¿Es justo entonces que en el centro haya un contenedor por cuadra porque los vecinos no quieren cumplir con el horario para sacar la basura? Hay que recuperar el sistema de vida en comunidad.

Se habla de algunas áreas comunales con bolsones de corrupción. ¿Está al tanto de eso?
Hay áreas de la Municipalidad que no se pueden jerarquizar por limitaciones legales. La reforma de la Carta Orgánica va dirigida en ese sentido. La cuestión medioambiental tiene que pegar un salto cualitativo.

¿Tiene algún punto para aportar a la reforma que pronto se pondrá en marcha?
Sí. La idea es desarrollar un poder de lobby que no se si es mayor o menor, pero es para sentar las bases expresivas de los nuevos tiempos y las herramientas que se necesitan. Por ejemplo: los Juzgados de Faltas no constituyen el Poder Judicial de la Municipalidad sino que son resortes administrativos. No es un poder del Estado. Son empleados de la Municipalidad que dependen de ella y no gozan de ninguna prerrogativa del Poder Judicial de la Provincia. Tienen que tener un código normativo que les establezca plazos. Por ejemplo para controlar y clausurar obras, que es uno de los puntos más discutidos.

¿Cómo será el financiamiento comunal?
Coparticipación y ayuda nacional. Lo de la ayuda es razonable que ocurra. Sucede que si un municipio mantiene un nivel de inversión en el tiempo va generando un crecimiento de la infraestructura. Cuando pasa como en Corrientes, que se frenó ese crecimiento, es necesaria una ayuda para acelerar el crecimiento. Sin la plata de la Nación no era posible este crecimiento porque en Capital hace más de 10 años que no se hizo nada. Ahora los recursos de coparticipación, bien administrados, dan para un crecimiento normal y natural, pero todavía hay tiempo perdido y sin duda hay que requerir ayuda.

El gabinete
¿Ya tiene gabinete de secretarios?
Todavía no.

¿Se puede quedar alguno de los actuales?
(Piensa). Cuando razonemos sobre el gabinete puedo tener esa respuesta.

¿Ya tiene algún nombre, por lo menos?
No tengo a nadie. Sí un grupo de gente que trabaja conmigo desde 1998. Pero no cubre toda la demanda de la Municipalidad.

¿Es posible que Camau integre su gabinete?
No creo que sea parte de mi gabinete. Es una decisión de él. Pero me da la impresión de que es un retroceso para él. Siempre busca ir hacia arriba.

¿La Nación le tiene un espacio reservado?
No lo sé.

¿Usted va a tener el mismo apoyo que Camau? ¿Se puede esperar el mismo volumen de obras?
Se mantiene todo igual, porque este tipo de cosas, generar una buena gestión, no se arregla levantando un teléfono. Se logra yendo y juntando orín (pide perdón por la gráfica). Tenés que tener paciencia y no enojarte. Hay que estar y golpear puertas. Nosotros vamos a seguir haciendo lo mismo.

¿Incluye a Santa Catalina y la autovía?
Esos proyectos están vigentes. (Nota de la Redacción: mientras Ríos respondía esto, el actual secretario multifunción de Espínola, Martín Barrionuevo, decía que el proyecto grande de Santa Catalina era posible si Camau resultaba electo gobernador. El intendente electo minimizó esa apreciación con lo que sigue). Antes de que se vaya Camau va a estar aprobado el plan urbanístico de Santa Catalina en trazos generales, para que lo del Procrear se inicie lo antes posible. Lo de la autovía lo mismo. Está firmado el convenido, ahora hay que licitar.

¿Licitar y listo?
Hay que hacer una licitación internacional, pero en 2014 se va a iniciar la obra.

 

“Creo que podemos entendernos con el Gobierno”
En un tramo de la entrevista Fabián Ríos se refirió a su contrincante en las elecciones del domingo pasado, Pedro Braillard Poccard, quien durante la semana dijo sentirse injuriado. También de Ricardo Colombi, con quien tendrá que convivir por los próximos 4 años.

¿Qué pasó con Pedro Braillard Poccard? Dijo que se sintió agraviado…
Revisé todo lo que había dicho y en ningún momento lo injurié en términos personales. Si en algún momento se me escapó algo que no estoy valorando, sinceramente pido disculpas, pero no he valorado nada que no haya sido posicionamiento político en diferentes circunstancias de la historia de Corrientes, que para el caso de Braillard Poccard arranca en la década del ‘80. Pero injuriarlo en términos personales o familiares jamás, porque no es mi estilo y nunca cruzo esa línea, aun cuando la crucen conmigo.
Si por alguna frase que haya tenido doble interpretación esa fue la idea que surgió, pido disculpas. Pero esto es política y uno para encontrar algunas respuestas del hoy tiene que mirar un poco para atrás.

¿Y usted?
Yo tengo historia y me hago cargo. Me puedo enorgullecer porque toda mi carrera política la hice dentro de un partido político, y no fui saltando de un lado para otro según las conveniencias personales. Y si la respuesta a eso es: “Vos estuviste con Tato en la peor etapa del Panu”, me tengo que hacer cargo de que me lo digan. En cada cosa que le ocurre a la sociedad correntina hay actores.

No lo llamó Pedro entonces…
No, no, no lo hizo.

¿Va a conciliar las deudas que reclama la Provincia?
Aspiro a que haya sido una muletilla de campaña. Todos sabemos cómo se arreglan estas cosas.

¿Cómo cree que será su relación con el gobernador Ricardo Colombi?
Espero que sea normal.

¿Ya habló con usted?
No. Pero la relación tiene que ser normal y respetuosa. Eso creo y espero. El punto de inflexión en la relación con Camau, obligado por la circunstancia, fue cuando Camau exigió la refinanciación de deudas a todos los municipios. Nos vimos en la obligación de torcerle el brazo a Colombi. El quería firmar y luego ver qué hacía con las comunas.

Lo acusaron a usted de eso.
Era lo razonable. Era lo que había que hacer para proteger los intereses que nosotros teníamos que proteger.

Hay gente del Gobierno que dice que la relación con usted ahora será distinta.
Puede ser. Lo único que quiero es que mantengamos una relación de equilibrio, al menos en lo humano. Porque cuando se abren heridas, después se termina afectando la relación institucional.
Creo que podemos entendernos con el Gobierno.

Carlos Rubín: “A la gente que conozco que está enojada conmigo, merece lo que le está pasando”

 

¿Se puede suspender una elección?

No sé. No sé. Ojalá que no. Se puede hacer cualquier cosa, como intervenir la Provincia. El motivo no interesa. Lo que interesa son las intenciones.

 

 

La charla, segunda en pocos meses, transcurrió temprano a la mañana durante una hora el miércoles último, dos días después de que el ministro y presidente del Superior Tribunal de Justicia, Carlos Rubín, hiciera pública su dimisión.

La renuncia ocurrió el lunes, luego de que se confirmara la información que como rumor se filtró el viernes: el fallo en contra de la re-reelección de 13 candidatos a intendentes de Encuentro por Corrientes.

Todavía estaba caliente la decisión, tan rotunda en términos políticos e institucionales, cuando el experimentado juez abrió las puertas de su despacho despojado para entregarse, suelto de cuerpo, a las preguntas de El Litoral.

Porque hay que decirlo: tan rápido y sorpresivo fue este desenlace como la limpieza del cuartito que durante 10 años ocupó Rubín como despacho, pues se negó desde un principio a franquear la puerta de la oficina presidencial, vacía desde la muerte de Eduardo Farizano en 2009.

A la hora de la entrevista sólo quedaba prendida una computadora. Los muebles, vacíos y abiertos, tenían rastros de polvo. Una caja completaba la escena. Cerca de ella, una trituradora de papel reposaba satisfecha, después de largas horas de trabajo. Además, un busto pequeño de Sarmiento hecho en bronce y una lámpara. Ambos estaban allí buscando destino.

A espaldas de la poltrona que lo acomodó y reposó tanto tiempo en ese lugar, incólume resistía un crucifijo, testigo tal vez de las desdichas del hombre en retirada.

La renuncia fue aceptada el mismo lunes pasado por el gobernador Ricardo Colombi. Por eso es que desde hoy Carlos Rubín dejó de tener investidura. Es ahora un ciudadano más: abogado de medio siglo; un ex ministro y ex presidente de la Corte Provincial.

Lo bueno del caso, según dijo, es que ahora no tendrá problemas con la lengua, pues ya no carga con la necesidad de prudencia que exige el puesto ahora en manos de Guillermo Semhan. En ese clima transcurrió esta conversación con Rubín, la última de su etapa de ministro y presidente del Superior Tribunal.

¿Qué balance hace de su gestión?

Yo no tengo por qué hacer un balance. Son mis conciudadanos los que me tienen que juzgar. Son los encargados de decir si cumplí o no.

¿Y cómo se siente usted al dejar este Tribunal?

El 16 de septiembre cumpliré 50 años de casamiento con el Derecho. Mi vida está enderezada con esas enseñanzas. Eso quise transmitir acá. No sé si lo logré o no.

¿Qué va a hacer ahora?

Ahora estoy tramitando mi jubilación. El problema es que en la Argentina los jubilados no somos muy apreciados y yo tengo que vivir de eso, porque no soy un hombre de fortuna. Lo que sí ahora estoy tranquilo. Antes tenía que ser prudente por el cargo. Ahora tengo la lengua suelta. (Risas)

¿Se cansó?

A mí no me cansa hacer expedientes. El trabajo a mí nunca me cansó. Lo que a veces cansa son las ingratitudes.

Felizmente aquí he tenido gente extraordinaria trabajando conmigo que hoy se siente más triste que yo. Para ellos, mi ambición sería que la semilla que he dejado fructifique y que el Poder Judicial sea un poder totalmente independiente, sin que tenga latente sobre la cabeza pedidos de intervención o de juicios políticos. Sin que haya personas que todavía tienen el tupé de decir “si se portan bien no los vamos a intervenir”. Cómo puede un ciudadano ser indiferente ante ese agravio, esa destrucción de las instituciones del país.

¿Las ingratitudes fueron internas o externas?

Nunca tuve ingratitudes de los funcionarios y empleados.

¿Ingratitudes políticas?

Prefiero no aclarar eso. Confucio siempre dice: “Si no puedes hablar bien de alguien, cállate”. (Sic)

¿Quién? ¿El Confucio real o su alter ego local?

No. No. El real. (Risas)

¿Hubo gente que festejó su salida?

Mire. Cuando murió el doctor Farizano, hubo gente que destapó botellas de champagne. Ahora hubo gente que destapó cajas de champagne.

¿Cree que es tan villano?

No es que sea malo. Lo que pasa que los hombres que hacemos algo siempre tenemos amigos y enemigos. El que no tiene enemigos es porque nunca hizo nada. A mí me incomoda nomás el hecho de los amigos que no son tales. Eso es más triste. Además, mi presencia aquí estaba causando molestias a mucha gente.

¿A quién?

A mucha gente, sobre todo a los que perdían los juicios.

¿Tanta gente está enojada con usted?

Y yo no tengo una estadística, pero a la gente que conozco que está enojada conmigo, merece lo que le está pasando. Desmiento que me vaya asustado por alguien, porque a mí me podrán fusilar, menos hacerme tener miedo. (Eso poné expresamente, solicita)

¿Y por qué se va entonces?

Me voy por cuestiones de honor y dignidad, esperando que mi renuncia sirva para despertar conciencias.

 

Filtraciones

¿A quién se dirige?

Me dirijo al hombre común pidiéndole que cese los agravios porque estamos destruyendo el país.

¿Se molestó por la filtración del fallo contra las re-re?

¿Por qué?, si mi voto fue el que triunfó.

Pero por eso lo recusaron, entre otras cosas…

Eso es cosa de todos los días. El Estado Provincial me vivió recusando cuando no le convenía mi actuación. No me molesta porque está haciendo uso de su derecho.

¿Y qué le pareció que se haya filtrado el fallo?

Me pareció una infidelidad, porque en realidad no se filtró. Pero eso no afecta el fallo.

¿No se ha respetado un código de trabajo?

No. No. No se ha respetado la ley, porque acá alguien no guardó el secreto profesional que tiene obligación de guardar.

¿Usted cree que se rompió un pacto de confiabilidad?

No. Yo creo que es consecuencia de la situación que se vive, donde todo se ha licuado. No existen los valores, los ejemplos y el materialismo es lo único que guía las acciones en una sociedad como la nuestra, lo que tarde o temprano va a costar caro.

¿Cree que se puede cambiar eso?

Siempre se puede cambiar.

 

Presiones

¿Se sintió presionado en este tiempo?

Fíjese que antes los que querían intervenir a la Justicia ahora dicen que este Tribunal defendió la Constitución. Entonces cómo creer en la palabra de alguien que cuando no le conviene dice algo y cuando sí, se aferra a lo contrario. Le creería al que habla así, cuando acepte un fallo contrario a sus intereses.

¿Conoció a alguien así?

Cuando era abogado sí. Hubo gente a la que yo he desalojado que después se hizo cliente mía.

¿Se llega a acostumbrar uno a las presiones?

Depende de la concepción de vida que tenga una persona. Si uno está convencido de que está trabajando para la paz social y el derecho, no hay fuerza ni presión que lo pueda hacer claudicar.

¿Entonces qué pasa hoy?

Es que ahora parece que tanto en la política como en el amor todo vale, y no es así.

Hay candidatos que creen que la voluntad popular debe estar por encima de la Constitución…

Eso es desconocer la democracia. La democracia no es solo las elecciones o los votos. Hitler fue electo por mayoría. Además del voto, la democracia debe tener razón, respeto por las minorías y justicia.

Dicen por ahí que si alguien creía que este Tribunal era débil, lo es todavía más ahora…

La fortaleza del STJ no está en la cantidad de personas ni tampoco en quiénes son los que están. Están en los principios…

 

Situación política

¿Cómo ve toda esta situación de alta litigiosidad que se vive en Corrientes?

Lo que a mí me parece es que en las elecciones, en todas ellas, tiene que haber un clima de justicia.

¿Cree que se da en este caso?

Las decisiones están tomadas, solamente hay que ejecutarlas, porque los fallos están firmes desde el momento que ya no queda ningún recurso normal. Acá se llegó al recurso extraordinario máximo de la Justicia. Salvo que la Corte acepte una queja. (Se recuerda que la entrevista es del miércoles a la mañana)

¿Se puede entender que la Justicia inferior hace lo que quiere? Porque ha tardado en algunas diligencias…

No tengo pruebas de que ocurra así.

No hay plazos pero…

Bueno, ellos sabrán, pero la realidad es que no hay pruebas de incumplimiento.

¿El clima enrarecido no es indicador de ello?

Hemos pasado muchas elecciones en las cuales el STJ era el órgano máximo. En todas las elecciones ocurrió lo mismo. No conozco ninguna elección en la que no se hable de fraude.

¿Pero con tanta virulencia?

Probablemente no sea exclusiva de Corrientes. El país está demasiado dividido y nos estamos olvidando del concepto de Nación. Veo que se quiere eliminar al adversario y no competir con él, y eso me llena de congoja, porque ante cualquier dificultad, el argentino busca irse.

Los jueces dicen que se llega a esta situación por culpa de la política.

Siempre hay un tire y afloje. No es culpa parcialmente de alguien. Es culpa de un sistema que los argentinos hemos adoptado. Estamos destruyendo gradualmente la Nación Argentina y por ende la Provincia con estos enfrentamientos.

¿Por qué?

Porque toda Nación depende de sus instituciones y si sus instituciones no son respetadas, esa Nación se está destruyendo. Fíjese que al peso argentino no lo quieren ni los habitantes del país. Y la moneda es signo de soberanía.

También hay quienes dicen que los jueces son los que tienen parte de la culpa, por lentos, por indiferentes…

Pero el STJ no puede ordenar de oficio toda esta situación política de incertidumbre. No. Imagínese si nosotros tuviéramos en cuenta todo lo que se dice, no podríamos vivir. Y menos lo que dicen políticos en campaña. Lo que no está en el expediente no está en el mundo.

¿Siente que se va sin poder aplicar la autarquía financiera del STJ? ¿Sin tener las herramientas de trabajo que ha diseñado?

Mire, desde el año 2004 está en la Legislatura un proyecto de Código Procesal Penal y todavía no se puede aprobar. A mí no me pueden endilgar el fracaso de la inactividad legislativa.

Y en cuanto a la autarquía, esto lo da la ley, así que no hay otra cosa. Nosotros hacemos nuestro presupuesto como dice la Constitución y lo mandamos al Poder Ejecutivo.

 

La salida

¿Por qué renunció?

El año pasado ya quería renunciar. Mi familia me perseguía, me pedía que renuncie. No me quise ir por las elecciones, pues yo no podía dejar al Tribunal que enfrente así ese proceso. Entonces mi compromiso era quedarme hasta después de las elecciones.

¿Y qué pasó entonces?

Entendí que estaba relevado de ese compromiso.

Desconocimiento de sus pares…

No interprete lo que yo no dije…

Pero usted era el Presidente del cuerpo. ¿Quién puede relevarlo de una tarea?

Los acontecimientos que se sucedieron me autorizaron a pensar que mi presencia era más un factor de molestia que de ayuda y que tenía que alejarme.

Es decir, la tarea que iba a realizar ya no fue necesaria. Entonces me voy. (Silencio)

Acá pasó algo…

Y bueno, ustedes los periodistas fueron los beneficiarios de la infidelidad que hubo acá. ¿O no?

El término infidelidad, es suyo, pero sí, alguien filtró buena información desde acá adentro…

Y bueno, evidentemente algo se rompió.