Cooperar para vivir

Para el diario El Litoral
Si es verdad que en estos largos días de cuarentena aprendimos que “nadie se salva solo”, entonces hemos aprendido también que la cooperación humana es la tecnología mejor acabada para ponernos de nuevo de cara al sol, cuando todo pase.
Ejemplos a lo largo y ancho del planeta confirman el diagnóstico vuelto sentencia. Y la buena noticia, para hacer frente a los escépticos, es que la cooperación también resultó en Argentina, con efectos que están a la vista.
La cooperación entre los tres niveles de Estado en el Area Metropolitana de Buenos Aires no sólo dio resultados en términos sanitarios (más allá del desfase de los últimos días en los barrios hacinados y marginales ubicados en la porción de tierra más rica del país) sino que también aportó un sedante de magnitud insospechada para la grieta política, repeliendo incluso el intento de quienes, fuera del reparto de la consideración ciudadana, intentan a toda hora y por cualquier orificio sembrar un poco de cizaña para envenenar la magra cosecha de estos días.
La cooperación que dio resultados en todo el mundo, dio también sus frutos en Argentina. ¿Eso molesta? ¿A quién? ¿Por qué?
Atravesamos como humanidad -no ya como nación, o como naciones- una situación crítica por pandemia. Es cierto que sus efectos no encuentran parangón en la historia mediana del globo, pero las bases de lo bien hecho se volverán sólidas si sabemos aprovecharlas.

 

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La cooperación del Estado con los científicos, médicos, infectólogos, fue el primer modelo en el que nos pusimos de acuerdo como sociedad. Nadie, o pocas personas a estas alturas, dudan de la importancia que tuvo para el manejo de la pandemia que el gobierno de Alberto Fernández se respalde en la ciencia, en sus expertos, en los estudiosos que dedican sus vidas al diseño de políticas y estrategias sanitarias.
La cooperación del Estado con los científicos y los CEO (de muchas empresas nacionales) hizo que la Argentina pueda desarrollar tecnología y aparatología médica, además de insumos y reactivos que nos permitirán estar mejor preparados si es que el coronavirus decide golpearnos todavía más de lo que lo ha hecho hasta el momento.
El Estado, las empresas, el conocimiento industrial y la mano de obra calificada, que procede -por ejemplo- de las universidades, como la de los estudiantes de la Universidad del Nordeste, permitieron, por decir algo, el ensamble de respiradores mecánicos para asistir al hospital de campaña de Corrientes, pero también, a futuro, a los institutos u hospitales que lo requieran.
La cooperación del Estado con los empresarios, en el plano de los productos y servicios, hizo posible muchas otras inversiones necesarias, pero al mismo tiempo mostró los agujeros que eran invisibles en el trajinar cotidiano de la vieja normalidad.
Se trata del conocimiento, más que nunca, en la era del conocimiento. Pero en este caso, se trata del saber al servicio de las políticas públicas implementadas bajo el régimen de la evidencia y no bajo el yugo de los caprichos personales, lo que supone un antes y un después, de mínima, en la toma de decisiones de Estado. Y de muchas empresas.

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Por supuesto que hay desafíos, falencias. Hay carencias estructurales. Hay dudas. Por supuesto que hay algunos desconfiados que azuzan con denuncias, y sus razones tendrán. Nunca fue fácil la cosa, nunca del todo transparente. Y nada hace suponer que de repente lo será, en medio de una pandemia, cuando el Estado, a través del gobierno, muchas veces coquetea con la fuerza absoluta que surge de la excepción. Cuando más bien se reviste de poderes que lo alejan del deber ser de la rendición de cuentas. Pasa aquí como en las sociedades más avanzadas. No es un consuelo, pero pasa.
No obstante, habrá un “antes y después”, previenen hasta el cansancio médicos, psiquiatras y analistas, docentes, gremialistas, economistas y políticos de toda caladura.
Ojalá el después, en todo caso, sea un poco mejor que el antes. Que muchas de las acciones apuradas por el coronavirus se queden para contener otros problemas que nos aquejan. Que las campañas sanitarias sirvan, por ejemplo, para atacar al dengue, que es otro de los males que nos zumban en clave de epidemia desde hace bastante tiempo.
Habrá un antes y un después -dicen a coro los expertos- en cuanto a la forma de vida, a la forma de manifestar los afectos, a la forma de realizar los trabajos, muchos de los cuales no tendrán más remedio que adaptarse. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), entre abril y junio se perderán 195 millones de empleos en el mundo. Los sectores más afectados con pérdidas de mano de obra son el hotelero, el de producción de alimentos, el gastronómico, el inmobiliario, las actividades administrativas, las fábricas y los servicios de reparación, los comercios, el área de los negocios y el sector artístico.
Otra mala noticia, publicada ayer por Daniel Santa Cruz en La Nación: la Argentina reúne el 41% de sus empleos dentro de este grupo de riesgo, de acuerdo al mismo informe de la OIT.

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Habrá un antes y un después en la forma de educar.
La educación, tal vez como ninguno de los otros estamentos, pone al desnudo las asimetrías y brechas, tecnológicas y de aprendizaje. He allí un enorme desafío.
El cambio de mentalidad asociado al cambio de ritmo en el paso de lo analógico y semianalógico a lo digital, por influjo de una crisis sanitaria, insufló la transformación digital, el teletrabajo, la inteligencia artificial. Dispersó la productividad, pero al mismo tiempo dejó más pobres a los pobres y más excluidos a los que ya lo estaban.
La brecha digital es mucho más que eso en provincias y regiones como las que habitamos nosotros. Es eso, pero sobre todo es la pobreza, la falta de trabajo, de viviendas dignas, de infraestructura básica.
Semejante brecha en semejante zona acentúa todavía más las diferencias. Las familias, incluso las que tienen algún recurso tecnológico, sucumbieron ante la cuarentena, que también es asimétrica. En todo caso no hay una sola cuarentena. Las hay a distinto precio.
Las familias sucumbieron ante la falta de aparatos y de servicios de internet y energía suficientes para atender las demandas de todos los miembros del núcleo en el mismo momento, que por trabajo o por estudio, intentan de ese modo hacer sus propios esfuerzos para vincularse con un afuera que cada vez queda más lejos. Ya en una familia tipo se manifestaron esos problemas, y las familias tipo, está claro, son mucho más numerosas en las provincias del Norte. No hay espacio para todos en el mismo momento, y así es difícil pensar, aprender. Avanzar.
Las otras familias, en las que la realidad virtual está lejos de ser siquiera una realidad, volvieron a ser castigadas, ahora en simultáneo por la brecha tecnológica, educativa, por la pandemia y por la economía que se paró como protección ante el virus. El combo es demasiado dañino.
En cuadros como esos es donde anidan los militantes anticuarentena que se mueven por el parámetro único de la economía. Son los que denunció hace unos días el doctor Pedro Cahn, director de la Fundación Huésped y uno de los integrantes del comité de expertos que asesora al Gobierno. “Odio la cuarentena, no la amo. Pero más odio a la morbilidad y mortalidad”, lanzó. Pidió, en todo caso, “que alguien me explique cuál es la alternativa”.
Es muy complejo todo, pero al mismo tiempo esperanzador.
Si la crisis del coronavirus logró sacar -en parte al menos- lo mejor de nosotros, en aspectos cooperativos de proyección positiva, sería bueno que esa voluntad sobreviva cuando acabe la amenaza.
Hasta aquí vimos los efectos multiplicadores de la cooperación como artefacto tecnológico para el avance humano. El coraje de los trabajadores de la salud, el espíritu de solidaridad y compasión de muchos voluntarios y voluntarias, su disposición a ir más allá de sí mismos para colaborar en el bien de todos. También vimos experiencias demoledoras que forzaron a muchos ciudadanos a poner de manifiesto lo peor que llevan dentro: sus miedos, broncas, odios. Afloraron las “conductas regresivas” y muchos se pusieron como niños, como dijo la doctora Nadia Vaschuk Semper en la entrevista #ELP de la semana pasada.
Pero “algo se aprende en medio de las plagas”, nos dijo Camus en “La peste”: “Que hay en los hombres (y mujeres) más cosas dignas de admiración que de desprecio”. Ojalá sea una mayoría la que pueda quedarse con esta mirada.

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Cuarentena estricta o apertura general: Chaco debate entre dos modelos extremos

Publicado en La Nación
El intendente de Resistencia, Gustavo Martínez, emitió esta mañana un mensaje a la población, vía Facebook, en el que insta a “tomar decisiones que tengan que ver con la realidad” para evitar una “tragedia”. Inmediatamente después propuso volver a la fase inicial del aislamiento a partir del lunes, es decir, a una “cuarentena estricta”.

El mensaje, arropado por la situación de zozobra sanitaria que vive la provincia del Chaco, que suma 38 muertos, no oculta su costado político y las diferencias que se exponen cada vez con mayor intensidad en relación con la postura asumida por el gobernador Jorge Capitanich, quien había dicho el miércoles que el asunto de las fases ya no se discutía y que el Chaco estaba lista para pasar a Fase 5.

El intendente Martínez reconoció que la situación en el área metropolitana es “extremadamente complicada” producto del aumento en la curva de contagios y en la letalidad del coronavirus. En ese contexto evaluó que la cuarentena estricta debería extenderse por 15 días.

“Creemos que llegó el momento de tomar decisiones”, dijo el jefe comunal. “A mucha gente le va a caer bien, a otras no tan bien, pero tenemos que tomar medidas que nos devuelvan a la Fase 1”, añadió.

“Después del 24 de mayo tenemos que hacer 15 días de cuarentena estricta y tenemos que pensar desde lo municipal y provincial cuáles son las acciones mínimas indispensables para llevar adelante, pero la mayor parte tiene que estar dedicada al aislamiento físico”, remarcó.

En nuevo brote
Sucede que el nivel de contagios se ha disparado en la capital chaqueña. Y lo que al parecer estaba concentrado en el macrocentro y en algún otro sector, se desmadró tras el brote en el barrio Toba. “Hoy está desperdigado por toda la ciudad y todos estamos expuestos a contagiarnos”, dijo el jefe comunal. “No se puede esperar más. Tenemos que regresar a la Fase 1. Sé que estamos cansados, pero si no se hace esto, la situación se va a transformar en tragedia y es lo que no queremos en Resistencia”, finalizó.

Los números que justifican sus pedido son elocuentes: la provincia registra 38 muertos y 675 contagios, siendo la tercera jurisdicción más castigada del país. El Área Metropolitana es la zona que concentra más del 90% de los casos del Chaco, con Resistencia como punto crítico.

El plan de Capitanich
Pese a estos guarismos de alarma, el gobernador Jorge Capitanich dijo el miércoles que “el tema fase es una discusión cerrada”, que “no se vuelve atrás”. “Debemos convivir con el virus”, sostuvo. Este jueves, en declaraciones radiales, atenuó sus afirmaciones. Dijo que “la cuarentena debe seguir hasta por lo menos el mes de agosto” y que tiene que ser “con un sistema de administración inteligente”.

La polémica promete subir su intensidad, porque en el Chaco -pese a que Capitanich y Martínez reporten desde distintos batallones al mismo sello del PJ- no se logró articular nunca una cooperación como la que está dando resultados, por caso, entre los tres niveles de gobierno en el Área Metropolitana de Buenos Aires.

Mientras se desarrolla la polémica, se pidió a los chaqueños del interior desistir de viajar hacia Resistencia. Se informó además que planean suspender la circulación de colectivos hasta el 31 de mayo.

También, y a instancias de las autoridades correntinas, se dispuso que aquellas personas que viven en Corrientes y trabajan en el Chaco deberán cumplir una “cuarentena estricta”. Solo tendrán permitido salir de sus casas para reportarse en sus respectivos puestos laborales de Resistencia.

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Coronavirus en la Argentina: ya hay siete muertos en las comunidades indígenas del Chaco

Publicado en La Nación
Con 98 casos positivos informados y siete muertes ocurridas la mayoría en las últimas horas, las comunidades indígenas y el Área Gran Toba de Resistencia se convirtieron en un problema en sí mismo, y de un alcance aún imposible de calcular dentro de la crisis sanitaria que enfrenta la provincia del Chaco por el nuevo coronavirus. En Chaco ya se registraron un total de 30 muertes y más de 500 afectados.

El brote declarado dentro de esa población aborigen es uno de los más importantes de Covid-19 que se haya dado hasta el momento en la provincia, y puede desmadrar la situación general -de por sí alarmante- si no dan resultado los trabajos de contención múltiple que intenta implementar el gobierno de Jorge Capitanich, que por momentos parece desconcertado ante el avance de la pandemia.

La situación es compleja: a las dificultades propias de una alta movilidad por necesidad económica, la circulación comunitaria del virus y las condiciones de precariedad en cuanto al saneamiento y a la infraestructura ambiental, en las populosas barriadas indígenas se suma la brecha cultural, que demanda un trabajo amalgamado, interdisciplinario, que respete por un lado los protocolos de salud y por otro, las prácticas ancestrales de la comunidad.

Coronavirus hoy en la Argentina y el mundo: el minuto a minuto y las novedades
Esa interrelación fue un tanto deficiente en los primeros días desde que se detectó el primer caso positivo en la zona, el 27 de abril pasado. Hace cinco días, por esa razón, el Gobierno del Chaco designó a una médica sanitarista al frente de los operativos. Su experiencia en el trato con sectores de alta vulnerabilidad es la carta que juega ahora el Ministerio de Salud para sortear las diferencias iniciales, sobre todo por las demandas particulares de los referentes barriales: algunos de ellos son caciques de la comunidad Qom, y otros, “caciques” con una variada gama de intereses políticos.

El cerco de metal que se montó como cordón sanitario en el barrio generó enojo en referentes de las comunidadesEl cerco de metal que se montó como cordón sanitario en el barrio generó enojo en referentes de las comunidades Crédito: Ministerio de Salud Pública de Chaco
El objetivo central de la medida es impedir el brote generalizado en el área, donde viven cerca de 5000 personas, y evitar un colapso del sistema de salud. Los números no son alentadores: la aceleración de contagios achicó en los últimos días la tasa de duplicación de casos. Otro temor: la alta tasa de positividad, que la semana pasada era del 75% en el barrio Toba, según confirmó el jueves pasado el subsecretario de Salud, Alejandro García.

El mismo funcionario confirmó el viernes la muerte por coronavirus del pastor evangélico Raúl Gómez, de 58 años. El deceso de Gómez se dio justo en momentos en que el Gobierno evaluaba reabrir las iglesias y las celebraciones religiosas. La realidad se impuso y activó la prudencia de la que no fueron capaces las autoridades.

El viernes por la tarde, el ministro de Gobierno del Chaco, Juan Manuel Chapo, confirmó que “no habrá oficios religiosos, al menos hasta el 24 de mayo”, en acuerdo con la Mesa Interreligiosa.

Acciones sanitarias
La zona en cuestión está ubicada a solo 16 cuadras de la plaza central de Resistencia. Desde que apareció allí el primer caso los vecinos reclamaron que las acciones del gobierno fueron insuficientes. Además miembros del Comité de Emergencia Indígena apuntaron que la aplicación de las medidas no tuvieron en cuenta la idiosincrasia de la población, que fueron mal comunicadas e implementadas de prepo, razón por la cual, dicen, surgieron reacciones con dispares niveles de violencia.

Ahora ya funciona en el lugar un espacio de aislamiento y, en caso de urgencias, se brinda atención en el hospital. Se hacen fumigaciones y trabajos permanentes de limpieza general, ya que es una zona donde también hay problemas con el dengue.

A los vecinos les recomiendan no salir de sus hogares para evitar el contagio, lo que también es complejo porque la realidad socioeconómica de los vecinos de esa zona los obliga a salir para ganarse el sustento diario, problema que se acrecentó ante la tardanza oficial en la entrega de módulos alimentarios, medicamentos e insumos de higiene hogareña y personal.

Las cuadrillas sanitarias recorrieron casa por casa con equipos de salud interdisciplinarios para la detección temprana de síntomasLas cuadrillas sanitarias recorrieron casa por casa con equipos de salud interdisciplinarios para la detección temprana de síntomas Crédito: Ministerio de Salud Pública de Chaco
Los módulos alimentarios llegan tarde o no alcanzan. El Ejército, que también está en el lugar, repartió 630 raciones de comida en los últimos días, pero solo para chicos que asistían a las escuelas. Hay pocos comedores y merenderos en la zona, lo que dificulra la supervivencia de la gente, según informó a LA NACION Laura Pérez, vicepresidenta del Consejo Comunitario de barrio Toba.

Además de la preocupación y del miedo que reina en el sector, piden mejorar el diálogo con el Estado para atender tres ejes problemáticos centrales: la salud, la seguridad y la alimentación de los vecinos de los seis barrios que constituyen grupos de riesgo.

El Área Gran Toba está conformado por los barrios Toba, Cheliyí, Camalote, Crescencio López, América y Cotap, donde la población registra enfermedades de base diversas: hay hipertensos, pacientes oncológicos, otros con chagas, diabetes, chicos y grandes con bajo peso o malnutrición, y una gran población anciana, algunos incluso, con más de 100 años.

Dos áreas
Por eso el Ministerio de Salud, a instancias de la subsecretaria de Salud Comunitaria, Entornos Saludables y No Violentos y coordinadora del Covid-19 en el barrio Gran Toba, Carolina Centeno, dividió en dos el polo sanitario montado en el lugar: uno específico para Covid-19 y otro para el resto de las patologías. Operan en el Centro Integrador Comunitario, en el Centro de Salud del barrio Toba y también hay un camión sanitario apostado. “La idea es fortalecer la asistencia y mitigar el brote”, dijo Centeno, consultada por LA NACION .

Centeno conoce las dificultades del barrio, sabe de la falta de infraestructura y de las barreras culturales, por eso intenta un abordaje complejo mejorando, en principio, la comunicación con los referentes y vecinos, que por si fuera poco, también empiezan a dividirse, producto de las discrepancias que se evidencian entre los mandos políticos: la disputa entre el gobierno provincial y el municipal.

En este juego de divisiones, se acentúan los parámetros negativos de los determinantes sociales de la salud de la población Qom, donde hace punta la discriminación. Laura Pérez sostiene que las acciones iniciales no se comunicaron ni se consensuaron, y que eso generó enojos, reacciones y preocupación. “Pedimos intervención sanitaria urgente y un cordón sanitario, pero pusieron vallas y montículos de tierra”, dijo.

En los barrios de esta zona del Gran Resistencia hay problemas de infraestructura, pero también de personas con malnutrición y distintas enfermedades de baseEn los barrios de esta zona del Gran Resistencia hay problemas de infraestructura, pero también de personas con malnutrición y distintas enfermedades de base Crédito: Ministerio de Salud Pública de Chaco
En su mayoría, los vecinos del Gran Toba son artesanos, changarines hoy desempleados, muchos de los cuales trabajan en el Mercado Central de Resistencia, donde hoy por hoy no los dejan entrar. Afloró allí lo peor de la segregación, que se manifiesta también, según Pérez, en las medidas que toma en el Estado en el barrio Toba, diferentes a las que aplica en otros barrios con el mismo problema.

“Aflora el racismo porque nos exponen. A los otros barrios no se los menciona. Y a nosotros nos tratan de salvajes. Pero además no nos escuchan. La gente dice que no respetamos el protocolo, que ni siquiera usamos barbijo. Pero, ¿alguien se preguntó si podemos comprarlo?”, se quejó la referente barrial.

Dudas
El 27 de abril los vecinos del barrio Toba escucharon de funcionarios del gobierno la confirmación del primer caso de Covid-19 en el barrio. Desde entonces les embarga una sospecha: que ese contagio ocurrió en el Hospital Perrando. Tiene sentido: cerca de un 30% de los 573 casos reportados hasta hoy en el Chaco se dieron dentro del sistema sanitario público y privado, aunque las medidas para morigerar este brote intrahospitalario no se conocen con claridad.

Más allá de eso, la subsecretaria de Salud Comunitaria, Carolina Centeno, dijo a la prensa local: “Estamos tratando de contener y reforzar la atención con la toma de muestras y el aislamiento para aquellas personas que lo requieran. La gente está cumpliendo con los protocolos. También aumentó el uso de tapabocas”, dijo.

La idea de contención es otro asunto discutible: ante la falta de una medida mejor, el cordón sanitario es un cerco de metal y tierra que busca aislar a toda la población Qom. Una medida del Estado que genera indignación.

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En Chaco fallecieron cinco personas por coronavirus y subió la tasa de mortalidad

Publicado en La Nación
La tragedia parece ensañarse con el Chaco : desde el viernes hasta hoy se reportaron cinco decesos a causa del coronavirus en la provincia . La última confirmada es la de un hombre de 72 años, que falleció el sábado en una clínica de Resistencia. En total, Chaco suma 19 muertos desde que se inició la pandemia.

En el Gobierno hablan de un estado de “alarma”, más allá de que hasta el momento esa calificación no encuentra su correlato en las conductas sociales. Tales conductas parecen avanzar en paralelo, aisladas de la situación de peligro que marcan las autoridades. La gente sale y, según advierten desde el Gobierno, relajó las medidas de resguardo e higiene. Algunos vecinos, dicen, asimismo, que también se relajó el control.

“Esta situación nos tiene que alarmar”, dijo hoy María Elisa Flores , directora de Epidemiología . En conferencia de la prensa, Flores alertó sobre un “aumento de la tasa de letalidad de la enfermedad”, situación que también se está dando en todo el país, pero que impacta fuerte en el Chaco. Dijo que la tasa se ubicó por encima del 5%, cuando venía estacionada un poco por arriba del 4%. Informó además que continúan los casos de transmisión comunitaria. “Hay gente que nos dice que se contagió yendo al supermercado o al banco”, sostuvo.

“En estas últimas semanas tuvimos un nuevo aumento de casos, y esto es importante entender y que todos lo sepan”, sostuvo la funcionaria, tratando de hacer mella en la población acerca de la necesidad de extremar las acciones preventivas. Sucede que el pedido ante la situación de alerta epidemiológica se da de bruces contra el alto índice de movilidad que viene manifestando la población, entre otras cosas por la necesidad de mover la economía, que en el Chaco como en la mayoría de las provincias del Norte, se inscribe en la informalidad.

Gruesos sectores sociales están por fuera de las pequeñas ayudas oficiales, y esto explica gran parte del fenómeno de desatención a las medidas que tensionan entre la salud y el dinero para la comida diaria.

Ante esto, la epidemióloga pidió cuidarnos entre todos. “Este fin de semana tuvimos cinco muertes. Y estas cinco muertes fueron de personas con enfermedades crónicas. No fueron solamente adultos mayores sino también personas jóvenes (uno de los fallecidos tenía 33 años), con alguna patología crónica de base. Esto quiere decir que tenemos que cuidar a estas personas”, añadió.

En ese contexto, las autoridades sanitarias chaqueñas remarcaron la gravedad del aumento de la tasa de mortalidad, que ascendió al 5%. “Esto a nosotros nos tiene que alarmar”, dijeron, porque además hubo un incremento en los casos de transmisión comunitaria. Son casos reportados de personas que, al parecer, solo fueron al supermercado, a cobrar a un banco o a un cajero automático.

Hasta el mediodía de hoy, el parte epidemiológico diario del Ministerio de Salud Pública registraba 346 casos positivos de COVID-19, con 136 personas con alta clínica confirmada y 19 fallecimientos. El punto es que hay 28 personas internadas y ocho de ellas en estado grave. La mayoría de los casos se concentra en la capital, Resistencia, y en algunas ciudades vecinas, como Barranqueras. En tanto, hay 1802 personas con diagnóstico de dengue en el territorio provincial, que es otro de los grandes problemas sanitarios que comparten todas las provincias del Norte del país.

Corrientes, otro panorama
Cruzando el puente General Belgrano, en Corrientes, la situación por el momento es distinta. La provincia no registra muertos, tiene 50 casos confirmados de coronavirus, 33 de los cuales ya están recuperados: solo 17 quedan en actividad, aislados y en buen estado de salud. Su tasa de duplicación de casos es superior a los 30 días y por eso el gobernador Gustavo Valdés anunció la habilitación de caminatas deportivas en lugares controlados y por turnos a partir de pasado mañana. Esta medida se suma a la apertura de comercios y de un shopping que, con restricciones, empezó a operar la semana pasada.

En conferencia de prensa, Valdés anunció que entre las actividades permitidas para realizar en la cuarentena se sumarán las caminatas y trotes deportivos desde el miércoles en tres lugares de la Capital y en un lugar en cada uno de los municipios de la provincia. Será con cupos, por turnos y por finalización del DNI, para lo cual hay que pedir una autorización online.

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Coronavirus: aislaron a 56 profesionales de dos hospitales correntinos por sospecha de Covid-19

Publicado en La Nación

Corrientes.- Un total de 56 personas, entre las que se cuentan médicos, otros profesionales de la salud y personal auxiliar que presta servicios en dos importantes centros asistenciales de Corrientes, debieron ser aislados hoy por sospechas de coronavirus. La dirección de ambas instituciones espera los resultados de los laboratorios, que pueden estar a última hora de este mismo viernes, pero en paralelo ya dispuso que el personal fuera aislado, una parte en un hotel céntrico de la capital correntina y la otra en sus respectivos domicilios.

El protocolo se activó en la mañana de este viernes 1 de mayo luego de conocerse la noticia de que una beba sometida a una intervención quirúrgica en el Instituto de Cardiología de Corrientes diera positivo de la enfermedad en Eldorado, Misiones. La beba fue operada la semana pasada y dada de alta. A los 5 días hizo fiebre. Se le practicó un hisopado en el hospital de su localidad y dio positivo para coronavirus, lo que disparó el alerta sanitario en ambas provincias.

“Nosotros creemos que la beba misionera no se contagió en el Instituto de Cardiología. Hay razones para pensar eso, pero de todas maneras, para seguir con los protocolos, hemos aislado e hisopado a 37 personas que tuvieron contacto con ella”, dijo a LA NACION el doctor Julio Vallejos, director del Instituto de Cardiología, mientras esperaba los resultados de los análisis. “Nos pidieron tiempo, pero creo que podríamos tener hoy esos resultados”, añadió.

No obstante, todas las personas de allí deberán guardar aislamiento por 14 días, más allá de que el resultado del hisopado diera negativo.

El grupo de personas aisladas se divide en dos: el primer grupo es de 19 médicos, enfermeros y auxiliares del hospital Llano, que en la mañana de este viernes fueron aislados en el hotel San Martín de Corrientes capital. En ese grupo también se encuentra la directora del establecimiento, Silvia Bonasies, que tuvo contacto estrecho, como el resto de los trabajadores sanitarios y en particular con una médica que sí dio positivo, indicaron fuentes oficiales.

“Cada uno de los médicos fue hisopado, se esperan los resultados y se monitorea cada caso; ninguno tiene síntomas”, informaron fuentes cercanas a los médicos a los medios locales.

El segundo grupo aislado es el del Instituto de Cardiología. Son 37 personas, entre ellas, cinco médicos, enfermeras y enfermeros, técnicos, administrativos y personal de maestranza que tuvieron contacto con la beba misionera que fue diagnosticada hoy con Covid-19 y permanece en la localidad de Eldorado. Este grupo cumple el aislamiento en sus respectivos domicilios.

El gobierno de Corrientes espera resultados y determinar el nexo epidemiológico, pues en la jornada de hoy el gobierno de Misiones informó que la beba de 45 días de vida, que fue sometida a intervención quirúrgica cardiovascular, contrajo la enfermedad en Corrientes.

Sobre el estado de salud de la beba se sabe que “está bien, en una sala común, no en terapia intensiva, y de la operación está muy bien también”, según informó el doctor Vallejos.

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Coronavirus: una larga noche sin sueño

“La pobre humanidad, loca de miedo, huía en todas direcciones al escuchar el galope de la Peste, la Guerra, el Hambre y la Muerte”.

Los cuatro jinetes del Apocalipsis
Vicente Blasco Ibáñez

 

Acaso el Mundo, hoy enfermo de coronavirus y amodorrado por una noche sin sueño cada vez más larga, ya demostró lo que algunos se resisten a aceptar todavía: que nadie se salva solo. Es verdad también, y cualquiera podría alegar que siempre pasó: que en todos los tiempos y circunstancias hubo quienes pensaron en la salvación como una mercancía de uso personal, tal vez familiar, incluso comarcal, pero no más que eso. Malas noticias: la peste de estos días viaja a caballo de esos que se creen impolutos o son simplemente irresponsables por su individualismo extremo.
Irresponsables como los administradores y diseñadores de la cadena de pagos de los bancos, que el viernes poco menos que tiraron por la borda el efecto positivo que venía teniendo la cuarentena en todo el territorio nacional, exponiendo a la población más vulnerable a la posibilidad de un contagio masivo y, quien sabe, tal vez a cosas peores.
Irresponsables los que cobran sueldos abultados para prever lo que en su mezquindad y ceguera no previeron. Imperdonable casi, porque saben -y no de ahora-, que la inmensa mayoría de los viejos, no sólo en Corrientes, pero sobre todo aquí, usa dinero físico para transaccionar, pues por razones distintas se mantienen alejados de las tarjetas y los cajeros automáticos. Así, la debilidad relativa de los adultos mayores creció el viernes. Y ahora habrá que esperar unos 15 días más para calibrar este mal cálculo administrativo-sindical-laboral en términos sanitarios.
Las filas en los bancos, aun de esa gente incluida en el sistema, expone nuestros problemas estructurales. Nos muestra la cara de la miseria: nuestra condición cuasi natural de carencia, de incultura general, la lejanía del firmamento virtual y también la vigencia del deporte nacional de culpar al que menos tiene de su necesidad.
Lo del viernes nos mostró además la sordidez de algunos funcionarios, flojos de boca, que olvidados de su propio devenir, creen poder calificar a las personas en función de su condición económica. Algunos treparon a la soberbia de la descalificación clasista, como quien cree que tener fortuna en Corrientes, Chaco, o incluso en las demás provincias pobres de la región toda, reviste de oro su miserabilidad y, por lo tanto, los exculpa.
También expuso la ruindad de ex funcionarios, que aun pesados por el lastre de la inoperancia que acumularon en sus épocas en la función pública, se creen ahora con entidad suficiente como para dar clases de política y, lo peor, de gestión comunitaria.
Los funcionarios deberían ponerse a trabajar mirando datos, evidencias, modos y procesos exitosos. Deberían pensar, por una vez, en alguien más que en ellos mismos. Y antes de decirse encima, mantener la calma, o al menos tratar repetir su existencia habitual, más reposada, quieta incluso, porque atravesamos un momento álgido de ánimos, como ocurre siempre cuando un pueblo se bate. De mínima, deberían no estorbar y dejar hacer. Pero al que sabe.
Habrá que recordar algo más: la guerra, si es que hay alguna, es contra un virus invisible. Es contra el coronavirus, no entre nosotros. No vale ahondar la crisis, por ejemplo, de la llamada guerra de los médicos, que en los últimos días escaló a una disputa interprovincial entre Chaco y Corrientes, en estrados judiciales, por el manejo de los criterios sanitarios que impone con urgencia la necesidad de controlar la propagación de la pandemia.
Están en juego la vida como valor supremo, la salud general y una serie larga de derechos, como el derecho al trabajo que muchos correntinos ejercen en el Chaco, entre otras cosas, porque allí son mejores las condiciones de sobrevida y desarrollo. Mejores incluso que en su propia tierra.
Nadie duda de las medidas preventivas adoptadas por el gobernador Gustavo Valdés. Nadie, de buena fe, puede desconfiar de su intención de guardián del bienestar general de la población que gobierna. Y esto, entre otras cosas, porque él más que nadie sabe de las deficiencias del sistema sanitario nacional y provincial. Nadie mejor que él sabe que un colapso sería casi una sentencia de muerte para mucha gente.
Lo que está en juego, en todo caso, es revisar el modelo de prevención. Y en eso está, según declaró en las últimas horas: “No hay ningún problema en que (los médicos) vayan a Chaco, pero cuando vienen a Corrientes deben permanecer aislados. No impedimos la circulación, solicitamos a los agentes de salud que en Corrientes permanezcan en su domicilio porque los casos positivos que tenemos de médicos que trabajan en el Chaco dispararon la cuarentena obligatoria de decenas de personas más por tener contacto directo”.
Con el Chaco, y sobre todo con Resistencia, el pueblo correntino tiene más cosas en común que el puente que vino a unir lo que el río separó desde los primeros días de la Creación. Discriminar, señalar e inculpar habla más de quien lo hace, de su inseguridad o de su ignorancia.
Los gobiernos ya lo entendieron. Primero Valdés y después el gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, cortaron por lo sano cualquier intento “separatista”. Consultado por El Litoral, en la conferencia online del viernes, Capitanich fue contundente: “No vamos a promover el conflicto con Corrientes, sino la unidad”. “El canal político siempre estuvo abierto con Corrientes, lo que pasa es que en cada jurisdicción se tomó una resolución distinta al decreto de necesidad y urgencia sobre las medidas preventivas del coronavirus, pero lejos de pretender un conflicto interjurisdiccional, queremos para los médicos oriundos de Corrientes el libre ejercicio del derecho y la libertad de trabajo”.
La guerra es contra el virus, no contra el otro. Los poderes constituidos deberían dar el ejemplo, lo mismo que las demás instituciones, públicas y privadas. Incluso el periodismo.
La pandemia, como su nombre lo indica, es un problema planetario, no de los chaqueños, más allá de la pericia o de la idea de pericia con la que uno cree que el Chaco está tratando su crisis, con más de cien casos positivos y siete muertos. Más allá, todavía, de la idea de trabajo conjunto que puedan tener Capitanich y el intendente de Resistencia, Gustavo Martínez, que al parecer se hablan menos que Carlos Vignolo y Arturo Colombi en aquellas épocas fratricidas del radicalismo vernáculo.
Nadie, sano de discernimiento, buscaría contraer una enfermedad que podría matarlo. Por lo tanto, una buena manera de pasar esta larga noche sería informarse para desterrar el miedo.
El pánico al pánico no ayuda. De nada sirve la exageración estigmatizante que viene acompañada de los peligros misteriosos, ligados más al sentido común medieval que al actual. Se podría, en todo caso, seguir las recomendaciones de los especialistas, empezando por la Organización Mundial de la Salud, como incluso hizo el Papa Francisco, y dejar para el fuero íntimo las cuestiones relacionadas con las creencias. Hay por lo menos 500 años de ciencia arbitrada y de cultura humana acumulada como para guardar, al menos por un rato, aquellos saberes extemporáneos, nacidos al contacto del peligro o de la ignorancia. O de la “infodemia”, esa práctica nacida a la sombra del coronavirus y que consiste en difundir noticias falsas o maliciosas sobre la peste para aumentar la angustia en las sociedades.
La pandemia demuestra nuestras falencias. Está claro. Pero también, si queremos, puede exponenciar la fraternidad que contagia al hombre el contacto con la muerte, como dice Blasco Ibáñez.
Tal vez sea hora de empezar a revisar la caladura de los cambios que nos dejará la pandemia, y actuar en consecuencia. Tal vez sea hora de echar mano a la audacia que infunden estas circunstancias extraordinarias para pensar estrategias conjuntas de mitigación, de solidaridad y empatía con los que menos tienen, con los más vulnerables; de intensificar la revisión de ciertas formas anquilosadas, por caso en la administración local. De revisar el tratamiento que reciben, por ejemplo, los médicos, pero también el resto de los trabajadores de los servicios esenciales que demuestran su imprescindibilidad en momentos de crisis. De amonestar la actitud de algunos empresarios, sobre todo de ciertos supermercadistas que amparados en la impunidad del dinero, en la lentitud de la burocracia o en la miopía del ojo estatal, sacan rédito en la remarcación de los productos que perfilan la necesidad.
Quizás sea hora de revisar, no solo el tamaño en el que se distribuye un cronograma de pagos, sino también aquello de particionar semanalmente el mendrugo que como salario reciben en su mayoría los trabajadores del Estado, aquí como en todas partes.
La pandemia cambió la cultura relacional entre las personas. Los gobiernos deberían tomar nota, porque están obligados a estar por delante de los problemas, no a perseguirlos.
Están obligados, por lo menos, a hacer realidad el retórico optimismo de sus partes oficiales.

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La guerra del miedo: Corrientes y Chaco, enfrentadas en una inédita pelea política y judicial

Publicado en el diario La Nación

Si algo le faltaba a la ya dramática situación estructural que vive el Norte argentino, pocos hubieran imaginado que ese algo sería la escalada de una disputa interprovincial entre Chaco y Corrientes, en despachos políticos y estrados judiciales, por el manejo de los criterios sanitarios que impone la necesidad urgente de controlar la propagación de la pandemia de coronavirus .

Todo empezó el 24 de marzo, cuando el gobierno de Corrientes dispuso que un grupo de 39 profesionales de la salud debía someterse al aislamiento obligatorio por considerarlo “de alto riesgo”. Este aislamiento incluyó la imposibilidad de regresar a sus trabajos en la provincia del Chaco.
Ante tal situación, la Federación Médica del Chaco y la Asociación de Clínicas y Sanatorios elevaron un recurso cuestionado judicialmente el accionar del gobierno de Corrientes, por entender que la determinación de disponer el aislamiento social y obligatorio de los profesionales médicos con residencia en Corrientes -pero que prestan servicios en la vecina provincia del Chaco- lesiona sus derechos a transitar y trabajar.

En su presentación conjunta, las entidades privadas chaqueñas indicaron además que con la prohibición “se está arriesgando la salud de cientos de pacientes chaqueños” que se quedarían sin atención.

“Sin distinguir entre personal público y privado, la máxima autoridad ejecutiva de la República Argentina ha querido garantizar el acceso a la salud de todos nosotros como habitantes de un mismo suelo, considerando a este servicio como esencial y por ende una actividad exceptuada del cumplimiento del aislamiento social, preventivo y obligatorio”, indica un tramo del escrito firmado por el abogado José Sánchez, en representación de las entidades médicas.

Por esta razón, el domingo pasado, la jueza federal de Resistencia, Zunilda Niremperger , ordenó al gobierno de Corrientes que levante la medida restrictiva que había dictado, pero el cuerpo de asesores letrados del gobierno correntino interpuso otra medida que fue viabilizada este miércoles por el juez federal de Corrientes, Juan Carlos Vallejos , quién anuló lo resuelto por su par chaqueña.

Vallejos hizo lugar a la medida cautelar solicitada por el gobierno de Gustavo Valdés (UCR) y declaró “inoponible” el fallo de la justicia federal chaqueña. Acto seguido, “suspendió los efectos” de lo resuelto contra Estado de la Provincia de Corrientes y el comité de crisis Covid-19.

“Denegar la medida cautelar solicitada importaría hacer prevalecer indebidamente el interés particular de los amparistas sobre el interés general de la comunidad tanto en la provincia de Corrientes como en la provincia del Chaco, de evitar la propagación del virus Covid-19”, sostiene el magistrado.

La resolución del juez correntino repone el vigor del aislamiento de los médicos, alegando, sobre todo, cuestiones de competencia judicial, pero entendiendo también “el peligro” de demorar la cuestión, pues “implicaría un riesgo que no debe correrse, en relación con la pandemia y emergencia sanitaria decretada por la normativa federal y el avance de la circulación comunitaria del Covid-19, lo que demanda una respuesta estatal urgente, inmediata y sin demoras. Y la inmovilización del accionar del Estado correntino importaría la consumación de un perjuicio irreparable para la salud pública en la provincia de Corrientes”.

Esta situación, que afecta a los médicos y al resto del personal de la salud, todavía puede escalar a la Corte Suprema.

Pero además es una situación que afecta no sólo a estos trabajadores sino al resto de los actores del arco económico de la región, porque Chaco y Corrientes comparten mucho más que sus médicos. Por encima de la relación económica, la vida familiar, social y educativa (sólo por nombrar las más importantes) constituyen un solo entramado que ahora habrá que recomponer. Como la relación política entre las administraciones de ambos pueblos.

Los orígenes de esta pelea
Esta disputa tiene antecedentes inmediatos, todos surgidos en paralelo con la pandemia. Primero fueron algunos dardos verbales entre funcionarios de la Salud; después intervino el propio ministro de Salud de la Nación, Ginés González García , para frenar la discusión y correr de la escena los intereses políticos que empezaron a surgir en medio de la crisis. Se le atribuyó al Chaco cierto desmanejo en el tratamiento de la enfermedad, caldo de cultivo para su propagación. La provincia gobernada por Jorge Capitanich es una de las más afectadas del país.

El propio gobernador de Corrientes había sugerido esa situación en declaraciones a la prensa, y en nombre de la preservación de la vida y la salud de los correntinos, ordenó que los profesionales correntinos guarden cuarentena en Corrientes. Después reclamó, a través de su ministro de Salud, Ricardo Cardozo , celeridad en los resultados de las muestras enviadas al Malbrán, y el envío de aparatos e insumos para atender la demanda local.

Sobre el fin de semana pasado, además, hubo un revuelo en las dos orillas por una publicación que endilgaba a los chaqueños la responsabilidad de exportar la enfermedad, cuestión en la que intervino incluso el Inadi. Y en las últimas horas, surgieron situaciones de maltrato, violencia verbal y discriminación hacia una médica que trabaja en el Hospital Perrando de Chaco, cuyo examen de coronavirus dio positivo y que se encuentra guardando aislamiento en su casa de Corrientes.

Mientras todo eso ocurre, Chaco cuenta 5 víctimas fatales por coronavirus, y un total de 91 positivos. En Corrientes son 21 los casos confirmados, sin circulación comunitaria, según se informó oficialmente.

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Chaco, una provincia cercada por la crisis y la angustia

Publicado en el diario La Nación

La situación de crisis por la pandemia no da tregua en el Chaco . El Gobierno confirmó ayer la tercera muerte por el nuevo coronavirus en la provincia -igualando el trágico récord de la ciudad de Buenos Aires-, además de la cantidad de infectados, que son 49 y en aumento acelerado, entre otras cosas porque se incrementaron también los procesos de detección del virus en un laboratorio local.

En tanto, hoy se conocerá el análisis efectuado a otro paciente, de quien se sospecha estaba infectado por el nuevo coronavirus, que murió ayer en Resistencia. Era un empresario de una cadena de ventas de materiales para la construcción, de 59 años, y con antecedente de viaje al exterior.

Pero como si no bastase con la angustia del aislamiento y la situación de zozobra de muchas familias de la provincia -abrumadas por el parate de sus economías informales-, en las últimas horas surgió una polémica por un acto del gobernador Jorge Capitanich, que rompió el aislamiento para reinaugurar un monumento en el Día de la Memoria.

Si bien fueron pocos los funcionarios que asistieron e incluso guardaron la distancia de seguridad requerida, Capitanich y su equipo rompieron el protocolo de aislamiento. Y las críticas no se hicieron esperar. La gente reaccionó inmediatamente, sobre todo haciendo notar que por ese incumplimiento hay centenares de personas detenidas.

Diversos sectores opositores consideraron que “Capitanich es un mal ejemplo”. En esos términos se manifestaron dirigentes de la UCR y de Encuentro Cívico. Cuestionaron la “irresponsabilidad” de Capitanich al realizar un acto en plena cuarentena nacional. “Falta de respeto a la población, a quien se le pide no salir de sus casas, bajo pena de ser multados o llevados a prisión”, insistieron. Desde el Gobierno optaron por no responder nada sobre este episodio, ante la consulta de LA NACION .

Fue en este marco de inquietud que el Ministerio de Salud Pública del Chaco informó ayer el fallecimiento de una paciente con diagnóstico de Covid-19: una mujer de 73 años que se encontraba internada en una institución de salud privada de Resistencia desde el 19 de marzo, cuyo diagnóstico fue confirmado anteayer.

“La mujer, que permanecía con asistencia respiratoria mecánica desde el inicio de su internación, tenía comorbilidades: diabetes, hipertensión y obesidad”, señaló Salud Pública en un comunicado oficial.

La paciente había sido internada el jueves último y, según el director de Emergencias Sanitarias del Chaco, Nicolás Ivancovich, no había viajado al exterior, pero sí había tenido contacto con un caso confirmado anteriormente. Otras fuentes, algunas de ellas eclesiásticas, atribuyen a un sacerdote que dio positivo, pero que antes de saberlo celebró varias misas. Por ese mismo caso se activó el protocolo de aislamiento, protección y seguimiento de casos en una localidad de Corrientes, de donde el religioso es oriundo.

Días pasados, en contacto con LA NACION , Ivancovich había puesto la alerta sobre la necesidad de trabajo conjunto en el Noreste Argentino (NEA), sobre todo entre las provincias más cercanas, que son las de Chaco y Corrientes, a las que separa y une el río Paraná.

“Cuando salten los primeros casos en las otras provincias, esperemos que no sea tarde”, había dicho Ivancovich, sustentando esa línea argumental en la estrecha relación que tiene la población de la región. Entre otras muchas cosas, tienen en común extensas fronteras con Brasil y Paraguay, que son a su vez puertas de ingreso y salida del país.

La relación de Chaco y Corrientes es más estrecha aún. Ambas provincias comparten todo: de la educación superior que brinda la Universidad del Nordeste, con sede en ambas orillas, a intrincadas cuestiones familiares y relaciones laborales que, sin conciencia preventiva, o en estado de ignorancia, como el del sacerdote, ofrecen posibilidades de desarrollo a una pandemia como la del coronavirus.

En Chaco cunden los nervios por la situación sanitaria general, por la angustia que genera en su gente verse a diario en el tope de los rankings de la pandemia a nivel nacional, y porque ya se advierte la falta de recursos para afrontar la situación.

“Pocos dimensionan la situación sanitaria. No tienen en cuenta que no hay recursos ni para una situación normal”, agregó, en contacto con LA NACION , el dueño de una pyme que se encuentra cerrada, con vencimientos y la proximidad del pago de sueldos a sus empleados.

La situación es dramática, además, entre los actores de la economía informal, que es en Chaco, como en la mayoría de las provincias norteñas, tanto o más importante que la economía que mueve el Estado, el mayor empleador de la región.

Dentro de este panorama, la buena noticia es que hasta el momento no se confirmó circulación viral, al menos oficialmente. Las últimas muestras fueron analizadas en el Instituto Malbrán y en el laboratorio del Hospital Perrando de Resistencia, dado que a partir de esta semana Chaco está habilitado a realizar los estudios de las muestras, lo que agilizará los procesos y anticipará medidas preventivas.

“A la fecha se han elevado 344 muestras, de las cuales 300 analizan en Malbrán y 44 en Chaco”, agregó ayer la ministra de Salud, Paola Benítez, en conferencia de prensa. Indicó que los médicos que tuvieron contacto con los casos confirmados, están cumpliendo aislamiento social absoluto.

Dada la situación, asimismo, en las últimas horas el Hospital Perrando sumó respiradores e insumos para atender los casos de coronavirus. Son en total 10 nuevos respiradores enviados por la Nación para afrontar la posible creciente demanda ante la emergencia.

Estos equipos se suman al servicio de terapia intensiva para atender los posibles casos de afecciones respiratorias por coronavirus. Mientras, siguen las obras de refuncionalización de otros sectores del hospital para poder sumar otras 52 camas. Y avanza la construcción de un hospital modular que sumará 80 camas de atención de emergencias, según informó el Gobierno.
Por: Eduardo Ledesma

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La peste

La peste” es una de las grandes novelas de Albert Camus, y una de las obras cumbre de la literatura occidental del Siglo XX. Publicada el 10 de junio de 1947, cuenta la historia de unos doctores que descubren el sentido de la solidaridad en su labor humanitaria en la ciudad argelina de Orán, donde azotaba una epidemia.
Se piensa que la obra se basó en el brote de cólera que sufrió esa ciudad en 1849, a pesar de estar ambientada mucho más acá en el tiempo. Se dice además que es una especie de homenaje, pues se sabe que Orán fue diezmada por varias epidemias antes de que Camus publicara la novela. También se hacen muchas otras lecturas, ya en clave política, pero no vienen al caso, más allá de su importancia contextual.
Lo cierto es que el autor afrontó la crónica de una epidemia recordando que “ha habido en el mundo tantas pestes como guerras; y pese a ello, las pestes y las guerras siguen pillando a todo el mundo por sorpresa”.
La contratapa de un ejemplar de Ediciones Americanas, que tengo a la vista, hace hincapié en que la novela narra las consecuencias del aislamiento de toda una ciudad: “Una experiencia demoledora que fuerza a cada uno de los ciudadanos a poner de manifiesto lo mejor y lo peor que llevan dentro: sus miedos, traiciones, individualismo; pero también su coraje, su espíritu de solidaridad y compasión, su disposición a ir más allá de uno mismo para colaborar en el bien de todos”.
“La peste” es siempre una gran lectura. El ejemplar impreso en Panamá al que tuve acceso en algún momento, deja constancia de eso: está marcado en toda su extensión, subrayado y escrito en sus márgenes. Las hojas no impresas del final, amarillentas ya, tienen estas notas:
Tema: la solidaridad social. Circunstancias extraordinarias. Ratas. Escrita en clave de diario. Narrador anónimo. Medidas preventivas. Cierre de la ciudad. Aislados. Economía deprimida. Casi esclavos. Presos en sus propias casas. Caos. Represión. Enseñanzas: pensar en la esperanza. En la vida nueva que surge. En no tener miedo.

***
Releer los subrayados y esas viejas anotaciones en birome de color negro y azul, incluso en lápiz, estremecieron un poco ciertas certezas, viejas estructuras personales. Tal vez sea la sensibilidad a flor de piel en estos días de aislamiento preventivo, personal y familiar.
Era viernes por la noche cuando se escribieron estas líneas. Pasaron apenas algunas horas desde que el gobernador Gustavo Valdés confirmara el registro del primer caso positivo de coronavirus en Corrientes. El Caso Cero que vino de Europa. La cifra internacional, mientras tanto, asusta tanto como las muertes en aumento.
El caso es que Corrientes tuvo su primer paciente después de varios días de velar con angustia el trabajo de los médicos y enfermeros, de bioquímicos y demás trabajadores de la salud, de la provincia y el país. Los héroes de este lío. Y fue entonces cuando “La peste” de Camus, de junio del 1947, empezó a llamar desde la biblioteca, espacio que se ha convertido en un gran lugar para miles de hogares de argentinos confinados al aislamiento dispuesto por el presidente Alberto Fernández el jueves por la noche.
Dicen los que saben que “La peste” pesó y mucho en la decisión de conceder a su autor el premio Nobel de Literatura en 1957. La consideran una cumbre de la narrativa del siglo pasado, por ser una amarga y penetrante alegoría de un mundo al que sólo una catástrofe logra rehumanizar.
Los vendedores de libros sostienen que es una novela apasionante y de profunda comprensión del ser humano, atributos que la han convertido en uno de los clásicos indiscutibles de la literatura francesa de todos los tiempos.
Cualquiera que la haya leído puede acordar eso. Y estaría bueno, además, que si este texto genera alguna inquietud, cada uno de sus potenciales lectores pueda certificar por sus propios medios tales pergaminos. Leer el libro es una idea que puede servir para estos días de aislamiento social, preventivo y obligatorio. Una sugerencia, entendiendo que la lectura es un deseo individual, mas no una imposición de terceros. “El verbo leer no soporta el imperativo”, diría Daniel Pennac.

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“La peste”, pese a lo que puede sugerir su nombre, es un libro esencial para estos días. El narrador describe una situación grave, sí, que pone a la ciudad en cuarentena. Está sitiada y rodeada por una estricta vigilancia, dice. Los muros históricos de Orán son el límite que demarca su principio y fin. Y, dentro de ella, se verá contenida toda la podredumbre humana, aunque también toda su gloria. El viraje en el estilo de vida de los habitantes se hace patente. El miedo hace mella enseguida: “Hay los que tienen miedo y los que no lo tienen, pero los más numerosos son los que todavía no han tenido tiempo de tenerlo”. (Parece un texto del jueves por la tarde).
Y agrega: “Las pestes y las guerras generalmente llegan cuando la gente está más desprevenida, esto es, cuando nadie está pensando en ellas”. Cualquier parecido con la realidad, es producto de la circularidad humana.

***
Además de las anotaciones al margen y de las pequeñas conclusiones del fondo del libro, hay párrafos subrayadas en el ejemplar que atesoro en mi propia casa. Estos son algunas:
—Una manera cómoda de conocer una ciudad es buscar cómo se trabaja, cómo se ama y cómo se muere en ella.
—Hay ciudades y países donde la gente tiene, de vez en cuando, la sospecha de otras cosas. En general, esto no cambia sus vidas. Solamente ha tenido la sospecha y esa es su ganancia. Oran, por el contrario, es, aparentemente, una ciudad sin sospechas…” (¿Podría Orán ser Corrientes?)
—Continuaban haciendo negocios, preparaban viajes y tenían opiniones. ¿Cómo habrían de pensar en la peste que suprime el porvenir, los desplazamientos y las discusiones? Se creían libres, pero nadie será libre mientras haya plagas.
—Faltos de tiempo y de reflexión, en Orán como en otras partes, es obligado amar sin saberlo.
—Esta brutal y prolongada separación les había enseñado que no podían vivir el uno sin el otro, y que, ante esa verdad recién reconocida, la peste era poca cosa.
—Pero al mismo tiempo la peste los dejaba ociosos, reducidos a dar vueltas por nuestra triste ciudad y dedicados, día tras día, a los juegos decepcionantes del recuerdo.
—Era ciertamente un sentimiento de exilio aquel hueco que llevábamos constantemente en nosotros, aquella emoción precisa, el deseo irrazonable de volver atrás o, al contrario, de apresurar la marcha del tiempo, aquellas flechas ardientes de la memoria.
—La prédica volvió más sensible para algunos la idea, vaga, de que estaban condenados, por un crimen desconocido, a un encarcelamiento inimaginable.
—Pero el último cura que haya oído la respiración de un moribundo pensará como yo. Se dedicará a socorrer las miserias antes que a demostrar sus excelencias.

***
—He vivido demasiado en los hospitales para creer la idea del castigo colectivo. Pero, ya sabe usted, los cristianos hablan así a veces, sin pensar nunca realmente. Son mejores de lo que parecen.
—¡Usted piensa, entonces, que la peste tiene alguna acción benéfica, que abre los ojos, que hace pensar!
El doctor movió la cabeza con impaciencia.
—Como todas las enfermedades de este mundo. Pero lo que es verdadero de todos los males de este mundo, lo es también de la peste. Esto puede engrandecer a algunos. Sin embargo, cuando se ve la miseria y el sufrimiento que acarrea, hay que ser ciego o cobarde para resignarse a la peste.
—¿Quién le ha enseñado a usted todo eso, doctor?
La respuesta vino inmediatamente.
—La miseria.

***
—Quedaba, claro está, la igualdad irreprochable de la muerte, pero de esa nadie quería ni oír hablar.
—No había sitio en el corazón de nadie más que para una vieja y tibia esperanza, esa esperanza que impide a los hombres abandonarse a la muerte y que no es más que la obstinación de seguir viviendo.
—Sabían, ahora, que hay una cosa que se desea siempre y se obtiene a veces: la ternura humana.

***
La enfermedad no afecta sólo al que se contagia, sino a aquellos que permanecen sanos y toman dos actitudes diferentes: el más puro egoísmo o la generosidad sin límites. Uno de los personajes principales, lo describe de este modo:
—Esa porquería de enfermedad… hasta los que no la tienen parecen llevarla en el corazón.
“La peste” es el símbolo que utiliza Camus como la metáfora que favorece la conciencia del otro porque es capaz de despertar en muchas personas sentimientos profundos de amor, de solidaridad e interés por los demás que se habían perdido. Se pierden muchas otras cosas también, pero resurge de entre las cenizas un sentimiento de fraternidad en beneficio de las relaciones humanas.
Es entonces cuando Camus lanza una de sus máximas centrales:
—Algo que se aprende en medio de las plagas: que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio.

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Coronavirus, el nuevo enemigo de una región pobre jaqueada por el dengue 

La situación es complicada en el Chaco y la psicosis va en aumento, tanto allí como en el resto de las provincias del Nordeste. Y si bien el Estado nacional es el principal ordenador del itinerario a seguir, todavía no se verifica un trabajo conjunto en las cuatro provincias de la región, más allá del cierre de sus respectivas fronteras terrestres y de los aeropuertos. Más allá, incluso, del aislamiento obligatorio decretado anoche por el presidente Alberto Fernández. 

En este marco, gana terreno una situación de zozobra propicia para macerar más que un virus, dada la persistente irresponsabilidad social, civil y sanitaria de muchas personas que desoyen todo protocolo de aislamiento, pero también la persistencia de la desinformación, la sobreinformación, e incluso las avivadas de algunos inescrupulosos que apuestan al caos generando y difundiendo noticias falsas de todo orden y caladura, de a cientos por día.

La situación es compleja, pero puede volverse crítica y caótica. Desde hace tiempo, la región NEA constituye el territorio más pobre del país: problemas laborales, educativos y sanitarios, como la desnutrición o el dengue, forman parte de su realidad. Los índices de inflación, incluso, son los más altos del país en el rubro alimentación. Y ahora, por si fuera poco, acecha el coronavirus.

Después de Capital Federal y Buenos Aires, Chaco es la tercera provincia con la mayor cantidad de personas afectadas. Según el racconto que hizo el gobernador Jorge Capitanich, el detalle sería el siguiente: “En total son 15 casos confirmados por COVID-19 hasta el momento: 6 importados, 8 por contacto estrecho y 1 sin nexo epidemiológico, por lo tanto estamos ante una probable circulación viral”. Anoche se confirmaron los últimos dos casos por contacto estrecho, de los 15 registrados.

La pregunta que surge ante este cuadro es por qué el Chaco, y no Corrientes, Formosa o Misiones, provincias que comparten todo, desde el clima hasta la idiosincracia e incluso la frontera terrestre más importante de la zona, que es la de Paraguay, seguida de la frontera con Brasil.

“La respuesta a esa pregunta es muy sencilla, sin ánimo de polemizar: nosotros decimos la verdad. Las otras provincias no buscan o no quieren buscar. O no quieren encontrar casos”, dijo el doctor Nicolás Ivancovich, director de la Central de Emergencias Médicas del Ministerio de Salud Pública del Chaco.

“Además nosotros formamos prematuramente un equipo de infectólogos y epidemiólogos que buscaron los primeros casos, hicieron los mapas de seguimiento, y por eso vamos encontrando casos siguiendo esos rastros”, añadió María Elisa Flores, directora de Epidemiología.

“Igual es una cuestión de tiempo, más allá de los procedimientos. Cuando salten los primeros casos en las otras provincias, esperemos que no sea tarde”, completó Ivancovich, sustentando su línea argumental en la estrecha relación que tiene la población del NEA, sobre todo la del Chaco y Corrientes. Sucede que ambas provincias comparten todo, desde la educación superior (la Universidad Nacional del Nordeste tiene sede en ambas orillas del Paraná) hasta cuestiones familiares, pasando por una intrincada red de relaciones laborales que, sin conciencia preventiva, ofrece grandes posibilidades de desarrollo a una pandemia como la del coronavirus.

El ministro de Salud Pública de Corrientes, Ricardo Cardozo, defiende sus estadísticas. El parte oficial de ayer decía que Corrientes seguía sin registrar casos de coronavirus. Se realizaron exámenes que dieron negativo. Cardozo informó además que son 217 las personas aisladas y que enviaron 40 muestras al Instituto Malbrán para ser analizadas. “Sí se registraron más casos positivos de dengue. Ya son 430”, apuntó.

“Estamos preparándonos para atender coronavirus. Por ahora no lo tenemos. Tampoco creció el número de otros cuadros respiratorios, por lo que no hay motivos para pensar ni siquiera en malos diagnósticos”, se defendió el ministro, en contacto con este diario, cruzando de ese modo la crítica del emergentólogo chaqueño.

“Alquilamos un hotel para alojar extranjeros con síntomas, tenemos dos hospitales con sectores aislados y preparados para recibir pacientes con el virus, y respiradores para contener la demanda, más allá de que seguimos buscando respiradores para adquirirlos preventivamente. Y tenemos cinco líneas telefónicas de denuncia y consulta”, concluyó.

 

La región

Misiones cerró su frontera, tiene un caso sospechoso y 177 personas permanecen en aislamiento. Otros 13 casos fueron descartados y 16 fueron desestimados. Y hasta el momento suman 19 los misioneros repatriados del exterior.

Por lo demás, allí ya dejaron de contar los casos de dengue, por su magnitud. Hace tres días, de hecho, se registró la primera muerte por esa enfermedad.

En Formosa también manda el dengue. El Ministerio de Desarrollo Humano provincial informó ayer que son 510 los casos confirmados de dengue en todo el territorio. Las localidades más afectadas con trasmisión viral del serotipo 4 son Formosa capital, Clorinda, Laguna Blanca y Naineck.

La provincia administrada por Gildo Insfrán es vecina de Paraguay y paso obligado para los argentinos que van al exterior por el aeropuerto internacional de Asunción. Por ahora, según se reporta desde allí, hay sólo dos casos sospechosos por coronavirus.

El director de Epidemiología de Formosa, Mario Romero Bruno, explicó el miércoles en conferencia de prensa, que aguardan los resultados de la médica aislada desde el sábado, cuando regresó al país tras un viaje a Europa. Ingresó por el paso “Puerto Falcón”, junto con dos familiares que la buscaron del aeropuerto Silvio Petirossi, y que se encuentran en cuarentena preventiva.

Ayer actualizó el parte y confirmó que hay un segundo caso sospechoso en Formosa. Se trata de un hombre de 31 años que estuvo en Brasil hace menos de una semana. Su familia también está en aislamiento.

 

Epicentro chaqueño

Mientras todo esto ocurre en el vecindario, Chaco se prepara para lo peor. La confirmación de un caso de coronavirus sobre el que hay fuertes indicios que se trata de un contagio “autóctono”, sin trazabilidad aparente, profundizó el diseño de medidas preventivas.

Ya están trabajando con el Ejército. La Brigada III de Monte, con base en La Liguria, desplegó sus carpas para situaciones de emergencia. Y aunque todavía no entran en acción, fueron habilitadas con el objetivo de contar con equipos médicos y espacios para la toma de muestras a los efectos de contar con un sistema de diagnóstico descentralizado y cercanía con la comunidad. Epidemiólogos chaqueños, además, reciben capacitación del Malbrán para poder estudiar las muestras más rápidamente, lo antes posible, en la propia provincia.

Ayer, en tanto, tras el anuncio de la titular de la cartera sanitaria, Paola Benítez, comenzó la construcción de un hospital modular de emergencia en el predio del Hospital Perrando, en Resistencia, que al cabo de unos 20 días, según se prevé, estará equipado con 48 camas para internación y 24 para terapia intensiva.

El gobernador Capitanich, en tanto, firmó el miércoles un decreto, el 433/20, con medidas complementarias que contempla la “cuarentena” total de la provincia, el aislamiento obligatorio de personas mayores de 60 años; de personas en situación de riesgo; la obligación de reportes de síntomas y denuncia de incumplimeitnos; además de fuertes restricciones en la actividad comercial, educativa, administrativa, así como de esparcimiento y circulación. Dispuso también el aislamiento preventivo de localidades consideradas “críticas”: Resistencia, Barranqueras, Fontana y Puerto Vilelas, que conforman el área metropolitana.

Hace poco más de una semana habían cerrado otras cuatro localidades: La Verde, La Escondida, Colonia Elisa y Lapachito, todas dependientes económicamente de una firma, Indunor, cuyos dueños son italianos y van y vienen a ese país con regularidad. El aislamiento terminó con el resultado negativo de los estudios realizados a uno de los dueños que tuvo contacto con la mayoría de los 600 obreros de la planta, que a su vez viven en esos cuatro pueblos, que suman una población de 16 mil personas, la mayoría adultos mayores.

Las medidas anunciadas en los últimos días se añaden a otras dispuestas anteriormente y a las anunciadas por el presidente de la Nación, Alberto Fernández. “Ahora, hagamos lo que hagamos, hay dos formas de ver esto: o que son medidas drásticas, o que son medidas lentas. Nosotros preferimos tomar medidas drásticas y ganar tiempo”, dijo Nicolás Ivancovich, titular de emergentología del Chaco.

Mientras tanto, la pelea más ardua y desigual es contra la cuestión cultural. La epidemia del dengue crece con los años. Las campañas parecen insuficientes. La gente sabe las recomendaciones, pero no las acata, y lo que hacen los gobiernos no alcanza. 

Lo mismo parece verificarse ahora con el coronavirus.

“La sociedad chaqueña es atrasada en ese punto. Piensa que puede hacer lo que se le antoja”, dijo José, un ciudadano resistenciano. El doctor Ivancovich coincide. “Hay personas que temen más ser estigmatizadas por el coronavirus que cumplir con su responsabilidad social de aislamiento. Cuando vamos a buscarlos, plantean la agresión antes que la comprensión y la solidaridad con el otro”.

 

Los casos

Hasta ayer, Chaco tenía cerca de 50 de personas con arresto domiciliario por burlar el aislamiento, según informó la ministra de Seguridad, Gloria Zalazar. Los fiscales Patricio Sabadini y Federico Carniel, incluso, requirieron imputaciones para dos personas, madre e hija, por creer que fueron las responsables de propagar el virus en la provincia. Estas mujeres llegaron de España y según la trazabilidad que maneja Salud Pública, son responsables de 10 de los 15 casos que se reportan desde la vecina provincia. 

Una de las mujeres es médica, por lo que a priori cuenta con conocimientos sobre los cuidados de la salud superiores a la media, creen los fiscales. Además se movió por países donde el coronavirus ya era un flagelo. La otra es su hija, becaria de la Universidad del Nordeste, quien estuvo en la institución, lo cual motivó una batería de acciones preventivas tanto en Chaco como en Corrientes.

Los especialistas chaqueños creen que todavía sigue abierta esta vía de contagio, que es la responsable de la situación actual de la provincia, y que incluso puede tener repercusiones en Corrientes. Creen que ambas personas tienen una vida social muy activa y no la morigeraron hasta varios días después de su llegada al país. “Llegaron el 28 de febrero y recién reportaron su caso el 6 de marzo”, dijo una fuente judicial que pidió reserva.

“Estamos atentos, pero no sabemos todo lo que pudo haber pasado en esos días”, añadió otra fuente del Ministerio de Salud del Chaco, que no obstante agregó: “Nosotros no estamos para perseguir a nadie, sino para tratar de entender estos comportamientos para prevenir o curar a los enfermos”

La otra línea de preocupación tiene que ver con el paciente muerto que registra el Chaco, también de la comunidad universitaria. Se trata de un profesor de la UTN que estuvo en Egipto, Alemania y otros países, y del que se desconocen todos los contactos que pudo haber tenido antes de su internación y fallecimiento. Ayer se conoció que una hermana suya está con algunos síntomas. Ya está aislada y sus muestras siendo analizadas.

Hay además una familia de tres miembros contagiada y aislada, que estuvo en Singapur; y finalmente una médica que no tuvo contacto con enfermo alguno, pero tiene el virus, y sobre la que se tejen muchas especulaciones, entre otras cosas por los niveles de contacto de sus familiares que trabajan también, como ella, en los sistemas de Salud Pública tanto de Chaco como de Corrientes.

 

Estado de situación

Si los pronósticos en los que se basan las decisiones gubernamentales se cumplen, la enfermedad podría tener un pico en las próximas 4 o 5 semanas, cuando en esta región caliente empiece a bajar la temperatura. Las dudas, por razones obvias, se multiplican. Son reservados los pronósticos en cuanto a la responsabilidad social de las personas y a la capacidad de respuesta de los sistemas sanitarios públicos de una región estructuralmente pobre.

Los hospitales están funcionando, pero con dispar capacidad de atención. El Chaco ampliará el Perrando y ya tiene disponibles varias carpas de campaña del Ejército. Corrientes dispuso espacios en dos hospitales capitalinos, y puso en alerta a su red provincial. Misiones tiene varios focos de atención, dispuso de una línea de atención telefónica y en pocas horas recibió miles de consultas, sobre todo de las localidades de frontera con Brasil. De Formosa se esperan precisiones en cuanto a los lugares de atención, pero ya se informó que el sistema provincial de salud cuenta con la tecnología y los profesionales necesarios para la atención e incluso la realización de análisis de diagnóstico de coronavirus en laboratorios locales.

Más allá de esto, hay preocupación entre los médicos y el resto de los trabajadores de la salud. La situación general de la salud pública en las cuatro provincias del NEA muchas veces desmiente el optimismo voluntarista de los funcionarios. Y con el correr de los días se multiplican las denuncias por faltantes de insumos y elementos de protección: camisolines, guantes, barbijos y alcohol, o alcohol en gel, cuya escasez excede a los hospitales. En los comercios de la región hace semanas que directamente no se consiguen. Hay promesas de provisión suficiente. Por ahora sólo eso.

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