El juego del discurso

A través de la palabra nos reconocemos. También a través de ella podemos resistir. Podríamos negarnos a aceptar que, lo que se dice desde el poder, sea nuestro horizonte posible, nuestra pequeña concepción del mundo.
Estos retazos discursivos, deliberadamente yuxtapuestos en la nota, tal vez nos ayuden a reflexionar sobre lo que queremos, o mejor, sobre lo que no queremos: que lo que se dice sea siempre paralelo a lo que se hace, negando sistemáticamente, de ese modo, la posibilidad de que alguna vez “dicho y hecho” encuentren un punto común y no sean sólo producto de incontinencias coyunturales.

“Venimos haciendo política de un modo tortuoso, donde el éxito de un grupo implica el fracaso de otro, (…) donde supuestos fines nobles se usan para justificar acciones de mal gusto y lesivas de la calidad institucional”.
(Ricardo Colombi. Mensaje a la Asamblea Legislativa. 01/03/12).

“Camau Espínola anunció que el 2 de agosto se realizará en Corrientes la primera Feria del Libro. El Gobierno confirmó (ese mismo día) que en dos semanas se firmará un convenio con CFI para financiar otra feria que se hará el mismo mes. Comenzará el 15 de agosto”.
(Diario El Litoral, el 15 de mayo).

“Entendemos que es deseable y necesario una política desprovista de veleidades impropias de una república, recuperar el valor de la palabra pública, estimular una cultura del diálogo político, intensificar la jerarquización del sector público, insistir con la estabilidad de reglas claras de juego, disminuir los márgenes de arbitrariedad, incrementar la responsabilidad ante un debate político excesivamente mediatizado y transformado más en espectáculo que en espacio cívico”.
(Ricardo Colombi. Mensaje a la Asamblea Legislativa).

“El futuro de los correntinos está garantizado si sigue Ricardo Colombi. Y si eso no le gusta a la oposición que hagan otra cosa o que se vayan a plantar rabanitos”.
(José Enrique Vaz Torres, ministro de Hacienda).

“A lo largo del tiempo, hice referencia a la necesidad de reivindicar y poner en práctica valores que ennoblezcan la política. Debemos poder dar testimonio de compromiso por lo público, con nuestro esfuerzo, con nuestro apego a las leyes, con la práctica de la tolerancia, con la búsqueda de la justicia”.
(Ricardo Colombi. Mensaje a la Asamblea Legislativa).

“Colombi tiene toda la intención de usar como herramienta al Poder Judicial y a la prensa paga para destruir lo que haga (el PJ). Poner un nombre hoy (de candidato a gobernador) es exponerlo a ese tipo de cosas. A que lo citen a declarar, a que lo imputen en una causa, a que termine procesado. (El Gobierno) “utiliza a la Justicia como herramienta electoral para generar fuerte impacto”.
(Fabián Ríos, diputado nacional del PJ).

“No le voy a dar mayor importancia a las declaraciones de una persona que no tiene toda la ropa adentro del bolso”. Además, “el muerto se asusta del degollado, ya que eso sucede a nivel nacional”, es decir, la utilización de la justicia con fines estrictamente políticos.
(Ricardo Colombi, gobernador).

“No me caen bien (esas declaraciones), pero en realidad lo grave es que esto esconde la evidente negativa del Gobierno de discutir las cosas en serio. Ricardo Colombi nunca discutió nada en serio con alguien”. Y “con esto de ser gracioso esconde sus propias limitaciones”.
(Fabián Ríos, diputado nacional del PJ).

“En la Argentina somos expertos en modas, en discursos excluyentes y en intentos por domesticar la opinión pública. Se vive el debate, pero no con la riqueza de ideas que necesitamos”.
(Ricardo Colombi. Mensaje a la Asamblea Legislativa).

“Si sigue Ricardo vamos a estar mejor”. “Lo peor es que nos pueda agarrar Fabián Ríos, por ejemplo, ahí sí estamos muertos todos”.
(José Enrique Vaz Torres, ministro de Hacienda).

“No es casual que se haya consolidado una competencia por el poder tan elemental, tan poco edificante. Una parte sustancial de esa responsabilidad es nuestra, que hemos preferido el atajo de la declaración altisonante al trabajo cooperativo…”
(Ricardo Colombi. Mensaje a la Asamblea Legislativa).

“Nosotros, junto a “Checho” (Flin-ta) y Ricardo Colombi, entonces senador, no le aprobamos el Programa de Financiamiento Ordenado a Arturo Colombi porque la iniciativa carecía de transparencia. Con este proyecto sucede lo mismo”.
(María I. Fagetti, senadora del PJ, en la sesión del jueves. Se discutía el crédito de US$10 millones para financiar la gestión municipal)

“En sus desafortunados dichos, la senadora ha dejado en claro que quieren hacer lo mismo que hicieron en 2009. No le aprobaron el PFO a Arturo para que la gente no cobre”.
(Noel Breard, senador de la UCR).

“Somos incapaces de reconocer méritos ajenos (…), caemos en la tentación del eslogan o la frase de ocasión frente a la necesidad de explicaciones claras. Nos degradamos en polemistas intrascendentes, hurgadores de pequeñeces, actitudes que no le importan a los ciudadanos”.
(Ricardo Colombi. Mensaje a la Asamblea Legislativa).

“No me interesa para nada lo que diga la oposición, porque dicen muchas cosas sin razón”.
(José Enrique Vaz Torres, ministro de Hacienda).

“Vaz Torres debe tener un problema personal. Está muy nervioso; parece un comisionista que puede perder una gran comisión”.
(Luis Antonio Badaracco, diputado del PJ).

“Deberá demostrar en la Justicia las alusiones sobre el cobro de comisiones”.
(José Enrique Vaz Torres, ministro de Hacienda).

“Nuestros éxitos económicos recientes y evidentes no deben servirnos de vanagloria, sobre todo ante las deudas sociales que debemos afrontar. Y mucho menos servirnos para opacar el debate, para limitarlo, para descalificar opositores o para ocultar aquellos rasgos negativos que no se han podido resolver”.
(Ricardo Colombi. Mensaje a la Asamblea Legislativa).

“Creo que este es el momento (…) en que desde el Estado nacional se debe bregar con firmeza para que la igualdad de oportunidades sea una realidad, (…) y que la tolerancia gane espacio en el concierto de las relaciones y no se considere un enemigo o un traidor al que piensa distinto”.
(Ricardo Colombi. Riachuelo, 24 de mayo, en un acto oficial).

“A Colombi le falta un diálogo sincero y sensato… Charla con todos, pero el diálogo pasa por otro lado”.
(Omar Young, diputado del Panu).

“Tengo elementos para decir que la causa está politizada. De gente que me viene a hablar, que me pide que acuse indiscriminadamente a funcionarios de la Municipalidad o al Intendente. Yo soy serio y voy a acusar a quien tiene responsabilidad. No vamos a entrar en esa situación”.
(Ernesto González, abogado, en el marco de la causa por el derrumbe de la calle San Martín).

“El peronismo quiere destruir al Gobierno y por eso se opone, para después quedarse con el Gobierno”.
(Noel Breard, senador de la UCR).

“Existe el dinero necesario para destinarlo a mejorar la gestión de los municipios sin endeudar a la provincia. Son 44 millones de pesos (el crédito del BID) y el Gobierno gastó 36 millones en “otras publicidades”, según se desprende de las Cuentas de Inversión de 2011”.
(María I. Fagetti, senadora del PJ).

“La Nación modifica la Carta Orgánica del Banco Central para cubrir déficit del Gobierno y nos vienen a plantear que un crédito de 10 millones de dólares genera pobreza. La pobreza existe desde antes.
(Noel Breard, senador de la UCR).

“Con el guiño de la Casa Rosada, De la Sota se endeuda en dólares. La Casa Rosada, a través del ministro de Economía Hernán Lorenzino, lo autorizará a emitir un bono para tomar deuda de hasta US$ 200 millones”.
(Publicado el viernes en Clarín).

“Todos los servidores públicos debemos trabajar más, debemos escuchar más, debemos ser receptivos, debemos asumir nuestra condición transitoria (…) Si ello no es así es porque seguimos en cierta adolescencia política”.
(Ricardo Colombi. Mensaje a la Asamblea Legislativa).

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Luis Moulin: “Celebro los pequeños triunfos cotidianos de ir en contra del ego”

Es músico, cantautor y productor multimedia. Tiene 36 años y está casado con Belén Belcastro. Tiene dos hijos: Abril de 11 años y Bautista de 8. Durante 25 años fue vocalista de Los Alonsitos.
Ahora es socio creativo de El Molino, productora de contenidos para radio y TV. Es conductor de “Algo en común”, programa de entrevistas que se emite actualmente en el 5TV. Es productor y conductor del programa “En buenas manos”, de Radio Sudamericana, que va de lunes a viernes de 12,30 a 14. Actualmente, además, está desarrollando un repertorio y show de regreso a la música y escenarios en su nuevo rol de solista. Hoy, Luis Moulin responde las preguntas de El Litoral.
¿Cuál es tu principal cualidad espiritual?
¡La Fe! Como condición primaria básica fundamental.
¿Qué parte de tu físico considera la mejor?
Los ojos quizás, de los cuales no poseo mérito alguno.
¿Cuál es tu sueño dorado?
Mi sueño es crecer junto a Belén y mis hijos, llenos de amor, alegría y salud.
¿Cuál es tu mayor triunfo?
Celebro los pequeños triunfos cotidianos de ir en contra del ego y poder ser en y con mi prójimo.
¿Quién quisieras ser?
Un gesto, una palabra oportuna, una llama cálida y generosa, un buen sentimiento, el sabor de un amigo, ser a partir de lo que voy dejando al andar.
¿Cuál es tu color preferido?
Me llena el corazón el celeste cielo que muere azul de noche.
¿La flor que más te gusta?
El irupé.
¿Tu pájaro preferido?
Una garza en vuelo.
¿Tus escritores de cabecera?
Con un gusto bastante ecléctico puedo pasar de Julián Zini a Wayne Dyer, de Horacio Quiroga a Deepak Chopra, de Jorge Amado a Eckhart Tolle. ¿Podrán ellos convivir juntos?
¿Cuáles son tus músicos predilectos?
También viene de mboyeré la cosa: Raúl Barboza, Avelino Flores, Tilo Escobar, Sting, Pedro Aznar, Salvador Miqueri, Joan Manuel Serrat, todos para un cierre de Mburucuyá.
¿A cuáles personajes históricos admirás más?
Me maravillo con el Cristo hombre, y por estas pampas nuestro correntino San Martín, dos cojonudos tremendos.
¿Cuál es el hecho histórico que más te impresiona?
Jesús con la revolución del amor y su mensaje.
¿Hay un proverbio que te guste especialmente?
Dos: “Haz lo grande mientras todavía sea pequeño”; “La gracia de Dios no te lleva donde su gracia no te proteja”.
¿Dónde te gustaría vivir con tu familia?
¡En Corrientes sin dudas! Lo más cerca posible de sus paisajes.
¿Quiénes son tus héroes favoritos en el cine?
¡Indiana Jones!
¿En la vida real?
Los que sin bombos ni platillos rebosan de ganas de vivir, los que vencen sus miedos, los que sin necesidad de decirlo te muestran que todo es posible y se conectan naturalmente con la vida. Nombres: Zachary Halfon, Julián Zini, Nené Castresana.
¿Qué cualidad prefieres en el hombre?
Su capacidad de aprender y la nobleza de amar.
¿Qué cualidad prefieres en la mujer?
¡Ese sentido extra que tienen que las conecta con los sentimientos y el amor incondicional en banda ancha!
¿Cuál es tu virtud favorita?
La nobleza.
¿Tu ocupación favorita?
Cualquier actividad creativa. La escritura y la composición.
¿Qué personaje hubieras querido ser?
Andrés Guacurarí.
¿Cuál es el rasgo principal de tu carácter?
El respeto y el aprendizaje.
¿Tu película favorita?
Cinema Paradiso, ¡música e imagen en plena comunión!
¿Cuál es tu libro favorito?
El profeta, de K. Gibran.
¿Cuál es el momento de tu vida que más recordás?
El nacimiento de mis hijos.
¿Qué es lo mejor que hiciste en tu vida?
Ser agradecido por todo.
¿Cuál es tu más íntimo secreto?
Jajaja. Otro día te lo cuento, total muere acá ¿no?
¿Cuál es el animal con el que te identificás?
El caballo, lo veo como noble y con mucha fuerza (ojo, también soy caballo para jugar al fútbol, noble también, jaja).
¿Cuál es tu mayor defecto de personalidad?
En mis ganas de ver todo maravilloso por ahí me paso de optimista a mágico.
¿Qué es lo que más aprecias en tus amigos?
La fidelidad del vínculo y los consejos que te sacan de la comodidad.
¿Cuál sería tu definición de inteligencia?
Es el modo que tenemos de aprender y trascender. Ensayo y error en el juego de la vida.
¿Cuál sería tu definición de amor?
Primer y último aliento de vida, motor de los siglos y esperanza de existir.
¿Tu definición de éxito?
¡Que no le hagan bigotes a la foto de tu lápida! Que le enciendan una vela, recen y ofrenden una flor en tu memoria.
¿Cómo te definirías?
¡Un tipo con unas ganas de ser mejor tremendamente incontenibles y contagiosas! ¡Un optimista del gol!
¿Qué sitio del mundo quisieras conocer?
Cuando era niño quería entrar a la radio de mi abuelo a ver donde vivían los hombrecitos que tan bien hablan desde adentro. Hoy quisiera conocer ese pequeño lugar del mundo que todavía nadie ha pisado.
¿Qué es lo mejor que te han dicho?
Yo pensé que morirías siendo un pelotudo importante, pero qué bien te veo hoy, ¡se nota que tenés huevos! Jajaja ¡ojalá se mantenga la tendencia!
¿Qué es lo mejor que le dijiste a alguien?
Perdoname.

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La fe de la imposición

Argentina volvió a correr el arco de sus propios derechos merced a un trabajo arduo en el que estuvieron involucrados, además de organismos sociales, la dirigencia política en su conjunto.
El Congreso Nacional, así, más allá de las disidencias propias del sistema democrático, volvió a ponerse en sintonía con viejos reclamos civiles, ampliando bases de inclusión con votos unánimes o mayoritarios. (1)
Se trata de las leyes de muerte digna y de identidad de género, que sumadas a las de matrimonio igualitario y otras de similar tenor, convirtieron al país en vanguardia a nivel mundial en el amparo de este tipo de nuevos derechos inclusivos, aunque, sobre todo, de un fuerte sinceramiento.
Pero la semana pasada fue también pródiga en discusiones por la decisión del Gobierno de la Nación que, en coordinación con el Inadi, planteó la necesidad de enseñar en las escuelas, aún en los niveles iniciales, que existen en la realidad actual familias constituidas que pueden ya no reflejar los viejos modelos de padre y madre sino también, familias con dos madres o, a la inversa, con dos padres. (2)
Muchos fueron los comentarios sobre el tema, a favor y en contra de la iniciativa. Siempre ocurre cuando lo que se debate roza alguno de los hilos de la urdimbre establecida: la de las creencias e incluso la de las ideologías.
En esencia no está mal. Lo que puede cuestionarse, tal vez, es la tendencia de mucha gente a la imposición de su fe en nombre de la fe.
Sectores progresistas de la comunidad no solo están de acuerdo con esta y otras iniciativas sino que en algunos casos hasta son impulsores de las mismas.
Lo contrario ocurre con sectores más bien mesurados que resisten la sanción y posterior cumplimiento de normas que relativizan ciertos mandatos transmitidos de generación en generación casualmente desde el poder. Resisten, pero además pretenden incidir fuertemente en decisiones de la política y, en consecuencia, del Estado.
El hecho futuro de la enseñanza de las nuevas formas de familia, avaladas por el Ministerio de Educación y el Inadi, chocó en Corrientes con los fundamentos de su realidad.
Desde el gobierno local hablan de la dificultad que encierra transmitir estos conocimientos a niños tan pequeños. Reconocen incluso que otras leyes, como la de educación sexual, cuestan enseñar por la escasa formación de algunos docentes.
Más allá de la queja, hay en esa declaración una suerte de comodidad al atar ese obstáculo al statu quo y a cuestiones supuestamente exógenas: presiones de instituciones como las iglesias, que se oponen enérgicamente a enseñar lo que consideran, sin medias tintas, una especie de degeneramiento de la humanidad. (3)
Pero por encima de la opinión que pueda forjarse cada individuo, conforme su propia historia, lo que no deja de hacer ruido es la resignación de algunos funcionarios: se entregan sin dar batalla a los nuevos desafíos de la hora; denuncian abiertamente presiones institucionales y en el mismo acto, bajan los decibeles de las acciones del Estado por temor a campañas opositoras que puedan surgir desde los púlpitos. Esa es la fe de la imposición.
La religión cumple un rol y debe seguir siendo albacea de valores. Puede incluso imponer a sus feligreses las normas que mejor cuadren a su sostenimiento. Lo que se le reclama, en todo caso, es dejar hacer. Algo mucho más complejo que la simplificación del autoritarismo o la intolerancia con la que se responde a lo que no se conoce.
El Estado provincial se ha manifestado abiertamente en la misma línea que la Iglesia Católica en muchos de los temas candentes que generan intercambios últimamente. (4) El Gobierno de la Nación, en cambio, cumple sostenidamente una bitácora de nuevos derechos, pese a que la Presidenta y otros tantos funcionarios, incluso los legisladores del partido de gobierno, declinan su acompañamiento cuando la conciencia es la que manda.
Por eso la mira está puesta en otro lado. Está en la necesidad de reconocer al otro, al distinto, en sincerar realidades.
Duele revisar archivos enteros y encontrar que gobiernos y otras tantas entidades, milenarias algunas, se resignan a creer que “pobres hubo siempre” para no hacer nada que los saque de esa situación. Pues con ese criterio bien puede decirse que siempre hubo lo que la ley de hoy reconoce.
Puede decirse, en todo caso, que subyace en esto una negación y una dosis concentrada de hipocresía que lejos de ayudar, carcome los cimientos que se pretenden cuidar.
Tachar de conservadora a una comunidad para luego tirarse a muerto -al decir de Roberto Arlt- no es más que una proyección de la propia incapacidad. Las personas son libres de tener sus creencias, pero la parte no puede tenerse por la totalidad y menos desde el Estado, porque podría estar evadiéndose de las necesidades de las minorías.
¿Quién podría negar valores como la vida, la paz, la solidaridad, la compasión o el perdón? Entonces, lógico sería reconocer que el afecto que madura en el corazón bueno de un niño o niña, no importa si es de mamá, papá, o de los dos; o de mamá y mamá o, tal vez, de papá y papá.
Ejemplos sobran para todo. Incluso para hacer notar las desviaciones de muchos individuos criados en senos familiares constituidos como mandan las escrituras.
La gente que vive en un barrio privado acepta las normas que rigen en ese ejido para después compartir los ordenamientos generales. Eso no se cuestiona. Sí sería controvertible que las normas del barrio quieran imponerse en el resto de la ciudad.
Los derechos de hoy no son los del centenario y no serán los mismos dentro de 100 años. Cambia, como la vida, porque evoluciona. No pensarlo de ese modo, vacía los dogmas a los que muchos se aferran, porque la realidad termina superándolos.
La vida, por tanto, tal vez sea un punto de acuerdo. La vida en todas sus formas.
¿Quién puede estar en contra de ella? Ahora, negarse hoy a la posibilidad del aborto, por ejemplo, ¿no contradice el silencio sobre los 30 mil asesinatos de los años de plomo? ¿Acaso una vida vale más que otra? (5 y 6)
Estuvo bueno poder preguntar. Está bueno poder debatir. Estaría bueno que se escuche a todos.

REFERENCIAS
1. Ley de muerte digna. Se aprobó en Diputados el 30 de noviembre de 2011. El Senado lo convirtió en ley por unanimidad el miércoles pasado. Lo mismo pasó con la ley de identidad de género.
2. Agencia Oficial Telam. http://www.telam.com.ar/nota/24348/
3. Diario El Litoral. http://bit.ly/JrC1T4
4. Diario El Litoral. http://bit.ly/KzkYy6
5. Diario Página 12. http://bit.ly/IYugm5
6. Diario El Mundo (España). http://mun.do/JMF2x9

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Los miserables

 

A LA MEMORIA DE LOS OCHO
“Hablando pocas palabras lo he visto a Vargas,
quedarse así de cuclillas mirando lejos…
Cercado entre el hormigón, no encuentra su cielo aquí,
de balde lo está buscando entre tanto gris”. (1)

 

¿Cuánto vale la vida? ¿Puede cuantificarse en relación con algo, por caso el dinero? Bibliotecas enteras podrían argumentar acerca de la inconmensurabilidad de la vida, hasta que todo se derrumba. En ese instante se pasa una frontera: se ingresa al territorio donde impera la realidad.

Para los académicos la realidad es la “existencia real y efectiva de algo” (2). Algunos otros subrayan su carácter dual, su alcance concreto y conceptual a la vez. Para nosotros, aquí, la realidad es una dualidad que se alimenta de lo que es y de lo que debería ser, juego en el que se impone ampliamente lo primero.

En este “país del no me acuerdo” (3), la realidad fue el sustrato que permitió el derrape de un avión, el choque de un tren, la cantidad de víctimas de los siniestros viales absolutamente evitables, Cromagnón, Etchecopar  (4); las niñas madres y las madres de las niñas, sus estigmas: los propios y los que reparten algunos personeros del palacio cuando se encuentran con algún micrófono cerca de sus bocas cargadas de ira y resentimiento.

Realidad es la pobreza que mata sin que importe; la prepotencia que te obliga donar sin que quieras. Es la caída de un piso mal calculado, una construcción irregular que se lleva consigo ocho historias (5): de padres, hijos, hermanos, tíos, sobrinos. Vidas, nada menos.

Realidad es la falta de controles públicos y la escasez de responsabilidad privada. Es la misma nada que se apodera de comercios, escuelas, rutas, boliches e incluso de obradores. Es la ley pasible de trampa; la ley mal hecha por legisladores mal votados y peor instruidos. Es la impunidad que ampara la viveza, la sociedad que naturaliza el riesgo permanente, los medios que callan pensando más en sus cuentas que en su rol.

Realidad es el exceso de formalismos. Es tardar un año para empezar algo por derecha y sólo 6 meses para terminarlo, eso sí, pagando pequeños sobornos por la insignificancia de ser un contraventor consuetudinario. Es la degradación social-empresaria, la sobrevaluación del negocio. Es ser juez y parte: garante del control para los otros; sujeto inmune para los propios emprendimientos. Es tener vía libre por obra y gracia del amiguismo, tráfico de influencias y cosas por el estilo, tan glamorosas en estos tiempos. Es la economía que acucia y empuja a la baratija; la supremacía del costo por sobre el peligro, la diferencia entre el daño de algo y la muerte de alguien.

Realidad es la jactancia del poder que sabe al dedillo, con detalles de espía, quién comete los delitos. Es la prudencia de no decirlo si el infractor es un amigo. Es la canallada de denunciarlo -por lo bajo y con terceros- si es un adversario (siempre en el momento oportuno, para maximizar los rindes políticos).

Realidad es la indecencia de mentir acerca de gestiones largas e imposibles -que nunca se hacen-si es que calma los reclamos. Es no dar la cara. Es un fideicomiso sin rostro y generalmente sin escrúpulos. Es ser calle y vereda, pero al mismo tiempo. Es ser custodio de la fe pública de 8 a 12 y de 16 a 20, e infractor no creyente el resto del día; es ser funcionario de medio tiempo y vecino ciego o apático siempre.

Realidad es echar a alguien del Estado por promocionar un culo y, extrañamente, sostener a quien deja morir por indolencia o dolo. Es sostener a quien dice que los pobres son los vivos, que además de tener sexo y recibir la gracia de la vida, consiguen un premio en billetes.

Realidad es la tozudez y la complicidad. Es la prostitución de todos y todas. Es mirar sólo para adelante y creerse especie única. Es extrañarse cuando se habla de inclusión, del otro. Es la estrechez mental del ventajero o calculador, sea periodista, funcionario o constructor. “Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón”. (6)

Realidad es recordar. Es hacer notar que estuviste en la cárcel pero no en la obra; en el exterior pero no en la cárcel. Es ver a quién puedo tirarle un muerto cual chupita en carnaval. Todo vale.

Realidad, lamentablemente, es creer que la desgracia es un invento de la prensa. Es no ver un error o no poder admitirlo. Es la soberbia que nubla hasta el más grande de los actos solidarios.

Realidad es mirar sin ver, escuchar sin oír; es vivir sin cumplir pensando siempre en ganar. Es no asumir siquiera una parte de la responsabilidad subsidiaria que de-viene de ser libre, aunque parte de un cuerpo social.

Es creer que un exabrupto es lo mismo que la muerte y que todo se pesa en la balanza electoral. Es mover contactos, contar votos que no existen en elecciones imposibles aunque imaginariamente permanentes.

Es la “miserabilidad” misma de querer alcanzar las urnas siempre, aunque para ello haya que pisar escombros o pasar sobre cadáveres. Es el calabozo invisible y eterno por el pan, como en la obra de Víctor Hugo (7).

Realidad es pertenecer a esa clase que, según otros, no vale más que el mendrugo del jornal. Es vivir así y morir así, como los ocho: miserables.

Pero es también la esperanza de que las cosas cambien. De que caiga quien tenga que caer por el peso de su malicia o el lastre de su degradación, no por la imprudencia del apuro exigido por la renta, que el jueves, en el derrumbe, dejó en sus bolsas ocho arneses que ahora ya no tienen quién los use.

 

 

  1. “El cielo del albañil”. Chamamé. Teresa Parodi y Antonio Tarragó Ros.
  2. Definición. Real Academia Española.
  3. “En el país del Nomeacuerdo”. Tema infantil. María Elena Walsh.
  4. a. El vuelo 3142 de Lapa, se estrelló en el Aeroparque Jorge Newbery de Buenos Aires el 31 de agosto de 1999 a las 20,54. Murieron 65 personas.
  5. Una formación del tren Sarmiento impactó a las 8.32 contra el andén en la estación Once. Fue el 22 de febrero: 51 muertos y más de 700 heridos.
  6. Al cierre de esta nota, sólo en Corrientes se registraron 49 accidentes fatales en 2012: 62 muertos.
  7. Incendio en el boliche República Cromagnón. Ocurrió el 30 de diciembre de 2004: 194 muertos y más de 700 heridos.
  8. Asalto en la casa del conductor Baby Etchecopar, el 12 de marzo pasado. Un muerto y varios heridos de bala.
  9. Hasta anoche era el número de muertos por el derrumbe del barrio La Cruz. Todavía hay dos heridos graves.
  10. “Cambalache”. Tango. Enrique Santos Discépolo.
  11. “Los miserables”. Novela. Víctor Hugo, publicada en el año 1862.

 

http://www.ellitoral.com.ar/es/articulo/192709/Los-miserables

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En 2 meses reglamentaron una ley de hace 27 años para privatizar el Turismo

Una ley de la dictadura que tardó 27 años en reglamentarse, se instituyó rápidamente en los últimos días, en el colchón le-gal sobre el que cuidadosamente se posa una generosa oferta empresarial para canjearle al Estado la concesión del juego y la hotelería oficial por el prudencial plazo de 20 años, a cambio de una inversión de unos 27 millones de pesos para revaluar el viejo Hotel de Turismo y levantar una torre en sus patios, todo en el marco de un operativo que lleva el ambicioso nombre de “Hotel Internacional de Turismo”.

La noticia se conoció hace ya varios días. Un boletín de días hábiles, o publicación paraoficial, informó hace dos viernes que el Gobierno puso en marcha un llamado a licitación para conseguir oferentes que emparden o mejoren una oferta presentada por dos firmas para reacondicionar el Hotel de Turismo y ampliarlo, a cambio de una concesión de 20 años.

Pero la cosa no quedó allí. Días después se supo, por obra y gracia de un pedido de informes aprobado por el Senado, que las empresas autoras de una “iniciativa privada” de obra pública, pidieron a cambio de la inversión una especie de prolongación del formidable negocio del casino que la intervención federal pasada, dicho sea de paso, ya estiró hasta 2021. Pues bien: sus inversores quieren manejar el juego hasta 2031.

Pero más allá de esta cuestión, que podría entenderse en el marco de una voraz lógica empresaria, lo que llama la atención es la forma: la celeridad con la que el Gobierno quiere ahora, en dos años, tener un nuevo hotel, con dueños viejos, pero bien asegurados hasta las próximas generaciones de gobernadores.

Sucede que Ricardo Colombi se va en 2013, pero él y sus ministros ya opinaron favorablemente sobre un ne-gocio que concluirá en paralelo al mandato de su futuro quinto sucesor.

Interés

Lo que se desprende del análisis de las leyes y decretos empleados para dotar de legalidad al proceso, surge que el gobierno de Ricardo Colombi hurgó en los anales legislativos hasta toparse con una vieja ley de la dictadura, redactada, aprobada y promulgada el mismo día, el 8 de julio de 1983, en el ocaso de la administración de Juan Alberto Pita.

Esa ley, la N° 3796, del “Régimen de Concesión de Obra Pública”, sumamente beneficiosa para empresarios, sobre todo para los amigos del poder, tardó 27 años en ser reglamentada. El autor del texto complementario: Ricardo Colombi, en colaboración con sus ministros de Hacienda, José Enrique Vaz Torres; de Obras Públicas, Aníbal Godoy y de la Secretaría General, Carlos Vignolo. Por medio de un decreto pusieron el fuego en punto de llama para cocinar rápido lo que vino después.

Es que resulta más que llamativo que a días de publicar la reglamentación de la “Ley Pita” -que, vale reiterar, es muy beneficiosa para los interesados en financiarle una obra al Estado, incluso con plata de los bancos del Estado-, haya aparecido una oferta privada para adecuar a los cánones internacionales vigentes, el viejo Hotel de Turismo, pagando para ello un canon que de internacional sólo tiene el origen de la moneda de cambio. Pero hay más. Una de las empresas autoras del proyecto, Casinos del Litoral (la otra es Hoco SA), pone como condición de inversión estirar 10 años más la concesión del juego en Corrientes, cuyo plazo actual vence en 2021, dentro de poco más de 10 años.

Para los pocos interesados que se acercaron a mirar el pliego de bases y condiciones del proyecto, esta situación no hace más que romper el pie de igualdad con los demás oferentes que no tienen un casino para presionar al Estado por más utilidades.

Celeridad

Pese a todo, el gobernador Ricardo Colombi, sus ministros Vaz Torres, Godoy y Vignolo avanzaron y no sólo tomaron nota del proyecto sino que además, opinaron favorablemente para que el mismo sea declarado de interés público. A ese coro de funcionarios se sumaron la subsecretaria de Turismo, Inés Presman; el subsecretario de Cultura, Gabriel Romero e incluso el interventor de Lotería y Casinos, Leandro Alciatti, para quienes no hay nada mejor que este proyecto y estos empresarios, a quienes calificaron, en documento público, de exitosos y altamente solventes.

El pasado 6 de septiembre Colombi y sus tres ministros firmaron el decreto de interés público, texto que podría ser atacado por cierta inconstitucionalidad, según se encargó de denunciar la senadora Liliana Wetzel en el proyecto aprobado el jueves en la Legislatura. El pasado 28 de septiembre se aprobó el pliego de bases y condiciones que se vendió hasta el 7 de octubre ya que la apertura de sobres está prevista para el 1 de noviembre. Es decir que en menos de 4 meses se habrá cumplido todo el proceso que dará por inaugurada y plenamente vigente una ley de la dictadura que vivió en letargo por casi tres décadas.

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Para hacerse escuchar, la campana debe sonar

 

“A los médicos, la intolerancia, la incertidumbre y el narcisismo nos hace vivir los aciertos como producto de nuestra capacidad, olvidando el azar, y responsabilizando de los errores a algún otro o al azar, olvidando o negando nuestra incapacidad.”
Alberto Agrest. Médico académico.

 

La muerte de Agustina Cristaldo, la nena de 3 años que el lunes ingresó al Hospital Pediátrico en busca de atención médica y ayer fue sepultada, cuanto menos actualizó el debate sobre las condiciones del sistema público de salud, la responsabilidad de los gobiernos encargados de su organización y gestión y sobre la pericia de los médicos y asistentes que son la cara visible de ese sistema.

Entendidos en la materia hablan de la necesidad de reorganizar el esquema de atención; de hacer funcionar la descentralización que se pretendió con la implementación de las salas y centros de salud y, por lo tanto, de contar y contener al material humano encargado de aplicar las políticas sanitarias definidas, se cree, como políticas de Estado.

Las limitaciones presupuestarias jaquean siempre ese deber ser. De ello hablan los gobiernos para justificar su intransigencia ante el reclamo de los gremios, y de ello también hablan los gremios para justificar sus paros. Pero una realidad se da de bruces con esta cuestión: los profesionales preparados en Corrientes hoy ejercen en otras provincias, incluso más pobres que esta, aunque cueste creerlo. Entonces, ¿no hay dinero, voluntad, o lo que escasea es la inteligencia para administrarlo?.

No hace mucho, por caso, el Pediátrico fue un hospital de referencia en el país, capacitado para atender a pacientes que demandaban prestaciones de alta complejidad. ¿Que pasó ahora con esta niña? Dicen que la Justicia se encargará de revisar el caso. Pero mientras tanto, ¿quién se encarga de lo otro, de reorganizar el sistema, de equipar los hospitales, de capacitar médicos y rentarlos de acuerdo a sus responsabilidades?.

Los gremios del sector vienen desarrollando medidas de fuerza por estas y otras cuestiones. Advirtieron en más de una oportunidad que este (la muerte) podría ser el resultado. Ahora que está la muerte sus responsables aclararon rapidito que el Pediátrico no estuvo de paro. ¿Cómo es entonces? ¿Hay o no hay precariedad laboral?

En el Juan Pablo II, como sucedió ya en otros hospitales, sus directivos primero salieron a proteger la prestación de sus médicos, después a colaborar con la justicia por el esclarecimiento del caso de Agustina y en las últimas horas a quejarse por la falta de médicos, de enfermeros pediátricos y de otros asuntos que no siempre están en la agenda de charla con los responsables políticos del Ministerio de Salud. Si de eso hablan, alguien no entiende o no hay respuestas.

En paralelo, médicos con jerarquía dentro de la institución, no tuvieron mejor idea que recurrir a las estadísticas. “Atendemos a más de 250 mil niños por año”, aseguró ayer un doctor en contacto con la prensa. O pretendió con ello revivir el recuerdo de viejas glorias o, lo que sería peor, intentó justificar la muerte por una cifra.

Pero fueron más allá todavía. Este y otros profesionales salieron a cuestionar la tarea de la prensa, como queriendo matar al cartero. Resulta que para estos doctores, y también para algunos chupamedias de profesión, integrantes de una claque de pseudo comunicadores de moralina, la prensa informó sobre el caso de manera parcializada. Reflejó el dolor de la familia y no la rotura de unos vidrios, la bronca amenazante de los padres y no la voz oficial.

Tal vez tengan razón. En cuestiones como esta, la prensa suele defender al más débil, dándole voz al que no tiene, no al que la oculta. Pero además, deben saber los doctores -y los serviles-, que una campana se escucha si la hacen sonar. Es muy difícil para la prensa acceder al campanario, es decir, defender una posición que no conoce.

Ni el director del hospital (salvo en una mini conferencia de prensa), ni las autoridades del Ministerio de Salud, ni la fiscal de la causa, ni el jefe de los fiscales respondieron requisitorias periodísticas tras el escándalo. Este diario los buscó infructuosamente. Ese vacío lo llenó una familia desbordada de dolor por la muerte de una niña y por el (mal) trato humano de los médicos y enfermeros.

La crítica elíptica, no obstante, activó los teléfonos. Ayer, cual corporación, los médicos quisieron explicar sus verdades, casi como el dueño del chancho pateado que cuenta el refrán. Hasta hubo una reunión interna en el hospital. Raro, teniendo en cuenta “un caso” en 250 mil al año.

La prensa también comete errores, graves algunos. Pero no es error de la prensa no acceder a la información por una negación de quienes detentan circunstancialmente el poder de administrarla. Y mal que les pese a algunos, periodismo se hará siempre. Y será del bueno si horada las posiciones soberbias de los grupos dominantes, cualquiera sea su origen.

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Conmovedor adiós a Miguel Fleitas

 

 

Esta nota intenta ser una exequia. Con palabras, que es una forma difícil de comunicar en un diario cuando las mismas escasean. Las imágenes aportan su valor incalculable, pero esta vez las cámaras están de luto. Y vaya si lo están, que ayer no hubo flashes para despedir a Miguel. No hizo falta. En el lenguaje de los símbolos el sol suplió a los rayos blancos, y lágrimas celestiales en forma de lluvia revelaron la mejor instantánea, la que el fotógrafo que se ha ido buscó siempre, en la paz de su naturaleza o en el fragor de sus luchas, que eran las ajenas.

Esta nota intenta decir que ayer a las 13 culminó la vigilia y que los restos de Miguel Antonio Fleitas ya descansan en su tierra. Quiere decir que fue incesante el paso de acongojados, conocidos, colegas, amigos, familiares. Que el llanto fue un modo de voz y el silencio el mejor homenaje.

El fotoperiodista del diario La República (su última casa), abandonó para siempre esta ciudad en la que supo desplegar su virtuosismo y ganarse amigos en cada click. Su partida hacia Villafañe, un pueblito hundido en las entrañas de Formosa, se produjo en caravana.

Desde la casa velatoria de la calle La Rioja partió rumbo a su morada final, envuelto en aplausos, tras pasar por “su” diario y la Casa del Periodista, pero sólo después de que el cielo lo haya despedido.

Es que exactamente a las 13, hora prevista para el adiós, una lluvia calma regó el lugar de la ofrenda. Duró lo que un suspiro, precediendo a un sol pleno que acompañó el viaje que hicieron sus padres, hermanos, y un puñado de colegas. El mismo viaje que Miguel ni Anabela, su novia, pudieron concluir hace hoy una semana, para comunicar la nueva del casamiento.

Miguel se ha ido para volver, o mejor, para quedarse. Nadie lo olvidará. Nadie lo olvida.

Su estadía en estos lares, llena de entrañable amistad, deja ahora un profundo dolor y un vacío sólo comparable al peor de los abismos. Así lo sintieron sus colegas, sus amigos, su familia. La gente que lo quiso y la que apenas lo conoció. De alguna u otra forma, todos estuvieron, como tal vez quiso, como tal vez nunca imaginó: a su alrededor.

Miguel logró una despedida unánime, sentida y solemne, porque aunque suene destemplado, no deja de ser un gesto grato que hasta el propio Gobernador de la Provincia asista a despedirlo. Arturo Colombi y su esposa, la ministra Viginia Almará, llegaron hasta el lugar de las honras para dejar sus condolencias a los deudos. He allí una muestra de lo que supo imantar este muchacho al que la humildad no le cabe en un concepto.

Adiós Miguel. Que descanses en paz. El periodismo te ha perdido, quizás para refrescar una vieja enseñanza. Es que a veces no sólo bastan el qué, quién, cómo, dónde y cuándo. En muchas ocasiones, al ir un tanto más lejos, avanzamos hasta el “porqué”. Hoy, necesariamente, Miguel, con tu partida, debemos preguntarnos también “para qué”.

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Corrientes tiene una Constitución moderna, producto de su tiempo

Reconocieron que una vez jurada, esta Constitución no abolirá la pobreza ni los otros males que calcinan los cimientos de una provincia con andamiaje endeble. No obstante, el texto que a las 19,05 de ayer se convirtió -por unanimidad y aclamación- en el nuevo contrato de convivencia de los correntinos, sienta un punto de partida, como aquel que ideó el maestro Alberdi al redactar sus “Bases” en el Siglo XIX.

El país no transita las mismas dificultades del 1.800. Tampoco Corrientes. Pero igualmente será difícil encarar un futuro, amparados en una carta fundamental, si esta no penetra en la ciudadanía, si no se cumple y si los que tienen responsabilidades públicas no la hacen cumplir partiendo del ejemplo.

Esta bien podría ser la síntesis, el espíritu que mutó en las voces de los integrantes de la Convención Constituyente que votó, en su última sesión, un ordenamiento legal “progresista, producto de su tiempo, de sus situaciones y personas”, al decir del convencional Gabriel Romero, quien con esas palabras enmarcó lo dicho en más de cuatro horas de una sesión sin debate, cargada de satisfacción.

Sucede que el pleno de la Asamblea se considera con el deber cumplido. Se considera artífice de “la mejor Constitución contemporánea”, tal cual señaló José María Roldán; de una “Constitución de vanguardia”, como dijo Araceli Ferreyra; o de una “Constitución peronista”, como definió al borde de las lágrimas Dalia Canteloro.

Recibió aplausos, pero también mohines adustos. De todas formas, el ánimo era otro. La Convención se sabía aliviada por el deber cumplido. La sociedad en su conjunto tendrá ahora en sus manos el poder de decisión final. Y si el trabajo lo identifica, podrá decirse que la nueva norma fundamental ha sido un producto de la necesidad de este y no de otro pueblo.

Lo entienden así también los convencionales, que despojados de las falsas posturas asumidas a veces para barra, saben ahora que sin inmunidades deberán pasar el tamiz popular.

La despedida
El cónclave de ayer, el décimo quinto y último en los tres meses de protagonismo de la Convención Constituyente, arrancó a las 15 y terminó poco más de cuatro horas después con la toma de la foto oficial de la Asamblea, cuyos miembros posaron en las escalinatas del Poder Legislativo. El encuentro sirvió para aprobar la reforma en general, por unanimidad y aclamación, pero también para aprobar el presupuesto general de la asamblea, y otras resoluciones de carácter administrativo.

La oportunidad, sin dudas, fue propicia además para que cada uno de los convencionales hiciera un balance del trabajo efectuado, agradeciendo la colaboración de los trabajadores del Poder Legislativo, los aportes de Ongs, gremios y particulares, y los desprendimientos personales que confluyeron en impensados consensos pese a la diversidad de fuerzas que ocuparon los 39 escaños de ese cuerpo colegiado.

Todos aportaron para que la nueva Constitución sea una realidad. Y eso se traduce en esta composición hecha por el convencional Jorge Simonetti, titular de la comisión de Redacción: “El texto tendrá dos partes, una dogmática y otra orgánica, seis títulos, cuatro secciones, 54 capítulos, 239 artículos y 27 cláusulas transitorias”.

Así, cumplidas que fueron todas las gestiones establecidas en el orden del día y antes de la postal final, Josefina Meabe de Mathó, en su calidad de presidenta, recordó al público y a los constituyentes que este domingo a las 10 de la mañana, en el recinto de sesiones de la Legislatura, tendrá lugar el acto formal de juramento del nuevo plexo normativo.

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La historia de María Luisa, una enfermera de la isla

 

 

Todos los días, desde hace ya treinta años, se levanta a las 5 de la mañana. Prepara y toma unos amargos con “Otto”, su esposo. Se muestra un poco más despreocupada ahora que los chicos crecieron y son autosuficientes. Depende del tiempo, ordeña la lechera que pasta sin prisa por la isla, limpia un poco, arregla su casa, ayuda a sus hijos o se entretiene con su nieta mientras se prepara para cruzar con su primogénito, o a veces sola, el brazo del Paraná que la aparta del mapa capitalino. Desembarca en suelo firme con tiempo y muchas dudas, pues como el servicio de transporte es irregular, de cuando en cuando no tiene más remedio que andar de a pie los seis kilómetros de tierra arenosa que la separan de su trabajo. Y se prohibió llegar tarde.

Nació a mediados del siglo pasado cerca del Hospital Psiquiátrico, por la calle Vélez Sarfield, en esta capital. Por sus venas corre una mezcla de sangre italiana y española. Viven seis de sus siete hermanos. Tiene 53 años bien llevados, cuatro hijos y una nieta. Y es un ejemplo aunque le parezca mucho.

Se dedicó a sus hijos y lo sigue haciendo, pero ahora comparte su amor maternal inconmensurable con los chicos y grandes que, necesitados, se acercan hasta la Sala de Atención Primaria ‘Dr. Mauricio Open’ donde presta sus servicios de enfermera desde el año 2000. Es por eso, por su amor y su entrega, que María Luisa García de Stern recibirá en días más el título de ‘Vecino Benefactor’ que otorga el Concejo Deliberante correntino. Porque desde 1997, año en que empezó a trabajar en el Puesto Sanitario El Perichón, y hasta hoy, no ha faltado un solo día. Jamás llegó tarde a su trabajo, pese a que primero el río y después varios kilómetros de tierra, se levantan como una barrera infranqueable para cualquier mortal que no tenga su temple.

El frío, el viento, el sol, la lluvia; ni siquiera la correntada furiosa del Paraná que pasa a sus pies, la hicieron rever su compromiso. A ella le gusta ayudar. ‘Tengo la obligación de hacer el bien sin mirar a quién’, dice, tras salir del asombro. Es que Luisa no sabía, hasta que este medio la visitó, que alguien había redactado un proyecto para declararla vecina entre las vecinas de la ciudad; mucho menos que la iniciativa ya tomó estado parlamentario en el Concejo, y que podría ser aprobada no bien el parlamento comunal retome sus actividades después de la feria administrativa.

DOÑA LUISA ESTABA FUERA DE CASA. Estaba en la ciudad con Horacio, su hijo menor, haciendo algunas compras. Por estos días el inflexible horario de trabajo no es problema. La enfermera está de feria, y aprovecha el tiempo para hacer sus cosas, aunque confiesa que no le gusta mucho la idea de abandonar su lugar, la Isla Mesa que compraron hace más de 70 años los padres de su marido, los Stern, alemanes de raza laboriosa.

Desciende la rampa del conocido Puerto El Alemán, cargando ella misma una pesada bolsa de maíz que alimentará a sus patos y gallinas. Mira expectante las cámaras fotográficas que la persiguen, pero pronto baja la guardia. Sonríe por la noticia del título honorífico. ‘El doctor Esteban Ibáñez (subsecretario de Salud de la Municipalidad) me dijo el otro día que tenía una sorpresa para mi, pero nunca sospeché que era una cosa de éstas’, dice como pensando en voz alta. Después hace silencio y aguarda en el muelle la llegada de ‘La Negrito’, ‘La Tomasa’, ‘La Antonito’ o de ‘Augusto’, algunas de las canoas familiares que están prestas a zarpar cuando alguien desde la tierra se hace ver o grita algún nombre, generalmente el de José, hijo mayor de Luisa, estudiante de Licenciatura en Sistemas de la Unne que por ahora prefiere estar cerca de casa, ayudando en lo que haga falta, dando una mano a los pescadores, ofreciendo sus servicios de guía o de taxi náutico, o alquilando los cascos a los más aventureros.

Esta vez José prefirió quedarse. Otto comandó ‘El Guáscara’ (una canoa prestada) hasta la costa del Perichón para regresar a casa a Luisa y esta vez, también a dos cronistas.

Ya más cómoda, entre los suyos, Luisa sorbió un mate. Saludó a sus hijos y tomó en brazos a Luisana Abril, su nieta de seis meses que es la luz de la familia. Sentada casi en la punta de una mesa larga, la que descansa ahora es Sofía. Tiene 25 años y estudios en Criminalística que canjeó por ver crecer a su hija, en la isla, el único lugar posible, pensado, querido…

PERO LUISA TENÍA OTRAS OBLIGACIONES. Caminó por su terreno hablando ahora distendida, respondiendo intimidades que tal vez nunca pensó hacerlas públicas. Tenía 24 años cuando conoció a quien hoy es su marido. Otto Stern trabajaba en el acopio de pescado y así se relacionó con don García, padre de Luisa, un español que aceptó el noviazgo ‘a la antigua’ que duró un año.

En 1974 la enfermera de alma se cruzó a la ínsula para quedarse. Nacieron José, Sofía, otra niña, Miriam, que heredó como todos, en los ojos, el color de la vegetación que abraza las 90 hectáreas del arrecife. Hoy, la niña que alguna vez compitió por un reinado tiene 23 años. Estudia Veterinaria en la Unne y al igual que su madre, muchas veces sola debió arreglárselas con los remos para cruzar el canal de agua y partir caminando hasta donde algún colectivo, para llegarse hasta su facultad.

Horacio, el menor, estaba en camino cuando Luisa y Otto decidieron formalizar su matrimonio. Se casaron en Santa Ana de los Guácaras hace poco más de 20 años. Relucían las alianzas cuando aquel niño llegó al mundo. Hoy estudia Ciencias Económicas en Resistencia, y como tiene una tía en la ciudad, evita cruzar todos los días el río. Lo hace dos o tres veces por semana, o cuando haga falta.

Los cuatro la hacen sentir orgullosa. Luisa habla de sus hijos con un dejo de satisfacción. Reconoce que ‘se pelean como cualquiera’, y que las nenas ‘son muy celosas de los varones’. Igualmente se la ve contenta cuando dice que Otto ‘es un paciente disciplinado, que no se toma una aspirina sin consultar’.

EL SOL DEL MEDIODIA SE MEZCLABA CON UNA BRISA DEL NORTE, y la historia de Luisa se iba reconstruyendo. Alguna vez quebró la tierra y abonó su entraña. Sus manos pescaron el sustento, domesticaron a remo el insondable río y acariciaron luego, con sutileza, la piel clara de sus vástagos. Pero también es peluquera… A eso se dedicaba antes de curar.

Luisa pesca como cualquier isleño, labra la tierra como algunos, corta el pelo con buen pulso y cura como nadie, pues ella es el antídoto. ¿Qué reclamarle entonces a esta mujer que trabajó toda su vida y no conforme, esperó que sus hijos crezcan para estudiar y seguir trabajando?.

Sin que nadie se lo pida, colaboró ad honorem, por dos años, en el puesto sanitario del barrio Perichón como ayudante de enfermería autodidacta. Alguien le dijo, con el tiempo, que podía recibirse de enfermera si es que en verdad esa era su vocación. Lo planteó en familia y emprendió la empresa. En 1992, a los 41 años, María Luisa García recibía su título de enfermera otorgado por la Asociación de Trabajadores de la Sanidad de Corrientes. En 1997 empezó a cobrar por su trabajo en el Perichón, hasta que en 2000 ingresó al SAPS que está pegado al Control Policial Nº 4, por Ruta 12 frente al ingreso a Santa Ana.

Desde que efectivizó su condición de trabajadora y a partir de que cobró por ello, Luisa no ha faltado nunca. Ahora la pasa mejor, pues sus canoas tienen motores que la hacen prescindir del remo. Antes, ‘tenía que salir remando, y como a veces no había plata para la nafta, no podía irse en la camioneta que tenemos. Y si no conseguía tomar el colectivo, caminaba de ida y de vuelta los seis kilómetros que hay desde el Perichón hasta la Sala’ cuenta Horacio en la despedida, sin que lo escuche su madre para evitarse un llamado de atención…

UNA HISTORIA COMPARTIDA. Toda la familia está ligada de alguna manera a la salud y a la solidaridad. Al escuchar un grito, los Stren no tienen reparo de la hora ni de las condiciones del tiempo, y salen cuantas veces sea necesario a ayudar a algún accidentado o a trasladar a una parturienta. Esa es su forma de vida. Trabajan y estudian, pese a no tener luz eléctrica y un montón de otras comodidades, y ayudan. ‘Hacer el bien sin mirar a quién’, repite Luisa.

‘No debes hacer lo que no te gusta que te hagan. Por eso yo trato bien a todos y trato de darles lo mejor de mí. Por eso no falto nunca. La gente viene a vos con un problema y tenés que solucionarlo, si está dentro de tus posibilidades’. Es así de simple para esta mujer que sabe perfectamente de lo que habla pero tal vez no lo dimensiona.

Igualmente Luis está en otra cosa, en cuestiones trascendentes: que sus hijos estudien o trabajen según su elección, y que no les falte nada. Cuida de su marido y honra su trabajo. Gana 380 pesos mensuales pero es lo de menos. Ella quiere ayudar. Por eso no pide nada, aunque bromea diciendo que debe cambiar su chaqueta, vieja por el uso pero impecable, tal vez un poco arrugada…

No le interesa la política pero confesó, para después arrepentirse de lo dicho, que votó a Raúl Romero Feris y en la última a Ricardo Colombi. “Pero más allá del nombre -aclara-, confío y espero que las cosas mejoren”. Sucede que pese a que es su trabajo y lo desarrolla con la más profunda entrega, cualquiera advierte que le hace mal ver a los chicos desnutridos o con otra enfermedad acelerada por la pobreza. De todas maneras Luisa prefiere siempre el lado bueno. Y al hablar de su labor opta por contar sonriendo que es “compincha de todos, y más de los chicos. Mi habilidad es amansarlos”, grafica, con un dejo de satisfacción.

“El Guáscara” se prepara para emprender el regreso. Entonces el cronista mira sus anotaciones, las revisa. Un dato faltaba precisar: cómo hizo Luisa para faltar nunca y llegar tarde jamás a su trabajo. Ella no sabe cómo responder porque la humildad de su ser no le deja entender que lo suyo es una proeza. Igualmente ensaya una explicación: “Nunca tuve una enfermedad grave, y las otras me las aguanto. Hasta ahora no tuve motivos para no ir. Además, hasta mi madre fue oportuna: murió un sábado. La enterramos el domingo y el lunes pude ir a trabajar. En la sala no me dejaron, y entonces tuve que volver”…

 

“Hay que seguir trabajando”

De la desconfianza María Luisa pasó a la sorpresa. Ya más distendida, sonrió. Luego, escuetamente dijo: “De todas maneras hay que seguir trabajando”.

Sin dudas le interesa el título honorífico que recibirá del Concejo Deliberante, pero no la cambiará en mucho. Seguirá levantándose temprano, seguirá atendiendo a sus hijos, a su marido y su nieta, incluso si por esas cosas de la vida se le resiste el premio, cosa improbable.

Según dijo, llegado ese día, el del premio, se lo dedicará a sus hijos, a su familia. Y no volvió a hablar del asunto. Es que Luisa es así. No dialoga mucho, o se reserva y dice lo suficiente, evitando hablar de ella misma. Es una correntina de pura sepa. No muy alta, morocha, trabajadora, pero con unos ojos claros, verdes, que la hacen hermosa, aun hoy, con el tiempo y el trabajo que acarrea encima.

Los que la conocen, no tienen más que palabras halagadoras para ella:

– “Buscamos a la señora García”, dijo el cronista de esta nota al llegar a la Sala Dr. Mauricio Open.

– “Luisa está de feria, así que debe estar trabajando en la isla”, respondió Epifania, de guardia en la salita. “Si van para allá mandale saludos de mi parte, de Epi, decile”, completó con una sonrisa quién sabe ser su compañera de trabajo.

Más allá de la anécdota, claro queda una cosa: es imposible separar la vida de Luisa de la palabra “trabajo”.

Coincidió con ello Mercedes, su concuñada. “Ahora no es nada. Antes era mucho más difícil y sacrificada la vida de ella. Trabajar en la casa, criar a los chicos, llevarlos a la escuela”. Siempre trabajo, siempre sacrificio. “Rasgos de vida extraordinarios” como dice el proyecto de Ibáñez. Nada más acertado…

 

Ciudadana ilustre

La movida para que el Concejo Deliberante capitalino analice el proyecto que contiene la declaración de “Vecino Benefactor” para María Luisa García, empezó el 1 de julio pasado. El doctor Esteban Ibáñez, subsecretario de Salud de la Municipalidad, que venía enterado de la gesta de su enfermera, se documentó y redactó un proyecto que más que eso “es un gusto, una necesidad para mi”, según contó.

Una semana después, la nota oficial, un recorte de prensa y la foja de servicio de la enfermera, ingresaron a la presidencia del Concejo. El 8 de julio, por afuera del orden del día preparado para la sesión de ese jueves, el proyecto tomó estado parlamentario y pasó a la comisión de Cultura.

Antes de cumplirse ese trámite, el presidente del cuerpo, Aurelio Díaz, hizo leer el expediente. En el mismo se expone el “caso de la Sra. María Luisa García, enfermera del Saps Dr. Mariano Open, con siete años de servicios sin registrar faltas, retrasos ni sanciones. Todo lo contrario: una admirable vocación y dedicación a su trabajo”.

“La mencionada enfermera vive en la Isla Mesa, y todos los días cruza el brazo del río Paraná que la separa del Perichón, en su canoa, remando ella misma, y luego camina más de 5 kilómetros para llegar a su lugar de trabajo”.

“En la isla tiene todo tipo de hortalizas y frutales que ella misma cultiva, y brindó desde su humilde posición económica una formación extraordinaria a sus hijos, logrando que dos de ellos estén cursando carreras universitarias de alta exigencia”.

“Creo, señor presidente -dice la solicitud-, que estamos en presencia de una persona de rasgos de vida extraordinarias, lo que motiva mi solicitud de que se la declare “Ciudadana Ilustre” de nuestra ciudad”.

“Si así fuera, estaría el Concejo Deliberante reconociendo a una humilde trabajadora de la Salud Municipal que además de cumplir con su trabajo con una hoja de servicio impecable, logró superar las barreras sociales y económicas y logró posicionar a sus hijos en una situación educativa mucho mejor para enfrentar la vida”.

Tras la lectura de estos párrafos, el proyecto fue girado a la comisión de Cultura, aunque con título cambiado. Lo que se analizará, según se advirtió en esa sesión del parlamento, es la posibilidad de otorgarle el título de “Vecino Benefactor” y no el de “Ciudadano Ilustre”, seguramente por los requisitos formales que demanda la ordenanza que regula la entrega de estos reconocimientos.

“Sea cual fuera el título, María Luisa García ya es una ciudadana ilustre, de moral y ética insobornable”, sintetizó el doctor Ibáñez al ser consultado por este medio sobre la motivación de esta digna iniciativa.

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