Más allá de lo que haya pensando el autor de este tema, Antonio Tarragó Ros, empecé a escucharlo seguido (en muchas y muy buenas versiones) en épocas difíciles: de cuando ya jugaba a ser padre de un niño y de cuando me avisaron que era en serio que iba a volver a serlo, pero de una niña.
Muchas son las cosas que aún me despierta esta canción magistralmente interpretada por Mercedes Sosa.
El 9 de marzo de 2015, Gastón Arispe Huaman murió.
Tenía 13 años y estaba comenzando el colegio secundario. Si hubiera alguna forma de describir la muerte con eufemismos indolentes, diríamos que murió de una manera insignificante o trivial. Pero ninguna muerte es insignificante o trivial. Tampoco la de Gastón Arispe Huaman, que tenía 13 años cuando volvía de su segundo día de clase en una escuela pública de la Ciudad de Buenos Aires. Si hubiera alguna forma de describir la muerte sin eufemismos indolentes, diríamos que a Gastón Arispe Huaman lo mató la trivialidad con que el poder trata a los que considera insignificantes.
http://elpais.com/elpais/2016/03/12/contrapuntos/1457800264_145780.html