“Bautismo” fatal en el Ejército. Suspenden a 11 oficiales y a todos los involucrados en la fiesta donde murió el soldado Chirino

El Ejército Argentino suspendió, de manera preventiva, a 11 oficiales que estarían involucrados en la muerte de Matías Ezequiel Chirino, el subteniente de 22 años, oriundo de la ciudad cordobesa de Río Cuarto, durante una especie de rito de iniciación ocurrido el fin de semana en la localidad correntina de Paso de los Libres, asiento del Grupo de Artillería de Monte N°3. La medida alcanza a “todos los involucrados”, aunque no se informó a cuántos ni a quienes incluiría esa sanción.

“El jefe del Estado Mayor del Ejército, general de División Guillermo Olegario Pereda, ordenó en forma inmediata que se instruyan las actuaciones de Justicia Militar tendientes a esclarecer el hecho y determinar las responsabilidades individuales que correspondan en el marco de lo establecido en el Código de Disciplina de las Fuerzas Armadas”, dice el comunicado oficial.

Además, detallaron que se procedió a “la suspensión del servicio, en forma preventiva, de todo el personal involucrado en los hechos que son motivo de investigación, entre ellos 11 oficiales, ante la presunta comisión de faltas gravísimas”.

“En forma paralela a la investigación ordenada, el Ejército Argentino continúa a disposición del Juzgado Federal de Paso de los Libres a los efectos de brindar toda la información que sea requerida en el marco de las actuaciones judiciales correspondientes”, dice además el texto, que lleva la firma de la Secretaría General del Ejército.

Fuentes castrenses admitieron que este tipo de rituales iniciáticos eran habituales (con bromas para los oficiales que recién llegaban a una unidad, sin llegar a excesos), pero se venían “desalentando” desde la superioridad. El ministro de Defensa, Jorge Taiana, dijo que habrá “tolerancia cero” con estas prácticas y reveló que hay dos antecedentes recientes, que fueron castigados severamente, en un liceo en Rosario y en el Colegio Militar, donde echaron al abanderado.

El comunicado del Ejército argentino, tras la muerte de un subteniente
El comunicado del Ejército argentino, tras la muerte de un subtenienteGentileza

“Iniciación”

El comunicado emitido este martes a la noche refiere, de ese modo, a una actuación interna por el fallecimiento del subteniente Chirino, que había sido trasladado hace unos pocos días al Grupo de Artillería Nº 3, con asiento en Paso de los Libres.

Al llegar al destacamento correntino participó de una fiesta de iniciación que habría finalizado poco después de la medianoche. Según declaraciones de algunos testigos, que se hicieron públicas a través de la prensa local, todos los participantes se retiraron luego a sus habitaciones. Hizo lo propio Chirino, que era, según esas mismas versiones, uno de los más “lúcidos”. Pero después se descompensó y se ahogó con su propio vómito, asunto que es ahora materia de pesquisa judicial.

En términos forenses, Chirino falleció por una “broncoaspiración por alimentos”, es decir, el paso accidental de alimentos sólidos o líquidos hacia las vías respiratorias. Según información preliminar, habría ingerido una gran cantidad de alcohol y comida durante el festejo, al que se le conoce también como “bautismo”.

La víctima, un joven oriundo de la ciudad de Río Cuarto, había egresado del Colegio Militar de El Palomar después de estudiar durante cuatro años. Había sido trasladado hace pocos días al Grupo de Artillería Nº 3 de Paso de los Libres, Corrientes, para completar su instrucción como oficial de la fuerza. Su objetivo era instalarse en ese cuartel durante los próximos seis meses.

Pero el fin de semana fue protagonista y víctima de la celebración en el regimiento que terminó con su vida, después de las “prácticas de bautismo” a las que fueron sometidos los nuevos integrantes del Grupo de Artillería, mediante el consumo de gran cantidad de comida y bebidas. Esos hechos y otros que pudieron desencadenar la descompensación del joven soldado irán surgiendo cuando los testigos comiencen a brindar sus declaraciones ante la Justicia.

En la investigación primero intervino el fiscal Mauro Casco, titular de la UFI de Paso de Los Libres, quien ordenó la autopsia. Pero como la descompensación seguida de muerte se registró en dependencias de un destacamento del Ejército, el expediente pasó luego a la Justicia Federal de esa ciudad correntina y quedó a cargo del fiscal Fabián Martínez.

Grupo de Artillería de Monte 3, de Paso de los Libres, del Ejército Argentino
Grupo de Artillería de Monte 3, de Paso de los Libres, del Ejército Argentino

En un primer momento, fuentes del Ministerio Público Fiscal de Corrientes precisaron que eran las 5 de la madrugada del domingo cuando un oficial de servicio fue alertado por otros dos compañeros de Chirino: advirtieron que el subteniente estaba inconsciente en la habitación. Tras la alerta, el oficial de servicio fue hasta la habitación y constató que el subteniente tenía signos vitales muy débiles. Ante esta situación, el hombre procedió a dar aviso a un superior del Grupo de Artillería, quien ordenó el traslado del joven al hospital San José.

En el hospital, según contó ayer su director, Jorge Ferreira Dame, fue poco lo que pudo hacerse, pues no dieron resultado las técnicas de reanimación.

Al constatarse el deceso, se siguieron las actuaciones de rigor, y el tema ahora ya está en manos de la Justicia.

No obstante, el padre de la víctima, Ezequiel Chirino, afirmó en declaraciones a Radio Dos: “A mi hijo lo mataron; no fue un accidente, fue abuso de autoridad”. Para él hay responsables que deben estar presos, por lo que, según dijo, hará lo posible para que se haga justicia.

Contó además que recibió la trágica noticia el mismo domingo, poco después de las 7, a través del llamado telefónico de una persona de apellido Delatorre, encargado del Grupo de Artillería de Monte Nº3 de Paso de los Libres: “‘¿Usted es el papá de Matías Chirino?, véngase al hospital porque su hijo está muerto’… Con esa frialdad me lo dijo”, se quejó.

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Para hacerse escuchar, la campana debe sonar

 

“A los médicos, la intolerancia, la incertidumbre y el narcisismo nos hace vivir los aciertos como producto de nuestra capacidad, olvidando el azar, y responsabilizando de los errores a algún otro o al azar, olvidando o negando nuestra incapacidad.”
Alberto Agrest. Médico académico.

 

La muerte de Agustina Cristaldo, la nena de 3 años que el lunes ingresó al Hospital Pediátrico en busca de atención médica y ayer fue sepultada, cuanto menos actualizó el debate sobre las condiciones del sistema público de salud, la responsabilidad de los gobiernos encargados de su organización y gestión y sobre la pericia de los médicos y asistentes que son la cara visible de ese sistema.

Entendidos en la materia hablan de la necesidad de reorganizar el esquema de atención; de hacer funcionar la descentralización que se pretendió con la implementación de las salas y centros de salud y, por lo tanto, de contar y contener al material humano encargado de aplicar las políticas sanitarias definidas, se cree, como políticas de Estado.

Las limitaciones presupuestarias jaquean siempre ese deber ser. De ello hablan los gobiernos para justificar su intransigencia ante el reclamo de los gremios, y de ello también hablan los gremios para justificar sus paros. Pero una realidad se da de bruces con esta cuestión: los profesionales preparados en Corrientes hoy ejercen en otras provincias, incluso más pobres que esta, aunque cueste creerlo. Entonces, ¿no hay dinero, voluntad, o lo que escasea es la inteligencia para administrarlo?.

No hace mucho, por caso, el Pediátrico fue un hospital de referencia en el país, capacitado para atender a pacientes que demandaban prestaciones de alta complejidad. ¿Que pasó ahora con esta niña? Dicen que la Justicia se encargará de revisar el caso. Pero mientras tanto, ¿quién se encarga de lo otro, de reorganizar el sistema, de equipar los hospitales, de capacitar médicos y rentarlos de acuerdo a sus responsabilidades?.

Los gremios del sector vienen desarrollando medidas de fuerza por estas y otras cuestiones. Advirtieron en más de una oportunidad que este (la muerte) podría ser el resultado. Ahora que está la muerte sus responsables aclararon rapidito que el Pediátrico no estuvo de paro. ¿Cómo es entonces? ¿Hay o no hay precariedad laboral?

En el Juan Pablo II, como sucedió ya en otros hospitales, sus directivos primero salieron a proteger la prestación de sus médicos, después a colaborar con la justicia por el esclarecimiento del caso de Agustina y en las últimas horas a quejarse por la falta de médicos, de enfermeros pediátricos y de otros asuntos que no siempre están en la agenda de charla con los responsables políticos del Ministerio de Salud. Si de eso hablan, alguien no entiende o no hay respuestas.

En paralelo, médicos con jerarquía dentro de la institución, no tuvieron mejor idea que recurrir a las estadísticas. “Atendemos a más de 250 mil niños por año”, aseguró ayer un doctor en contacto con la prensa. O pretendió con ello revivir el recuerdo de viejas glorias o, lo que sería peor, intentó justificar la muerte por una cifra.

Pero fueron más allá todavía. Este y otros profesionales salieron a cuestionar la tarea de la prensa, como queriendo matar al cartero. Resulta que para estos doctores, y también para algunos chupamedias de profesión, integrantes de una claque de pseudo comunicadores de moralina, la prensa informó sobre el caso de manera parcializada. Reflejó el dolor de la familia y no la rotura de unos vidrios, la bronca amenazante de los padres y no la voz oficial.

Tal vez tengan razón. En cuestiones como esta, la prensa suele defender al más débil, dándole voz al que no tiene, no al que la oculta. Pero además, deben saber los doctores -y los serviles-, que una campana se escucha si la hacen sonar. Es muy difícil para la prensa acceder al campanario, es decir, defender una posición que no conoce.

Ni el director del hospital (salvo en una mini conferencia de prensa), ni las autoridades del Ministerio de Salud, ni la fiscal de la causa, ni el jefe de los fiscales respondieron requisitorias periodísticas tras el escándalo. Este diario los buscó infructuosamente. Ese vacío lo llenó una familia desbordada de dolor por la muerte de una niña y por el (mal) trato humano de los médicos y enfermeros.

La crítica elíptica, no obstante, activó los teléfonos. Ayer, cual corporación, los médicos quisieron explicar sus verdades, casi como el dueño del chancho pateado que cuenta el refrán. Hasta hubo una reunión interna en el hospital. Raro, teniendo en cuenta “un caso” en 250 mil al año.

La prensa también comete errores, graves algunos. Pero no es error de la prensa no acceder a la información por una negación de quienes detentan circunstancialmente el poder de administrarla. Y mal que les pese a algunos, periodismo se hará siempre. Y será del bueno si horada las posiciones soberbias de los grupos dominantes, cualquiera sea su origen.

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