Los gobernadores peronistas quieren una definición de Alberto Fernández sobre las PASO antes de fin de año

CORRIENTES.- Los diez gobernadores del Norte Grande se reunieron hoy en esta ciudad para celebrar la última asamblea del año. A la cita estuvo invitado el presidente Alberto Fernández, que primero confirmó su asistencia y luego desistió por indicación médica, según se informó. Ante cinco ministros nacionales que viajaron a Corrientes, la asamblea transcurrió con una agenda variada y nutrida de reclamos. Como no lograron grandes definiciones, los gobernadores decidieron reencontrarse en febrero de 2023.

La suspensión de las PASO fue uno de los temas centrales, pero de la agenda paralela de la reuniónLos gobernadores peronistas, que son mayoría en el Norte Grande, hablan sin tapujos de eliminar las primarias, pero lo hacen fuera de la mesa institucional, donde es fuerte y respetada la presencia de los mandatarios radicales de Corrientes, Gustavo Valdés, y de Jujuy, Gerardo Morales.

Hecha la salvedad, en un mano a mano con LA NACION, el gobernador de la Rioja, Ricardo Quintela, que no oculta su oposición en relación a las PASO, fue un tanto más allá del pedido que le formuló hace unos días al propio ministro del Interior, Eduardo de Pedro, para que haya un pronunciamiento oficial en torno al tema. “Yo me manifesté públicamente en contra, porque no solamente es un gasto innecesario de recursos financieros sino porque es innecesario llamar a votar a la gente cuando se presenta una sola lista por frente”, afirmó.

Reunión de los gobernadores del Norte Grande en Corrientes. Crédito: Prensa Santiago del Estero
Reunión de los gobernadores del Norte Grande en Corrientes. Crédito: Prensa Santiago del EsteroPrensa Santiago del Estero

Ya hubo declaraciones de varios gobernadores en ese mismo sentido, pero ninguna manifestación conjunta. Ante esa situación, el riojano fue contundente. “En la próxima reunión que tengamos con el presidente Alberto Fernández, que será antes de fin de año, vamos a pedirle una definición: que se pronuncie por sí o por no”, advirtió Quintela.

La última asamblea del año

Una agenda larga de temas de distinta índole, alcance y presupuesto reunió hoy en Corrientes a los diez gobernadores del Norte Grande, que aprovecharon la ocasión de lo que fue la última asamblea del año para consolidar reclamos más allá de las respuestas parciales que a modo de informes entregaron los ministros presentes, además de otros funcionarios nacionales.

Del encuentro participaron además del presidente pro témpore del espacio, el santiagueño Gerardo Zamora (que seguirá en el cargo hasta la elección que se hará en febrero próximo), el gobernador anfitrión, Valdés, y sus pares de Chaco, Jorge Capitanich; de Catamarca, Raúl Jalil; de Formosa, Gildo Insfrán; de Jujuy, Morales; de Salta, Gustavo Sáenz; de Tucumán, Osvaldo Jaldo; de La Rioja, Ricardo Quintela y de Misiones, Oscar Herrera Ahuad. Asistencia perfecta.

También estuvieron, en representación del gobierno nacional y ante el faltazo del Presidente, el jefe de Gabinete, Juan Manzur; y los ministros del Interior, Wado de Pedro; de Desarrollo Territorial y Hábitat, Santiago Maggiotti; de Obras Públicas, Gabriel Katopodis; de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz; el secretario de Provincias del Ministerio del Interior, Bruno Ruggeri; la subsecretaría de Políticas para el Desarrollo con Equidad Regional del Ministerio del Interior, Paula Español y el secretario general del Consejo Federal de Inversiones, Ignacio Lamothe.

Hubo muchos planteos y pocas respuestas. En ese marco, los mandatarios fijaron fecha para la próxima reunión, para de esa manera darle continuidad a un espacio político institucional que podría entrar en pausa por las elecciones. “La próxima reunión se hará en La Rioja el 16 de febrero de 2023″, anunció el presidente del consejo, Zamora, quien respondiendo una consulta sobre el período electoral dijo que harán un esfuerzo grande para sostener y consolidar el espacio, “sobre todo nosotros y los correntinos, que el año que viene no elegimos gobernador”, dijo.

Zamora estuvo acompañado todo el tiempo por el gobernador Valdés, quien aprovechó la ocasión, más allá de la agenda que nutrió el orden día, para hacer una serie de otros planteos que tienen relación con los criterios utilizados por Nación para la distribución de determinados recursos, sobre todo los relacionados con las obras de infraestructura.

Reunión de los gobernadores del Norte Grande en Corrientes. Crédito: Prensa Santiago del Estero
Reunión de los gobernadores del Norte Grande en Corrientes. Crédito: Prensa Santiago del EsteroPrensa Santiago del Estero

Además de los planteos globales sobre los subsidios del transporte y de la energía eléctrica y gasífera, y el asunto del corredor bioceánico, Valdés hizo hincapié en el presupuesto destinado a viviendas, en las asimetrías regionales que se evidencian en ese ítem, como también pidió mayor celeridad en las autorizaciones para poner en valor dos aeropuertos en localidades importantes y distantes del interior provincial y, sobre todo, la participación de la provincia en las mesas de decisión y control de Yacyretá y Salto Grande, centrales hidroeléctricas que acaparan la producción de electricidad nacional pero sin que sus producidos tengan impacto real y sostenido en la provincia, donde esas mismas centrales tensionan ambiental y económicamente en el territorio. “Queremos participación y decisión en esas mesas”, exigió el gobernador.

El orden del día incluyó además una exposición sobre los avances de la Agencia de Comercio Exterior e Inversiones del Norte Grande, sobre el proyecto federal para la industria audiovisual de la región, sobre contribuciones patronales, y sobre una campaña conjunta de promoción turística que el Norte Grande plantea desarrollar en la Costa Atlántica.

Inversiones

Por lo demás y a requisitoria de La Nación, el ministro Katopodis ratificó que el 13 de diciembre se abrirán los sobres de la licitación pública para las obras complementarias del segundo puente Chaco-Corrientes. Dijo además que en marzo estarían iniciando las obras y que en el primer trimestre, también, estarían licitando el viaducto, que es lo más importante y caro del proyecto.

En tanto, y sobre las asimetrías que denuncian las provincias, más allá de Corrientes, es decir las diferencias en los montos de inversión de todo el Norte en relación con el centro del país, Katopodis dijo que el presupuesto creció un 800 por ciento según las prioridades establecidas por las provincias y de acuerdo a parámetros de población. A su turno, el propio Manzur recordó que el presupuesto nacional salió con voto mayoritario de la Cámara de Diputados, lo que evidencia, según él, que muchos de los pedidos de los gobernadores fueron incluidos.

Más plata para comida

En un momento de la reunión, Tolosa Paz anunció que el Ministerio de Desarrollo Social, además de garantizar el 40% de aumento en la tarjeta alimentar, “que significa una inversión de 11.000 millones de pesos en las diez provincias del Norte Grande”, hará un nuevo esfuerzo para reforzar la política alimentaria. “Por indicadores de indigencia y pobreza, y de acuerdo a la población de cada una de las provincias de la región, el Gobierno invertirá unos 2000 millones de pesos de aquí a fin de año para morigerar los efectos de la inflación entre los que menos tienen”, anunció.

Ya sobre el final de la asamblea, De Pedro confirmó a su vez que el Gobierno decidió descentralizar por primera vez la producción y distribución de DNI y pasaportes con nuevas fábricas en el Norte Grande, que serán dos y estarán ubicadas en Chaco y Tucumán.

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Durante el verano, el Norte pagará la electricidad con un subsidio alto, diferenciado del resto del país

CORRIENTES.- “Buenas noticias para el Norte Grande”. Así encabezó el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, una serie de mensajes que emitió hoy a través de su cuenta de Twitter con los que anunció que las provincias de la región alta de la Argentina accederán finalmente a un subsidio más amplio de la tarifa energética. Será de hasta 650 kilovatio-hora mensual, lo que implica una ayuda considerable en razón de los 400 KWh previstos para el resto del país, aunque por debajo de las pretensiones iniciales de los gobernadores, sobre todo los de zonas electrodependientes, que habían pedido una cobertura de 750 KWh mensual durante los meses del verano.

“Por el artículo 10 de la resolución 719/2022 de la Secretaría de Energía de la Nación, las provincias del Norte Grande accederemos hasta un límite de 650 kw/mes/hora respecto al subsidio a las tarifas energéticas”, escribió el mandatario chaqueño. “Esto constituye un logro mediante el trabajo conjunto de la Asamblea de Gobernadores de nuestras provincias, trabajando sin banderías políticas por el bien común”, expresó.

Capitanich recordó además que “corregir asimetrías es nuestra consigna. Acceder a una tarifa energética diferencial por la segmentación del subsidio en base al consumo constituye una reparación histórica para la región. Esto es producto de la organización, la perseverancia y el trabajo mancomunado”, cerró Capitanich, que desde hace tiempo opera como vocero de la asamblea de gobernadores del Norte.

El gobernador Jorge Capitanich con el presidente Alberto Fernández en la quinta de Olivos
El gobernador Jorge Capitanich con el presidente Alberto Fernández en la quinta de Olivos

Queda ahora conocer el detalle de la aplicación, que no es menor en relación a los problemas registrados en el proceso de segmentación de tarifas. Muchas de las provincias del Norte, sobre todo las del NEA, vienen denunciando falta de información específica para entender por qué hay un número elevado de hogares que se alojaron entre los de mayores ingresos, una distorsión que creen fue producto de la falta de información e incluso de la falta de acceso de los usuarios (sobre todo aquellos que viven en las zonas rurales) al proceso de inscripción para conservar los subsidios.

Además, en cuanto a la implementación, todavía queda por resolver el modo en que lo aplicarán las empresas provinciales que facturan bimestralmente, y que hasta la aplicación del nuevo sistema venían sosteniendo distintos valores de consumo subsidiados. Un caso testigo es el de Corrientes, que factura bimestralmente la energía con un subsidio, hasta aquí, de 600 KWh, es decir, de 300 KWh subsidiado por mes. Dada la nueva resolución, si la facturación continúa llegando cada dos meses a los hogares correntinos, el subsidio debería cubrir hasta 1300 KWh.

Tarifa de verano

Según pudo saber LA NACION, a partir de noviembre y hasta febrero de 2023 la factura de luz vendrá con un alivio extra para los usuarios de las categorías más bajas de todas las provincias del Noroeste (NOA) y el Noreste (NEA). Por encima del consumo subsidiado de 650 KWh mensual, se cobrará el precio mayorista de la electricidad al nivel de un N1, que va perdiendo los subsidios progresivamente hasta enero, cuando no tendrá más ayuda del Estado.

Resta determinar ahora si pasado el verano, las provincias beneficiarias bajarán el subsidio en igual medida. Sucede que el pedido que habían hecho los gobernadores en la asamblea de Resistencia, en septiembre pasado, y que reiteraron este mes en el encuentro de Santiago del Estero, establecía diferencias, puesto que además dentro de las diez provincias del Norte Grande hay desequilibrios en cuanto a la matriz energética, pues el NEA no cuenta con gas natural, servicio que sí tiene el NOA.

En Resistencia, ante el jefe de Gabinete de la Nación, Juan Manzur, y con el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, los gobernadores elevaron peticiones que también hicieron llegar al ministro Economía, Sergio Massa, con copia a la Secretaría de Energía de la Nación.

Ese documento remitido por los gobernadores formuló una serie de propuestas concretas destinadas a ejecutar el plan de implementación de subsidios de carácter diferencial para la región, en virtud de “nuestra condición de electrodependientes y del mayor consumo promedio de energía que poseemos con respecto al resto del país”.

En concreto, pidieron “extender como regla general los beneficios de los subsidios tanto a usuarios urbanos como rurales”: 750 kW para toda la región en verano (de noviembre a marzo); 550 kW para el NEA en invierno; 550 kW para el NOA (para todos los consumidores que no tienen acceso a la red de gas) y 400 kW para quienes tienen acceso al gas natural. Lo que informó Capitanich es un genérico 650 KWh mensual.

A su vez, los gobernadores habían solicitado en la reunión de Resistencia “promover un tratamiento para usuarios no residenciales que sea compatible con el consumo de las empresas por parte de las distribuidoras de cada jurisdicción”.

El fundamento estriba en las asimetrías entre el AMBA que concentra, según remarcó entonces el gobernador anfitrión, el 40% de los subsidios energéticos, mientras que el Norte Grande participa con el 18%. Esos valores, dicen, deben ser corregidos, pues “esta distorsión resulta a todas las luces injusta e insoportable para nuestros comprovincianos”.

Pidieron también por la ejecución inmediata en el marco del plan federal de obras de infraestructura energética en alta, media y baja tensión ya identificadas por nuestras respectivas provincias”, como así también “la implementación inmediata del plan de suministro de energías renovables de todas las manifestaciones de interés a los efectos de cumplir con las metas de generación que nos propusimos en virtud de nuestras potencialidades regionales”.

De esa Asamblea del Norte Grande tomaron parte el presidente pro-tempore del Consejo y gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora; su par de la provincia anfitriona, Jorge Capitanich; los mandatarios de Corrientes, Gustavo Valdés; de Formosa, Gildo Insfrán; de Jujuy, Gerardo Morales; de La Rioja, Ricardo Quintela; de Misiones, Oscar Herrera Ahuad; y de Tucumán, Osvaldo Jaldo, además de los vicegobernadores de Catamarca, Rubén Roberto Dusso; y de Salta, Antonio Marocco.

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Los gobernadores reclamaron al Presidente un plan antiinflacionario y resolver el abastecimiento de gasoil

Publicado en La Nación 

RESISTENCIA.- . Con la firma de 12 gobernadores, dos vicegobernadores y tres provincias adheridas, los mandatarios que asistieron hoy a la reunión constitutiva de “la liga” emitieron un documento conjunto en el que alertaron sobre “el impacto de la inflación en el ingreso de las familias argentinas” y reclamaron la implementación de “medidas específicas destinadas a desacelerar su impacto de manera clara y sostenida”.

En una cumbre que protagonizaron en la capital chaqueña, los gobernadores pidieron además a la administración nacional de Alberto Fernández que ejecute “un plan concreto para resolver el abastecimiento de combustibles líquidos, como así también generar las condiciones de inversión y planificación para que este inconveniente no vuelva a repetirse el año próximo”.

En una conferencia de prensa previa al encuentro, el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, confirmó el pedido de las provincias para “descentralizar las políticas sociales”, tal como informó LA NACION. Tanto allí, como en el texto escrito, los mandatarios dejaron en claro que la idea es superar las divisiones partidarias y sectoriales y abordar las problemáticas transversales que demanda la sociedad y que debe estar, además, por encima de la grieta.

Ante una consulta de este medio, el gobernador del Chaco consideró que el espacio está en plena formación y expansión, y que tiene el objetivo de ir más allá de la cobertura que tienen hoy, pues la gran mayoría está bajo el paraguas del Partido Justicialista.

Con el chaqueño como anfitrión, la cumbre contó con la presencia de Axel Kicillof (Buenos Aires), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Gildo Insfrán (Formosa), Sergio Ziliotto (La Pampa), Alberto Rodríguez Saá (San Luis), Ricardo Quintela (La Rioja), Arabela Carreras (Río Negro), Alicia Kirchner (Santa Cruz), Raúl Jalil (Catamarca), Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Sergio Uñac (San Juan); mientras que enviaron a sus vices Misiones y Salta; a distancia se sumaron Tucumán, Tierra del Fuego y Chubut.

Los gobernadores Axel Kicillof y Jorge Capitanich hoy en Resistencia
Los gobernadores Axel Kicillof y Jorge Capitanich hoy en Resistencia

La actividad que concluyó esta tarde con la firma del documento de la Liga de Gobernadores y Gobernadoras, comenzó ayer con debates relacionados con el transporte y siguió con una sesión del Consejo del Trabajo y del Consejo de la Hidrovía. Pasado el mediodía, los gobernadores que no participaron de estas reuniones previas empezaron a llegar vía el aeropuerto de Resistencia, que se ubica muy cerca del Centro de Convenciones del hotel provincial donde se desarrollaron las actividades.

Una vez en el lugar, a puertas cerradas, discutieron los alcances de la formación del grupo y elaboraron el documento, almorzaron y luego posaron para la foto oficial. Inmediatamente después, el grueso de los invitados abandonó el lugar para emprender el regreso. Ese lote incluyó al gobernador Kicillof. Para hablar del documento se quedaron el local Capitanich, la rionegrina Arabela Carreras (que será anfitriona de la próxima reunión de la Liga), el pampeano Sergio Ziliotto, el catamarqueño Jalil y el santiagueño Zamora.

Antes, acordaron volver a reunirse el próximo 27 de julio en Río Negro para retomar esta agenda y convocar todos por encima de cualquier cuestión partidaria. “Planteamos el federalismo desde la unidad de los argentinos, superando cualquier grieta”, aseguró el gobernador Zamora.

La mesa redonda en la que debatieron este viernes los gobernadores
La mesa redonda en la que debatieron este viernes los gobernadores

En el documento final, en un claro mensaje al Presidente y al ministro de Economía, Martín Guzmán, los gobernadores advirtieron que el aumento de la inflación “afecta las tarifas, la ejecución de las obras, el sostenimiento del salario real; y promueve efectos colaterales que afectan el desenvolvimiento de las políticas públicas en nuestras provincias”.

“Reclamamos la distribución justa y equitativa de los subsidios al transporte público de pasajeros y de energía que consumimos”, agregaron los gobernadores en el documento conjunto, distribuido esta tarde en el hotel de Resistencia en el que se realizó el encuentro. El texto concluyó con una consigna: “Por una Argentina justa y federal, en unidad nacional”.

La gobernadora de Río Negro, Arabella Carreras; detrás, el santiagueño Gerardo Zamora
La gobernadora de Río Negro, Arabella Carreras; detrás, el santiagueño Gerardo Zamora

En la carta constitutiva, titulada “En defensa de los argentinos”, los gobernadores hicieron una declaración de principios: “Fomentamos la unidad nacional, no el desarrollo de parcialidades partidarias”. Y continuaron: “Pretendemos ayudar a la construcción de consensos imprescindibles que nos permitan aprovechar las oportunidades que un mundo lleno de incertidumbre nos depara”.

“Necesitamos sancionar iniciativas legislativas que nos permitan el desarrollo de la industrialización con valor agregado en origen de nuestra producción primaria, lo cual implica avanzar en la sanción de un marco jurídico que garantice previsibilidad e incentivos para lograr más inversiones y exportaciones diversificando la penetración a mercados múltiples”, postularon los gobernadores.

La gobernadora Carreras junto al anfitrión Capitanich
La gobernadora Carreras junto al anfitrión Capitanich

Hasta el momento no se sumaron a la “liga de gobernadores” las provincias de Santa Fe y Córdoba, administradas por los peronistas Omar Perotti y Juan Schiaretti; ni las gestionadas por mandatarios de Juntos por el Cambio, como Gerardo Morales (Jujuy), Gustavo Valdés (Corrientes) y Rodolfo Suárez (Mendoza). Tampoco fueron de la partida el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta, ni el neuquino Omar Gutiérrez.

Consejo del trabajo y de la Hidrovía

Por la mañana sesionó también en Chaco el Consejo Federal del Trabajo, del que participaron Claudio Moroni, ministro de Trabajo, y funcionarios del área de distintas provincias. Allí se analizó la realidad en cada región y se habló de garantizar el sostenimiento del empleo y el incremento del empleo registrado. Se dijo también que el Consejo Federal debe ser la base para la obtención de los consensos necesarios para diseñar las políticas públicas sostenibles en favor del empleo, reducir las asimetrías históricas y mejorar la calidad de vida de los argentinos, más allá de su lugar de origen.

Finalmente, los gobernadores y representantes de las provincias de Chaco, Entre Ríos, Formosa, Misiones, Corrientes, Santa Fe y Buenos Aires, junto al ministro de Transporte de Nación, Alexis Guerrera, participaron de una nueva reunión del Consejo Federal de la Hidrovía. Surgió de allí que pedirán al Presidente por el balizamiento, señalización y dragado de la vía navegable principal y las secundarias, junto con sus respectivos accesos en condiciones de equidad.

De acuerdo a las fuentes consultadas, se habló también de la revisión integral del Tratado de la Hidrovía “desde una perspectiva internacional para corregir las asimetrías entre los países signatarios” y de la necesidad de recuperar la flota fluvial y mercante de la Argentina, así como de “debe ejecutarse el Canal Magdalena para ejercer la soberanía estratégica del país”.

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Gobernadores de provincias clave rechazan la ampliación de la Corte por peligrosa o por no prioritaria

Publicado en La Nación

No estuvieron en el acto que encabezó el Presidente y resisten su proyecto de ampliación de la Corte Suprema. Los gobernadores de Córdoba, Mendoza Corrientes, y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se opusieron al plan para llevar a 25 los miembros del máximo tribunal, iniciativa que tampoco apoyan sus pares de Santa Fe Jujuy.

La resistencia tiene matices. Mientras Larreta la expone con tono de denuncia, el cordobés Juan Schiaretti hace saber su disconformidad por lo bajo. Entre los más firmes, algunos advierten que es un ataque preocupante a las instituciones de la República y otros destacan que no es un tema prioritario en medio de la crisis que atraviesa el país.

Schiaretti no está alineado en general con las posturas del oficialismo nacional -al que ya no considera “peronista”- y tampoco apoya el proyecto de ampliación de la Corte Suprema. “Parece un acto pre constituyente; como volver en el túnel del tiempo al siglo pasado”, dijeron a LA NACION desde el círculo chico del cordobés, quien hasta ahora no habló públicamente del tema, aunque dejó trascender que no acompaña la idea de sus pares y el Presidente.

Hace más de un mes, ante los empresarios de la Fundación Mediterránea, Schiaretti se refirió a la Justicia para marcar diferencias: “Fíjense que en la Nación no se pueden poner de acuerdo sobre quién va de procurador general (…). En Córdoba el tema institucional, el respeto al Poder Judicial y al funcionamiento del Poder Judicial es un respeto que está asumido por todos los cordobeses”.

.La reunión de os gobernadores que apoyan la reforma de la Corte Suprema
.La reunión de os gobernadores que apoyan la reforma de la Corte Suprema

Cuando el Senado debatió quién debía ocupar la presidencia del Consejo de la Magistratura, la senadora Alejandra Vigo, esposa del gobernador, sostuvo que “corresponde a la máxima autoridad del Poder Judicial”. Los legisladores nacionales que responden a Schiaretti siempre se mostraron contrarios a la reforma judicial impulsada desde el Frente de Todos.

El gobernador de Mendoza, Rodolfo Suarez, que mantuvo una audiencia ayer al mediodía con Alberto Fernández, consideró que es “muy grande” el número de 25 integrantes para la Corte. “Lo único que tengo son versiones periodísticas. Me parece que es un número muy grande el que están pensando, pero antes de emitir una opinión esperaría para ver cuál es el proyecto”, dijo Suarez. En cuanto al encuentro para tratar el plan del kirchnerismo de reformar la Corte, respondió que no había sido invitado y que era una reunión de “gobernadores que pertenecen al espacio político del Presidente”.

Suarez agregó además que “en este momento la prioridad no es la Corte”, sino “resolver la inflación y la pobreza, porque la política tiene que pensar en la Justicia para resolver los problemas de la gente y no en sus problemas judiciales”.

El gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, se manifestó en contra del intento de ampliar la Corte basado en la necesidad de “defender las instituciones” y en que los problemas de la gente son otros.

“Es un proyecto absolutamente innecesario cuando las necesidades de la gente son otras”, escribió el gobernador en su cuenta de Twitter. “Siempre defenderemos las instituciones de la república por ser garantes del orden constitucional, la democracia y la libertad”, añadió.

La relación del mandatario correntino con la Casa Rosada se fue enfriando con el tiempo. Tuvo incluso momentos de tensión a principios de año, sobre todo por la falta de coordinación en la asistencia requerida al gobierno nacional durante los incendios que afectaron el 12% del territorio correntino. Desde entonces las distancias se fueron agrandando. El último diferendo tiene apenas unos días. Fue el lunes, cuando Valdés denunció que la Nación ni siquiera lo invitó a la recorrida de Alberto Fernández por Yacyretá, represa energética binacional pero que se asienta en el límite Norte de Corrientes.

Luego de reunirse con el Presidente, los gobernadores que impulsan la ampliación de la Corte dieron una conferencia de prensa
Luego de reunirse con el Presidente, los gobernadores que impulsan la ampliación de la Corte dieron una conferencia de prensaCaptura de tv

La de Valdés fue una posición diametralmente opuesta a la de su vecino Jorge Capitanich, gobernador del Chaco, que ayer impulsó el cónclave de gobernadores convocado por el Presidente, acción que se condice con el perfil alto que el mandatario chaqueño mantiene en la órbita nacional.

En la ciudad de Buenos Aires, Larreta fue muy crítico de la iniciativa. “Creo que es un avance más del Gobierno sobre el Poder Judicial, como ya lo fue la reforma judicial, el intento de cambiar la ley del procurador y el intento de avanzar sobre el Consejo de la Magistratura. Todos intentos en los que fracasó gracias a la unidad de Juntos por el Cambio”, dijo.

Los gobernadores de Santa Fe, Omar Perotti, y de Jujuy, Gerardo Morales, tampoco participaron de la reunión encabezada ayer por Alberto Fernández. Perotti había estado el mes pasado con los cuatro jueces de la Corte en Rosario, durante un encuentro de jueces en apoyo de los magistrados que investigan el narcotráfico. Ese día, Perotti le agradeció a la Corte y destacó especialmente las intervenciones en aquella jornada de los dos ministros oriundos de su provincia, Horacio Rosatti y Ricardo Lorenzetti.

Informes de Gabriela Origlia, Eduardo Ledesma y Pablo Mannino

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Ricardo Leconte: “Mi obsesión no fue ser gobernador, sino estar en el manejo de la cosa política”

Hoy, en la segunda entrega del ciclo “Gobernadores de la democracia”, Ricardo Leconte, el último liberal al frente de una gestión de gobierno que debió soportar, entre otras cosas, la falta de recursos como producto de una hiperinflación superior al 6 mil por ciento. A 30 años de aquellos días dice que “quiere ser recordado como un hombre que tuvo vocación por la cosa pública y que honestamente hizo lo que pudo”.

—¿Cómo se convirtió usted en el segundo gobernador tras el retorno de la democracia en Corrientes?

—Cuando yo tenía 15 años, al salir de una misa del San Francisco, mi amigo (Juan Ramón) Aguirre Lanari, varios años mayor que yo, me dijo: “Vos ya estás en edad de actuar en política y hoy hay una reunión en el Comité Liberal. ¿Por qué no venís?”. Le dije a mi padre y nos fuimos. Era diciembre del 47, momentos del esplendor peronista. Corrientes fue la única provincia que eligió un gobernador no peronista.

(Por ese tiempo) Aguirre Lanari fue nombrado director general de Provincias del Ministerio del Interior. Me llamaron para que fuera su secretario. Fui y estuve con él un año y algo. Después volví a Santa Fe, me recibí de abogado en junio del 47. Vine a Corrientes, y en ese mes se hacía la primera Convención de la Juventud Liberal, para organizarla, y fui electo presidente. Al año entrante fui diputado provincial. Éramos opositores al gobierno de (Fernando) Piragine Niveyro. Defendimos la estabilidad del empleado público. Fuimos los autores del proyecto de Estatuto Docente que se sancionó y de la donación del terreno para el Club Huracán y para el Club Juventus.

—Hay un largo camino previo. Pero, ¿cómo se produce su candidatura o cómo se arma eso para que usted llegue a ser candidato?

—Yo fui militante activo como presidente de la Juventud, presidente del Comité de la Capital, después como miembro del Comité Ejecutivo. Cuando el doctor (Ernesto) Meabe, que ya tenía 91 años, renunció, me respaldó a mí como su reemplazante. Yo asumí en el 83. Fui candidato del partido. Pero en el Pacto acordamos que el que tenía más votos en esa oportunidad llevaba el gobernador y el otro partido el vice. “Pocho” (Romero Feris) me ganó, entonces fue “Pocho” el gobernador y García Enciso el vice, y yo fui electo senador junto con Gabriel Feris.

—¿En el 83 regía ese pacto?

—Sí.

—Gana “Pocho” Romero Feris en el 83, y en el 87, por la vigencia del Pacto, le corresponde al Partido Liberal proponer candidato a gobernador. Ya no era por cantidad de votos ahí.

—Era por alternancia.

—¿Cómo era la alternancia?

—El Pacto tiene dos principios básicos: uno era la alternancia. En la primera elección, el que sacaba más votos llevaba el gobernador y después se producía la alternancia. Como después hubo varios cortes, se empezó de nuevo en el 83, y salió “Pocho”. Además, la mitad del gobierno era para cada uno de los partidos. Incluso había otra norma: si el gobernador era de un partido, el ministro de Hacienda era de otro.

—Una especie de autocontrol interno…

—Exacto, por eso era una sociedad ejemplar para convivir. No siempre era fácil. En ese sentido, Gabriel Feris -director de El Litoral, que fue mi gran compañero en el Senado y mi compañero de fórmula- fue un gran mediador para limar asperezas, acordar consensos, etc. Y bueno, en la elección del 83, “Pocho” me ganó por treinta mil votos y después por mayor diferencia en el 85; y en el 87 le gané por tres mil votos. Le saqué la diferencia, pero en un clima de convivencia constituimos el Gobierno. (Pero) nos tocó una época muy difícil, porque la inflación en los 4 años fue de más de 6 mil por ciento.

—¿Cómo fue gobernar en ese contexto político y económico sobre todo?

—Teníamos una Ley de Coparticipación, pero con escasos recursos. El presupuesto de aquella época fue de 300 millones. Calculando que más o menos estaba a la par del dólar, hoy estaríamos en unos 45 mil millones, menos de un tercio de lo que hoy es un presupuesto. Los mayores costos encarecían todas las gestiones. De entrada tuvimos muchos problemas. Había huelga de docentes y de empleados en todo el país. Incluso había ataques a supermercados, pero eso acá no ocurrió. Fuimos unas de las pocas provincias, junto con Córdoba y algunas más, en las que no hubo rebeliones policiales como hubo en casi todas las provincias. Fue una época difícil. Pero nosotros, a través del diálogo y la difusión de los datos reales… Yo me acuerdo que después de una huelga docente, yo me reunía con los directivos de los docentes que eran opositores. Esta es nuestra situación (les decía), la coparticipación que venga la vamos a dedicar a los docentes. ¿A quiénes quieren que les paguemos primero? Y ellos nos decían: “El mes pasado fue a la costa del Uruguay, ahora le toca a la del Paraná”.

—¿Tenía que negociar eso?

—Sí. Además, durante el gobierno de “Pocho” Romero Feris, el ministro de Educación, que era liberal, Juan Ramón Palma, impulsó y concretó la participación de los docentes por elección de representantes en el Consejo de Educación y en la Junta de Clasificación y Disciplina. Se elegían entre ellos. O sea que había una participación de los docentes, aún de opositores, en el manejo de la educación. Esos eran canales que permitían diálogo y entendimiento. Bueno, hasta que para nosotros fue un milagro la Ley de Convertibilidad, en marzo del 91, pues luego de esas cifras siderales que nos creaban tantos problemas, de golpe, entre marzo y diciembre del 91, cuando dejé el poder, creo que la inflación fue del 2 por ciento.

—Pero, en general, además de los docentes, ¿cómo se llevó con los trabajadores? ¿El mayor problema era por los salarios?

—Sí. Había temas de discusión, pero nosotros éramos muy conciliadores. Fíjese que en esa época, una de las iniciativas que fue muy importante era las privatizaciones, que (el presidente de la Nación, Carlos) Menem había iniciado en el orden nacional. Nosotros por filosofía liberal, somos partidarios de reducir la función del Estado, que debe ser muy efectivo y contundente en la seguridad con el monopolio de la fuerza, en la educación y en la salud, para crear las condiciones de convivencia, libertad e igualdad para todos. Pero cuando el Estado entra en actividades comerciales es ineficiente. Yo les decía, entonces: “El Estado en función de empresario es ineficiente, aunque yo lo maneje”. Y privatizamos el Banco de Corrientes, que tenía un déficit y una deuda con la Nación muy grandes. Refinanciamos la deuda y privatizamos. Privatizamos Obras Sanitarias; los casinos de Corrientes y Paso de los Libres; los hoteles de Goya, Esquina y Curuzú; hasta el Boletín Oficial privatizamos.

—¿Cómo le fue con el producido de eso?

—En algunos casos percibimos algo, pero no eran cifras sustanciales. Fíjese, para privatizar Aguas nosotros vimos que la clave de la adjudicación era qué proponente ofrecía mayor rebaja a la tarifa de agua y cloaca. El Estado no percibió un peso, los beneficios eran para los usuarios.

—¿Cómo definiría usted a su propio gobierno?

—Yo le diría que fue un gobierno que tuvo que asumir en condiciones muy negativas. Yo había trabajado con un programa de gobierno. Elaboramos temas para el desarrollo de infraestructura, la salud, la educación y muchas de esas cosas no pudimos hacer. Pero sí hicimos cosas importantes. Por ejemplo, para mí la más trascendente, que demuestra el espíritu de Corrientes, fue el Instituto de Cardiología. Esa fue una iniciativa de “Pocho” Romero Feris, él inició las obras y antes de entregarme el mando inauguró cuatro consultorios externos. A mí me tocó la opción de seguir, terminar las obras, poner en función los servicios, internaciones y locales quirúrgicos. Y sobre todo el éxito de la administración por la Fundación. Eso fue muy importante. Y ahí hay dos figuras dentro del Instituto que hay que recordarlas y que fueron claves: el doctor (Jorge) Badaracco y el doctor (Joaquín) García.

—¿Cuál cree que fue su mejor gestión y cuál su mejor obra de gobierno?

—Yo creo que esa del Instituto de Cardiología, como política de Estado, que han seguido todos los gobernadores, (…) y que sigue manteniendo su jerarquía pues cada uno aportó algo. Después yo creo que la honestidad en la función pública y la claridad en los procedimientos. Además hicimos obras. A mí me tocó terminar la Ruta 17, de Loreto, San Miguel; la Ruta 11; el acceso a Santa Ana y a Berón de Astrada; el barrio Bartolomé Mitre. Terminar, pues estaba en un 20%, el barrio Las Tejas. Habilitar Cazadores Correntinos y construir la avenida Independencia.

—¿Qué no haría de volver a gobernar?

—Mire uno en función de gobierno tiene aciertos y errores. Uno a veces piensa que quizás podríamos haber hecho más viviendas de ayuda mutua, que nosotros desarrollamos mucho cuando yo era un joven ministro de Obras Públicas, en el gobierno de (Diego Nicolás) “Miki” Díaz Colodrero. Nadie hizo más barrios de ayuda mutua que nosotros. Nos faltaron recursos durante el gobierno para hacer todo lo que yo pensaba desarrollar.

—¿En qué cree que se equivocó?

—No sé. No sé si a veces al elegir funcionarios, uno busca los mejores y no siempre lo son. O no haber dado más énfasis a algo. Pero, realmente, gobernar en esa época era desesperante, porque no teníamos dinero. Yo tenía una gran relación con el gobernador de Córdoba, (Eduardo) Angeloz y él me prestaba, a través del Banco de Córdoba, dinero para pagar los sueldos el día 5 de cada mes, y nosotros le cedíamos la totalidad de la coparticipación. Hasta el 23 o 24, que cancelábamos la deuda, estábamos con 4 pesos. Luego, con lo que recibíamos del 24 hasta 5, íbamos cumpliendo con la administración del Estado. Es decir, tuvimos que afrontar una acción con mucha limitación. Eso fueron comprendiendo los docentes, los policías, los empleados públicos, lo que nos permitió convivir mejor que en otras provincias.

—¿Cómo era su relación con los gobernadores de la región?

—Muy estrecha. Yo era el único gobernador no peronista de acá, de la región (Misiones, Formosa, Chaco y Entre Ríos) y con ellos nos entendíamos mucho. Incluso, yo era representante en las relaciones con el Sur del Brasil. Nosotros impulsamos mucho con el gobernador de Rio Grande do Sul, Pedro Simón, la construcción del puente Santo Tomé-Sao Borja. Yo llevaba la representación de los otros gobernadores.

—Hablando de las relaciones, en la Capital usted gobernó con dos intendentes: Ana María Pando (liberal) y “Tato” Romero Feris (autonomista). ¿Cómo era la relación con ellos?

—Bueno, con “Tato” no era fácil. Él era muy activo y trabajador y había sido mi ministro (de Hacienda). Yo me acuerdo que cuando fue ministro era muy diligente y difundíamos la situación financiera todos los meses. Pero yo le daba apoyo a Ana María Pando, intendente, y un día “Tato”, al año de gestión, me dijo: “Pero no tenemos plata. No le podemos dar a Ana Pando”. Él ya tenía sus intenciones para disputar la Municipalidad. “Si vos le seguís dando plata, yo me voy”, me dijo. Entonces yo le dije, “tráeme tu renuncia. Te voy a dar un abrazo agradeciéndote lo que has hecho conmigo, pero traeme tu renuncia porque yo la voy a seguir ayudando”. Después cuando hubo la elección él con apoyo peronista nos ganó. Ahí hubo una polarización. Los dos fueron buenos intendentes.

—¿Por qué cree que la relación con el intendente de Capital siempre es tirante?

—Bueno, hay que pensar que la Municipalidad de Capital administra la vida de casi el 40 por ciento de los habitantes de la provincia, entonces, es un poder al lado de otro poder. Y lo que hace la Municipalidad se ve enseguida. Si hoy se deja de recoger la basura o limpiar la calle o cortar el pasto, en una semana esto es explosivo. En la acción de gobierno los resultados son más dilatados en el tiempo. Entonces, siempre hay alguna puja de imagen entre el Gobierno provincial y el intendente que está en la vidriera.

—¿Cuáles fueron los índices que evolucionaron y los que involucionaron después de su gestión?

—Los índices que mejoraron considerablemente fueron los del control de la inflación. Yo recordaba que el primer año fue del 300 por ciento; el segundo año de 3 mil; el tercero de 2 mil; el cuarto del 84 por ciento. Ya después de la Convertibilidad y en los años siguientes era del 1, 2 o 3 por ciento, como hoy ocurre en los países del mundo. Eso dio una estabilidad y una continuidad a los planes, porque los inversores, las obras públicas y privadas se podían pensar hacia el futuro con razonabilidad. Después sí hubo situaciones negativas, porque cuando terminamos mi gobierno en el Colegio Electoral nosotros empatamos con los opositores que eran radicales y peronistas, que actuaron juntos. Y como ellos para impedir que se elija se fueron al Chaco, al final el Colegio Electoral, con 13, lo eligió a “Tato” Romero Feris. Pero después eso fue anulado.

Cuando yo terminé mi mandato le entregué el poder al presidente de la Cámara de Senadores, que era (Hugo) Mancini. Me acuerdo que horas antes de entregar me llamó (José Luis) Manzano, ministro del Interior de Menem, y me dijo: “Si no hay gobierno nuevo, quedate vos. El presidente te ofrece todo el apoyo”. Yo le dije: “La Constitución dice que mi mandato dura 4 años y no me quedo un minuto más. Y te aviso que en dos horas entrego el poder al presidente del Senado”. Le entregué a Mancini y a los dos meses Menem mandó de interventor a (Francisco de) Durañona y Vedia, que estuvo 6 meses más o menos. Después vino Claudia Bello, que hizo una campaña muy rastrera contra los opositores. Y al final Menem -que tenía cintura política- mandó a (Ideler) Tonelli, que fue un caballero.

—¿Para usted es un dolor institucional eso de no haber podido entregar el mandato a quien correspondía por elección?

—Sí, hubiera deseado… pero en esa época todas estas circunstancias adversas, que desgastan, hacían que se repartieran los votos entre peronistas y radicales. Cuando yo fui electo, el Pacto más los demócratas progresistas sacamos más votos que radicales y peronistas juntos. En ese final, con hiperinflación y todas esas cosas, se repartieron más los votos, incluso, en partidos menores. Por poco no alcanzamos los 14 electores.

—Fue una situación muy compleja.

—Sí, sí. Nosotros mantuvimos el Pacto. Después Durañona propició una reforma constitucional que suprimió el Colegio Electoral. Porque también cuando no podíamos, en uno de los últimos colegios electorales -antes de que pudiera triunfar el peronismo- estábamos nosotros (liberales y autonomistas) dispuestos a apoyar a un radical, que era Noel Bread.

—Ese fue el año del escándalo, de la fuga del elector Tabaré Bruzzo. Pero en ese momento también se empezaba a hablar de que el Pacto empezaba a perder peso hasta que se diluye. ¿Qué pasó ahí?

—Cuando la economía no anda el gobierno se desgasta, entonces, pese a las cosas que estábamos haciendo, nos desgastamos. Eso repartió votos en demócratas cristianos y otras fuerzas menores, que niveló la relación nuestra con la oposición de estas otras dos grandes fuerzas. No nos podían ganar, pero no podíamos ganarles. Empatábamos.

—¿Cómo ve a los partidos políticos hoy?

—Yo creo que han perdido vigencia y gravitación en la sociedad. En aquella época todos estábamos politizados; éramos peronistas, liberales, autonomistas, radicales. Pero ahora han perdido fuerza. Faltan liderazgos gravitantes en el orden general. Entonces, hay un sector de opinión pública que no se identifica con los partidos tradicionales.

—¿Pero ahí hay también una necesidad de los partidos de poder mirar y hacer un mea culpa para ver qué es lo que pasa?

—Sin duda. No ocurre espontáneamente. Están faltando propuestas de los partidos. Hoy mismo nos encontramos con que los partidos no tienen propuestas concretas para todos los temas que afectan a la sociedad.

—Y con respecto a los liderazgos, ¿por qué usted dice que no hay liderazgos? ¿Qué pasa con el liderazgo de Ricardo Colombi, por ejemplo?

—Colombi surgió como una alternativa frente a “Tato” y al peronismo. Nosotros los apoyamos, y después la continuidad fue (Gustavo) Valdés, que tiene un gran consenso en la opinión pública. Es un hombre que no agrede, administra bien las cosas; paga los sueldos regularmente; hace algunas obras; entonces tiene gran consenso. Pero, sin duda, no existen las figuras ni la gravitación que tenían el peronismo, el Partido Liberal, el Partido Autonomista o el radicalismo hace algunos años.

—¿Usted cree que Colombi no tiene esa gravitación?

—Yo creo que ahora ha perdido y le ha ganado de mano Valdés, en ese sentido. Si bien él sigue teniendo un control importante en su partido.

—¿Cómo se llevaba usted con “Pocho” Romero? Porque se hablaba en su momento de que tenían una relación tirante.

—A veces era difícil. No pensamos siempre lo mismo, pero sabíamos que pelear era perder el poder. Entonces, el riesgo de que se hundiera el barco hace que uno se tome de todas las tablas que flotan.

—¿La élite política de épocas anteriores es diferente a la élite política que gobierna hoy en general en la Argentina? ¿Decreció de nivel?

—Sin duda.

—¿Y eso a qué obedece?

—Yo no sé si los conflictos o los problemas han hecho que mucha gente capaz se alejara de la política, entonces se reduce la iniciativa trascendente en función de gobierno. Cuando no hay una visión superior de las cosas se vive mucho el día a día. Se construye para hoy y se frena el camino para el mañana. Ese suele ser el camino del populismo: dar satisfacción inmediata, pero compromete el futuro.

—¿Cómo cree que es el correntino?

—Tiene características muy especiales. Tenemos nuestro idioma, nuestra música y nuestra historia. En el desarrollo de la historia nosotros no vivimos arrastrados por los acontecimientos, sino que tratamos de marcar rumbos. Enfrentamos a la dictadura, luchamos siempre por la organización institucional, la igualdad de todos. Trabajamos hasta que en Caseros se permitió la Constitución que en 50 años cambió la vida del país. Entonces, en Corrientes hay características muy propias que tenemos que aprovechar. El correntino es firme, de convicciones seguras, que se juega en momentos difíciles. Pero hay que abrirle el camino para que haga cosas trascendentes.

—¿El poder lo confundió en algún momento?

—No. Por una filosofía que aprendí en mi partido, uno es consciente de las limitaciones del poder y sabe que es pasajero y debe ser leal a las instituciones. Yo no extraño el cargo público ni el boato de las ceremonias, ni la alfombra roja, ni las bandas que me recibían con sones marciales. No. Yo creo que es una tarea de servicio y en ello uno encuentra la mayor satisfacción, estando en el poder y o en la casa. Muchas veces el drama de los gobernantes corruptos e ineptos es una consecuencia, porque los buenos se quedan en su casa y dejan el vacío.

—¿Por qué quiso ser gobernador?

—Mire, mi obsesión no fue ser gobernador, sino estar en el manejo de la cosa política, como diputado, como ministro, como lo que fuere. Y las cosas me fueron llevando casi le diría naturalmente.

—¿Para qué?

—Para hacer cosas. La mayor satisfacción del político es hacer cosas.

—¿Y lo logró, en general?

—Muchas cosas sí.

—¿Qué cree que dejó a sus hijos?

—Un buen nombre.

—¿Y a la sociedad?

—El ejemplo de la honestidad en la función pública.

—¿Se arrepiente de algo?

—Uno en el curso de la vida cuando hace tiene muchas cosas que puede decir por qué hice o por qué no hice. Yo no tengo acá algo como para ponerle un ejemplo, pero sí hay. De lo que uno no debe arrepentirse es de hacer. La peor falla es quedarse en la casa, hay que salir. Por eso uno, dentro de la concepción liberal del estado de derecho, respeta las ideas ajenas. Porque el otro también dejó la comodidad para salir a luchar, quizás por una idea equivocada, pero con una vocación de servir, al margen de los desórdenes que a veces le cuestionamos a los adversarios. Pero uno debe respetar las ideas ajenas.

¿Cómo quiere ser recordado?

Como un hombre que tuvo vocación por la cosa pública y que honestamente hizo lo que pudo.

 

RELACIÓN PRENSA-PODER
“A veces el ejercicio del poder enceguece y uno se cree omnipotente”

—Usted es un hombre de militancia política activa y de militancia con la pluma, porque siempre lo fue. Desde muy pequeño como redactor del diario Libertad, como director del diario Corrientes, y también en el periódico Temis. Siempre estuvo cerca de la prensa. ¿Cómo fue su relación con los medios y los periodistas durante su gobierno?

—Fue buena, pese a que teníamos opositores, con todos dialogamos y no perseguimos a nadie. Los respetamos y con el tiempo yo noto que muchos de los que incluso desde el periodismo nos criticaban, hoy me tratan con respeto y consideración.

—¿Alguna vez quiso controlar a la prensa?

—No, nunca.

—¿La condicionó con pauta oficial?

—Siempre el Gobierno tiene pautas oficiales. Y generalmente da más a los que son amigos que a los que son adversarios, pero siempre dentro de los márgenes de racionabilidad.

—¿Por qué cree que hay una cierta tendencia, en general, al discurso único cuando uno llega al poder?

—A veces el ejercicio del poder enceguece y uno se cree omnipotente. Sobre todo, con esta patología del populismo que se ha difundido en el mundo y en Latinoamérica, uno se cree que es la Patria, es el Estado, es la defensa de la nacionalidad y quien no está con esa idea es un vende patria, un réprobo que merece ser perseguido, marginado, postergado y agraviado. Es la filosofía de Cristina Kirchner hoy en día, que es la expresión más cabal y cruda del populismo en el país.

—¿Temió alguna vez no estar a la altura de las circunstancias y ser criticado por la prensa?

—Sí, muchas veces. Uno trata de dar todo lo que puede y es muchas veces consciente de que no alcanza todo lo que debe. Pero uno tiene que hacer el esfuerzo para hacer más y entonces cumple con su consciencia. El que anda en la acción no tiene soluciones perfectas, sino soluciones posibles. Entonces, hay muchas limitaciones que impiden lograr los ideales más avanzados que uno espera.

—¿Quién era el periodista de su época que a usted lo ponía en situación de pensamiento, lo hacía pensar o lo hacía rever algunas cosas, o que usted lo respetaba por sus condiciones periodísticas o intelectuales?

—Yo le tenía respeto a Gabriel Feris, que era un hombre muy inteligente y con una visión muy amplia de las cosas.

—Fue su vicegobernador.

—Pero antes de eso, incluso cuando en una época teníamos enfrentamientos, siempre valoré su espíritu superior.

—¿Le hicieron alguna vez “el diario de Yrigoyen”?

—No, nunca. Porque uno tiene un concepto claro de la realidad y no se alucina con el poder. Y es consciente uno mismo de lo que hace bien y de lo que hace mal, y que uno no es un superhombre, sino un hombre normal que está en un cargo de mucha responsabilidad y tiene que volcar lo mejor que tiene en la medida de su esfuerzo.

 

“Con el Pacto, en 32 años ganamos todas las elecciones, menos la del 73”

El Pacto, en esta época que están de moda las alianzas, fue un modelo de consenso político. Liberales y autonomistas a través de la historia hemos tenido pactos desde la época de (Juan Ramón) Vidal y hemos tenido duros enfrentamientos. La última vez que se rompió el Pacto, en el año 28, tuvimos un duro enfrentamiento en la década del 30.

—Enfrentamientos que excedían el parlamento, llegaban a los hechos…

—Sí, sí. Eran de arriba y de abajo, en todos los niveles. En la época del peronismo por ser opositores nos acercamos. En el 46 hubo ese acuerdo allí, pero después en el 58, en la opción de la UCRI, Piragine o Mariano Gómez, en el Colegio Electoral, el Partido Autonomista optó por Piragine, con lo cual se resintió más nuestra relación. Pero el gobierno no cumplió con el Partido Autonomista y paulatinamente se fueron acercando.

—Por eso se dio lugar al Pacto del 61.

—Claro, Piragine pretendía perpetuarse en el poder y convocó a una reforma constitucional que se hizo en el 60. Ahí el Partido Liberal tuvo la mejor representación parlamentaria del siglo, estaban: Aguirre Lanari, que era adjunto de Linares Quintana en Derecho Constitucional; “Niki” Díaz Colodrero, que fue gobernador; el doctor Frattini, que fue presidente del Centro de Ciencias Económicas, en el 18, en la famosa lucha universitaria; el doctor Bruchu, de Mercedes, que se recibió de veterinario en París; y había varios juristas destacados; Raúl Requena, periodista de La Nación, brillante expositor. Y los autonomistas lo tenían a Juan Carlos Lubari, que había sido camarista en Rosario; embajador y profesor titular aquí; al doctor Harvey, que surgía, etc. En la acción común hubo un gran acercamiento y allí realmente esa reforma la hicieron liberales y autonomistas.

Ese acercamiento se plasmó en el Pacto que se firmó el 14 de julio del 61. El día que se firmó el Pacto, que apoyamos por unanimidad y después fuimos a beber porque éramos socios de estos enemigos. Y en 32 años ganamos todas las elecciones menos la del 73.

 

Notas al margen

El traspaso de mando entre “Pocho” Romero Feris y Ricardo Leconte fue un hecho histórico. Hacía 35 años que no ocurría, desde 1952. La jura tuvo lugar el viernes 11 de diciembre de 1987.

En el primer mensaje al pueblo de la provincia, Leconte habló del problema de la inflación, del estado de pobreza, y prometió encarar un mando estable, una administración dura, áspera en su austeridad, pero honesta.

Ya ante la Asamblea Legislativa, el 1 de mayo de 1988, se comprometió a honrar compromisos con proveedores y, pese a la inflación, prometió equilibrio de recursos y gastos.

El tema central en el balance de 1989 fue el agravamiento de la crisis, la “explosión del sistema socioeconómico” que no permite planificar. Habló de una “desvalorización monetaria imprevisible”.

En el mensaje de 1990 se deja constancia de la creación de 20 mil puestos de trabajo privado, de la disputa por los recursos ante la Nación, del avance de las obras en la avenida Independencia y de la llegada de Menem al poder.

La Asamblea de 1991 ya empezó a mostrar la disputa política que terminaría en la intervención. Leconte dio su último discurso en la Legislatura, pero sin legisladores opositores. Allí habló una vez más de la inflación, de la recesión, de la especulación financiera, de la escasez de recursos y de la fuga de capitales. Temas todos con una vigencia que asusta.

El 10 de diciembre de 1991 entregó el poder a Mancini y el 4 febrero de 1992 se decretó la intervención federal.

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“Pocho” Romero Feris: “Si aplicáramos el principio de no matar al que no te rinde pleitesía, andaríamos mejor”

Aquí, una conversación que forma parte del ciclo “Gobernadores de la democracia” con el que el diario El Litoral intentará dejar testimonio de los protagonistas y su tiempo, en vísperas de una nueva elección general en la que el pueblo de la provincia deberá elegir a su próximo gobernador, en el contexto extraordinario de la pandemia. Estas charlas se editarán cada domingo hasta el día de las elecciones previstas para el 29 de agosto.

 

Eran las 8.30 del martes 11 de mayo. Estaba fresco. Un viejo colaborador de la familia nos abrió las puertas de la casona que balconea la costanera y nos permitió el ingreso para disponer los equipos de audio y video con los que grabaríamos esta entrevista, y de ese modo concretar una charla demorada con el exgobernador. Era, en efecto, una conversación mil veces pautada y otra mil veces postergada, pero que en el atraso dio forma a una idea mejor: la de esta sucesión de entrevistas con los “Gobernadores de la democracia” que hoy presentamos en formato gráfico.

Ya desde su grabación para la entrega audiovisual, el ciclo empezó por el principio y siguió una línea cronológica, desde 1983 hasta 2021. Pero al recorrido que suponíamos lineal le pasaron cosas: fue un ir y venir por recovecos de sucesos inolvidables y otros olvidados, y por los atajos de viejas tensiones que se sienten aún, en tiempo presente.

Acomodados los equipos y el mobiliario, se encendieron las luces y allí estaba, listo para un repaso de gestión el mandatario que llegó al sillón de Ferré el 10 de diciembre de 1983, con el retorno mismo de la democracia después de la larga noche de la dictadura. Allí estaba pues, el doctor José Antonio Romero Feris. Pocho. El último patriarca autonomista.

“La verdad es que hace rato teníamos pendiente esta charla que se da hoy”, recuerda. Sonríe. Se acomoda y se dispone a dar un paseo por los recuerdos, por aquellos días buenos y malos que sucedieron hace ya casi 40 años.
—Pocho, ¿cómo se convirtió en gobernador?

—Fui gobernador porque me votaron 100 mil personas. (Risas). Pero comencé a los 14 años. A los 18 gané mi primera elección interna y a los 22 ya fui elector a gobernador. Fui diputado provincial a los 24.

—¿En ese momento eran todos récord estos datos de la edad, no?

—En ese momento era el legislador más joven de América, decían. Después fui presidente de la Cámara de Diputados, a los 25.

—¿A los cuántos años se convierte en gobernador?

—A los 42. (Nota del editor: Pocho Romero Feris es el hombre más joven en jurar como gobernador al menos desde el retorno de la democracia en 1983. Y es el segundo más joven desde la vigencia de la Ley Sáenz Peña (1912), pues Raúl Benito Castillo asumió la primera magistratura en 1952, a los 40 años).

—¿Cómo?

—Al final, en el año 82, en el Hotel de Turismo, se firma un acuerdo. Y ese día, me ofrecen la candidatura. Entre tanto, había sido embajador en Costa Rica.

Había dos generaciones de diferencia entre el profesor Mancini, que era el presidente del otro sector, y mi persona. La cuestión es que nos sentamos a dialogar y cerramos en uno de los salones del Hotel de Turismo, la firma del acuerdo. Me eligen presidente del partido, candidato a gobernador y el profesor Omar Mancini fue mi candidato a vicegobernador. Entonces, los liberales plantearon el Pacto Autonomista-Liberal que el que ganaba llevaba el gobernador y el que perdía, el vice. El primero que me informó de esto, pero como versión, fue don Gabriel Feris.

—Es así como se conforma la fórmula…

—Se conforma la fórmula liberal Leconte-García Enciso y la nuestra Romero Feris-Mancini. Vamos a la elección. Ellos aceptan. Mejor dicho: nosotros aceptamos la propuesta liberal y se eligen formalmente los candidatos ese día. Por la tarde, me habla el doctor Leconte, con quien yo tengo una excelente relación, y me plantea que quería tomar un café acá en este lugar. Yo le digo: “Voy a tu casa porque me queda a tres cuadras de la casa del partido”. Allí hablamos. Yo no compartía eso de negociar los senadores. El PL planteaba que el que perdía las elecciones a gobernador se convertiría en senador. Se lo dije: “Yo juego a matar o morir, o soy gobernador o no soy nada, y colaboro con vos en todo esto”. La cuestión es que vamos a la elección y votaron 360 mil personas. El autonomismo sacó 100 mil votos; el liberalismo 50 mil. Pero entre el autonomismo y el liberalismo estaba el justicialismo que sacó más de 70 mil votos, con don Julio Romero, que ya había sido gobernador 10 años antes, y después se ubicó el doctor Armando Romero, que más tarde fue rector de la Universidad, que fue medio que el primer “alfonsinista”. Quinta quedó la Democracia Progresista, con Pablo Navajas Artaza. Luego el MID, con el doctor Walter Posse, que era de Goya, etcétera. La cuestión es que nosotros obtenemos la cantidad de electores necesarios. Sacamos 8 diputados provinciales; los amigos liberales 6 diputados, con lo cual teníamos 14, la mitad más uno para la Cámara, y tuvimos la mayoría.

—¿Cuál era la situación socio-económica de la provincia de Corrientes en 1983?

—Era difícil, porque empezábamos una etapa nueva. No teníamos Ley de Coparticipación. Íbamos a compartir los ministros…

—Con el liberalismo, con la gente del Pacto…

—Exacto. (Nota del editor: El Pacto Autonomista Liberal funcionó así desde 1961: el partido que ganaba la primera elección después de cada interrupción democrática era el partido que proponía el gobernador, pero el resto de los cargos se repartían equitativamente. Si el gobernador era de A, el vice era de B. Lo mismo pasaba con los ministros. Pero había más: si el gobernador era de A, el ministro de Hacienda era de B, para ejercer una especie de control interno en cuanto a los recursos). Pero más allá de eso, teníamos una buena relación con el presidente.

—Con Alfonsín.

—Con el doctor Raúl Alfonsín, a quien yo conocí cuando fui embajador y después nos veíamos en Buenos Aires, cada 20 o 30 días. (Nota del editor: Romero Feris fue embajador de Costa Rica a los 35 años. Por este puesto recibió muchas críticas, porque se le enrostraba haber sido funcionario de la última y feroz dictadura argentina).

—¿Esa buena relación tiene que ver con la forma de zanjar la cuestión de no tener coparticipación, por ejemplo? ¿Alfonsín cómo se portó con Corrientes respecto a este tema?

—Con gran generosidad. (…) En 1985 gané las elecciones de medio término y salgo a gestionar recursos. Bueno, la cuestión es que yo voy al otro día y a las 9 de la mañana estaba ya en la Secretaría de Hacienda. Me felicita Mario Brodersohn, secretario del ministro Juan Vital Sourrouille, y le digo: “No quiero que me felicites Mario, yo quiero hablar de mi presupuesto. Quiero pedir un incremento muy prudente”. Bueno, la cuestión es que me dice: “No puedo”. Pegué un golpecito a la mesa y me fui. Me trae de vuelta. Le digo: “Mirá Mario, te voy a decir tres cosas: primero voy a renunciar a la Gobernación”. “¿Cómo, si ganaste ayer?”, me dice. “Sí, pero no quiero pedir limosna”, le digo. “Segundo: voy a hacer una conferencia de prensa para decir por qué me voy. Y tercero: voy a hablar con el Presidente”. Lo veo a don Raúl y el Presidente me dice: “Pero qué prudente que ha sido usted. Yo en su lugar hubiera pedido el doble”. La cuestión es que me propone ahí hacer otra reunión. Y ahí don Raúl blanquea el tema y dice: “Mario, ¿qué pasa con Pocho? Yo en su lugar le hubiera pedido el doble”. Y Mario, que es más rápido que Fangio, dice: “Señor, no se preocupe. Yo tengo una gran amistad con Pocho. Mañana nos juntamos a las 10 y resolvemos”.

Entonces yo le dije con toda franqueza: “Mirá Mario, que somos amigos no hay ninguna duda, pero yo te digo simplemente esto: yo voy a estar ahí, no sé cuál es mi agenda, pero voy a estar ahí porque está mi provincia en juego”. Vamos a Olivos y ahí don Raúl llama a Brodersohn, y me pide “el último favor”: esperar dos minutos. Y con la mayor fineza me dice: “Si me excedo en el tiempo que le solicito y usted se va, yo no me ofendo”. Me quedo parado. “Mario, ya hablamos claro”, le escucho decir al Presidente. Entonces Mario me dice, “Pocho, tenés razón”. Nos damos la mano. Y don Raúl dice: “Voy a bendecir este encuentro” y puso su mano sobre las nuestras.

Cuando voy al auto, mis funcionarios me dicen: “¿Pero Pocho, habrás firmado algo?”. Nooo, sería muy maleducado con un Presidente que se portó así. Yo no puedo hacer esas cosas. Tengo que aceptar lo que él me dijo, creer en su palabra. La cuestión es que me cumplió hasta el último centavo. Yo comento este hecho, porque creo que la palabra valía mucho. Don Raúl tuvo un gran gesto.

—¿Problemas económicos entonces los tuvo o no?

—No. Los tuvimos porque yo pedí una suma que no me permitía moverme mucho, pero por lo menos, comprendiendo el momento que se estaba viviendo, yo creo que tenía que colaborar también.

—¿Y eso le alcanzó para sostener el Estado y para hacer obras?

—Para pagar y para hacer obras.

—¿Cómo era su relación con los trabajadores?

—La verdad es que muy buena. Por primera vez hicimos un Plan de Estabilidad y una Escuela de la Administración Pública.

—Y con respecto a las obras, en su gobierno se hizo, tal vez, el más recordado plan de viviendas desde el retorno de la democracia. ¿Cómo hizo eso, con esa cantidad de dinero que no le permitía moverse mucho?

—Porque teníamos un gran presidente en el Instituto. Yo creo que el mérito no es mío, sino que el gran hacedor de eso fue el ingeniero Salomón Méndez, con quien hablé hace tres o cuatro días y estuvimos recordando que Corrientes era muy respetada en eso, pues se hicieron casi 20 mil viviendas. Pero el mérito era de él que iba a trabajar a las cinco y pico de la mañana. Y también se hicieron las escuelas Leloir, Figuerero…

—¿Cuando se terminó su gobierno, evolucionaron qué índices e involucionaron qué otros índices? ¿Qué balance hizo?

—Yo creo que en general hubo una actitud positiva. A veces, quizás recurríamos a cuestiones muy tirantes, porque no nos alcanzaba el dinero. Pero con la gente anduvimos bien. No se echó a una sola persona. Cambiamos ministros, pero no funcionarios de la administración. Fijate vos que hicimos el Instituto de Previsión Social, y dimos el 82% y 85% móvil y automático para jubilados y pensionados, e integramos el Instituto.

—¿Cómo definiría su gobierno, entonces, después de tantos años?

Como uno que tuvo un gran equipo, que trabajó con seriedad, intensamente. El signo de nuestro gobierno fue ser un gobierno desarrollista.

—¿Y cuáles considera que son los hitos de su gobierno?

—El respeto al adversario. La incorporación de personas de distinto signo político.

—¿Y la obra más importante?

—En lo material, el Instituto de Cardiología. ¿Y sabés una cosa Eduardo? Fue un hecho positivo, una política de Estado, porque ningún gobierno le puso los pies encima, lo siguieron agrandando. Y ahí trabajó muchísimo la fundación. No por elogiar a Marly, pero Marly (Brisco, su esposa) fue la que inició esto y convocó a gente representativa para que trabajara en la fundación. Se hizo grande. La fundación cumplió un rol fundamental y los gobiernos siguieron construyendo lo que se podía.

—¿Y en lo no material?

—La venida de Juan Pablo II. Con eso se me prescribieron todos los pecados, no solamente hasta hoy, sino hasta el fin de mi vida. (Risas)

—Fue el 9 de abril de 1987…

—Acordate que es santo hoy. Sí. El día de la lluvia.

—Exactamente, con una lluvia torrencial, Juan Pablo II visitó Corrientes en un viaje que no estaba en agenda, además. Vino gracias a su diplomacia.

—A mi insistencia ante el nuncio apostólico, monseñor (Ubaldo) Calabresi.

—¿Quién fue su mayor o mejor adversario estando en el gobierno?

—Yo no me quejo de los adversarios. Me pegaron bastante, por ejemplo, con el tema del Cardiológico.

—¿Desde el punto de vista político le hicieron problemas por el Cardiológico?

—Por ejemplo, mi amigo Ángel Pardo, y algún otro que hubo, dijo: “Pocho está loco, quiere traer Hollywood a Corrientes”.

—¿Hollywood?

—Fue el “Gordo” quien votó en contra en la Legislatura cuando yo mandé el proyecto. Pero después tuvo en cuenta uno de los motivos por los cuales yo decidí hacerlo. Porque yo les pedí tres días a estos amigos y recurrí a ingresos brutos y dije vamos a meterle. Porque lo único que se hacía en Corrientes en aquel entonces era electrocardiograma. Con un infarto o morías acá o en el avión sanitario. Y el “Gordo” tuvo un infarto a una cuadra y pico de ahí.

—¿Ángel Pardo?

—Ángel. Y lo atiende (el doctor Jorge) Badaracco y Ángel se convierte en el principal aportante para la fundación.

—El doctor Badaracco fue uno de los grandes directores del Instituto de Cardiología ¿no?

—Sí, el doctor Badaracco fue un señor.

—¿Cómo fue su relación con su sucesor, el gobernador Ricardo Leconte? ¿No hubo problemas ahí? Porque el Pacto siempre…

—Hubo un problema cuando le pidieron la renuncia al ministro de Hacienda, que era (el contador Mariano) Cadenas.

—Pero era un problema de espacios políticos, no de relación de transición.

—No, era un problema político anterior, porque dijeron que se había hecho medio hincha nuestro (pese a que era un ministro liberal). Era un gran ministro.

—¿Usted con qué intendentes interactuó en el Municipio de Capital? Porque en ese entonces los mandatos eran de dos años.

—El primero fue el doctor Raúl Papini y después el doctor Armando Galvaliz.

—Si tuviera que definir cómo fue su relación con el Presidente de la Nación, en ese momento.

—Brillante.

—¿Y qué piensa hoy de sus colegas que lo sucedieron?

—Merecen mi reconocimiento, independientemente de las diferencias. Por eso, te decía hoy, al comienzo, el tema del diálogo… Tuvimos algunas discrepancias con algunos, pero yo quiero rescatar lo bueno que hicieron todos y dejar de lado lo malo o, mejor dicho, con lo que yo no coincido.

—¿Con quién, por ejemplo, no coincidió en algún momento?

—Yo preferiría Eduardo, como son tantas las cosas y no podemos utilizar tanto tiempo, reconocer que todos tuvieron sus aciertos y sus errores, como yo también.

—¿Y usted, en qué se equivocó?

—Puede ser en varias cosas. Yo no voy a dar nombres, pero tuve que haber pedido a lo mejor algunas renuncias que no pedí. A lo mejor por cobarde, o no sé si cobarde… Yo tenía 42 años cuando llegué al gobierno. Y como no tenía la plena prueba de lo que pensaba, tres o cuatro renuncias que tenía que haber pedido no las pedí, pensando en la familia, pensando en lo que pasó. Pero creo que, en general, el Gobierno estuvo integrado por gente de primera. Yo me pude haber equivocado en muchas cosas. Y yo siempre digo que me equivoqué porque hay algunos políticos que hablan como si nunca cometieron un error. Y yo me acuerdo que el final del primer mensaje decía simplemente esto: lo único que yo prometía era trabajar y lo único que pretendía al fin del mandato era tener el respeto de mis conciudadanos a los que deseaba servir.

—Usted fue en su momento defensor del Colegio Electoral.

—Y sigo siendo defensor de ese sistema.

—¿Por qué?

—Creo que es la vía por la cual se obtienen resultados producto del diálogo, de la negociación, del acuerdo, del consenso, porque somos muy individualistas los políticos argentinos. Y yo también cometo errores y digo que nosotros pensamos que somos los mejores. Hay algunos a los que jamás los escuché decir: “Yo me equivoqué en tal cosa”.

—¿Pero eso no es un poco darle de nuevo a la élite política potestades y sacarle esa potestad al pueblo con su voto directo?

—No, porque el pueblo vota y es una conjunción de gente que va y viene. Es la única manera de evitar la confrontación.

—Pero si vamos al caso, al sistema indirecto más avanzado, pongamos el sistema electoral norteamericano, también se le escapan cosas…

—Bueno, pero Trump fue un caso específico.

—Pero se le escapa al sistema.

—Yo te voy a decir un principio del Derecho: caso fortuito o fuerza mayor. Caso que no ha podido preverse o que previsto, no se ha podido evitar. Ese ha sido Trump.

—¿Los partidos sirven aún como instrumento político?

—Los partidos, después de la Reforma del 94, en la que se le dio estado constitucional, yo creo que en lugar de mejorar han empeorado.

—Empeorado.

—Sin dudas, yo creo que valen más hoy los liderazgos.

—¿La política le dio amigos o enemigos?

—Yo digo que me dio amigos y adversarios, enemigos no. Es más, si aplicáramos ese principio de no matar al que no te rinde pleitesía, andaríamos mucho mejor.

—¿El poder lo confundió en algún momento?

—Sí, yo creo que me pudo haber confundido. Pero no me hizo perder la visión, porque yo cumplí con lo que habíamos establecido, que era la alternancia. Los muchachos querían reformar la Constitución, pero yo les dije que no, por dos motivos: porque yo creo que el que está en el poder tiene ventaja, y en segundo lugar porque yo tenía un compromiso firmado que decía que después de un autonomista, venía un liberal. La alternancia.

—¿Alguna vez sintió la soledad del poder?

—Sí.

—¿Qué es?

—La soledad del poder es una cosa muy dura. Hay cosas que la puede hacer solamente el que está conduciendo y esa es la soledad del poder. A veces, tenés que hacer cosas que a lo mejor no te satisfagan del todo y que te ponen en una situación complicada, pero tenés que hacerlo.

—¿Qué no haría de volver a tener la ocasión de gobernar?

—Y depende de cómo se den las circunstancias en el momento y cuáles son los hechos que se producen. Cuáles son las decisiones que tenés que tomar. Yo pienso que lo peor que puede hacer un gobernante -yo eso no haría- es decir estoy ocupado, no puedo atenderlo. No tener contacto con la realidad. Porque el funcionario tiene que tener un contacto permanente para saber cómo son las cosas.

Un día me dice alguien: “Es que vos vas siempre por la misma calle”. Entonces, supuestamente, yo siempre encontraba bien las cosas. Y un día, creo que Carlos Alonso -que era director de Comercio y ahora hace periodismo- me dice: “Tomaste otra calle y encontraste unos cuantos problemas allí y llamaste la atención a quien correspondía”. Creo que las cosas más importantes se hicieron así.

—¿Cómo quiere ser recordado Pocho?

—Como una persona que trabajó con espíritu constructivo y que tuvo en cuenta a todos los sectores. Porque en el Gobierno había gente de todos los partidos. O como dije en el final, en el último capítulo de mi primer mensaje. Lo que yo prometía era trabajar y lo único que decía al final es que pretendía que al concluir mi mandato tuviera el respeto de mis conciudadanos. Eso lo logré, gracias a Dios. No sé si me quieren, no me quieren, me votan, no me votan; pero tengo el respeto de la gente acá y donde me muevo.

 

“El Pacto se rompió por una tontería que al final no sirvió para nada”

—¿Qué fue el Pacto Autonomista Liberal?

—Yo pienso que fue una herramienta importante, aunque al comienzo no la hayamos integrado. El motivo por el cual se conforma es porque el gobernador Fernando Piragine Niveyro quería hacer la reforma de la Constitución. (Nota del editor: Piragine planteaba la reforma y la reelección, pero antes que eso, incumplió acuerdos sellados con el autonomismo). Así que, no por el amor sino por el espanto, como dicen, nos unimos azules y colorados en el 61. Imagínate.

—¿Usted considera que el Pacto Autonomista Liberal fue el vehículo electoral tan o más exitoso al día de hoy que Encuentro por Corrientes o el Frente de Todos?

—Fueron dos partidos que cumplimos siempre con lo que habíamos dicho.

—Lo tenían por escrito.

—Claro. Yo, por ejemplo, con mi vicegobernador (liberal) tuve una magnífica relación. Nunca tuve un problema con (José María) García Enciso. Ahora, reconozco que hubo cuestiones y el Pacto se rompe por una cuestión unilateral. El autonomismo no tuvo nada que ver cuando el doctor (Nicolás “Totí”) Garay le dice al doctor (Ismael “Cacho”) Cortinas: “Hemos decidido romper el Pacto por parte del Partido Liberal, unilateralmente”. No sé si fue por una senaduría o por una tontería, que al final no sirvió para nada.

(Nota del editor: el final del Pacto es el corolario de un largo proceso que incluye peleas políticas entre los socios, peleas entre los hermanos Pocho y Tato Romero Feris, las ambiciones políticas del Partido Justicialista, de la UCR, la sociedad de Tato Romero Feris con el presidente Carlos Menen y la creación posterior del Partido Nuevo)


RELACIÓN PRENSA-PODER

“La prensa es indispensable para el sistema democrático”

“El secreto de la fuente y la eliminación de la figura del desacato del Código Penal fueron proyectos míos”.
—¿Cómo fue su relación con los medios y periodistas, siendo usted además, en aquel tiempo, parte del directorio del diario más importante de la provincia, el diario El Litoral?

—Yo tomé una decisión: dejar toda la empresa en libertad y dedicarme totalmente a mi tarea para la cual el pueblo me eligió. Y no me quejo de El Litoral, pero te tengo que decir que hubo varios periodistas que me criticaron. Lo cual me parece bien.

—¿Desde el diario El Litoral?

—No. El Litoral, ni bien ni mal, ahí. (Risas). Pero por ejemplo, sabés qué periodista me trató con mucho respeto siempre, en radio, Tito Meizner; Daniel Caram; y el amigo que falleció, el “Colorado” Martínez Vidal.

—¿Y con el que peor se llevó?

—Era un ex del Litoral. El que tenía un “diarito” o que era diario, El Independiente. Pero no me llevé mal. Él me trató mal, yo lo traté bien. (Se refiere a Baltasar Rodríguez Moreira). Fijate vos que vino a hablar conmigo, y tuvo el auspicio de Lotería.

—¿Es difícil, desde el poder, aceptar la crítica de la prensa?

—Yo acepté siempre, aunque me dolía un poco. Por ejemplo, en Época había un hombre que escribía muy bien, pero me criticaba siempre. (Se refiere a Hugo Zelada, exjefe de Redacción). Terminamos siendo amigos. Encima mi sanción fue que tuviera que leer mi libro.

—Pero, ¿qué le producía, lo enojaba, le daba bronca?

—Nooo. Yo me enojaba cuando no tenía plata para pagar las cosas o cuando no tenía coparticipación.

—Hay gente que le tiene miedo a la prensa. ¿Usted le tuvo miedo alguna vez a la prensa?

—No, porque yo creo que la tarea que cumple la prensa es fundamental e indispensable para el sistema democrático, para el sistema republicano, sobre todo. Fíjate que me tocó después como senador ser presidente en la comisión de Libertad de Expresión, donde sancionamos dos proyectos que vos conocés: que el periodista no tuviera que dar a conocer la fuente de información y la eliminación de la figura del desacato del Código Penal. Estos fueron proyectos míos.

—¿A quién respetó por condición intelectual, técnica o política desde la prensa?

—Te hablaría de Carlos Gelmi y de varios otros. De Época, Zelada, que firmaba los artículos y que me caía bastante bien a pesar de que me criticaba duramente siempre.

—¿Le hicieron alguna vez el diario de Yrigoyen?

—No, porque yo ya sabía cómo era la mano.

Notas al margen

* Pocho Romero Feris juró el 11 de diciembre de 1983. El 10 asistió a la toma de posesión del presidente Raúl Ricardo Alfonsín.

* En su mensaje de asunción planteó una serie de ejes a trabajar pensando en el futuro y en la democracia como sistema. Habló de la necesidad de generar empleo para evitar el autoexilio de la población que en esa época, por falta de oportunidades, registraba tasas altísimas.

* El 1 de mayo de 1984, ante la Asamblea Legislativa, reiteró sus ejes de gestión, y habló de la reconciliación nacional, a dos años de la Guerra de Malvinas.

* En 1985 su planteo fue por un verdadero federalismo. También habló de la inflación, a la que calificó de “inmoral”.

* En 1986, en el marco de una gran inundación en el Sur provincial y a casi un año del lanzamiento del Plan Austral en Argentina, Pocho reiteró sus reclamos de atención a la Nación. “No busqué mi elección para convertirme en un mero pagador de sueldos. Busco la grandeza de mi provincia”, dijo ante la Asamblea Legislativa.

* En mayo del año 87 Romero Feris rindió cuentas ante los legisladores. Hizo un balance de los servicios prestados y luego salió de la Legislatura, tras brindar su último discurso, en andas de sus correligionarios, cosa que se repetiría en diciembre, cuando abandonó la Casa de Gobierno.

* El 10 de diciembre de 1987 brindó un balance de gestión por radio y televisión. El 11 entregó los atributos de mando al doctor Ricardo Leconte.

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