Una ministra de Capitanich fue picada por una víbora tras un acto con Alberto Fernández

CORRIENTES. La ministra de Salud de la provincia del Chaco, Carolina Centeno, se encuentra internada y en observación en el Instituto de Cardiología de Corrientes debido a una arritmia cardíaca desencadenada por la mordedura de una víbora que se produjo el miércoles, en el interior chaqueño, luego de que la funcionaria y parte de su equipo asistieran a los actos desarrollados en Puerto Esperanza, en el Impenetrable, junto con el gobernador Jorge Capitanich y el presidente de la Nación, Alberto Fernández.

Esta mañana, la institución informó que “la paciente cursa el segundo dia de internación” y “evoluciona en forma favorable, estable y compensada hemodinámicamente”. “En la fecha -además- se realizarán estudios complementarios cardiovasculares a fin de definir la conducta médica a seguir”.

Hasta ayer su estado era reservado, aunque de acuerdo a lo informado en el parte emitido por Salud Pública, derivado del parte del Instituto Cardiológico, la ministra está estable. El parte de este mediodía habla de una “evolución favorable”

Según el informe médico, “se realizaron los estudios complementarios cardiovasculares y de imágenes, estando compensada y aguardando la evolución clínica cardiovascular y la relacionada al accidente ofídico”.

El hecho se conoció en la noche del miércoles, al regreso de la ministra del acto en Fuerte Esperanza en el que participaron el gobernador Jorge Capitanich y el presidente Alberto Fernández, además de otros funcionarios locales y del gabinete nacional.

El gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, y el presidente Alberto Fernández
El gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, y el presidente Alberto Fernández

En esa circunstancia, aunque ya finalizados los actos institucionales, Centeno sufrió la mordedura de una víbora, que se cree fue una yarará, animal que al inyectar su veneno puede “destruir tejidos y afectar la coagulación sanguínea causando hemorragias y caída de la presión sanguínea” de la víctima, según el Ministerio de Salud de la Nación.

De acuerdo a lo trascendido en la prensa local y lo reconstruido por LA NACION con fuentes cercanas de la ministra, el equipo del Ministerio se bajó a auxiliar a una camioneta que tuvo un desperfecto cerca de la zona de Fuerte Esperanza, en el Impenetrable chaqueño. Centeno fue una de las autoridades que bajó y fue allí cuando fue atacada por la serpiente.

Tras el incidente, la ministra fue trasladada en ambulancia al hospital 4 de Junio de Presidencia Roque Sáenz Peña, segunda ciudad en importancia del Chaco. Allí fue atendida por personal de salud, que diagnosticó que presentaba “mordedura de víbora en pie derecho y permanecería en observación”.

Más tarde la doctora Marcela Peralta -según parte del Gobierno- informó que la ministra se hallaba medicada con suero antiofídico y se le suministraron corticoides, analgésicos, hielo local, mientras era monitoreada con tratamiento de control protocolar.

Recibió el alta horas más tarde y se retiró en una ambulancia hacia el hospital Perrando de Resistencia, acompañada por una custodia de la Policía Caminera. Ya en la Capital de la provincia y luego de algunas tareas de monitoreo, la ministra fue trasladada al Instituto Cardiológico de Corrientes, por contar con antecedentes de patología coronaria. Allí se encuentra siendo atendida por profesionales correntinos y un médico de cabecera.

Esto fue posible, según informaron ambas administraciones provinciales, debido al convenio que el Gobierno de la Provincia del Chaco tiene con el Instituto Cardiológico para la realización de estudios de alta complejidad. Además, porque la mujer ya era paciente de la institución.

Hasta ayer su estado era reservado, aunque de acuerdo a lo informado en el parte emitido por Salud Pública, derivado del parte del Instituto Cardiológico, la ministra está estable. Se espera para la noche de hoy un nuevo parte médico para cotejar su evolución.

Una experta en salud pública

Carolina Centeno es médica egresada de la UBA. Es magister en Salud Pública, con varios estudios de posgrados vinculados al género, a la teoría feminista y también a la salud como un derecho. Se declara porteña de nacimiento y chaqueña por adopción. Desarrolla su actividad profesional en el Chaco con una fuerte incidencia en espacios vinculados a la planificación y a prevención de enfermedades que afectan a las mujeres.

Se fue formando, dijo en declaraciones de hace unos años, “para el momento social que estamos atravesando, con la discusión sobre el aborto y sobre los derechos de las mujeres en todos los ámbitos sociales”.

Centeno fue coordinadora del Programa de Prevención de Cáncer Cérvicouterino del Ministerio de Salud Pública del Chaco y subsecretaria de Salud comunitaria, entornos saludables y no violentos de la provincia, hasta que en julio de 2021 juró como ministra de Salud Pública, en momentos en que la provincia del Chaco atravesaba momentos difíciles en cuanto a la gestión de la pandemia de coronavirus, situación que en parte Centeno ayudó a contener.

Coronavirus: una larga noche sin sueño

“La pobre humanidad, loca de miedo, huía en todas direcciones al escuchar el galope de la Peste, la Guerra, el Hambre y la Muerte”.

Los cuatro jinetes del Apocalipsis
Vicente Blasco Ibáñez

 

Acaso el Mundo, hoy enfermo de coronavirus y amodorrado por una noche sin sueño cada vez más larga, ya demostró lo que algunos se resisten a aceptar todavía: que nadie se salva solo. Es verdad también, y cualquiera podría alegar que siempre pasó: que en todos los tiempos y circunstancias hubo quienes pensaron en la salvación como una mercancía de uso personal, tal vez familiar, incluso comarcal, pero no más que eso. Malas noticias: la peste de estos días viaja a caballo de esos que se creen impolutos o son simplemente irresponsables por su individualismo extremo.
Irresponsables como los administradores y diseñadores de la cadena de pagos de los bancos, que el viernes poco menos que tiraron por la borda el efecto positivo que venía teniendo la cuarentena en todo el territorio nacional, exponiendo a la población más vulnerable a la posibilidad de un contagio masivo y, quien sabe, tal vez a cosas peores.
Irresponsables los que cobran sueldos abultados para prever lo que en su mezquindad y ceguera no previeron. Imperdonable casi, porque saben -y no de ahora-, que la inmensa mayoría de los viejos, no sólo en Corrientes, pero sobre todo aquí, usa dinero físico para transaccionar, pues por razones distintas se mantienen alejados de las tarjetas y los cajeros automáticos. Así, la debilidad relativa de los adultos mayores creció el viernes. Y ahora habrá que esperar unos 15 días más para calibrar este mal cálculo administrativo-sindical-laboral en términos sanitarios.
Las filas en los bancos, aun de esa gente incluida en el sistema, expone nuestros problemas estructurales. Nos muestra la cara de la miseria: nuestra condición cuasi natural de carencia, de incultura general, la lejanía del firmamento virtual y también la vigencia del deporte nacional de culpar al que menos tiene de su necesidad.
Lo del viernes nos mostró además la sordidez de algunos funcionarios, flojos de boca, que olvidados de su propio devenir, creen poder calificar a las personas en función de su condición económica. Algunos treparon a la soberbia de la descalificación clasista, como quien cree que tener fortuna en Corrientes, Chaco, o incluso en las demás provincias pobres de la región toda, reviste de oro su miserabilidad y, por lo tanto, los exculpa.
También expuso la ruindad de ex funcionarios, que aun pesados por el lastre de la inoperancia que acumularon en sus épocas en la función pública, se creen ahora con entidad suficiente como para dar clases de política y, lo peor, de gestión comunitaria.
Los funcionarios deberían ponerse a trabajar mirando datos, evidencias, modos y procesos exitosos. Deberían pensar, por una vez, en alguien más que en ellos mismos. Y antes de decirse encima, mantener la calma, o al menos tratar repetir su existencia habitual, más reposada, quieta incluso, porque atravesamos un momento álgido de ánimos, como ocurre siempre cuando un pueblo se bate. De mínima, deberían no estorbar y dejar hacer. Pero al que sabe.
Habrá que recordar algo más: la guerra, si es que hay alguna, es contra un virus invisible. Es contra el coronavirus, no entre nosotros. No vale ahondar la crisis, por ejemplo, de la llamada guerra de los médicos, que en los últimos días escaló a una disputa interprovincial entre Chaco y Corrientes, en estrados judiciales, por el manejo de los criterios sanitarios que impone con urgencia la necesidad de controlar la propagación de la pandemia.
Están en juego la vida como valor supremo, la salud general y una serie larga de derechos, como el derecho al trabajo que muchos correntinos ejercen en el Chaco, entre otras cosas, porque allí son mejores las condiciones de sobrevida y desarrollo. Mejores incluso que en su propia tierra.
Nadie duda de las medidas preventivas adoptadas por el gobernador Gustavo Valdés. Nadie, de buena fe, puede desconfiar de su intención de guardián del bienestar general de la población que gobierna. Y esto, entre otras cosas, porque él más que nadie sabe de las deficiencias del sistema sanitario nacional y provincial. Nadie mejor que él sabe que un colapso sería casi una sentencia de muerte para mucha gente.
Lo que está en juego, en todo caso, es revisar el modelo de prevención. Y en eso está, según declaró en las últimas horas: “No hay ningún problema en que (los médicos) vayan a Chaco, pero cuando vienen a Corrientes deben permanecer aislados. No impedimos la circulación, solicitamos a los agentes de salud que en Corrientes permanezcan en su domicilio porque los casos positivos que tenemos de médicos que trabajan en el Chaco dispararon la cuarentena obligatoria de decenas de personas más por tener contacto directo”.
Con el Chaco, y sobre todo con Resistencia, el pueblo correntino tiene más cosas en común que el puente que vino a unir lo que el río separó desde los primeros días de la Creación. Discriminar, señalar e inculpar habla más de quien lo hace, de su inseguridad o de su ignorancia.
Los gobiernos ya lo entendieron. Primero Valdés y después el gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, cortaron por lo sano cualquier intento “separatista”. Consultado por El Litoral, en la conferencia online del viernes, Capitanich fue contundente: “No vamos a promover el conflicto con Corrientes, sino la unidad”. “El canal político siempre estuvo abierto con Corrientes, lo que pasa es que en cada jurisdicción se tomó una resolución distinta al decreto de necesidad y urgencia sobre las medidas preventivas del coronavirus, pero lejos de pretender un conflicto interjurisdiccional, queremos para los médicos oriundos de Corrientes el libre ejercicio del derecho y la libertad de trabajo”.
La guerra es contra el virus, no contra el otro. Los poderes constituidos deberían dar el ejemplo, lo mismo que las demás instituciones, públicas y privadas. Incluso el periodismo.
La pandemia, como su nombre lo indica, es un problema planetario, no de los chaqueños, más allá de la pericia o de la idea de pericia con la que uno cree que el Chaco está tratando su crisis, con más de cien casos positivos y siete muertos. Más allá, todavía, de la idea de trabajo conjunto que puedan tener Capitanich y el intendente de Resistencia, Gustavo Martínez, que al parecer se hablan menos que Carlos Vignolo y Arturo Colombi en aquellas épocas fratricidas del radicalismo vernáculo.
Nadie, sano de discernimiento, buscaría contraer una enfermedad que podría matarlo. Por lo tanto, una buena manera de pasar esta larga noche sería informarse para desterrar el miedo.
El pánico al pánico no ayuda. De nada sirve la exageración estigmatizante que viene acompañada de los peligros misteriosos, ligados más al sentido común medieval que al actual. Se podría, en todo caso, seguir las recomendaciones de los especialistas, empezando por la Organización Mundial de la Salud, como incluso hizo el Papa Francisco, y dejar para el fuero íntimo las cuestiones relacionadas con las creencias. Hay por lo menos 500 años de ciencia arbitrada y de cultura humana acumulada como para guardar, al menos por un rato, aquellos saberes extemporáneos, nacidos al contacto del peligro o de la ignorancia. O de la “infodemia”, esa práctica nacida a la sombra del coronavirus y que consiste en difundir noticias falsas o maliciosas sobre la peste para aumentar la angustia en las sociedades.
La pandemia demuestra nuestras falencias. Está claro. Pero también, si queremos, puede exponenciar la fraternidad que contagia al hombre el contacto con la muerte, como dice Blasco Ibáñez.
Tal vez sea hora de empezar a revisar la caladura de los cambios que nos dejará la pandemia, y actuar en consecuencia. Tal vez sea hora de echar mano a la audacia que infunden estas circunstancias extraordinarias para pensar estrategias conjuntas de mitigación, de solidaridad y empatía con los que menos tienen, con los más vulnerables; de intensificar la revisión de ciertas formas anquilosadas, por caso en la administración local. De revisar el tratamiento que reciben, por ejemplo, los médicos, pero también el resto de los trabajadores de los servicios esenciales que demuestran su imprescindibilidad en momentos de crisis. De amonestar la actitud de algunos empresarios, sobre todo de ciertos supermercadistas que amparados en la impunidad del dinero, en la lentitud de la burocracia o en la miopía del ojo estatal, sacan rédito en la remarcación de los productos que perfilan la necesidad.
Quizás sea hora de revisar, no solo el tamaño en el que se distribuye un cronograma de pagos, sino también aquello de particionar semanalmente el mendrugo que como salario reciben en su mayoría los trabajadores del Estado, aquí como en todas partes.
La pandemia cambió la cultura relacional entre las personas. Los gobiernos deberían tomar nota, porque están obligados a estar por delante de los problemas, no a perseguirlos.
Están obligados, por lo menos, a hacer realidad el retórico optimismo de sus partes oficiales.

Chaco, una provincia cercada por la crisis y la angustia

Publicado en el diario La Nación

La situación de crisis por la pandemia no da tregua en el Chaco . El Gobierno confirmó ayer la tercera muerte por el nuevo coronavirus en la provincia -igualando el trágico récord de la ciudad de Buenos Aires-, además de la cantidad de infectados, que son 49 y en aumento acelerado, entre otras cosas porque se incrementaron también los procesos de detección del virus en un laboratorio local.

En tanto, hoy se conocerá el análisis efectuado a otro paciente, de quien se sospecha estaba infectado por el nuevo coronavirus, que murió ayer en Resistencia. Era un empresario de una cadena de ventas de materiales para la construcción, de 59 años, y con antecedente de viaje al exterior.

Pero como si no bastase con la angustia del aislamiento y la situación de zozobra de muchas familias de la provincia -abrumadas por el parate de sus economías informales-, en las últimas horas surgió una polémica por un acto del gobernador Jorge Capitanich, que rompió el aislamiento para reinaugurar un monumento en el Día de la Memoria.

Si bien fueron pocos los funcionarios que asistieron e incluso guardaron la distancia de seguridad requerida, Capitanich y su equipo rompieron el protocolo de aislamiento. Y las críticas no se hicieron esperar. La gente reaccionó inmediatamente, sobre todo haciendo notar que por ese incumplimiento hay centenares de personas detenidas.

Diversos sectores opositores consideraron que “Capitanich es un mal ejemplo”. En esos términos se manifestaron dirigentes de la UCR y de Encuentro Cívico. Cuestionaron la “irresponsabilidad” de Capitanich al realizar un acto en plena cuarentena nacional. “Falta de respeto a la población, a quien se le pide no salir de sus casas, bajo pena de ser multados o llevados a prisión”, insistieron. Desde el Gobierno optaron por no responder nada sobre este episodio, ante la consulta de LA NACION .

Fue en este marco de inquietud que el Ministerio de Salud Pública del Chaco informó ayer el fallecimiento de una paciente con diagnóstico de Covid-19: una mujer de 73 años que se encontraba internada en una institución de salud privada de Resistencia desde el 19 de marzo, cuyo diagnóstico fue confirmado anteayer.

“La mujer, que permanecía con asistencia respiratoria mecánica desde el inicio de su internación, tenía comorbilidades: diabetes, hipertensión y obesidad”, señaló Salud Pública en un comunicado oficial.

La paciente había sido internada el jueves último y, según el director de Emergencias Sanitarias del Chaco, Nicolás Ivancovich, no había viajado al exterior, pero sí había tenido contacto con un caso confirmado anteriormente. Otras fuentes, algunas de ellas eclesiásticas, atribuyen a un sacerdote que dio positivo, pero que antes de saberlo celebró varias misas. Por ese mismo caso se activó el protocolo de aislamiento, protección y seguimiento de casos en una localidad de Corrientes, de donde el religioso es oriundo.

Días pasados, en contacto con LA NACION , Ivancovich había puesto la alerta sobre la necesidad de trabajo conjunto en el Noreste Argentino (NEA), sobre todo entre las provincias más cercanas, que son las de Chaco y Corrientes, a las que separa y une el río Paraná.

“Cuando salten los primeros casos en las otras provincias, esperemos que no sea tarde”, había dicho Ivancovich, sustentando esa línea argumental en la estrecha relación que tiene la población de la región. Entre otras muchas cosas, tienen en común extensas fronteras con Brasil y Paraguay, que son a su vez puertas de ingreso y salida del país.

La relación de Chaco y Corrientes es más estrecha aún. Ambas provincias comparten todo: de la educación superior que brinda la Universidad del Nordeste, con sede en ambas orillas, a intrincadas cuestiones familiares y relaciones laborales que, sin conciencia preventiva, o en estado de ignorancia, como el del sacerdote, ofrecen posibilidades de desarrollo a una pandemia como la del coronavirus.

En Chaco cunden los nervios por la situación sanitaria general, por la angustia que genera en su gente verse a diario en el tope de los rankings de la pandemia a nivel nacional, y porque ya se advierte la falta de recursos para afrontar la situación.

“Pocos dimensionan la situación sanitaria. No tienen en cuenta que no hay recursos ni para una situación normal”, agregó, en contacto con LA NACION , el dueño de una pyme que se encuentra cerrada, con vencimientos y la proximidad del pago de sueldos a sus empleados.

La situación es dramática, además, entre los actores de la economía informal, que es en Chaco, como en la mayoría de las provincias norteñas, tanto o más importante que la economía que mueve el Estado, el mayor empleador de la región.

Dentro de este panorama, la buena noticia es que hasta el momento no se confirmó circulación viral, al menos oficialmente. Las últimas muestras fueron analizadas en el Instituto Malbrán y en el laboratorio del Hospital Perrando de Resistencia, dado que a partir de esta semana Chaco está habilitado a realizar los estudios de las muestras, lo que agilizará los procesos y anticipará medidas preventivas.

“A la fecha se han elevado 344 muestras, de las cuales 300 analizan en Malbrán y 44 en Chaco”, agregó ayer la ministra de Salud, Paola Benítez, en conferencia de prensa. Indicó que los médicos que tuvieron contacto con los casos confirmados, están cumpliendo aislamiento social absoluto.

Dada la situación, asimismo, en las últimas horas el Hospital Perrando sumó respiradores e insumos para atender los casos de coronavirus. Son en total 10 nuevos respiradores enviados por la Nación para afrontar la posible creciente demanda ante la emergencia.

Estos equipos se suman al servicio de terapia intensiva para atender los posibles casos de afecciones respiratorias por coronavirus. Mientras, siguen las obras de refuncionalización de otros sectores del hospital para poder sumar otras 52 camas. Y avanza la construcción de un hospital modular que sumará 80 camas de atención de emergencias, según informó el Gobierno.
Por: Eduardo Ledesma

Abrasado por la pobreza, Chaco elige gobernador

Vilma T. es docente. También es emprendedora. Vive en el noroeste chaqueño, en uno de los tantos pueblitos que crecen a la vera de la Ruta Nacional 16 que comunica al Chaco con Salta, pasando por Santiago del Estero. Su voz suena como la vida de esas pampas, jalonadas de espinillos y quebrachos: como un hilo a punto de cortarse. Suena ensordinada por el cansancio de la espera agónica y ancestral del futuro mejor que se promete y no llega.

—¿Quien va ganar este domingo?

—Acá va a ganar “Coqui”.

—¿Por qué?

—Por una ilusión. Porque hay mucha pobreza estructural. Porque no se invierte en educación. Porque mientras se siga sosteniendo una dependencia emocional, económica y de todo tipo de la gente con sus punteros, la libertad se reduce a lo mínimo. Y eso mínimo puede ser Capitanich.

“Aquí hay una red tendida para manejar los votos en función de las primerísimas necesidades que la población tiene sin satisfacer -agrega la mujer, madre de dos chicas-. Acá hay intendentes que impugnaron el voto electrónico no por una cuestión económica ni técnica; impugnaron porque ellos mandan a la gente con la boleta en el bolsillo. Y la gente tiene miedo: aún cree que si cambian de parecer, los patrones se pueden enterar. Creo que esta es una muestra de lo que pasa en gran parte de la provincia, y en la mayoría de las provincias pobres. Es muy triste.

Esa voz se arrastra con dolor, como algunas canciones de Zitto Segovia: marca cultural y de origen de una geografía caliente, muchas veces desértica y otras tantas anegadas por la furia de la inundación. Suena como el Chaco: un viejo territorio nacional luego provincia que este domingo elegirá gobernador. Y sin vértigo, como el tranco de sus paisanos, es muy probable que reelijan a Jorge Milton Capitanich, al “Coqui”, que de lograr esta hazaña empezará a perfilar un récord personal de permanencia en el poder de la provincia que no tiene antecedentes en la historia institucional local.

¿Pero por qué Capitanich encarna una esperanza renovada? La respuesta es compleja, como la sociedad de este confín norteño. A pesar de estar marcada por la pobreza casi mayoritaria, la sociedad chaqueña (y especialmente la resistenciana) es mucho más heterogénea que la de las otras provincias del NEA. Está atravesada por la cuestión indígena, por las migraciones tardías, de cuando estaba finalizando su período como territorio nacional. Tiene además una intensa y diversa actividad artística y cultural, así como un registro sostenido y en extensión tanto del evangelismo como del feminismo, en una puja por el debate público y político… En esa complejidad, es posible que Capitanich –pese a su marcado catolicismo–, condense mejor la necesidad de respuestas progresistas que puede darlas él, como su entorno. 

***

Así, la parada en la estación Chaco del derrotero electoral que culminaría el 27 de octubre, se anuncia para hoy en las plataformas de todos los sentidos. Pega en la piel el calor y el polvo de la seca que sobrevino al desastre de la inundación, la peor en 30 años y que de marzo a junio inutilizó más de 2 millones de hectáreas de campo habitado y cultivado. A la vista lastiman las tolderías donde se acurruca la miseria: en el interior provincial, como producto de los castigos naturales y los desaciertos dirigenciales; pero también en los cordones que atan a Barranqueras y Resistencia, ciudades unidas por caceríos y comercios en ristra y que ofician de capital y de entrada a la provincia por la ruta que se postra ante el puente General Belgrano, viaducto que une el Chaco con Corrientes por encima del río Paraná.

El gusto a poco de la campaña (por la austeridad económica y de propuestas) se mezcla con los olores del desaliento y al mismo tiempo de la esperanza. 

En esa contradicción, que viaja a caballo de la crisis económica nacional –y que se siente más en los márgenes de la región NEA-, irán a votar hoy los 941.935 chaqueños habilitados para sufragar en esta elección general que ungirá gobernador, vice y 16 diputados, además de intendente, vice y concejales en 60 de las 69 comunas del distrito provincial. Resistencia, por caso, postergó la definición de su jefe comunal para el 10 de noviembre, en el marco de una batalla que tiene vida propia.

Hoy se abrirán 3.111 mesas, 695 de las cuales usarán el sistema de boleta electrónica, a razón de 83 mil pesos por máquina. 

Las fórmulas habilitadas son diez y todas están encabezadas por varones. Todas. Las que tienen más chances son dos: la que lidera el intendente de Resistencia, Jorge Milton Capitanich, secundado por la diputada nacional Analía Rach Quiroga (Frente Chaqueño); y la del ex intendente de Sáenz Peña, Carim Peche, a quién acompaña el ex gobernador Roy Nikisch (Chaco Somos Todos).

Otras tres fórmulas dan la nota de color a una elección que llegó hasta aquí dando tumbos en tonos más bien oscuros: son la del Frente Integrador, de Juan Carlos Bacileff Ivanoff; la del Frente por la Educación y el Trabajo, de Eduardo Aguilar; y la del Movimiento Izquierda, Justicia y Dignidad, de Raúl Castells. 

El primero fue vice de Capitanich y ahora podría restarle votos, sobre todo los más conservadores dentro del peronismo y entre aquellos que sin ser filomacristas, ven con buenos ojos el discurso y la política de mano dura que propone el candidato, a quien algunos con sorna y otros con desdén le otorgan el estatus de una réplica de Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, aunque en escala germinal y de menor alcance. 

Aguilar, en tanto, es otro desprendimiento del riñón coquista. Fue su ministro de Economía, senador fiel y hasta un bosquejo de sucesor, hasta que la magia se rompió. Tanto se rompió que armó un espacio propio, desprendido del proyecto madre que sigue liderando el ex jefe de gabinete de Cristina Fernández. 

Y lo de Castells puede leerse como una prueba de vida y lucha de un dirigente que, cuando estuvo en Buenos Aires, supo apilar minutos de aire en radio y televisión, y páginas en los diarios, a veces en las secciones políticas y otras tantas en las policiales. Radicado ahora en Sáenz Peña, cada tanto aparece y ahora retornó emponchado con una candidatura a gobernador.

En la cosecha de estos hombres están cifradas muchas de las esperanzas de Carim Peche de forzar la segunda vuelta.

***

—¿Quien va a ganar hoy?

—En mi barrio, Villa Prosperidad, para las elecciones pasadas, Peppo tenía todo arreglado. Coqui apenas puso una mesita en una plaza. ¿Y sabés que pasó?

—No.

—Arrasó Capitanich. 

—¿Entonces?

—Capaz que gane, pero ojalá que el que gane haga algo.

Quien dice esto es Leo, un maestro mayor de obras cuyas credenciales están acreditadas para el dueño del coqueto chalet de la calle Ameghino que lo tiene haciendo algunas mejoras con alto nivel de detalle. Están acreditadas más allá de la política:

—Mi jefe parece que va a volver a votar a Macri. Pero bueno… no se —dice, y se despide.   

Para votar a Macri tendrá que esperar al 27 de octubre, porque la de hoy en el Chaco es una elección provincial. 

A estos comicios llegan diez fórmulas luego de sortear varias modificaciones en el calendario electoral. Hay quien lo llama “manoseo al calendario”. El punto más álgido fue la suspensión de las primarias provinciales, asunto que llegó incluso a la justicia, pero que subsanó el tiempo a falta de política y de sentido común.

La administración actual es del peronista Oscar Domingo Peppo, un correntino que antaño cruzó el río y ya en tierra siguió remando hasta convertirse en gobernador. 

Peppo cerrará el tercer mandato consecutivo del peronismo en el Chaco (provincia que alguna vez se llamó Presidente Perón). La cuenta podría estirarse si las previsiones se cumplen y gana Capitanich. El peronismo chaqueño lo da por hecho, y por lo tanto ni piensa en el 10 de noviembre, fecha prevista para una eventual segunda vuelta. Carim Peche, sin embargo, se aferra a esa posibilidad. 

Peche es un destacado dirigente del radicalismo con estructura territorial-política en Presidencia Roque Sáenz Peña, donde votan más de 82 mil electores. Pero la tiene difícil no solo porque a la provincia la gobierna el PJ, sino porque en ella los Fernández, Alberto y Cristina, continúan con altos niveles de intención de voto. Y Mauricio Macri, que apadrina su espacio político-electoral, vino lastrando la campaña al punto que el mismo Peche intenta provincializar al máximo la discusión para salvar sus activos.

***

—¿Por qué volverían a votar por Capitanich?

—El liderazgo de Capitanich, sumado a dos exitosos períodos de gobierno entre 2007 y 2015 que supusieron la transformación de infraestructura más grande de la historia provincial, lo ubican en la mejor posición frente al electorado —le dijo a La Nación Jorge Lestani, ex vicario parroquial de la Catedral de Resistencia.

—Lo volverán a votar por el recuerdo de la gente de su buena gestión —coincide Néstor Avalle, periodista, ex director de la AFSCA y ex funcionario del gobierno provincial chaqueño—. Coqui es como Cristina. Les dijeron de todo, pero al final la gente los rehabilita, sobre todo por el contraste que generan sus respectivas gestiones con los desastres actuales.

—Sus dos primeros gobiernos fueron buenos. Se desarrolló la provincia. Puso en marcha los acueductos, rutas, desarrolló infraestructura e incluso como intendente promovió un fuerte desarrollo urbanístico. Si gana, será porque la gente lo ve como un buen gestor en contextos de crisis, de perfil progresista, que entre otras cosas plantea la paridad de género en el armado de su gabinete —dijo Leticia Valle Lisboa, de la consultora Valle Lisboa y Asociados. 

No quiso hablar de números, pero mencionó que en el caso de una segunda vuelta, se sustentaría en la tracción de Peche en Sáenz Peña, su localidad, y en la buena imagen de Nikisch en todo el éjido provincial. Incluso en la idea de que Bacileff Ivanoff podría restarle a Capitanich el voto del peronismo duro.

No hacen mella en la ciudadanía, según las consultorías realizadas, ni los modos a veces desbocados de Capitanich ni los asuntos relacionados con la corrupción, sobre todo del gobierno en curso. A Peppo lo sindican como responsable de uno de los gobiernos más corruptos de la historia del Chaco. De hecho, su ex secretario General de la Gobernación, Horacio Rey, está preso por asuntos vinculados al lavado de dinero.

Por lo demás, la fuerza de los planteos de carácter moral o político se desvanecen ante la imposibilidad de la oposición de estructurar, más allá de la autopercepción de honestidad e idoneidad, una épica superadora, consistente y subordinada a los mandatos y discusiones actuales. No se perciben recambios, escasea la paridad de género y ni siquiera articulan una línea discursiva coherente. Y cuando Peche y los suyos plantean bajar las tarifas, el gobierno nacional que los cobija hace todo lo contrario. 

***

—¿Entonces vuelve Coqui?

—Parece que sí —dice José B., empleado estatal desencantado con la actualidad del país al que apostó hace cuatro años.

Volvería Capitanich. Dejó dos veces el gobierno, pero volverá, torciendo la lógica barnizada de traiciones que suele ser moneda corriente en la política regional y nacional. Dicen que Gildo Insfrán, en Formosa, emboscó a Vicente Joga, y nunca más abandonó el poder. En Misiones otro tanto, pero lo de Chaco se parece más a la historia reciente de Corrientes.

Peppo se ocupó de blindarse con los medios y de presionar a los intendentes, y a partir de allí montó un relato que la realidad de su gestión no confirma. Además, dicen, fue siempre ajeno al cariño de la gente. Le pasó a Arturo Colombi en Corrientes, entre 2005 y 2009. Recibió el gobierno -en comodato-, de manos de su primo Ricardo. Pero Arturo se sintió empoderado y quiso construir su espacio personal. En esa empresa ganó los medios, pero perdió la calle. Y como el territorio fue siempre de Ricardo Colombi, la gente le devolvió al poder hasta un tercer mandato. 

Capitanich parece seguir el derrotero de los radicales correntinos. De hecho hasta tomó prestado un discurso de Alfonsín para arengar a sus masas. (Un homenaje que los memes convirtieron en robo).

Dueño de un carisma con el que sueñan dirigentes como Peppo, si vuelve, Coqui volverá arropado por Alberto y Cristina, pero también por la necesidad de la gente que le prende velas al recuerdo de las viejas glorias, de cuando había dinero, obras y trabajo. Futuro.

Encuestas en mano, dicen, Domingo Peppo declinó su candidatura el 23 de agosto tras una reunión con Alberto Fernández. Habría aceptado como compensación dirigir la embajada Argentina en Paraguay o de administrar la represa de Yacyretá, en caso de que Alberto gane. Está en veremos eso, como su futuro político. Por ahora, después de meses largos de una interna subterránea primero y abierta después, Peppo se dedica, a prudente distancia, de hacer campaña por Coqui.

***

A Peppo lo tildan de traidor. De haber acordado con Macri. De haber acompañado todas las leyes que le pidió. Pero no es lo más grave; tampoco el único peronista que lo hizo. A Peppo le quitaron la boleta larga en las primarias, y después le arrebataron la candidatura porque el kirchnerismo nunca le perdonó que a poco de asumir haya jubilado a la “compañera Cristina”.

—Cristina Kirchner es una dirigente más —dijo en junio de 2017, y selló su destino para siempre, además de confirmar que el análisis y la proyección política están lejos de ser su fuerte. 

—Es probable que el costo que paga el gobernador Peppo es haber tenido que acordar muchas veces con el gobierno nacional políticas que han sido muy cuestionadas, a cambio de garantizar la gobernabilidad en el Chaco. La reforma jubilatoria, los pagos a los fondos buitres, etc.. Ese proceso fue creando la división que se plasmó en la última elección —graficó Avalle.

La situación fue zanjada, al menos en la superficie. Los dardos envenenados de ambos dirigentes, incluso los insultos que se filtraron y se conocieron como producto de grabaciones clandestinas, se escondieron detrás de la máscara de la unidad y el consenso.

Real o ficticio, esta unidad puede que garantice el triunfo de Capitanich en primera vuelta. Para lograrlo debe obtener el 45% de los votos o 40% con una diferencia de 10% en relación a su inmediato competidor. Es el mismo régimen que el presidencial.

Parece posible por la unidad, por las facilidades que genera comandar el portento del Estado (aunque sea raquítico), pero también por la inserción territorial. El PJ gobierna en 54 de los 69 municipios chaqueños. 

Hay quien dice que la elección está definida porque el tercio más pobre de la población vota siempre al peronismo. Porque el tercio más rico y concentrado en 16 manzanas del punto cero resistenciano, y en los centros de los conglomerados urbanos más poblados del interior, votará al radicalismo y afines. Y porque el otro tercio definirá su voto en función de condiciones futuras más promisorias que las actuales, promesa que parece encarnar Capitanich, según los datos surgidos de las Paso nacionales, en la que Capitanich también fue candidato a senador.

***

—¿Qué provincia encontrará el que gane este domingo?

—No se encontrará con nada distinto a la realidad nacional. Cuentas medianamente equilibradas, pero realidades sociales inmersas en una crisis brutal. Salarios postergados, la salud en situación crítica, numerosos problemas de estrategias de desarrollo, y, más lejos en el tiempo, los resabios de las inundaciones de meses atrás que dejaron tremendamente postergados a los productores de gran parte del interior provincial —agrega el ex cura Lestani.

—En el plano social hay índices elevados de pobreza e indigencia, y en educación en la última prueba Pisa salimos número 24 —dijo Carim Peche, el candidato de la oposición.

En salud faltan insumos y persiste precarización laboral. Algunos estudiosos mencionan como muestra lo que pasa con los beneficiarios del Plan Expertos, que cobran asignaciones de alrededor de 6 mil pesos.

—El comercio atraviesa una larga y profunda crisis, agónica diría. Con CAME registramos 21 meses consecutivos de caída de ventas en comercios y pymes, más que los números que marca el Indec. La situación es complicada y visible, fácil de comprobar. Por lo tanto la elección nos genera una expectativa moderada. Va a definir más la elección nacional del 27, aunque tampoco esperamos grandes cambios este año. Tal vez a partir de marzo de 2020 —dijo a La Nación Martín Giménez, presidente de la Cámara de Comercio de Resistencia.

—El problema más serio es que el 63% de las personas es pobre en el gran Resistencia (con una salvedad, el Indec habla del 46,9%), lo que demuestra que ya no alcanza el empleo público. El desafío es reactivar el sector privado. Alentar al sector productivo a que invierta —añadió.

La cuestión salarial es un “oasis”. Chaco paga salarios buenos en relación al NEA, lo que no hace más que confirmar la situación de vulnerabilidad en que se encuentra la región toda. Ni sumadas las pobrezas de la zona más pobre del país, alcanza para hacer una gran pobreza.

—Tenemos un profundo cuadro recesivo, combinado con una inflación altísima, destrucción del mercado interno, aumentos en la matriz de costos, imposibilidad de trasladar al precio de nuestros productos el aumento de costos (dado que el mercado ya no resiste), tarifas dolarizadas y precios de venta pesificados y planchados y una presión impositiva enorme, asfixiante –dice Andrés Irigoyen, titular de la Unión Industrial del Chaco.

—Entre otras cosas, además, tenemos una caída considerable del empleo, en especial del empleo de base industrial, pues convivimos con dos realidades: a nuestros trabajadores no les alcanza el sueldo, y tan cierto como eso es que nosotros tampoco podemos seguir pagando aumentos.

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Vecinos, referentes de la economía popular y de la agricultura familiar, además de dirigentes de las comunidades originarias e incluso de las colectividades extranjeras que viven en el Chaco también fueron consultados para esta nota. La conclusión general se revela unánime: quien gane hoy encontrará una situación económica complicada y una situación social todavía peor. 

Chaco, como las demás provincias pobres de Argentina, necesita inversión sostenida y abultada para poder generar condiciones de igualdad con el resto de las regiones más pudientes. “Aquí, aunque se haga mucho, siempre será poco, porque partimos desde muy atrás”, repiten como mantra los dirigentes de uno y otro sector.

Las cuentas públicas buscan su equilibrio al límite del estallido económico, lo que condiciona la actividad. Periodistas chaqueños vienen afirmando que la próxima administración tendrá que «reperfilar» pasivos, adquiridos para hacer caja y mantener a flote el gobierno de Peppo. Actores sociales piden potenciar la producción, la economía popular y la agricultura familiar, reflotar la industria y el desarrollo de las economías regionales. Y consensos sociales que le garanticen entendimientos mínimos en el medio de una realidad extremadamente complicada.

—¿Cómo empezar?

Carim Peche plantea terminar con la corrupción y el despilfarro en el Estado. “Hoy tenemos las empresas públicas de energía y agua quebradas por la mala administración política. Por lo tanto, nuestro eje rector con Roy Nikisch es austeridad, transparencia, honestidad, orden, seguridad; gobernar con valores, recuperando la cultura del trabajo y la familia. Nosotros convocamos a todos los ciudadanos de bien”, dice. 

El jueves por la tarde, en el cierre de campaña, que fue un abrazo simbólico a la plaza 25 de Mayo, la principal de Resistencia, Peche ratificó su línea de acción:

—Vamos a bajar la luz, terminar con los piquetes, garantizar salud, empleo, educación, vivienda y seguridad. Por eso les pedimos a los ciudadanos del Chaco que nos den la oportunidad de mostrar que se puede gobernar de otra manera. Quienes están del otro lado ya tuvieron su oportunidad y miren lo que hicieron con nuestra provincia, nada funciona bien —enfatizó.

—Capitanich, ¿qué haría ahora que ya no hizo antes?

Es tal vez la pregunta recurrente que debe responder el candidato en su rol de favorito. Y la respondió. “El pueblo chaqueño sabe muy bien de lo que fuimos capaces de hacer y lo mucho que podemos hacer aún con restricciones, limitaciones y con todas las vicisitudes que nos esperan en los próximos años”, dijo en el cierre de campaña.

—Hoy estoy ante un gran desafío que me pone la historia. Quiero afrontarlo poniéndome al servicio de cada uno para poner nuevamente a la Argentina y al Chaco de pie, con la misma dedicación, con el mismo compromiso y la misma responsabilidad, pero con más experiencia y creatividad para encontrar las soluciones que nuestro pueblo demanda.

Se cuela allí su velada pretensión de algún día ser presidenciable.

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Apenas pasado el mediodía del jueves, decenas de obreros armaban el escenario en una de las cabeceras de la cancha de básquet descubierta del Club Don Orione, en Barranqueras. El sol caía a flechazos. Algunos militantes, bien temprano, ya habían colgado sus trapos: los más grandes con las caras de Néstor y Cristina.

La “misa” se repite desde 2007. Capitanich cerró allí aquella campaña que lo depositó por primera vez en el sillón de Obligado y desde entonces nunca cambió de lugar. Nadie se animaría. En 2017 Peppo suspendió esa liturgia y perdió la elección de medio término a manos de Aída Ayala. El tributo de ir hasta ese club parece menor para todo lo que está en juego.