Carlos Altamirano, cierre de lujo para las actividades culturales del diario El Litoral

Con una disertación conceptualmente profunda, de registro múltiple por los enfoques y sobre todo por la variedad de temas abordados, pero anclada por momentos en el punto de vista que otorga el lugar de nacimiento, el sociólogo correntino Carlos Washington Altamirano pasó el jueves por el salón auditorio diario El Litoral y prestigió el cierre de las actividades educativas y culturales que Editora Juan Romero previó para el año 2018.
Fue una conferencia magistral guiada en clave de conversatorio que perdió toda formalidad por un arranque emotivo: compañeros de promoción de Altamirano, ex alumnos de la “gloriosa” Escuela Regional, abrieron la actividad con la entrega de un pergamino de reconocimiento: una caricia al alma del homenajeado, al mismo tiempo que tributo de una profunda admiración de sus condiscípulos de la Secundaria, entre los que se contaba al ex gobernador José Antonio “Pocho” Romero Feris, otrora director de El Litoral.
El promotor de la iniciativa fue el señor Rodolfo Fankhauser, quien además, llevó la voz cantante del homenaje, en nombre propio, de los allí presentes y de los que no pudieron estar por cuestiones de lejanía o relacionadas con la salud.
Luego de ese inicio, se dio lectura a la declaración de interés que la presentación del libro “La Argentina como problema” recibió de la Vicegobernación de Corrientes, gesto del vicegobernador Gustavo Canteros agradecido por las autoridades del diario y por el propio invitado.
Por lo demás, el marco fue el ideal para este cierre de año: Altamirano habló ante sus ex compañeros, público general, profesionales de distintas disciplinas, como la profesora Ana María Pérez Rubio, investigadora del Conicet y del Centro de Estudios Sociales de la Unne; el escritor y crítico Arturo Zamudio Barrios o el psiquiatra Fernando Abelenda, quien el miércoles 28, conjuntamente con Carlos Lezcano (uno de los promotores de esta presentación) publicó una entrevista al ensayista en las páginas de El Litoral.
Asistieron, además, referentes de organizaciones civiles de la ciudad, concejales, disputados y senadores en actividad y con mandato cumplido como Justo Estoup, Fabián Nieves, José Ernesto Meixner, Jorge Simonetti y Yamil Machado, respectivamente, entre otros.
También estuvo el ex gobernador Ricardo Guillermo Leconte, quien ponderó el libro, uno de los ensayos allí editados, y reconoció la labor del destacado sociólogo correntino que además es referencia nacional e internacional en materia cultural, de las letras y de las humanidades en general.
“Fue un gran cierre de año para los ciclos educativos y culturales organizados por el diario. Provechoso y emotivo. Agradecemos a Carlos Altamirano, y dejamos abiertas las puertas para futuras visitas”, dijo Carlos Alberto Romero Feris, director propietario de El Litoral, quién recibió en horas de la mañana al intelectual y luego, en horas de la tarde, sólo participó de la recepción y apertura de la presentación, por razones de fuerza mayor.
En el mismo sentido se manifestó el presidente de la Cámara de Diputados, Pedro Cassani, que por lo apretado de su agenda no pudo asistir al evento pero envió una carta conceptuosa solicitando las correspondientes disculpas.

La presentación
La exposición de Carlos Altamirano se realizó en formato de conversatorio guiado por el subdirector del diario El Litoral, Eduardo Ledesma, y la historiadora Gabriela Quiñonez, de la Universidad Nacional del Nordeste, los que luego de una breve introducción dieron la palabra al invitado, quien disparó como un latiguillo: “Es difícil hablar ante la tribu cuando uno se ha ido”.
Se trata de una declaración, pero que encierra un sinfín de prudencias, por los temas que trata el autor a lo largo de su obra, y que ahora aparecen de nuevo en el libro que coordinó con Adrian Gorelik: “La Argentina como problema”.
Aquello de las diferencias entre Buenos Aires y el interior. La discusión sobre los intelectuales: qué son, cómo se validan, qué deben hacer frente a la política. Cómo se construye una posición en el debate público, cómo se debate el destino y la actualidad o un tema “nacional”, desde el margen de una provincia. Cómo se debate desde la periferia o por lo menos, desde afuera de la centralidad porteña.
Tantos temas para tan poco tiempo. No obstante, hubo espacio para una síntesis:
“Quisiera una democracia pluralista, una democracia que permita que la mayoría -todos si es posible- vivan de manera digna y que Argentina esté conectada con el mundo, así como me gustaría que la Argentina sea un país más conectado internamente. Y que se piense también que el miraje de la Argentina no sea exclusivamente el que procede Buenos Aires, que también se piense la Argentina desde Corrientes”.
Agregó:

“Eso quiere decir que los correntinos no solamente se afanen por expresarse o mostrar quiénes somos, lo que me parece bien y natural, sino cómo pensamos al país a partir de este punto en el que estamos situados”, argumentó el pensador.
También se explayó sobre el asunto de las culpas: ¿De quién es la culpa de que Argentina no crezca? ¿O de que Corrientes siga marginada? 
En ese punto volvió a la tensión centro-periferia, Buenos Aires-Interior:
“Ni en la metrópoli hay sólo poderosos, ni en la provincia sólo gente simple y postergada, objeto de una manipulación sin fin”.
“Esa visión de las estructuras de poder en el país no hace justicia a los hechos”.
“La imagen de la región periférica como un conjunto unificado que tiene frente a sí la voluntad dominadora del centro con sus imposiciones, tiene el defecto de hacer invisibles las desigualdades internas. Omite a los gobernantes y a los grupos dirigentes locales, y al dejarlos fuera de foco, al no tomar en consideración esos poderes domésticos, se los exime de toda responsabilidad social en lo referente a la situación que se critica. Como si les entregara una dispensa”.
(Este párrafo, por si fuera poco, está contenido en otro libro, editado en Corrientes por Moglia en el año 2015 y que puede conseguirse, debe leerse y tratar de internalizarse en la vida cultural y política de esta provincia).
A renglón seguido habló de los argentinos: del desprecio de la ley, de los cultos que nos envuelven sin críticas (el culto al coraje, por ejemplo: “correntino corajudo, sementera libertaria”, etc.).
Puso en discusión el destino de grandeza nacional, recordó el carácter circular nuestros males (“cada 10 años hay crisis”, pero ¿porqué es así? ¿debe ser así?). Pidió avanzar en la concresión de un mosaico cultural para contrarrestar la hegemonía del puerto y recomendó a los historiadores trabajar con datos para desterrar mitos y revisar los hechos que están establecidos y asumen el carácter de verdades absolutas.
También habló de los intelectuales y su misión: hacer visible lo invisible.
Tras la presentación, Altamirano respondió preguntas de los presentes, saludó a muchos de ellos y firmó ejemplares del libro.

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