Chamigos

“Chamigos”. Osvaldo Sosa Cordero. Para todos ellos. Salud. Felicidades.

 

¡Hola, chamigo! ¿Qué tal?.
-¡Pero muy lindo, chamigo!.
Es el típico saludo
que usamos los correntinos.

“Chamigo” quiere decir
literalmente: “Mi amigo”.
Aunque en rigor de verdad
eso se halla enriquecido
por todo cuanto contiene
de fraterno, de afectivo.

El “Chamigo” es algo más
que lo común de un amigo.
Es una mano que estrecha
con impulso repentino,
es la voz que en ocasiones
nos nace como un estímulo
dándole fuerza al elogio:
¡Estuviste bien chamigo!

O la advertencia oportuna
cuando en algún trance crítico
alguien se acerca y nos dice
muy formal: ¡Chaqué chamigo!

O el corazón hecho hueco
cuando brindamos asilo,
diciendo sencillamente:
“¡Esta es tu casa, chamigo!”

O el reproche que nos brota
cuando exclamamos heridos
por el filo de una ofensa
“¡Eso sí que no, chamigo!”

Hasta en ello, hasta en lo ingrato,
la expresión tiene un sentido
de cuño tan puro y noble
que le dá valor de símbolo.

Un símbolo de amistad
muy propio del correntino
pero así, cordial y hermoso
no crea usted que el “Chamigo”
se lo prodiga a cualquiera, no señor.

Es ese un rito que se practica tan solo
cuando está reconocido
el real afecto de aquellos
que se consagran amigos.

Por eso, sin prevenciones
confíe en el correntino,
cuando corazón en mano
se le entrega en un: ¡Chamigo!