Resistencia: capital nacional de la pobreza

La pregunta es tan dolorosa como la situación que describe: ¿por qué Resistencia se ha convertido en la capital nacional de la pobreza? Las respuestas son multicausales y van más allá de la ciudad, porque hoy es Resistencia la que encabeza el ranking, pero ayer fue Corrientes y anteayer, Concordia. No se trata de una infrecuente excepcionalidad chaqueña sino que es la regularidad de una región pobre.

Las causas también estriban en cuestiones que exceden los números que el Indec publicó el 31 de marzo, y que dicen que el Gran Resistencia tiene la mayor tasa de pobreza del país y la mayor tasa de indigencia de la Región NEA.

Con el 53,6% de su población afectada, es decir 414.823 personas, la capital del Chaco es la más pobre, entre otras cosas, porque no logra torcer su curva de deterioro que viene en franco ascenso hace años, pero que se aceleró desde 2018. Hubo tres factores: la pérdida de empleo, sobre todo empleo privado; la caída del salario, que además es uno de los más bajos del país; y los precios en alza de una inflación sin freno.

La tasa de actividad de Chaco, además, es muy baja. Tiene muchas personas que subsisten de programas sociales, pero que no alcanzan para cubrir la canasta básica. Fue, de hecho, la provincia que más cantidad de beneficiarios de Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) tuvo en relación con su población, alcanzando cerca del 30%.
A esto se suman cuestiones de carácter más estructural, que tienen que ver con las variables educativas y culturales, y el difícil acceso a las tecnologías. También con variables sanitarias y de infraestructura básica. Los datos que maneja el intendente de Resistencia, Gustavo Martínez (PJ), no son menos alarmantes. En diálogo con LA NACION dijo que unos “150 mil habitantes viven en asentamientos sin urbanización”: algo así como el 30% de la gente afincada en todo el ejido que gobierna.

Números
Una cuestión a tener en cuenta de la medición del Indec es que describe aglomerados urbanos. “Por ende, en el caso chaqueño, no contempla a toda la zona del Impenetrable o a localidades del interior donde la realidad socioeconómica es distinta. Proyectar el 53,6% de pobreza del Gran Resistencia a toda la provincia podría generar que el número provincial final pueda alcanzar hasta el 60%”, dijo Alejandro Pegoraro, director de la consultora Politikon Chaco.

“Sucede que no hay planificación de infraestructura ni de nuevos servicios ante el fuerte crecimiento de población de la capital, que contiene a la gente que llegó desde el interior en busca de mejores oportunidades para sus familias, expulsada por el avance de la concentración de las tierras. Una gran parte de esa población vive actualmente en condiciones de hacinamiento”, agregó Carlos Martínez, presidente de Libres del Sur Chaco.

El Gran Resistencia es un conglomerado urbano formado por distintas ciudades: Resistencia, Barranqueras, Fontana y Puerto Vilelas, que suman más del 50% de la población de la provincia. Son ciudades unidas, sin límites definidos. Están tan conectadas físicamente, que hasta parecen una sola, pero tienen intendencias distintas y muchas veces criterios desarticulados, lo que amplía la fuga de recursos.

“La pobreza viene creciendo a pasos agigantados. Hay más actividad callejera: gente pidiendo dinero o vendiendo cualquier cosa en el centro para poder llevar un plato de comida a su mesa”, dice Sonia Cardozo, coordinadora provincial de Barrios de Pie.

Sumado a ello, la falta de políticas de impulso industrial hacen que la población de este conjunto urbano mueva su economía al ritmo del Estado, que es el mayor generador de empleo.

Hay más: Resistencia tiene más del 50% de sus trabajadores activos en la informalidad. El intendente Martinez reconoce toda la problemática, y agrega que la capital, “al no tener un perfil industrial que permita la generación de empleo”, se inclina por el comercio y los servicios, que fueron severamente afectados por la pandemia.

Críticas en clave política
El intendente de Resistencia plantea también una serie de quejas en cuanto a la administración de los recursos, pese a compartir espacio político con el gobernador Jorge Capitanich y con el presidente Alberto Fernández. Dice que las ayudas estatales “son muy importantes, pero han sido devoradas por la inflación”. “Resistencia necesita ayuda provincial, nacional o de cualquier organismo internacional, porque no podemos pedirle más aportes al contribuyente de la ciudad”, agregó.

Martínez fue el intendente que más cuestionó las decisiones iniciales con las que el gobierno de “Coqui” Capitanich intentó gestionar la pandemia. El gobernador, de hecho, solo atinó a reconocer que los últimos datos son “muy dolorosos” y que tienen dos culpables: la recesión acumulada en el último tramo del gobierno de Mauricio Macri y el Covid. No admitió, hasta ahora, las responsabilidades que le toca al justicialismo que gobierna el Chaco desde 2007.

El diputado radical Livio Gutierrez señala que el Chaco recibió la mejor coparticipación per cápita anual de Argentina. En 2020 fueron más de 82 mil pesos por habitante, cuando Mendoza recibió 40 mil y Buenos Aires 23 mil. “Los recursos, en todo caso, están mal direccionados. Además hay mucha mentira estadística, porque estos niveles de pobreza no se condicen con los índices de desocupación, por ejemplo. O se miente, o directamente la gente no busca trabajo porque se siente incapaz o porque se siente desahuciada por la situación”, señaló en contacto con LA NACION.

Es verdad también que la estructura de la pobreza es atávica en el norte del país. Por eso este tema ocupa la agenda central de los gobernadores de las diez provincias del Norte Grande que se reúnen una vez por mes y casi siempre con el Presidente. Tales encuentros ya empezaron a fructificar: en marzo, en Catamarca, Fernández anunció un sistema de reducción de aportes patronales para las diez provincias, como llave de promoción para la generación de empleo. Ahora se trabaja, entre otras cosas, en compensaciones del costo energético.

La arquitecta Claudia Leguiza, secretaria general de la fundación Conin Barranqueras, analizó la situación por encima de la fría estadística. Hizo hincapié en la cuestión cultural y en el modo en que se encadena la vida de las personas marginadas. “Esa gente muchas veces debe optar entre la comida o la ropa o la escuela o limpieza. Pero además, si come, consume harina, grasa o aceite”, señaló.

A la pobreza estructural se le suma ahora la pobreza extrema que golpea más a las familias numerosas, generalmente con mujeres al frente. “Si no revertimos esa mentalidad de la pobreza hereditaria (”nací pobre, muero pobre”), de nada nos sirve el trabajo de contención que hacemos nosotros, o los subsidios. Tenemos que trabajar y mucho, sobre todo con esas madres adolescentes de 14 o 15 años”, agregó.

Efecto covid
De día, el centro de Resistencia es el recuerdo de lo que fue en épocas prepandémicas: una ciudad colmada de actividades culturales y sociales y de estudiantes universitarios. Hoy casi todo está cerrado y los estudiantes no están. La actividad económica es muy menor. Los comerciantes que pueden, subsisten, pero malgastando renta o achicando ahorros. El que no, cierra. Las persianas bajas se convirtieron en una constante a lo largo y ancho de la ciudad. Sólo en la peatonal hay entre un 30 y un 40% de locales vacíos, según datos municipales.

La reconversión de algunos rubros también es una constante. Allí donde antes había una florería o una librería hoy hay alguna rotisería o una verdulería. Las calles y avenidas de las afueras acompañan esa desolación. El pavimento está agrietado y de noche los bulevares son oscuros.
En los barrios la cosa es todavía peor porque la capital del Chaco le ganó espacio a las lagunas y bañados y convive con riachos interiores, tributarios del río Paraná. Hay algunos patios pegados a los terraplenes que intentan ser una defensa ante las cíclicas inundaciones. Y con basurales a cielo abierto que denuncian la inexistencia de servicios, pero también el deterioro de las condiciones socioambientales.

Esta situación llevó al Chaco a ser una de las primeras en recibir el embate más fuerte de la pandemia. Fue noticia todo el primer semestre de 2020 por el ensañamiento del Covid pero también por deficiencias en la gestión de la peste.

“Hoy las organizaciones sociales somos un factor fundamental para los sectores más vulnerables. En plena pandemia nos transformamos en esenciales, ya que sin nuestra ayuda, sin las ollas populares, no hubiese sido posible paliar esta situación por la que estamos pasando”, dijo Sonia Cardozo.

Según datos del Indicador Familiar de Acceso a la Alimentación (IFAL-Chaco), entre octubre del 2019 y mismo mes de 2020, aumentó un 43% la concurrencia de vecinos a los comedores y merenderos comunitarios, tanto en la capital como en el interior provincial.

Los más afectados, en el Chaco como en todo el país, son los niños y niñas, porque ven obstruidos y vulnerados sus derechos esenciales a la alimentación, a la educación y a la salud. Un 66% de los niños chaqueños consumen menos de las tres porciones diarias de lácteos que se recomienda como óptimas, pese a que poseen tarjeta Alimentar; mientras que el 61% come una sola fruta al día o no come ninguna, según la misma encuesta IFAL a la que accedió LA NACION.

La situación de alta pobreza impacta también en el resto de la sociedad. Todas las fuentes consultadas coinciden en este punto, pues la pobreza estructural limita las posibilidades de desarrollo general. Una ciudad donde uno de cada dos personas es pobre, es una ciudad que está estancada y donde no hay mercado para explorar sus potencialidades. El caso de Resistencia es una muestra de ello: en la agenda política de la última década, por lo menos, figura la necesidad de explotar las potencialidades del turismo, algo que no se logra porque las necesidades sociales son mucho más grandes a la vez que urgentes. “Lo mismo ocurre con la cuestión laboral: al ser una ciudad de alta pobreza y relativamente baja instrucción, la oferta laboral (privada, registrada) es poca y la que aparece está más enfocada en emplear personas de baja instrucción, porque son la porción mayoritaria y más barata”, concluyó Alejandro Pegoraro.

Chaco, una provincia cercada por la crisis y la angustia

Publicado en el diario La Nación

La situación de crisis por la pandemia no da tregua en el Chaco . El Gobierno confirmó ayer la tercera muerte por el nuevo coronavirus en la provincia -igualando el trágico récord de la ciudad de Buenos Aires-, además de la cantidad de infectados, que son 49 y en aumento acelerado, entre otras cosas porque se incrementaron también los procesos de detección del virus en un laboratorio local.

En tanto, hoy se conocerá el análisis efectuado a otro paciente, de quien se sospecha estaba infectado por el nuevo coronavirus, que murió ayer en Resistencia. Era un empresario de una cadena de ventas de materiales para la construcción, de 59 años, y con antecedente de viaje al exterior.

Pero como si no bastase con la angustia del aislamiento y la situación de zozobra de muchas familias de la provincia -abrumadas por el parate de sus economías informales-, en las últimas horas surgió una polémica por un acto del gobernador Jorge Capitanich, que rompió el aislamiento para reinaugurar un monumento en el Día de la Memoria.

Si bien fueron pocos los funcionarios que asistieron e incluso guardaron la distancia de seguridad requerida, Capitanich y su equipo rompieron el protocolo de aislamiento. Y las críticas no se hicieron esperar. La gente reaccionó inmediatamente, sobre todo haciendo notar que por ese incumplimiento hay centenares de personas detenidas.

Diversos sectores opositores consideraron que “Capitanich es un mal ejemplo”. En esos términos se manifestaron dirigentes de la UCR y de Encuentro Cívico. Cuestionaron la “irresponsabilidad” de Capitanich al realizar un acto en plena cuarentena nacional. “Falta de respeto a la población, a quien se le pide no salir de sus casas, bajo pena de ser multados o llevados a prisión”, insistieron. Desde el Gobierno optaron por no responder nada sobre este episodio, ante la consulta de LA NACION .

Fue en este marco de inquietud que el Ministerio de Salud Pública del Chaco informó ayer el fallecimiento de una paciente con diagnóstico de Covid-19: una mujer de 73 años que se encontraba internada en una institución de salud privada de Resistencia desde el 19 de marzo, cuyo diagnóstico fue confirmado anteayer.

“La mujer, que permanecía con asistencia respiratoria mecánica desde el inicio de su internación, tenía comorbilidades: diabetes, hipertensión y obesidad”, señaló Salud Pública en un comunicado oficial.

La paciente había sido internada el jueves último y, según el director de Emergencias Sanitarias del Chaco, Nicolás Ivancovich, no había viajado al exterior, pero sí había tenido contacto con un caso confirmado anteriormente. Otras fuentes, algunas de ellas eclesiásticas, atribuyen a un sacerdote que dio positivo, pero que antes de saberlo celebró varias misas. Por ese mismo caso se activó el protocolo de aislamiento, protección y seguimiento de casos en una localidad de Corrientes, de donde el religioso es oriundo.

Días pasados, en contacto con LA NACION , Ivancovich había puesto la alerta sobre la necesidad de trabajo conjunto en el Noreste Argentino (NEA), sobre todo entre las provincias más cercanas, que son las de Chaco y Corrientes, a las que separa y une el río Paraná.

“Cuando salten los primeros casos en las otras provincias, esperemos que no sea tarde”, había dicho Ivancovich, sustentando esa línea argumental en la estrecha relación que tiene la población de la región. Entre otras muchas cosas, tienen en común extensas fronteras con Brasil y Paraguay, que son a su vez puertas de ingreso y salida del país.

La relación de Chaco y Corrientes es más estrecha aún. Ambas provincias comparten todo: de la educación superior que brinda la Universidad del Nordeste, con sede en ambas orillas, a intrincadas cuestiones familiares y relaciones laborales que, sin conciencia preventiva, o en estado de ignorancia, como el del sacerdote, ofrecen posibilidades de desarrollo a una pandemia como la del coronavirus.

En Chaco cunden los nervios por la situación sanitaria general, por la angustia que genera en su gente verse a diario en el tope de los rankings de la pandemia a nivel nacional, y porque ya se advierte la falta de recursos para afrontar la situación.

“Pocos dimensionan la situación sanitaria. No tienen en cuenta que no hay recursos ni para una situación normal”, agregó, en contacto con LA NACION , el dueño de una pyme que se encuentra cerrada, con vencimientos y la proximidad del pago de sueldos a sus empleados.

La situación es dramática, además, entre los actores de la economía informal, que es en Chaco, como en la mayoría de las provincias norteñas, tanto o más importante que la economía que mueve el Estado, el mayor empleador de la región.

Dentro de este panorama, la buena noticia es que hasta el momento no se confirmó circulación viral, al menos oficialmente. Las últimas muestras fueron analizadas en el Instituto Malbrán y en el laboratorio del Hospital Perrando de Resistencia, dado que a partir de esta semana Chaco está habilitado a realizar los estudios de las muestras, lo que agilizará los procesos y anticipará medidas preventivas.

“A la fecha se han elevado 344 muestras, de las cuales 300 analizan en Malbrán y 44 en Chaco”, agregó ayer la ministra de Salud, Paola Benítez, en conferencia de prensa. Indicó que los médicos que tuvieron contacto con los casos confirmados, están cumpliendo aislamiento social absoluto.

Dada la situación, asimismo, en las últimas horas el Hospital Perrando sumó respiradores e insumos para atender los casos de coronavirus. Son en total 10 nuevos respiradores enviados por la Nación para afrontar la posible creciente demanda ante la emergencia.

Estos equipos se suman al servicio de terapia intensiva para atender los posibles casos de afecciones respiratorias por coronavirus. Mientras, siguen las obras de refuncionalización de otros sectores del hospital para poder sumar otras 52 camas. Y avanza la construcción de un hospital modular que sumará 80 camas de atención de emergencias, según informó el Gobierno.
Por: Eduardo Ledesma