No se pudo: ganó Alberto

Ganó Alberto Fernández en primera vuelta, pese a la remontada de Mauricio Macri después de la contundente derrota en las Primarias del 11 de agosto. Ganó Alberto Fernández y será el nuevo presidente de los argentinos a partir del 10 de diciembre. Este dato, que corona un estado de situación político y económico más bien difícil, confirma la fortaleza del sistema democrático nacional que, aún con sus falencias, emergió revitalizado como una herramienta válida para dirimir diferencias tan marcadas, tal cual demostraron los resultados.
Ganó Alberto Fernández y eso demanda, a partir de hoy, trabajar en una transición respetuosa y ordenada. Y no se trata de una frase hecha, sino que es un estado de cosas que se sustenta con datos:

1. La Argentina tiene casi 16 millones de pobres (Indec). La inflación llegará a fin de año por lo menos al 59%.
2. A fin de año la economía nacional registrará variaciones negativas profundas, una recesión que tienen muy pocos países en el mundo.
3. El contexto latinoamericano, además, no es el mejor: hay un hartazgo social con las elites políticas cuya manifestación más contundente se está dando en Chile.
4. La corrupción y la desigualdad social, que son males sin ideología, acechan a la Argentina desde hace mucho tiempo, con perjuicios que deben ser revertidos y para lo cual hay que hacer muchos esfuerzos.

Para todo esto se necesita de la política. La remontada de Macri lo demostró en ese plano. El Presidente decidió dejar la virtualidad, salió a la calle y recuperó, al borde del milagro, un enorme acompañamiento en las urnas.
Primero lo vio el peronismo. A sabiendas de sus lados flacos, el PJ buscó y logró una unión que fue salvadora. Se trata de una unión electoral que ahora deberá reformularse, sobre todo cuando pasen a ser una estructura de gobierno. El éxito de Fernández también dependerá de cómo se diriman esas cuitas internas. Y lo mismo pasará en Cambiemos. Macri puede querer ser el líder de la oposición, pero es verdad que cambió el escenario y surgieron otros jugadores. Horacio Rodríguez Larreta, por ejemplo, el gran ganador de ayer en la Ciudad de Buenos Aires. También habrá que ver que hacen el radicalismo y el resto de los socios del PRO.
Es pronto para saberlo, pero son claves a tener en cuenta.
Ahora, ¿por qué ganó Alberto? Podríamos ensayar algunas explicaciones:
1. La promesa de un futuro mejor le ganó a la religión del “alivio”. La empatía con el dolor de la gente derrotó a la declamación desconectada del mundo real, de la pobreza enorme que carcomió los cimientos de miles de familias.
2. El voto bolsillo derrotó al voto clasista. Pudo más el castigo a la inflación no resuelta, al desempleo en aumento, a los salarios a la baja, a las tarifas dolarizadas y a la desigualdad que incuba pobres e indigentes, que los avances arraigados en supuestos valores morales y políticos, republicanos.
3. La consigna, que tanto molesta a algunos, le ganó al marketing y al egoísmo de otros. La promesa de cambiar, corrigiendo errores del pasado, fue más atractiva que la continuidad de un modelo agotado que excluye y hambrea en nombre de supuestos otros activos de difícil verificación en la Argentina de estos años.
4. El recuerdo de algunos años mejores pesó más que los incumplimientos electorales justificados en la pesada herencia y la falta de tiempo.
5. La unión del peronismo, la lectura de la hora política, la conformación por necesidad de un gobierno frentista (aunque sea entre facciones del peronismo), el renunciamiento de Cristina Fernández, la emergencia de una figura con peso propio, más progresista que los que engendró históricamente el PJ y el compromiso de cerrar la grieta que divide y debilita los tejidos sociales más básicos, fueron más atractivos para el 47% del electorado que la división a la que apeló Macri entre un nosotros y ellos.
6. Juntarse dio más resultado que el achique en el que cayó el gobierno de Cambiemos después de haber ganado en 2015, y tras haber creído en un portento solitario y en una sordera sostenida. Macri cayó en su propia trampa, o en la que le tendió su todopoderoso ministro Marcos Peña, que dijo siempre, para el que quería escucharlo, que “la demanda ordena la oferta”. La demanda ordenó la oferta. Con el resultado puesto, esto quiere decir que la gente estaba demandando una fórmula como la de los Fernández.

***

La esperanza de la gente de volver a un reparto más equilibrado de la alicaída riqueza nacional se impuso a una política económica restrictiva, aún sabiendo que en aquel modelo emerge como consecuencia la inviabilidad financiera, aunque preferible, tal vez, a la inviabilidad política, social e incluso moral de gobernar siempre para los que más pueden y tienen.
No obstante, la transición será difícil. El país que viene lo será. Porque los Fernández no deben equivocarse. El triunfo de hoy da derechos, pero en el mismo tamaño de las obligaciones. Ya no hay margen para volver al pasado y mucho menos para tomar como herramienta válida las que usó el peor kirchnerismo.
Ya no hay margen para la corrupción, para el prepoteo, para las persecuciones al que piensa distinto. No hay margen para la discriminación política, para el manejo por la billetera (que para ser justos, no es exclusivo del kirchnerismo). Ni siquiera hay margen para sobrar situaciones, porque está visto que el problema del dólar no pudo solucionarse, ni el de la inflación era cuestión de días. La economía está en terapia, pero no es del único enfermo en el país que viene.
Quedó demostrado, con estos resultados, que la política tiene una centralidad que algunos prefirieron no ver. Semejante desprecio aisló a Macri y los suyos. Sobre el final de su gobierno, lo obligó a hacer a las apuradas lo que siempre condenó: desde el cepo al dólar hasta la eliminación del IVA de los alimentos. Pasando por lo dicho: la salida del territorio virtual al territorio real, el de las grandes movilizaciones que, aunque tarde, terminaron fortaleciéndolo.
Las redes sociales, el control de daños alquilado a los medios de comunicación y el relato empalagado de un optimismo hueco, está visto, tuvo su baño de realidad. Nada de eso es posible si en algún lugar no hay política que lo sustente.
Por lo demás, el resultado de ayer parece haber condenado a las consultoras, que fallaron otra vez en masa, como en las elecciones de agosto. Es verdad que antes como ahora acertaron en la ubicación de los candidatos, pero fallaron en ristra en cuanto a las diferencias.
Tal situación no fue menor. Primero porque falló un servicio que se vende con un margen de error que claramente fue mucho más alto, pero sobre todo porque los números alinean percepciones. El desaguisado entre lo previsto y lo sucedido en agosto impactó de lleno en la economía y motivado o no, el movimiento del dólar no hizo más que empobrecer todavía más a las ya pobres arcas del país y al bolsillo de los argentinos.
Semejante error, el de agosto, intentó además hacer creer otras dos cosas:

1. Que cambió la matriz del voto argentino (que la gente podría votar por alguien que estancó y desbarrancó la economía)
2. Y que un gobierno, cualquiera sea (pero sobre todo el de Macri, exhibido con cucarda no peronista) podía llegar a una instancia de reelección después de haber practicado un ajuste impiadoso.
La realidad, al final, se impuso. Y la realidad de agosto no fue buena. Por eso mismo aquí hay un punto de partida para encarar el futuro: el del nuevo gobierno, pero sobre todo el del país.

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¿Comenzó el gobierno de Valdés?

 

Cómo deberá medirse el éxito de la gestión de Gustavo Valdés? ¿Sólo con prudencia administrativa, con orden interno, paz social, gobernabilidad y anuncios, como hasta ahora? ¿Contando la cantidad de visitas de funcionarios nacionales, incluido las del Presidente, que se han convertido casi en una olimpiada en la época de Ricardo Colombi?.
¿Se lo medirá por sus gestos y actitudes, que vienen dando señales de cambio en sólo dos meses de mando, o se lo medirá por concreciones, que aún no aparecen, y que son en todo el mundo las variables más aceptadas de aptitud, eficiencia y crecimiento colectivo?
A juzgar por lo que dice el Gobernador, sería por esto último.
Por ahora son como bosquejos. Son planes. Esquemas. Proyectos. Ideas sueltas con pretensión de materialidad, pero nada más. Dejan ver, eso sí, una especie de horizonte, un objetivo, una meta más allá de la permanencia en el poder, que también talla en el amasijo.
Valdés habla de la autovía urbana de la Capital, que debería empezar a ejecutarse el mes próximo. Habla de poder continuarla: de la circunvalación Capital, para que la autovía sea efectivamente urbana y la Ruta 12, desde Riachuelo a Perichón, o más adelante, tenga una senda alternativa que descomprima la carga vehicular diaria que circula por la zona.
Habla de una autovía segura, hasta Empedrado o Saladas, y desde Capital, al Norte, hasta por lo menos Paso de la Patria, o Itatí.
Habla de un segundo puerto nuevo, en la zona de El Sombrero. De reacondicionar el puerto de Capital e incluso echar mano a la escuela de formación de mecánicos, técnicos y navegantes.
De habilitar lo antes posible el puerto de Itá Ibate.
Habla, por supuesto, del segundo puente, que está en vías de licitación. Con plazos increíbles, no porque no sean los plazos, sino por los aplazos consuetudinarios que sufrió esta obra largamente anhelada por los correntinos y chaqueños.
Valdés habla de una Capital mimetizada con las ciudades que la circundan. De iluminación de rutas. De caminos seguros. De transporte integrado.
Habla de extender la avenida Independencia hasta la zona del barrio Laguna Brava.
Habla de recuperar la Terminal de Ómnibus, reacondicionando el lugar que hoy ocupa, generando un nuevo ingreso por donde antes pasaba el tren. Se aferra al lugar, pese a que alguno de sus ministros sugirió reubicarla a Santa Catalina o donde hoy funciona el Mercado Central, en cercanías de la rotonda.
Habla de un aeropuerto, de defensas y obras costaneras en Ituzaingó y Apipé, y de otros aportes que debería derramarse de la Entidad Binacional Yacyretá.
Habla de la recuperación de puentes y rutas, de la construcción de rutas nuevas. De los planes de saneamiento y del plan hídrico: el provincial que recitó con solvencia el viernes el ministro de Producción, Jorge Vara, y el de la ciudad, que está en proceso, pero que, al parecer, será posible gracias a varios-muchos aportes técnicos y económicos del Gobierno provincial.
Según Vara, y respecto al plan hídrico de Capital, “estamos concluyendo el proyecto”.
– “Si bien hay medidas que se han tomado en consonancia con el mismo, es muy grande la intervención que se requiere y los mecanismos son variados. De todos modos, lo más claro es que tenemos que mejorar los ductos de desagüe, porque la Capital tiene las condiciones naturales para que escurra hacia el río Paraná. Es decir: tenemos que trabajar en los conductos de escurrimiento. Es un trabajo costoso y muy importante, por lo que vamos a necesitar un periodo de tiempo para definir en su totalidad el proyecto”.
Hay allí una novedad, porque el viernes, justamente, durante la visita del Jefe de Gabinete, Marcos Peña, que se publicitó como para anunciar el plan hídrico de la ciudad, la cosa cambió en el aire. Se habló del plan hídrico, pero provincial. Un plan que ya fue anunciado y que ya está en obra, en muchos de sus puntos.
Se mencionó el plan de la ciudad, que, en palabras de Vara, aún está en evaluación.
Queda claro no obstante que la provincia se hizo cargo del combo, y para colmo, el intendente Eduardo Tassano guardó silencio. ¿Qué pasó allí? La pregunta es tan inquietante como otra, aunque menos grave, que tiene que ver con Peña:
¿A qué vino el Jefe de Gabinete? Más aún: ¿A qué vino Hernán Lombardi, titular del Sistema Federal de Medios?
Lombardi ni habló. Y Peña, primero en conferencia y después, tras un recorrido que hizo por el Instituto de Cardiología, no repitió más que las frases de la campaña: adelante, juntos, cambio, codo a codo, trabajo en equipo, Nación-Provincia-Municipio.
Es verdad que hubo una reunión en casa de Gobierno y también un almuerzo en un hotel boutique de la ciudad. Casi seguro que allí está respuesta de la visita del Jefe de Gabinete. Casi seguro que existe una razón lo suficientemente importante como para mover una nave de la flota oficial para un paseo de 4 o 5 horas por Corrientes.
Casi seguro que en esos encuentros están las claves de lo que vendrá: el viaje del gobernador Valdés con el presidente Mauricio Macri a México, la visita de Valdés a la asamblea legislativa nacional que hará variar el protocolo provincial, después de muchos años. Y tal vez los anuncios que se harán el 1 de marzo ante la propia asamblea, cuando tenga que trazar el plan de acción anual del Gobierno de Corrientes que, después de 16 años, no será el plan de Ricardo Colombi.
¿Por qué no sería el plan de Colombi? Porque no lo es.
Un solo detalle confirma el perfil de este segmento de obras que pretende poner en marcha y eventualmente inaugurar Valdés: la mayoría involucran a la Capital, departamento sistemáticamente postergado por el ex gobernador.
Pero más allá de ello, otro asunto sustenta el modelo Valdés: muchas de las obras, planes y financiamiento que pretende lograr el Gobierno para poder anudar sus objetivos devienen de un posicionamiento distinto en relación con Yacyretá. Es el gran perfil esbozado por el Gobernador: hacer que la Entidad Binacional corresponda a Corrientes como no lo hizo todo este tiempo, por distintas razones. La mayoría de ellas políticas.
Según altas fuentes de Casa de Gobierno, ya hay algunos avances en cuanto al reclamo que hizo Valdés cuando asumió: conseguir dividendos, en especie y en efectivo, en concepto de regalías. Se trata, en rigor, de una vía de financiamiento genuina que, de conseguirse, constituiría una línea alternativa a la histórica: esa que incluye ir a postrarse ante el mandamás de turno sin que importen razones ni derechos.

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¿Por qué la pobreza baja en el país, pero sube en Corrientes?

El jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, Marcos Peña, estuvo el viernes 29 de septiembre en Corrientes. Otra vez. Llegó al promediar la mañana y se reunió con Ricardo Colombi y los candidatos de la continuidad del Gobierno: Gustavo Valdés y Gustavo Canteros.

Encabezó la presentación de los detalles de la autovía travesía urbana para Capital (que estuvo a cargo nada menos que de Ingrid Jetter, gerenta regional de Vialidad Nacional que fue varias veces ninguneada por el mandatario saliente); brindó una conferencia de prensa; participó de un acto político en el Club San Martín y luego una serie de inauguraciones en el interior.

Entre momentos de esa apretada agenda, recibió en un aparte a una serie de medios (entre ellos a este cronista) para hablar de política, de elecciones y de gestión: de obras y de los balances económicos que tanto preocupan a los argentinos. También habló de pobreza, esa cuyos índices bajan en el país, pero suben en Corrientes y la zona.

¿Cómo explicó el jefe de Gabinete esa suerte de contrasentido? ¿A quién atribuir responsabilidades si lo que mejoró en dos años en la Nación empeora en esta provincia, que tiene los mismos administradores hace 16 años?

Peña es un hábil hombre de la política, pero también un funcionario nacional que no puede rifar su prestigio. Así que fue de frente:

Según los últimos datos del Indec, la pobreza bajó, pero en el NEA y en Corrientes subió. ¿A qué lo atribuye?

-El tema de la pobreza es un tema estructural que refleja otros problemas de la Argentina. El nivel de desarrollo que descuidaron las provincias, la falta de empleo de calidad en muchos lugares del país, la falta de calidad institucional en muchos lugares que también perjudicó el desarrollo de inversiones.

Afecta el hecho de convivir con fenómenos como la inflación, el trabajo informal, la falta de infraestructura social (el tema de hábitat, de infraestructura), la falta de inversión pública de muchas provincias sostenida en el tiempo y que generó toda esta situación.

Claramente no se corrige de un día para el otro porque tiene dos dimensiones: por un lado, la normalización de la economía que permita sostener el crecimiento, y que baje la inflación. Eso va a ayudar a sacar presión y bajar la pobreza.

Pero también mucho trabajo territorial como lo estamos haciendo aquí y en todo el norte del país. De mejora del hábitat, de viviendas, el saneamiento, la calidad educativa… todas cuestiones que hacen que la igualdad de oportunidades se manifieste como tal.

Lo bueno que está pasando con la cifra a nivel nacional es que vemos que la cifra ya es la correcta y tenemos que ver cómo hacer para acelerarla, porque obviamente todavía es muy alta.

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Marcos Peña: “El desafío de ECO+Cambiemos es presentar una renovación de candidatos”

 

Esta entrevista cambió tanto de lugar, horario y modalidad que era razonable pensar en su caída. Víctima de una agenda abultada que debía desarrollarse en un puñado de horas, esta charla con el Jefe de Gabinete de la Nación fue más bien acotada y tuvo lugar el viernes en un pequeño salón preferencial de la zona de embarque del Aeropuerto “Fernando Piragine Niveyro”.
Sentado en un sillón tipo Basili de caño cromado y símil cuero negro, Marcos Peña Braun esperó a los periodistas más bien relajado. En principio iba a ser una charla con periodistas de los diarios. Al final pasó de todo y algunos incluso no fueron a la cita, por lo que el intercambio fue casi exclusivo. En la sala, además del periodista y fotógrafo de El Litoral, un colega multiplataforma que filmaba.
Peña tiene preparación en el tema de las entrevistas y hasta podría decirse que está hiper entrenado en el manejo de las preguntas y las respuestas-slogan, muy común en estos tiempos de la política pos-comité, más afecta a la televisión y a las redes sociales.
El ministro dio por terminada la entrevista para un canal de televisión y en el medio apareció otro, fuera de agenda, que no obstante llevó adelante su intercambio. Los publicistas del asesor de Estado más influyente del país aprovechan las ofertas y pasean al hombre, joven pero canoso, amable en el trato, de pantalón azul marino y camisa celeste PRO por las más variadas situaciones periodísticas. Lo importante es estar, aparecer, copar el escenario mediático, simbólico.
Mientras todo esto sucedía, fuera de la austera salita VIP de la terminal aeroportuaria de Corrientes aguardaban el gobernador Ricardo Colombi y una larga lista de dirigentes hambrientos de flashes y posicionamientos internos dentro de una alianza cada vez más grande.
El mandatario se movía exultante y no era para menos: acababa de recibir el mayor respaldo político de los últimos tiempos, muy necesario para arremeter el futuro electoral de cara a 2017, sobre todo después de la caída de la reforma constitucional que promovía, y lo que dicen era su pretensión re-reeleccionista.
Tan contento estaba Colombi que por momentos hizo de agente de prensa. Negoció él mismo con los ayudantes de Peña para que aceleren el contacto con los diarios, apenas minutos antes de que el Tango 10 devuelva al funcionariado a la fortaleza de Balcarce 50:

Ministro. El Gobierno lanzó el (plan) Ahora 18; anunciaron un bono de fin de año… ¿Qué otra política habrá que esperar para reactivar el consumo hasta fin de año?
Centralmente lo que hablamos: de continuar con la baja de la inflación, del aumento de la obra pública, de la recuperación del salario real, de la mejora del crédito, de las economías regionales. Son todas herramientas, procesos, que llevan una maduración natural.

Estamos en un proceso que, creemos, nos lleva hacia el crecimiento. Y estas herramientas puntuales como otras pueden servir para generar ese estímulo, la reparación histórica de los jubilados y otras herramientas más.
Pero creo que tenemos que tener calma, saber que no es de un día para otro que se logra salir de una situación económica tan complicada como la que teníamos, pero estamos yendo por buen camino.

Logran un acuerdo con la CGT, piden el esfuerzo de las empresas para evitar despidos y al otro día organizaciones empresariales salen a poner en duda ese entendimiento. ¿Usted cree que hay acompañamiento de las empresas o todavía se resisten? ¿Se puede pasar el año en paz o hay que esperar alguna crisis?
No vemos razones para ninguna crisis hasta fin de año. Creemos que el espíritu de la Mesa del Diálogo, la Producción y el Trabajo ha sido muy claro. Tanto con el bono de fin de año como con la vocación de evitar despidos sin causas o generación de conflictos puntuales.
Pero además vemos que las estadísticas que se mencionan en el propio acta firmado por la CGT y los sectores empresariales: estamos en un incipiente proceso de creación de empleo, no de disminución de empleo. Hay sectores que están en conflicto, particularmente algunos sectores industriales, pero en general vemos que hay un proceso de incipiente recuperación del empleo.

El ministro del Interior, Rogelio Frigerio dijo que están abiertos a recibir sugerencias en cuanto a la reforma electoral. ¿En cuanto a Ganancias también?
Con respecto a Ganancias iniciamos un proceso de consenso bastante amplio con los gobernadores que son los que pagan la mitad del Impuesto a las Ganancias. Con el Congreso empezamos a trabajar en esa dirección y también con los sectores sindicales. Hay que entender que este segundo paso que estamos dando en cuanto a mejoras del Impuesto a las Ganancias es una mejora de 27 mil millones de pesos (porque este año ya dimos una mejora de 50 mil millones) y es una mejora prácticamente para todos los que pagan el impuesto.
Si hay mejoras, o ideas que no hemos contemplado, creemos que es importante respetar el marco de política fiscal, porque si nosotros no tenemos una política de reducción del déficit fiscal, al final del día eso es dinero de la gente porque eso vuelve por otro lado.

Como jefe de Gabinete, ¿cuál es su visión acerca de los cuestionamientos que se hacen al equipo que dirige? Que es muy grande, que va y viene, etc. ¿Cuál es el balance que hace de eso?
El balance para mí es muy positivo. Se ha logrado hacer una enorme cantidad de cosas este año gracias a este buen equipo de gobierno, a estos funcionarios que han puesto muchísimo compromiso para poder avanzar prácticamente en todos los puntos de la agenda que teníamos. Obviamente falta muchísimo pero vamos por un año, y después de mucho tiempo de deterioro, pero somos muy muy optimistas.

¿Qué le pasa cuando dicen que este Gobierno le da más importancia al marketing que a la política?
Me parece que siempre puede haber intentos de descalificar pero en la realidad es el gobierno que más ha logrado construir vínculos con los gobernadores, con los dirigentes sindicales, con dirigentes sociales, con el Congreso que está activo y funciona. Es un gobierno que ha integrado una diversidad de dirigentes políticos a su gabinete, con lo cual creo que hacemos política y de la buena.
No creo que haya una nueva o una vieja política, hay buena política o mala política y hace 15 años que con Mauricio Macri estamos trabajando en la construcción permanente de política.

Cuando hay gente cercana al gobierno (como Emilio Monzó), o intelectuales (como Sergio Berenstein) que dicen que este gobierno tiene momentos, que tiene luces y sombras ¿Qué le pasa a usted? ¿Cuáles serían las luces y cuales las sombras del gobierno de Macri?
En todo caso eso lo tienen que decir los que lo plantean. Nosotros creemos que todo gobierno tiene dificultades, tiene aprendizajes, es natural que así sea y siempre lo hemos dicho. El Presidente ha planteado que prefiere un equipo que hace 10 y se equivoca en 3 y acierta en 7, y no un equipo quiere hacer 3 todo perfecto y al final no hace nada. Y en ese sentido creo que lo más importante es la coherencia entre lo que prometimos y lo que estamos haciendo.
La forma de gobernar, la forma de gestionar, las prioridades, no hay prácticamente ningún tema que hayamos prometido en campaña que no hayamos encarado. Creo que eso es lo más importante porque logramos la confianza de la sociedad y sentimos esa confianza muy fuertemente.

¿Cuál es su visión acerca de la política de comunicación del Gobierno? Hay mucho ruido un poco por las leyes que promueven y otro poco por las controversias que generan el cierre de medios, el despido de trabajadores, o el caso del cierre y traslado de la sala de periodistas de Casa Rosada.
Creo que ha sido un año de enorme fortalecimiento de la libertad de expresión, de mejora de la relación del Estado con la prensa luego de muchos años de presión, de extorsión y de injerencia del Estado en los medios.
No sólo hemos promovido y obtenido la media sanción en el Senado para la ley de pauta oficial sino también sancionamos la Ley de Acceso a la Información; hemos transparentado y mejorado el sistema de medios públicos, despolitizándolo; hemos trabajado en una permanente política de conferencia de prensa, en diálogo con el periodismo.
Obviamente sabemos que fruto de la exorbitante pauta oficial que el Estado daba hasta el año pasado como herramienta política, se generó un desfase en algunas empresas mediáticas. Obviamente lo miramos con preocupación, centralmente porque creemos que los empresarios que recibieron mucha de esa pauta oficial se tienen que hacer responsables de los trabajadores. De eso hemos sido muy claros desde el primer día.
En el caso de la Casa Rosada (mover la sala prensa a un lugar más alejado del paso de los funcionarios) también creemos que el cambio propuesto es para mejorar las condiciones de trabajo, pero lo vamos a hacer todos juntos. Hemos dado muestras de sobra de nuestro compromiso con la independencia del trabajo de la prensa.

Hay una cuestión que destaca todo el mundo, y que es poner en valor las estadísticas nacionales. En Corrientes hace tiempo que no hay estadísticas y muchas de las razones que esgrimen los funcionarios es que no hay articulación con la Nación ¿Cuánto tiempo más hay que esperar para tener estadísticas confiables en todo el país?
Este es un proceso de reconstrucción, claramente. Y no tengo un cronograma específico para Corrientes, pero se ha hecho un trabajo muy importante con (el titular del Indec Jorge) Todesca a la cabeza, para justamente sanear y empezar a tener un mapa estadístico más confiable, sea en temas de pobreza, desocupación, la inflación, como cualquier otro tema.
Y sobre todo cambiar la cultura, de entender que no da todo lo mismo, que es muy difícil gobernar si no tenés esos instrumentos de precisión.

Cuando hablan de cambio, a propósito del lanzamiento de ECO+Cambiemos en Corrientes ¿Usted cree que el Gobierno de Corrientes representa el cambio del que hablan mientras que la misma matriz lleva más de 15 años?
Pasa que la cuestión del cambio tiene que ver sobre todo con la mirada de transformación, de trabajar con la gente y vemos que en ese sentido aquí se viene haciendo un trabajo muy importante y lo respaldamos plenamente. Obviamente ahora surgirá el desafío de ECO+Cambiemos de presentar una renovación de candidatos por el tema de los mandatos.

Pero también por ejemplo cuando hablan de cambio, el Gobierno de Corrientes no está muy a favor de la boleta electrónica (pese a que se critica al FPV por haberla trabado en el Senado…)
Es que nosotros planteábamos y lo hablábamos con él gobernador Ricardo Colombi, más allá de cuál es el instrumento. Pudimos analizar si es boleta única, si es boleta electrónica, más allá del método, creo que cada provincia aporta de acuerdo a su necesidad y de acuerdo a la realidad puntual.
Pero creemos que hay una vocación de Colombi de también llevar adelante una modernización del sistema.

¿El PRO está en la búsqueda de un candidato propio para Corrientes o irá detrás de la UCR el año que viene?
Esa es una definición de la mesa de ECO+Cambiemos en la provincia de Corrientes. Nosotros somos muy respetuosos de la autonomía y del debate propio que debe darse en la fuerza.
Hay muchas fuerzas políticas que conviven en este espacio y son todas de nuestro gobierno. Obviamente el PRO, trabaja como todos los partidos y la UCR en busca de fortalecerse. Lo importante es que surjan los mejores consensos posibles para las alternativas electorales.

Los correntinos estamos curados de espanto porque desde hace mucho tiempo se hacen anuncios que no se cumplen y se ha especulado con la expectativa de la gente. Usted hablaba en conferencia de prensa que este gobierno va a producir el federalismo más importante de la historia. ¿Qué se le dice al correntino que no cree en ustedes (en tantas buenas noticias aparecen todas juntas pero se desinflan con tiempo)?
Que nosotros estamos trabajando para que no exista más esa mentira. Y eso se va a ir viendo concretamente en la inversión de las rutas que están en proceso, como el puerto, con el puente y otras cosas que se están trabajando; centralmente porque lo que nosotros valoramos es la confianza de cada uno de los argentinos y de los correntinos. Nosotros venimos, damos la cara, estamos acá, con lo cual esa es nuestra garantía.
Damos nuestra palabra y lo que más valoramos es la confianza que nos dan. No vamos a dejar de trabajar para cumplir con esas promesas.

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