Los gobernadores radicales y Rodríguez Larreta dieron una señal interna y hablaron en contra de la grieta

Publicado en La Nación

El gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, recibió este viernes al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; al gobernador de Jujuy, Gerardo Morales; y al de Mendoza, Rodolfo Suárez, en el marco de un foro sobre desarrollo sustentable y ambiente. El encuentro sirvió también para firmar un convenio de desarrollo turístico, acción que ofreció en ese mismo acto una plataforma para hablar de política y fustigar la falta de plan y de rumbo del gobierno nacional para gestionar los temas más importantes que acucian al país: la inflación por ejemplo.

Fue la primera vez que los mandatarios de Juntos por el Cambio se reunieron en Corrientes a desarrollar una agenda institucional y política de cara a las elecciones del año próximo. Fue además una muestra de unidad en la que los mandatarios opositores cifraron sus posibilidades proselitistas, de cara a las presidenciales del año próximo, pero también una catapulta para lanzar las críticas al Gobierno por la situación de crisis que atraviesa el país, por la falta de proyectos concretos y la abundancia de peleas internas entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

En el transcurso de una conferencia de prensa, los cuatro mandatarios coincidieron en que es necesario un cambio de gobierno el año que viene y que están trabajando para que un integrante de Juntos por el Cambio sea presidente. No obstante aclararon que no es momento de hablar de candidaturas sino de los proyectos, y que ese proyecto, en definitiva, será el que marcará los límites de la colación, en clara alusión a los debates en torno a Javier Milei.

Rodolfo Suárez, Gustavo Valdes, Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales, en el encuentro de Corrientes
Rodolfo Suárez, Gustavo Valdes, Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales, en el encuentro de Corrientes

Larreta entonces fue contundente al afirmar que “el límite (de Juntos por el Cambio) es el kirchnerismo”. Valdés fue más allá y dijo que quedarán afuera de la coalición los que “no creen en la educación pública y gratuita, en una moneda nacional, los que no miran al interior y no reconocen los aportes del federalismo, los que no creen en la producción, o creen solo en la magia del mercado”.

“Estamos juntos desarrollando agendas turísticas y climáticas. Estamos juntos en las Cámaras del Congreso y desarrollando planes y proyectos, pero nos quieren cargar la responsabilidad de los problemas porque no tenemos un candidato a presidente. El verdadero problema es que el Gobierno no está gobernando. Estamos como estamos porque el Gobierno no sabe gobernar. Sabe pelear y discriminar, pero no sabe gobernar”, completó el gobernador anfitrión.

Por su parte, Morales aseguró que “somos un colectivo con cuatro fuerzas políticas muy importantes (UCR, PRO, CC y Peronismo Republicano, según enumeró), donde seguramente puede haber algunas diferencias, pero estamos todos los días trabajando y construyendo un programa de gobierno. Ese va a ser el límite, no es una cuestión personal”, dijo. También sostuvo que a los cuatro gobernadores, más allá de la cuestión ideológica-política, los une la vocación por el diálogo: “Estamos en contra de la grieta. Estamos a favor del diálogo para encontrar consensos que sirvan para resolver los problemas de la gente”.

Horacio Rodríguez Larreta en el foro de Juntos por el Cambio en Corrientes
Horacio Rodríguez Larreta en el foro de Juntos por el Cambio en CorrientesPrensa Larreta

Suárez fue más allá todavía. Dijo que están unidos detrás de valores para gobernar y con vocación de ampliación. Fue entonces cuando puso como ejemplo los modelos de alianzas de Mendoza, que un poco se replican en Corrientes, donde conviven un sinnúmero de fuerzas políticas detrás de un objetivo, pero sosteniendo la gobernabilidad. “Los cambios profundos que necesitamos no los vamos a poder hacer si no hay grandes consensos”, remarcó.

La cuestión económica

Los mandatarios también aprovecharon el encuentro para remarcar las falencias del gobierno de Alberto Fernández, sobre todo en materia económica y política, y anticipar que el camino de la coalición opositora, más allá de las diferencias, es conseguir un plan de acción para gobernar en 2023.

“Me preocupa que no tengamos un rumbo. El problema de la inflación, que es un flagelo para todos los argentinos, es producto de que no tenemos un plan. Hace seis meses nos hablaron de control de precios. Yo dije que era una locura, que no había funcionado nunca y ahora seis meses después no sólo no mejoró sino que empeoró”, dijo Larreta y agregó: “La gente no llega a fin de mes. Ni al fin de semana llega. Esas son cuestiones que debemos resolver”.

También mencionó el tema de la inseguridad. Y después dijo que “hoy el país federal lamentablemente no existe, somos más unitarios que nunca. Y es responsabilidad del partido de gobierno. Este estado de cosas lo impulsó en su momento Nestor Kirchner, cuando era presidente, al concentrar todos los fondos en el Gobierno Nacional. Tenemos que cambiar eso. Yo creo en un país federal diferente al que creen los que nos gobiernan”.

Y específicamente sobre el tema de coparticipación, que tensiona la relación de las provincias frente a Capital Federal, sostuvo que en realidad “no es una discusión entre la Capital y las provincias. Las provincias no nos tocaron un peso. La discusión es con el Gobierno Nacional que nos sacó fondos de manera inconstitucional y de un día para el otro”. Lo dijo en Resistencia, donde Larreta estuvo en horas de la tarde, haciendo recorridas por el centro de la ciudad y en diálogo con los vecinos.

Luego de la firma del convenio turístico que busca poner trabajar en conjunto a las provincias (sobre todo en cuanto a la la venta de paquetes integrales y a la descentralización aérea), los gobernadores salieron de Casa de Gobierno y se trasladaron al nuevo Centro Administrativo de Corrientes, donde se realizó el Foro de Desarrollo Sostenible de Juntos por el Cambio. Se trata de un foro itinerante que el viernes que viene tratará una agenda de políticas sociales en La Matanza. El 10 de junio será el turno de la producción en Río Cuarto; el 1 de julio debatirán “Desarrollo sostenible” en Paraná; el 18 de julio, se hablará sobre “Relaciones internacionales” en la Ciudad de Buenos Aires y el 29 de julio disertarán sobre energía en Neuquén.

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No se pudo: ganó Alberto

Ganó Alberto Fernández en primera vuelta, pese a la remontada de Mauricio Macri después de la contundente derrota en las Primarias del 11 de agosto. Ganó Alberto Fernández y será el nuevo presidente de los argentinos a partir del 10 de diciembre. Este dato, que corona un estado de situación político y económico más bien difícil, confirma la fortaleza del sistema democrático nacional que, aún con sus falencias, emergió revitalizado como una herramienta válida para dirimir diferencias tan marcadas, tal cual demostraron los resultados.
Ganó Alberto Fernández y eso demanda, a partir de hoy, trabajar en una transición respetuosa y ordenada. Y no se trata de una frase hecha, sino que es un estado de cosas que se sustenta con datos:

1. La Argentina tiene casi 16 millones de pobres (Indec). La inflación llegará a fin de año por lo menos al 59%.
2. A fin de año la economía nacional registrará variaciones negativas profundas, una recesión que tienen muy pocos países en el mundo.
3. El contexto latinoamericano, además, no es el mejor: hay un hartazgo social con las elites políticas cuya manifestación más contundente se está dando en Chile.
4. La corrupción y la desigualdad social, que son males sin ideología, acechan a la Argentina desde hace mucho tiempo, con perjuicios que deben ser revertidos y para lo cual hay que hacer muchos esfuerzos.

Para todo esto se necesita de la política. La remontada de Macri lo demostró en ese plano. El Presidente decidió dejar la virtualidad, salió a la calle y recuperó, al borde del milagro, un enorme acompañamiento en las urnas.
Primero lo vio el peronismo. A sabiendas de sus lados flacos, el PJ buscó y logró una unión que fue salvadora. Se trata de una unión electoral que ahora deberá reformularse, sobre todo cuando pasen a ser una estructura de gobierno. El éxito de Fernández también dependerá de cómo se diriman esas cuitas internas. Y lo mismo pasará en Cambiemos. Macri puede querer ser el líder de la oposición, pero es verdad que cambió el escenario y surgieron otros jugadores. Horacio Rodríguez Larreta, por ejemplo, el gran ganador de ayer en la Ciudad de Buenos Aires. También habrá que ver que hacen el radicalismo y el resto de los socios del PRO.
Es pronto para saberlo, pero son claves a tener en cuenta.
Ahora, ¿por qué ganó Alberto? Podríamos ensayar algunas explicaciones:
1. La promesa de un futuro mejor le ganó a la religión del “alivio”. La empatía con el dolor de la gente derrotó a la declamación desconectada del mundo real, de la pobreza enorme que carcomió los cimientos de miles de familias.
2. El voto bolsillo derrotó al voto clasista. Pudo más el castigo a la inflación no resuelta, al desempleo en aumento, a los salarios a la baja, a las tarifas dolarizadas y a la desigualdad que incuba pobres e indigentes, que los avances arraigados en supuestos valores morales y políticos, republicanos.
3. La consigna, que tanto molesta a algunos, le ganó al marketing y al egoísmo de otros. La promesa de cambiar, corrigiendo errores del pasado, fue más atractiva que la continuidad de un modelo agotado que excluye y hambrea en nombre de supuestos otros activos de difícil verificación en la Argentina de estos años.
4. El recuerdo de algunos años mejores pesó más que los incumplimientos electorales justificados en la pesada herencia y la falta de tiempo.
5. La unión del peronismo, la lectura de la hora política, la conformación por necesidad de un gobierno frentista (aunque sea entre facciones del peronismo), el renunciamiento de Cristina Fernández, la emergencia de una figura con peso propio, más progresista que los que engendró históricamente el PJ y el compromiso de cerrar la grieta que divide y debilita los tejidos sociales más básicos, fueron más atractivos para el 47% del electorado que la división a la que apeló Macri entre un nosotros y ellos.
6. Juntarse dio más resultado que el achique en el que cayó el gobierno de Cambiemos después de haber ganado en 2015, y tras haber creído en un portento solitario y en una sordera sostenida. Macri cayó en su propia trampa, o en la que le tendió su todopoderoso ministro Marcos Peña, que dijo siempre, para el que quería escucharlo, que “la demanda ordena la oferta”. La demanda ordenó la oferta. Con el resultado puesto, esto quiere decir que la gente estaba demandando una fórmula como la de los Fernández.

***

La esperanza de la gente de volver a un reparto más equilibrado de la alicaída riqueza nacional se impuso a una política económica restrictiva, aún sabiendo que en aquel modelo emerge como consecuencia la inviabilidad financiera, aunque preferible, tal vez, a la inviabilidad política, social e incluso moral de gobernar siempre para los que más pueden y tienen.
No obstante, la transición será difícil. El país que viene lo será. Porque los Fernández no deben equivocarse. El triunfo de hoy da derechos, pero en el mismo tamaño de las obligaciones. Ya no hay margen para volver al pasado y mucho menos para tomar como herramienta válida las que usó el peor kirchnerismo.
Ya no hay margen para la corrupción, para el prepoteo, para las persecuciones al que piensa distinto. No hay margen para la discriminación política, para el manejo por la billetera (que para ser justos, no es exclusivo del kirchnerismo). Ni siquiera hay margen para sobrar situaciones, porque está visto que el problema del dólar no pudo solucionarse, ni el de la inflación era cuestión de días. La economía está en terapia, pero no es del único enfermo en el país que viene.
Quedó demostrado, con estos resultados, que la política tiene una centralidad que algunos prefirieron no ver. Semejante desprecio aisló a Macri y los suyos. Sobre el final de su gobierno, lo obligó a hacer a las apuradas lo que siempre condenó: desde el cepo al dólar hasta la eliminación del IVA de los alimentos. Pasando por lo dicho: la salida del territorio virtual al territorio real, el de las grandes movilizaciones que, aunque tarde, terminaron fortaleciéndolo.
Las redes sociales, el control de daños alquilado a los medios de comunicación y el relato empalagado de un optimismo hueco, está visto, tuvo su baño de realidad. Nada de eso es posible si en algún lugar no hay política que lo sustente.
Por lo demás, el resultado de ayer parece haber condenado a las consultoras, que fallaron otra vez en masa, como en las elecciones de agosto. Es verdad que antes como ahora acertaron en la ubicación de los candidatos, pero fallaron en ristra en cuanto a las diferencias.
Tal situación no fue menor. Primero porque falló un servicio que se vende con un margen de error que claramente fue mucho más alto, pero sobre todo porque los números alinean percepciones. El desaguisado entre lo previsto y lo sucedido en agosto impactó de lleno en la economía y motivado o no, el movimiento del dólar no hizo más que empobrecer todavía más a las ya pobres arcas del país y al bolsillo de los argentinos.
Semejante error, el de agosto, intentó además hacer creer otras dos cosas:

1. Que cambió la matriz del voto argentino (que la gente podría votar por alguien que estancó y desbarrancó la economía)
2. Y que un gobierno, cualquiera sea (pero sobre todo el de Macri, exhibido con cucarda no peronista) podía llegar a una instancia de reelección después de haber practicado un ajuste impiadoso.
La realidad, al final, se impuso. Y la realidad de agosto no fue buena. Por eso mismo aquí hay un punto de partida para encarar el futuro: el del nuevo gobierno, pero sobre todo el del país.

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