Pensar la Argentina del tercer siglo

Ponencia

Ciclo: “Pensar la Argentina del tercer siglo”
Charla: “Promesas de la Independencia: libertad e igualdad”
Corrientes, 7 de octubre de 2016

“Pensar la Argentina del tercer siglo” no es una tarea sencilla, pero sí una necesidad insoslayable para un país como este: constitutivamente heterogéneo, de aspiraciones variables como la formación y el origen de su gente, y un tanto indeciso a la hora de fijar prioridades comunes que marquen también un destino común que pueda estar a salvo de los vaivenes políticos sustentados más en el cortoplacismo efectista que en políticas de estado incluyentes e intergeneracionales, como las grandes empresas de nuestro propio pasado.
En ese marco resulta todavía más interesante analizar las “Promesas de la Independencia: libertad e igualdad”, conceptos que vienen a confirmar el deseo de pertenencia de los “padres de la Patria” a una “historia de la Humanidad” decente, no solo contada por ganadores.
Hablar de libertad e igualdad implica remitirse a dos de las grandes utopías del hombre: al sueño de una comunidad entrada en razones, ya no para lograr sólo la supervivencia de la especie sino para engrandecerla alejada de las indignidades milenarias: la esclavitud, la servidumbre, los trabajos forzados, la tripulación del pensamiento y las demás variantes de este flagelo que con los años fue conociendo formas nuevas, como la propia inventiva del hombre.
Ni hablar de las desigualdades, de las asimetrías continentales, nacionales y provinciales, pero también de aquellas inequidades interpersonales que aún hoy llevan al sometimiento del hombre por el hombre, como redescubrió Thomas Hobbes en el Siglo XVII, dicen que recreando a Plauto, anterior a Cristo.
Libertad e igualdad, ya más acá en el tiempo, constituyen dos de los tres pilares sobre los que se asienta la Revolución Francesa de 1789, que va ser inspiradora de los cambios políticos a los asistirá, años-décadas-centurias más tarde el resto de los países del mundo, aunque aún no todos.
En Argentina, y esto lo saben mejor que yo quienes me acompañan en esta mesa, estos temas entran en discusión inmediata, sostienen las reuniones de 1810 en Buenos Aires y se reafirman en Tucumán en 1816, donde con la independencia triunfa también la república.
“Seamos libres, y lo demás no importa nada”, proclama San Martín en el 1819.
La Constitución de 1853, a su turno, hace parte de su plexo normativo a estas dos aspiraciones de los padres fundadores que desde entonces van a conformar el deber ser nacional. Habla largamente de las libertades, de derechos civiles, políticos y sociales, de las libertades de prensa, imprenta, expresión, de la supremacía de la propia Constitución, lo cual a veces todavía hoy se discute aviesamente.
Ya el Preámbulo desea para los habitantes de esta tierra “los beneficios de la libertad”, que luego se reafirman (dados sus incumplimientos) con las leyes complementarias que fue dictando el Poder Legislativo y con los pactos y tratados supranacionales a los que el país adhirió incorporándolos a su normativa con rango constitucional.
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Abolida que fue la esclavitud, el texto constitucional argentino consagra la libertad como un valor a alcanzar, como una aspiración jurídica al deseo altruista de los hombres que esté por encima de cualquier discusión circunstancial. (No en vano la Constitución es el primer texto suspendido por las tiranías. Y este país sebe mucho al respecto). También aspira a la igualdad, la fomenta, la impulsa, más allá de las interpretaciones y de las aplicaciones que se hicieron y se hacen aún hoy de estas letras.
Hay libertades (como las de empresa, por ejemplo) que muchas veces están por encima de otras libertades; como hay también graduaciones de igualdad.
“Tratar igual, pero a los iguales”.
Todavía hoy se usa y se da por doctrina aceptada este posicionamiento en el ordenamiento jurídico nacional.
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A la luz de los acontecimientos, entonces, puede decirse que la manda independentista de libertad e igualdad, sirve como faro, pero también como garantía de los límites para las acechanzas constantes de los sometimientos y las desigualdades.
Libertad e igualdad constituyen una utopía por oposición al devenir histórico, al parecer inherente a nuestra especie, que no está dispuesta a ceder fácilmente. Ya no con grilletes o humillaciones clasistas flagrantes sino con sutilizas igual o más perniciosas.
Podría decirse, y aquí voy a parafrasear el título de un libro que intenta reconstruir la vida de una docena de correntinos que conforman la nefasta lista de los desaparecidos, que hay “historias pequeñas” que bastan para contar la historia grande de un país.
Corrientes tal vez sirva de ejemplo para medir las carencias y las faltas históricas en la materia que nos ocupa, aunque esto no tiene pretensión de originalidad, como diría Julio César Strassera, ni mucho menos de exclusividad. No quiere ser esto un planteo de victimización en el que se montan muchas veces los dirigentes correntinos más por cuestiones políticas coyunturales que por realidades institucionales.
Hay no obstante algunas regularidades que han convertido, según indicadores de los más variados, a esta zona del país en la más relegada de la Argentina.
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 Solo para hablar de un tema candente y en boga, como el de la energía, hay que decir que Corrientes, con la represa de Yacyretá, genera el 19% de la energía hidroeléctrica del país. En paralelo, paga una de las energías más caras y a veces ni siquiera tiene el servicio (los cortes de luz son aquí tan persistentes como el calor de enero) y, lo que es peor, recibe los castigos del río en clave de inundaciones mientras que otras ciudades nacionales y extranjeras hacen uso de las regalías y se sirven de las obras complementarias que la defienden de la naturaleza y la embellecen.
Nosotros ponemos el río, la represa, la energía, la inundación y los inundados y otros se llevan los beneficios limpios. Y pagamos precios exorbitantes por esas desgracias.
 El NEA y Corrientes en particular paga entre 100 y 200 pesos un tubo de gas de 10 kilos (que sirve para la cocina de un mes en una casa chica) como consecuencia de ser la única región del país en no tener acceso al gas natural domiciliario. Ni hablar de montar Pymes o industrias sin este insumo. Pero no se trata de dejadez: el primer proyecto presentado para revertir esta situación lleva cajoneado 56 años. Lo presentó en 1960 Augusto Conte (h).
 En el país que supo ser el granero del mundo, todavía hay regiones, y esta es una de ellas, en donde la gente se puede morir de hambre y de sed, porque todavía se come salteado y aún hay zonas donde es imposible el agua potable. Hay sectores todavía sin luz eléctrica y ni hablar del resto de servicios: cloacas, tratamiento de residuos, etc., que hacen a un ambiente saludable y saneado.
 Aquí tenemos altos índices de déficit en el rubro viviendas. Es un problema crónico valuado en la actualidad, según el Invico, en más de 45 mil unidades habitacionales.
 En el Iberá, donde anida junto con sus aves un potencial eco-turístico internacional y donde ahora, por la donación de tierras de un norteamericano se hará un Parque Nacional, quedan varados los turistas por el mal estado de los caminos. De Paso de la Patria, una de las mejores playas de la provincia y una plaza de pesca internacional, se van veraneantes, pescadores y hasta los comerciantes por falta de energía. En muchos otros lugares no pueden quedarse por falta de infraestructura, más allá del entusiasmo con el que se cuentan los miles y miles de autos y personas que pasan o pernoctan en ciertas ocasiones. Corrientes, es una provincia de paso. Hacer que se queden los turistas y sus pesos es uno de los desafíos necesarios, sustentables y perfectamente viables. Y en ello parece que se trabaja, ciertamente.
 En San Miguel, un pueblo de unos 5 mil habitantes según el Censo 2010, poco más del 20% de los chicos que van a la Primaria repiten de grado. En Empedrado, otro centro turístico sobresaliente, más del 15% repite en la Secundaria.
 Sauce se ubica en el sur provincial, limita con Entre Ríos y tiene poco más de 7 mil habitantes. Según datos de 2012, más del 63% de los pibes que cursa la secundaria lo hace allí con sobreedad.
 Otro dato interesante lo aporta la Universidad del Nordeste: en 2012, según datos publicados por la Dirección de Estadísticas y Censos de Corrientes, de los más de 30 mil estudiantes universitarios registrados, hubo más de 10 mil inclinados por la abogacía y las ciencias sociales en general; y unos pocos (no llegaban a 200) estudiantes de administración de empresas agropecuarias, por caso, que es donde se desarrolla el trabajo más fuerte de esta provincia, cuando no se trata del Estado. De hecho, esta sigue siendo una provincia cerealera, forestal y ganadera, productora de servicios más que de bienes, que además, son sólo primarios.
 No hace mucho, El Litoral, diario donde trabajo, publicó un informe oficial, emanado de la propia Dirección de Vialidad, que confirmaba que en el año 1983 había más rutas asfaltadas en la provincia que en la actualidad. “Corrientes cuenta hoy con más de 12 mil kilómetros de rutas provinciales, de las cuales sólo poco más del 6% se encuentra pavimentada. De hecho, más del 60% de la red es de tierra”, decía el informe.
 Tales datos brindaron un argumento sólido a las palabras del gobernador Ricardo Colombi ofrecidas en la apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura provincial, en marzo de 2014. Entonces manifestó su objetivo de revertir el “déficit de conectividad que tiene Corrientes”. La tendencia parece querer quebrarse ahora (dos, casi tres años después), según los cuantiosos anuncios para la Provincia que forman parte del ambicioso Plan Belgrano, una de las bases sobre la que Mauricio Macri apoya su proyecto presidencial.
 En Corrientes se cometen, en promedio, 25 mil delitos anuales, constantes desde 2006. Tal vez haya ido en aumento, por eso la Jefatura de Policía escondió sus estadísticas desde 2011 en adelante. De esos 25 mil delitos anuales, más de 15 mil, en promedio, eran delitos a la propiedad. La inseguridad es un problema nacional. Lidera todas las encuestas de opinión. En Corrientes está segunda: los correntinos claman desde antaño por la falta de trabajo, pese a que el Indec, en agosto pasado, publicó un informe diciendo que el NEA es la región con menos desocupación de la Argentina.
 A estas duras estadísticas locales, se suma que Corrientes lleva el peso de tener la tasa de mortalidad infantil más alta del país con 15,9 por mil. Esto quiere decir que unos 16 niños de cada mil mueren antes de cumplir un año. Más grave aún: el 75% de los chicos no llega a los 6 días de vida. Esto quiere decir que la mayoría de los fallecimientos se registran en el período denominado “neonatal”. Otro récord del taragüí que ninguna provincia pretende discutir. Casi duplica la media nacional del 9 por mil, aunque es uno de los flagelos de la región, hay que decir también.
 La tendencia de la pobreza se mantuvo oscilante en los últimos años, desde 2011, pero duplicando la media nacional. En la actualidad y según datos del último informe del Indec, de hace unos días, en Argentina hay un 32,2% de pobres. La cifra sube al 40% cuando hablamos del NEA.
Pero me quiero detener en estos otros datos oficiales:
 Desde 1980 y hasta el 2000, la tasa de crecimiento demográfico era el doble a la que se registró en 2010. En 1980, del total de la población “nacida en Corrientes”, solo el 56,2% vivía en Corrientes. Ahora mejoró el asunto: vive en la provincia el 66,4% de los que nacen, que son cada vez menos.
Los números mejoran. Lo que no mejora al parecer es la calidad de vida. No aparecen las oportunidades que, por escasas, empujan al “exilio” a casi la mitad de los correntinos.
“Tanta soledad, tanta falta, tanta lejanía. Tanto no poder, tanta nada, tanta despedida. Tan dolor de puertas cerradas, tan dolor que humilla”, como diría Teresa Parodi.
Pero: ¿Y los que nos quedamos? ¿Cómo sabemos que no es a costa de nuestras potencialidades? ¿Cómo generar aquí, con la gente de aquí, redes lo suficientemente significativas para evitar que la ignorancia, como decía Simón Bolivar, sea un instrumento ciego de nuestra propia destrucción?
¿De quién será la culpa de todo esto? Tal vez no haya culpables o los haya a raudales. De lo que estamos seguros es que en estos términos es difícil imaginarse al menos conceptualmente aquello de la igualdad.
(Todos estos datos podrían ser inexactos por antiguos. Sucede que también aquí opera la manía escondedora, como en el Indec hasta el año pasado).
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Ahora me gustaría traer un concepto del italiano Franco Berardi, desarrollado en una entrevista que en el año 2007 publicó el diario Página 12. Berardi hablaba allí de “semiocapitalismo”, y lo caracteriza como el “modo de producción en el cual la acumulación de capital se hace esencialmente por medio de una producción y una acumulación de signos: bienes inmateriales que actúan sobre la mente colectiva, sobre la atención, la imaginación y el psiquismo social”.
Si se me permite, a mí me gustaría hablar aquí de la semiopolítica, para dar cuenta del fenómeno de la ausencia de la política de los hechos, y de la aparición y crecimiento de la política mediada (por los medios), afecta a las viralizaciones, simbólica, discursiva, virtual.
La política (en realidad los políticos) parece haber cedido su lugar a los poderes reales, que aquí como en el mundo entero son las empresas y sobre todo las empresas poderosas, muchas de ellas vinculadas a las sombras, y otras a los dueños de los medios (que encuentran en este modelo su centralidad), que sería algo así como lo mismo, pero corregido y aumentado, porque estos gestionan los silencios y las voces que en términos de información construyen realidades.
Dada esta lógica, los gobernantes también echan mano al control del campo simbólico. Generan usinas comunicacionales y por a través de la pauta oficial condicionan los lineamientos periodísticos que están por fuera del alcance estatal. Una lógica perversa que genera estas actualidades:
La gente que nace, salvada de la mortalidad infantil y luego de la desnutrición, se educa mal porque “no sabe” estructuralmente, o porque la economía de sus padres obliga al trabajo (infantil para variar). Si estudian, lo hacen mal alimentados o en contextos desfavorables, repiten o terminan la escuela con sobreedad. Pocos van a la universidad y muchos menos la terminan, generando así un sinfín de condiciones especiales para las nuevas formas de dominación laboral, política, etc.
La prensa hace silencio estratégico. ¿Y la gente? Se convierte en “un esclavo satisfecho”, al decir de Julian Zini, un gran poeta correntino.
La política, en tanto, esta política, se discute en televisión, se mira en Instagram, informa en Twitter, divierte en Snapchat y entretiene en Facebook.
Allí no hay lugar para hablar de la falta de oportunidades que cierra el círculo vicioso del que es difícil salir porque en provincias como ésta, la hegemonía la ejerce el Estado: no ya de la fuerza bruta, sino también de la fuerza laboral, económica, formativa, etc. La hegemonía del horizonte.
Mantener personas desde el Estado, poder coaccionarlas, ha venido siendo la lógica con las cuales muchos gobiernos se sostienen. La región NEA es pródiga en ejemplos. Este método sostiene el resto de las prácticas y robustecen los status quo.
La precarización y flexibilidad del trabajo hace su parte. El periodismo, que es el rubro que conozco al detalle, sufre en carne propia estos procesos, con efectos no sólo sobre la economía de los periodistas y la vitalidad de la profesión, sino sobre intangibles valiosos como el sopeso del arco de solidaridades, la libertad de prensa (subyugada por la censura), la calidad informativa y la calidad democrática que tensionan finalmente sobre el resto de las libertades generales.
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Estamos en este lugar hablando de estos problemas y ello constituye un avance, sobre todo pensando en la gente que aún muy cerca de aquí tiene otras preocupaciones: sus pies descalzos, sus estómagos vacíos y sus destinos obstruidos por quehaceres vinculados con la droga y la violencia.
Pero, ¿cómo pensar en incluir si todavía hay funcionarios que piensan que las chicas se embarazan por un plan social? ¿Cómo recuperar el valor del trabajo si hay generaciones enteras que vieron a sus mayores como productos terminados-desechados por las políticas de los años 90 y 2000?
Allí hay desafíos: no olvidar lo que pasó. Metas: tratar de superarlo. ¿Cómo? Trabajando con inclusión, ampliando ciudadanía, generando las condiciones de desarrollo social y personal. El Estado debería estar allí para darnos una mano, para mostrarnos esta su otra cara (la de la discusión intelectual), no la que ven a menudo los que están en los márgenes: al Estado sobre las ruedas de las ambulancias y los patrulleros.
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Decía Berardi en la entrevista de referencia que “más bien, la vida rica consiste en lo contrario: en abandonar la necesidad de tener, de acumular, de controlar. La felicidad está en reducir la necesidad”. Cita a Séneca, como el ex presidente uruguayo, Pepe Mujica, que hace poco estuvo por Corrientes: “Debemos vivir como la inmensa mayoría, no como la minoría privilegiada. Mi filosofía es la de Séneca: “Pobre es el que precisa mucho”.
Es que si necesitás mucho y no podés tenerlo por las buenas, seguro que buscarás tenerlo por las malas. Una subversión que en el mundo entero se conoce con el nombre de corrupción. (No vamos a ahondar aquí en este asunto, pues todos sabemos de qué hablamos, más aún en Argentina)
Tal vez haya que entender esto para salir de este paradigma excluyente que precisa atletas individualistas dispuestos a todo: entre otras cosas a robar, matar, a explotar, a someter al semejante. Allí no hay libertad ni igualdad, ni mucho menos, espacio para la equidad.
De todos modos, no todo está perdido. Espacios como este contribuyen al debate de las ideas y a pensar este presente para poder modificarlo.
Vuelvo a citar a Mujica. En una entrevista que me ha cedido para el diario El Litoral, recordó que “los únicos derrotados son los que no vuelven a empezar”.
“Nunca triunfamos porque los hombres tenemos mucha más capacidad de soñar que de concretar. Pero derrotado es el que no vuelve a empezar; el que no lucha por levantarse cuando cae. Y esto no es una regla en la política, es una regla en la vida”.
Allí hay un camino posible que está marcado. Muchas gracias.

Datos demográficos de la Provincia de Corrientes

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