Para un radical no hay nada mejor que un peronista

Puede que el de ayer haya sido uno de los mejores discursos que le fuera escuchado a Ricardo Colombi en los tantos años que lleva regenteando el poder político local. Sin dudas fue el mejor de los 7 anteriores que pronunció ante la Legislatura, entre su primer mandato y este.
Varias razones sustentan lo antes dicho. Parte de la estética y termina en el fondo.
Es bueno porque básicamente fue claro, contundente. Mechó datos y estadísticas (cuya verificación es todavía una tarea por hacer) y habló de política: conceptualizó las bondades de su gestión y las falencias, ligándolas a trabas opositoras; trazó lineamientos futuros y, de paso, en clave electoral, criticó fuertemente al Gobierno de la Nación y poco más que retó a sus referentes locales.
Sutilmente desde la palabra, pero sin filtros en cuando al tono y al modo, tácitamente largó la campaña con él al frente. Descalificó la gratuidad facilista de ciertos beneficios, como el boleto estudiantil, por ejemplo, y le recordó al PJ, que hoy lo ve como un leproso, todas las veces que fueron socios. Hasta parafraseó al General, apoyado en “Las Veinte Verdades”, para decir que comparte con Perón algunos lineamientos fundantes del justicialismo.
Todo esto ocurrió ayer en la Legislatura. Por el momento, hasta que las urnas hablen, fue la última vez que Ricardo Colombi tuvo la obligación de abrir el año legislativo. Tal vez por eso no se anduvo con ahorros. Si hasta la puesta del discurso vino con cotillón extra: una pantalla gigante para acentuar las frases que leía el mandatario, y una envidiable presentación en el formato impreso del mensaje. Toda una innovación.
Aquí una síntesis de los puntos salientes del discurso.

Un expresidente argentino decía dos cosas que hoy siguen vigentes: “A la Argentina la arreglamos entre todos o no la arregla nadie” y “Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”. Yo comparto esas ideas y sería muy bueno que todos las hiciéramos nuestras, para que nadie en el país vea en un adversario un enemigo y en un opositor un traidor a la patria.

La Provincia ha avanzado de un modo decidido y verificable. No vamos a valernos de las cuestionadas cifras del Indec para darle sustento, ni de relatos infundados, sino de cuestiones palpables que todos los correntinos conocemos.

El futuro es para nosotros algo que se construye hoy. Sin confianza en la palabra no hay futuro.

Ninguna operación de marketing puede transformar en verdadero lo que no lo es.

En el origen de la mayoría de las crisis provinciales y nacionales, hay una crisis fiscal que deja sin herramientas a la política para incidir en la economía, para enfrentar conflictos sociales.

Nunca como en este momento la centralización de recursos fue tan extrema. Nosotros no queremos hacer de esa situación un reclamo, sino convocar a una reflexión.

¿Cómo es posible que un Gobierno que dice defender la acción estatal y el país federal, esté en conflicto con muchas provincias por un esquema de distribución de recursos que no reconoce el federalismo?

En Corrientes ningún gobierno municipal, ni ningún intendente, son discriminados por no estar alineados con el oficialismo.

Sabemos que los ciclos económicos no son infinitos y sobre todo no nos llenamos la boca hablando de prudencia: la ejercemos; tampoco usamos el Estado como herramienta de construcción de nuestra base electoral: los ciudadanos nos eligen por nuestras políticas y entre ellas una de las más relevantes es cuidar y fortalecer el Estado: ¡pero de verdad!

Esos créditos a los que no accedimos, implican menos calidad de vida para las familias, mayores costos para nuestros productores, imposibilidad de crear empleo, servicios más caros, menor atractivo para inversiones.

Si no queremos más cortes de luz, tenemos que invertir en la red y para invertir hacen falta recursos. Es tan sencillo que todos podemos entenderlo, por eso necesitamos acceder al crédito, a un crédito razonable, destinado a obras fundamentales.

Nuestra provincia, que en algún momento fue señalada como “inviable”, es hoy y lo va a seguir siendo, una referencia decidida en materia de calidad de manejo de los recursos; no sólo por su solidez sino porque la misma ha sido conseguida sin asfixiar al sector privado.

No creemos que la solidez del Estado deba ser el resultado de perseguir a productores, empresarios o comerciantes; sino que debe ser fruto de la buena gestión y de reglas claras bien aplicadas.

Si estas ideas sencillas, pero a la vez potentes, se entendieran a nivel nacional, creemos que el país marcharía mucho mejor.

El futuro queda lesionado cuando se usan las herramientas estatales de un modo inadecuado, cuando por emitir en forma desmedida se instala la inflación, cuando para financiar al sector público hay que generarle imposición a los trabajadores, cuando el Estado actúa discrecionalmente apoyando a provincias y municipios sólo en función de su alineamiento político.

El país ha perdido competitividad en los últimos años de la mano de la negación de la inflación, de la banalización de los problemas, de la falta de un diálogo sectorial fructífero y de una carga impositiva imposible de sostener para muchos sectores económicos.

La relación de los territorios con el Gobierno provincial va rumbo a vínculos de creciente cooperación y ha abandonado esa perspectiva mendicante y descalificadora que se ve en otras Provincias, donde los gobiernos municipales están a expensas del Gobierno provincial.

Nosotros vemos en este proceso un activo intangible de trascendencia para la Provincia de Corrientes, porque donde hay subordinación política no puede haber creatividad ni innovación y por supuesto no puede haber futuro.

No hacemos política para regodearnos en el poder; por eso desde siempre hemos concebido nuestra acción con el objetivo de resolver la deuda social que la Provincia tiene.

Cuando las políticas sociales en lugar de promover la emancipación, se constituyen en un modo permanente de sobrevida, terminan siendo impropias de una democracia.

Corrientes es una de las provincias que ha liderado en los últimos años los porcentajes de crecimiento económico, pero siendo muy significativo no es lo más importante.

A diferencia de otras provincias que han basado su crecimiento en ocasionales transferencias nacionales, Corrientes está en condiciones de seguir sosteniendo sus programas y a partir de dicha certidumbre es que se apalancan procesos de largo aliento, en un contexto inédito.

Estamos convencidos, no sólo de que el desarrollo y la sustentabilidad no son incompatibles, sino que desarrollarnos nos permitirá defender mejor nuestros activos naturales.

Quiero ratificar que bajo nuestro mandato, nunca cederemos la potestad sobre los Esteros del Iberá.

Ahora quiero dirigirme con mucho respeto al Gobierno nacional. Los correntinos con poco hemos hecho mucho. Y hemos hecho los deberes para poder aspirar a que la Nación cumpla con sus compromisos para que podamos concretar las grandes obras que necesita la Provincia.

No merecemos andar mendigando por estas obras. Los correntinos somos tan argentinos como cualquiera y queremos que el Gobierno nacional cumpla sus promesas.

Acá no pedimos plata para sueldos o aguinaldos. Acá necesitamos estas obras para seguir construyendo futuro.

Un apartado central en la visión del futuro que propongo al pueblo de Corrientes es el referido a la Justicia. En el debate acerca de la Justicia está la clave central de la política argentina actual.

Muchos sienten hoy que están en riesgo el Estado de Derecho, las libertades básicas y los derechos fundamentales. Durante mucho tiempo el riesgo provino de los enemigos de la democracia, de los extremismos ideológicos, de los poderes económicos, del partido militar. El problema es que hoy los peligros para la democracia vienen desde el interior de la propia vida democrática.

Nuestro gobierno defenderá con firmeza los valores de la Constitución. No negociaremos la defensa del derecho de propiedad, de la libertad de expresión, del pluralismo de las ideas, de la libertad de trabajo, de las libertades básicas de todos y cada uno.

Vemos el peligro de ese gran engaño para el pueblo que es el facilismo. Porque lo que es gratis, y no es cierto que sea gratis, nos lleva a la cultura de lo fácil y desde ella a la dependencia. Lo gratuito no existe, alguien en definitiva paga.

Las falsas prodigalidades alguien las paga. ¿La pagarán nuestros jubilados? ¿Serán las generaciones próximas? ¿Será otro tiempo de postración y dependencia?

Señores legisladores, el año 2001 significó un punto de inflexión en la historia de Corrientes. En una amplia y participativa alianza electoral, social y política, nos correspondió tomar el timón. Lo hicimos con convicciones e ideas que significaban cambio y transformación.

Así fue como unimos filas con el PJ en los años 2001, 2003, 2005 y 2007, así fue como pudimos abrir aún más el arco de diálogo y solidaridad, incorporando a partidos provinciales a este gran esfuerzo de lanzar y sostener cambios tan trascendentales.

Muchos van a hablar de cambio en estos tiempos, pero los correntinos sabemos que el cambio empezó hace tiempo y que no se puede parar.

About the author: Eduardo Ledesma

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