El NEA en la pluma de dos grandes de la literatura: Arlt y Walsh

La editora Cristina Iglesia estuvo este viernes 8 de septiembre en Corrientes para presentar “El país del río”, el libro que reúne las notas que Roberto Arlt escribió en 1933 durante un viaje a través del río Paraná en un barco de carga, y las crónicas que entre 1966 y 1967 escribió Rodolfo Walsh tras su paso por Corrientes, Chaco y Misiones. La actividad tuvo lugar en el Centro Cultural Universitario y se realizó en el marco de un ameno diálogo entre Iglesia y el subdirector del diario El Litoral, Eduardo Ledesma.
“El país del río”, de Editorial Eduner, es un reflejo de las aventuras de Roberto Arlt y Rodolfo Walsh en su paso por la región NEA: el primero describiendo las ciudades, objetos y personas de la ribera del Paraná y otro adentrándose a situaciones y lugares para escribir crónicas memorables.
En este libro confluyen dos miradas y dos maneras muy distintas de aventurarse en el paisaje, separadas además por más de treinta años de diferencia, que sin embargo se cruzan y por momentos parecen dialogar.

Cristina Iglesia, responsable de esta edición, explicó: “Mi excursión crítica comenzó cuando pensé, por primera vez, que estos dos conjuntos de crónicas podían conformar un solo libro. Si dos escrituras diferentes en el tiempo, en la estética y particularmente en el modo de mirar y narrar podían y debían reunirse en un volumen, no era sólo porque ambos se hubieran adentrado en el país del sauce -esa región acuosa y ambigua del Nordeste argentino-, sino sobre todo porque algunas veces se detenían, se sorprendían y se dejaban atrapar -o no- por la seducción de un mismo trayecto, de un mismo espectáculo, o subrayaban la misma molestia”.
Las aguafuertes fluviales de Roberto Arlt nunca fueron publicadas en su totalidad en un libro hasta ahora. Las notas de Walsh forman parte de “El violento oficio de escribir” (1995). Esta edición vuelve a poner en circulación estos textos de dos de los más geniales cronistas de la literatura argentina, acompañándolos con las imágenes originales: las fotografías del propio Arlt en el primer viaje, las de Pablo Alonso en el segundo.
Todo esto fue parte de la presentación, pero el conversatorio en el Centro Cultural de la Unne avanzó sobre otras cuestiones y profundidades de los textos, sobre las continuidades de las historias allí narradas, sobre las actualidades que engrandecen la agudeza de aquellas miradas y voces.

Generosamente y ante un nutrido público mayoritariamente conformado por alumnos universitarios de la Carrera de Comunicación Social, Cristina Iglesia compartió por más de una hora su experiencia en la hechura del libro, pero también su mirada acerca de la literatura, el periodismo y las cuestiones políticas que allí quedan explícitas.
Después de largo tiempo volvió a estar bajo un techo de la Universidad del Nordeste -de donde egresó hace 40 años-, y aprovechó entonces la oportunidad para conversar sobre la colección que cobija el libro, sobre los conceptos de aguafuerte y crónica y sobre los trabajos de Arlt y Walsh. Sobre la mirada de uno y la participación del otro en las historias. Periodismo, pero también etnografía, antropología.
¿Cambió la Argentina desde aquellas aguafuertes y crónicas? Da la sensación de que algunas cosas mantienen fuertes continuidades. Desde la falta de árboles en una ciudad como Corrientes -tal la queja de Arlt-, hasta la falta de trabajo, la desaprensión estatal, la pobreza, las obras ausentes que agravan las inundaciones, la voracidad empresarial que aún esclaviza, o la marcha del tren -que ahora son colectivos- que avanza sobre las entrañas de las provincias para sacar a su gente, por falta de esperanzas.
El libro es un viaje hacia lo desconocido. Aún hoy, hacia “un país otro”. Hacia una Argentina que se cuenta desde Buenos Aires. Todavía nos están descubriendo/colonizando. ¿Pero cuánto tenemos que ver nosotros con esta centralidad porteña?
De esto hablaron Cristina Iglesia y Eduardo Ledesma, y de otras tantas líneas bellas, críticas, profundas, que están reunidas en el libro. Un libro de texto de los mejores por su calidad descriptiva, narrativa. Por la pluma misma de Arlt y de Walsh. Pero también un objeto valioso, prolijo. Uno de esos que son imprescindibles.

¿Quién es Cristina Iglesia?

Cristina Iglesia nació en Corrientes. Estudió Letras en la Unne y luego, por cuestiones políticas, se fue a Buenos Aires donde trabajó como correctora en distintas editoriales y traductora hasta que en 1986 el escritor, critico, polemista y maestro de maestros, David Viñas, que ganó la cátedra de Literatura Argentina 1 (colonial y siglo XIX) le pidió que lo acompañe en la cátedra en una época de oro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
Cristina Iglesia publicó la “La violencia del azar. Ensayos sobre literatura argentina” (2003); “Islas de la memoria. Sobre la autobiografía de Victoria Ocampo” (1996) y, en colaboración, “Cautivas y misioneros. Mitos blancos de la conquista” (1987). Ha compilado y prologado “Letras y divisas. Ensayos sobre literaturas y rosismo” (1998) y “El ajuar de la patria. Ensayos críticos sobre Juana Manuela Gorriti” (1993). En 2010 publicó “Corrientes”, un libro de relatos, y en 2014 “Justo Entonces”.

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Un viaje para explorar “El país del río”

En el marco de la presentación del libro “El país del río. Aguafuertes y Crónicas”, el Centro Cultural Universitario y Radio UNNE invitan al público interesado a disfrutar de un ameno diálogo literario con la editora del mismo: Cristina Iglesia.
La cita, de acceso libre, será el jueves 7 de septiembre a las 20 en el Centro Cultural Universitario, ubicado en Córdoba esquina 9 de Julio, Corrientes.
La presentación estará a cargo del periodista Eduardo Ledesma, propiciándose un espacio de conversatorio con la editora.

“El país del río”, de la Editorial Eduner, es un reflejo de las aventuras de Roberto Arlt y Rodolfo Walsh en su paso por rincones a la vera del Paraná. En este libro confluyen dos miradas y dos maneras muy distintas de aventurarse en el paisaje, separadas además por más de treinta años de diferencia, pero que sin embargo se cruzan y por momentos parecen dialogar. Es en sí mismo un viaje: el de los escritores Arlt y Walsh que se dirigen a un lugar desconocido de su propio país, pero también el viaje de la lectura.

Como lo explica Cristina Iglesia, responsable de esta edición: «Mi excursión crítica comenzó cuando pensé, por primera vez, que estos dos conjuntos de crónicas podían conformar un solo libro. Si dos escrituras diferentes en el tiempo, en la estética y particularmente en el modo de mirar y narrar podían y debían reunirse en un volumen, no era sólo porque ambos se hubieran adentrado en “el país del sauce” –esa región acuosa y ambigua del nordeste argentino–, sino sobre todo porque algunas veces se detenían, se sorprendían y se dejaban atrapar –o no– por la seducción de un mismo trayecto, de un mismo espectáculo, o subrayaban la misma molestia».

Las aguafuertes fluviales de Roberto Arlt nunca fueron publicadas en su totalidad en libro hasta ahora. Las notas de Walsh forman parte de El violento oficio de escribir (1995). Esta edición vuelve a poner en circulación estos textos de dos de los más geniales cronistas de nuestra literatura, acompañándolos con las imágenes originales: las fotografías del propio Arlt en el primer viaje, las de Pablo Alonso en el segundo. Una introducción, una cronología, una bibliografía y notas críticas, materiales preparados por Iglesia con la colaboración de Montserrat Borgatello, completan el equipaje para explorar El país del río.

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#Paso2017: ¿quién ganó y quién perdió?

 

Se realizaron ayer las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, y pese a que hubo ganadores y perdedores -al menos desde el discurso y desde la interpretación política que se hicieron y se harán en los próximos días, es muy poco lo que queda de este proceso como ganancia colectiva.
Las Paso de ayer constituyeron, al menos para los capitalinos de Corrientes, la segunda parada electoral del año, de las cuatro que deberán afrontar hasta octubre. Todavía quedan los comicios municipales-provinciales y las nacionales, y eventualmente una segunda vuelta si es que ninguna de las fórmulas provinciales logra imponerse el domingo 8 de octubre.
Esto mismo, la cantidad de elecciones que sumergen a provincias como la de Corrientes en una especie de campaña permanente, termina por despolitizar a la sociedad, muy por el contrario de lo que supondría el sentido común. Opera una suerte de hartazgo, más allá de que ayer la afluencia de electores, que rondó el 71%, puede considerarse relativamente buena. Pero es la más baja desde que hay Paso.
Puede suponerse asimismo que la industria electoral le sirve más a la clase política que a “la gente”. Y esto teniendo en cuenta la distancia histórica que se manifiesta incólume entre lo que se promete y lo que finalmente se hace.
Si fueran por promesas, esta provincia sería como Suiza, pero sin embargo sigue siendo Corrientes: la que alguna vez fue, la que hoy aparece como una de las pobres de una región empobrecida.
Pero no sólo eso. De no mediar un cambio radical en la conducta social y política, nada hace suponer que vaya a cambiar esa matriz. Entre otras cosas porque no se discuten modelos sino chismes, chicanas y opiniones más que propuestas, planes o proyectos.
Tampoco irá a cambiar algo si los ciudadanos no saben a quién reclamarle qué cosa. A los candidatos casi no se los conoce, y esto lleva a preguntarse algo central sobre el modelo electoral argentino. Las Paso ¿cumplieron su objetivo? Además de costar 2.800 millones de pesos para erigirse en una gran encuesta nacional, ¿sirven para otra cosa?
La investigadora asociada del programa de Instituciones Políticas de Cippec, María Page, estudió el fenómeno y llegó a varias conclusiones:
-Las Paso fueron controversiales desde su origen. Ya en 2009, cuando se debatía su implementación, se las acusó de ser proscriptivas; de conllevar una intromisión excesiva en la vida interna de los partidos; de buscar dividir y desgastar política y económicamente a la oposición; y de resultar injustificadamente onerosas para el Estado y cansadoras para los votantes.
-Los promotores sostenían que perseguía objetivos difíciles de cuestionar: fomentar la democracia interna de las agrupaciones; alentar la restructuración del debilitado sistema de partidos; y ofrecer opciones electorales más claras a los votantes.
-Pese a todo, están los números: en 2011 no hubo competencia para presidente, pero, en 2015, tres fuerzas eligieron sus candidatos presidenciales en primarias con competencia. Para diputados, compitieron una de cada diez agrupaciones en 2011; una de cada cuatro en 2013; y una de cada cinco en 2015. Este año, la información oficial sugiere que habrá niveles de competencia similares a los de 2013.
-Así las cosas, el efecto más evidente de las Paso es la reducción en la cantidad de partidos y alianzas que compiten en la elección general. La elección de 2015 fue la que contó con menos listas de presidente y de diputados nacionales desde 1983. Esto se explica porque las Paso fomentan alianzas entre los que temen no pasar del umbral y facilita la asociación entre quienes, si se juntan, tienen chances de ganar.

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Ahora: sin las Paso ¿hay algún otro mecanismo posible para democratizar los partidos políticos y desterrar al menos lentamente la dedocracia, la autocracia o la postura sostenidamente oligárquica de los partidos políticos? Habría que buscarla.
Sucede que los que piden internas, reniegan de ella. Los que montaron la farsa de la democratización, cuentan los votos totales de las listas únicas que armaron a gusto y piacere, evitando la competencia. La política de Corrientes, por tanto, como la de casi todo el país, no puede salirse de la lógica de los relatos agrietados, por lo que en general toda la puesta en escena no deja de ser sólo eso.
Las Paso sirven para elegir candidatos a legisladores nacionales. Representantes locales, es cierto, pero al Congreso de la Nación, donde se discute una agenda general, nacional. Y hasta ahí todo bien, a no ser porque ninguno de los candidatos locales se hizo escuchar sobre los temas que están en carpeta para la discusión en el Congreso.
Hablan de trabajo, de pobreza, de alinear nación, provincia y municipio, de arroparse al calor de la billetera del pagador de turno, pero nada o muy poco sobre qué harían sobre el aborto, sobre la despenalización del consumo de marihuana (ni hablar de otras drogas), sobre la nueva ley de servicios de comunicación, sobre la reforma electoral, sobre el desfinanciamiento de las investigaciones científicas, sobre el blanqueo de capitales o sobre la redistribución de la coparticipación federal.
Hablan más bien de generalizaciones, de banalidades, y en el único punto en el que se acentúa el posicionamiento (también general) tiene que ver con la marcha de la economía, que se aborda más desde la ideología que desde el conocimiento técnico, de uno y otro lado.
Ni por equivocación aparece en la agenda de los candidatos la materialización de una vieja idea: conformar un bloque regional que tenga como norte al Norte, no al bolsillo de cada uno, que serán llenados de acuerdo con el grado de entrega al centralismo nacional.
Así entonces, y teniendo en cuenta estos apuntes: ¿quién ganó y quién perdió este domingo? ¿Hubo ganadores y perdedores? Tal vez. Pero, ¿vale invertir cerca de 3.000 millones de pesos sólo para eso? ¿No hay otras prioridades? Sí. ¡Y la democracia es una de ellas! Y el gasto es aceptable para sostenerla, pero no a cualquier precio.

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Debe quedar claro algo: criticar las Paso no implica levantar banderas de la anti-política, como pretenden algunos. Lo que se busca, por el contrario, es en todo caso mejorar los mecanismos para que la participación ciudadana sea efectiva. Hay miles y miles de argentinos que se comprometen con su participación política, diariamente, desde muchos espacios. Y eso porque entienden que sólo así se puede construir una mejor sociedad, un proyecto colectivo.
Es allí donde se deben fortalecer los mecanismos de participación… Para que la casta política pueda finalmente renovarse, no sólo en años sino también en prácticas. Para que aquellas personas comprometidas y honestas, de todos los ámbitos, puedan involucrarse en la cuestión pública y no salir asqueados a los pocos meses.
Hay un clima de época que denota un fuerte y amplio interés ciudadano por participar de cuestiones políticas en la sociedad, más allá de lo partidario. Masivas marchas -de uno y otro lado de la grieta-: #NiUnaMenos, #MuerteDeNisman, #MarchaDeSilencio, #Amia, #18F, #2x1genocidas, #NiOlvidoNiPerdon, #DondeEstaSantiagoMaldonado, #NosotrasParamos, #VivasNosQueremos, #BastaDeFemicidio, #Violencia, #Inflación, #BastaDeCorrupción, etc. Un magma que podría encontrar su cauce en la aportación real si es que ocurre lo que tanto se pregona: una promoción efectiva de la participación ciudadana.
Entonces: ¿sirven o no las Paso? ¿Sólo merecen condena o también alguna reivindicación si efectivamente se cumple el espíritu con la que fue creada? En todo caso, ¿hay que eliminarlas o buscar otro mecanismo más viable para los tiempos que corren? El debate queda abierto.

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Regularidades

Tomando un término académico para analizar la reciente historia política provincial, podría concluirse, no sin pesar, que esta tierra pródiga en valores sociales, mantiene en el terreno de su institucionalidad una serie de regularidades que la fueron hundiendo en el pesado barro de la postergación y el atraso consecuente.
Tales regularidades hacen su curva ascendente religiosamente cada dos y cuatro años, siempre cuando la proximidad de las elecciones suspende el juicio de los actores, a cambio de las más variadas mezquindades.
Cerca de las elecciones, para hablar claro, aparecen las imputaciones, en algunos casos las detenciones, pretendidamente a veces, las proscripciones y, casi siempre, su variante económica: las retenciones.
En paralelo, se hacen infinidades de anuncios: los mismos de siempre, porque otra regularidad clara, si las hay, es que tales promesas o compromisos se desvanecen ni bien se cuenta el último sufragio.
¡¿Tan imbécil puede ser, luego, una sociedad?! No se sabe.
Pero la clase dirigente sí sabe algo con solvencia: la memoria colectiva es más bien cortoplacista. Y en el mundo de hoy (no hablemos de ciertas actualidades ideológicas) se pone en el sujeto la carga del desarrollo. Individualismo puro. Esto hace que cada cual trate de salvar su pellejo.
-Cada cual está más pendiente de su metro cuadrado –dijo hace unos días una candidata a diputada nacional.
No falta más. He allí el caldo de cultivo para esta forma de relación política entre candidatos-funcionarios-electorado. (Debe ser muy grave la falta para que tome fuerza, reactivamente, una noción de colectivo social).
Pero hay más: las regularidades de la política en general, de la que no puede escaparse la política correntina, incluye cada tanto algunos cortes de cinta: inauguraciones varias, justas y necesarias como para decir que se hace algo. Puro maquillaje si se tiene en cuenta que Corrientes, en tanto provincia fundadora de Argentina, fue perdiendo sistemáticamente su posición de privilegio para integrar hoy, en los peores lugares, el lote de las provincias pobres del Norte pobre de un país empobrecido.
Pruebas: los déficits estructurales. Falta de infraestructura, de energía, de educación, de salud, de trabajo. Falta, en síntesis, de contextos de producción favorables que excede, hay que decir, los 12 años de kirchnerismo e incluso los 16 de colombismo. Aunque esto, obviamente, no es una justificación de la perversidad política, de la desidia o inoperancia de los inquilinos del poder. Esta es una verdadera grieta entronizada en el altar de asimetrías duraderas y ciertamente dañinas.
Todo esto da paso, parece ser, más allá de los reclamos, a cierta conformidad, la del propio metro cuadrado, de la gran mayoría del inmenso número de trabajadores de la mayor industria de Corrientes: el Estado. Allí se asienta la otra regularidad, la más regular de todas: consiste ella en la sistemática utilización de los recursos económicos del erario público para hacer proselitismo en clave salarial.
Aquí es bueno hacer un recorte y retomar un concepto kirchnerista: el doble estándar. Tal categorización ética o más bien moral, es un gran container que sirve para muchas cosas que en otros tiempos simplemente se llamaba hipocresía.
Sucede ahora mismo: en los gobiernos nacional y local hay quienes critican el populismo, pero se zambullen en él para entregar bolsitas preelectorales con forma de billetes que directamente se depositan en los cajeros automáticos del banco estatal. Clientelismo sofisticado, cool, pero con tufo a porquerías.
-Antes se entregaban planes sociales con el nombre de los dirigentes. El presidente Macri incrementó la inversión social, pero no se le dice a nadie que eso es de un dirigente –dijo el ministro Rogelio Frigerio hace unos días, en una de sus tantas visitas a Corrientes. Minutos más tarde, ese mismo día, el gobernador Ricardo Colombi entregaba 7 mil tarjetas Mbareté: unos pocos pesos para medicamentos y leche para mujeres, jefas de hogar.
-Cuiden esto –sugirió el mandatario, haciendo en el mismo acto una alegoría de la mujer correntina: brava, pero en la casa ocupándose de los hijos.
-Si no quieren la plata que la devuelvan –dijo a su turno y hace tiempo, en esa misma línea de pensamiento, un encumbrado senador provincial.
Su retórica es efectiva. Difícilmente alguien devuelva unos pesos que le caen del cielo o, mejor, de una supuesta previsibilidad financiera. Y de eso se aprovecha el senador para encubrir que en realidad la previsibilidad es consecuencia de la falta de inversiones en serio, y que la necesidad de tomar el dinero sin calcular su origen se debe, justamente, a otro derivado de la inacción: la pobreza estructural que lamentablemente ha sumido a casi la mitad de la población de Corrientes que, a pesar de todo, decidió quedarse a pechar la situación en la provincia. Muchos no aguantaron y se fueron, también lamentablemente, a nutrir otras pobrezas en los conurbanos de los centros más poblados de Argentina.
Derivado de esta situación, otra regularidad social-preelectoral: la proliferación de la publicación de casos de inseguridad, la utilización de las redes sociales para hacer cundir el pánico con casos incomprobables de secuestros, el resurgir de casos-causas relacionados con la trata de personas, el narcotráfico vinculado con la política y las fuerzas de seguridad y, llamativamente, lo que viene teniendo más precisión que un reloj suizo: la toma de terrenos. El drama de los okupas que visibilizan un problema central: la falta de tierras y de viviendas.
Finalmente, lejos de agotar la lista e incluso de ser concluyente, puede hacerse mención a otra regularidad familiarizada más directamente con la política y las elecciones: el transfuguismo de personas y partidos políticos.
En menos de tres meses, desde las elecciones del 4 de junio hasta hoy, al menos una media docena de partidos saltaron de un lado al otro de la grieta sin mayor pesar ideológico, apelando a lo más crudo del pragmatismo político que busca poder y espacios; alguna posibilidad económica los menos ambiciosos o, directamente, protección política-judicial, los más desesperados.
Podríamos desarrollar aquí los casos de los partidos Convocatoria Popular o Kolina, que desplantaron a Fabián Ríos y ahora están con Camau Espínola; el caso del Partido de la Cultura, la Educación y el Trabajo, que saltó más lejos: del macrismo al massismo, y de ahí al peronismo-kirchnerismo; lo mismo que la vertiente teóricamente más progresista que encarna Libres del Sur, que tiene en su ADN genes cercanos al socialismo.
Pero vale la pena detenerse en el Partido Autonomista y en lo que fue su hijo más exitoso y también su verdugo: el Panu.
El PA, primero fue con ECO+Cambiemos y hasta logró un concejal el 4 de junio. Días más tarde, una facción mayoritaria movió el sello al frente Corrientes Podemos Más. Muchos de los propios autonomistas no pueden explicar esta vuelta de campana.
Lo del Panu es más grave. Además de su pase de la orilla del peronismo a la del radicalismo, se supo la justificación, que se cuenta de dos maneras: que se negoció la libertad de Tato Romero Feris (hoy preso en su casa, con salidas transitorias, por sus causas en ristra de la década del 90) o que se lo sometió a firmar el acuerdo so pena de presionarlo aún más con el torniquete judicial que, entre otras cosas, ya asesinó su paradero civil.
Puesto uno a medir gravedades, cualquiera de las razones, si fueron estas, tienen reminiscencias totalitarias. Formosa. Venezuela y ¿seguimos contando?…
***
¿Hace falta? ¿Es que de ello depende el triunfo de alguien? ¿Hay que llegar siempre a una situación límite como esta? ¿Debe ser siempre así de violenta la política? ¿Vamos a aprender alguna vez a practicar el republicanismo democrático sin cortapisas? Porque la verdad es que este tipo de situaciones, asquean tanto como los sorbos de caña con ruda que el pasado 1 de agosto tuvo que tragarse Macri, por orden de Colombi, en nombre de la demagogia. Otra de las tantas regularidades.

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En la Feria del Libro: periodismo por periodistas

La prensa tuvo un lugar protagónico el jueves 20 de julio en la Feria Provincial del Libro que se realiza hasta el 29 en el predio del Tekové Potí ublicado en la costanera Sur. Esta segunda jornada contó con la presencia de Gabriela Cabezón Cámara, Edi Zunino y una mesa de periodismo editorial integrada, entre otros, por el subdirector del diario El Litoral Eduardo Ledesma.

Con la presencia de Beatríz Sarlo, comenzó el miércoles la 7ª Feria Provincial del Libro, “Dime qué lees”. El jueves, en su segunda jornada, el periodismo fue la vedette con una mesa sobre “Periodismo editorial” conformada por Eduardo “Pepe” Ledesma, Luis Alarcón, Mariela Mioni, Marcelo Pucciariello, Carlos Lezcano y Carlos Quiñonez.

La charla comenzó en la Sala Nº 1 que se llenó por completo, y debió ser trasladada luego a la Sala 4 donde se sumó la periodista Gabriela Cabezón Cámara con su disertación: “Literatura y periodismo, un par en tensión”.

Antes hubo una serie de intercambios relacionados con la propuesta:

¿Cómo se financian los trabajos periodísticos en su paso a la industria del libro? ¿Cómo hace para vivir un periodista que debe dedicar al menos 6 meses a una investigación para publicar un libro? ¿Quién edita? ¿Hay público para que los periodistas intenten la patriada de invertir en un libro? ¿Cuáles son los intereses de las editoriales locales y regionales?

De estas y otras cuestiones se habló en la mesa, luego de que los distintos participantes expusiera su punto de vista. Hubo una suerte de estado de la cuestión, pero se habló además de los complejos sistemas periodísticos locales dependientes del Estado, de las formas nuevas de producción, de la evasión de la censura, de los libros existentes de periodistas, la mayoría editados en Buenos Aires, etc. De la necesidad de contar con editores.

Tras el cierre de esta presentación fue el turno de la periodista, escritora y docente Silvia Mercado, quien habló sobre “Actualidad política y perspectivas en un año electoral” y más tarde, el periodista Edi Zunino presentó su novela “Locos de amor, odio y fracaso”.

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Valdés: “Debatiría con ‘Camau’, pero vamos a ver si es candidato”

El actual diputado nacional fue promocionado el viernes (en el Salón Lapachos del Club San Martín) como un “consustanciado” con el proyecto de continuidad que vigila Colombi. De hecho, sus primeras palabras en su rol de postulante, se estructuran sobre ese eje, aunque enfrentando una contradicción aparente. “Somos el futuro”, dice el slogan de campaña, pero su núcleo conceptual está anclado al pasado. Con el 2001. Con la feroz tormenta política, social, institucional y económica de la que supo salir airoso el actual gobernador.
Corrientes no es la provincia de 2001: la que no pagaba sueldos, la que tenía bonos, peleas intestinas y soportaba, cuándo no, una de las tantas y dañinas intervenciones federales.
El liderazgo de Colombi emergió de ese desaguisado que se desliza hoy como posible si la provincia cae en manos del peronismo. Se trata de una estrategia electoral que apunta, más que al corazón, al estómago, o a su variante material: el bolsillo.
Valdés es un candidato perfecto para ese plano, y también para el político. Es un hombre preparado, militante de tres décadas y fiel ladero de Horacio Ricardo.
Camisa celeste, pantalón fino negro, zapato al tono, Valdés primero tomó unos mates y después un café chico. Tras el último sorbo, ocurrió esta entrevista. Fue ayer a la mañana en la Redacción de El Litoral:
—¿Quién es Gustavo Valdés? 
—Yo soy abogado y un militante de Encuentro por Corrientes.
—¿Y por qué es el candidato de ECO+Cambiemos?
—Porque los partidos de ECO confiaron en mí. Porque cada uno de los militantes de Cambiemos confiaron. Eso es lo importante.
—¿Es candidato desde el viernes 14 de julio de 2017 o desde el 11 de diciembre de 2013?
—Soy candidato desde ayer. Uno es parte de un equipo de trabajo y en él se va desenvolviendo y va aportando lo mejor que tiene. Esa es nuestra fortaleza.
—A Ricardo Colombi, cuando ganó en 2013, se le preguntó por el sucesor y dijo que ya lo tenía: anotó su nombre en un papelito y lo guardó en un cajón. Fue en una entrevista con El Litoral…
—Pero uno se convierte en candidato cuando lo mocionan, no antes. Uno puede tener intención y afinidad, pero se es candidato cuando se lo mociona públicamente. Yo soy desde ayer, desde la presentación.—Se habló mucho de resistencias internas a su designación. ¿Las hubo, las hay, las seguirá habiendo?
—Nosotros tenemos esas cosas… Puede haber lógicas aspiraciones, pero nosotros tenemos un proyecto político de un joven gobernador, Ricardo Colombi, que tiene una trayectoria exitosa. Pese a tener un límite constitucional, la gente ve que Colombi tiene mucho para adelante y esa fortaleza, al momento de generar una transición, también puede generar algo de rispideces, pero la fortaleza de ECO es ponerse de acuerdo con los distintos sectores, que no es fácil… anteponer el proyecto a los intereses personales.

—Mucha gente dice que es un títere de Ricardo. ¿Cómo se siente con eso?
—Cada uno tiene su característica. A mí no me preocupa que puedan decir ese tipo de cosas, porque nosotros lo que proponemos es un pacto con la sociedad. Estamos construyendo un nuevo pacto. Sabemos que, al haber tenido Ricardo un tan buen gobierno, la vara se pone alta para nosotros. Queremos que el correntino sea parte y que colabore con el gobierno. Es una conjunción que debemos trabajar juntos hacia el lado del desarrollo. Tenemos un rumbo sí, que es el que nos ha trazado Ricardo Colombi, y que propusieron los correntinos en el Pacto de Crecimiento que está en la Constitución.

—A los dirigentes y militantes que tienen algunas dudas con su candidatura, ¿los va a convocar, a convencer, o los va a ignorar?
—Nosotros vamos a convocar no sólo a los dirigentes que por ahí puedan gustar más o menos. Vamos a convocar a todos los correntinos. A radicales, liberales, a peronistas, a dirigentes sociales o deportivos. Hay muchos peronistas que nos están acompañando, así que vamos a convocar a todos porque tiene que ser el gobierno de todos. Puede haber disidencias, pero será hasta que terminen las elecciones. Después hay que trabajar para todos los correntinos. Menos pelea y más política para el desarrollo.

—¿Cuándo se conocerá el nombre del compañero o compañera de fórmula?
—Ya lo vamos a dar a conocer oportunamente.

—¿A quién prefiere para que lo acompañe? 
—No. Vamos a trabajar de la misma manera que se trabajó hasta ahora. Se está conversando.

—¿Hombre o mujer?
—Me parece que no hay que mirar el sexo sino las cualidades, las calidades y las condiciones que tengan para adecuarse al proyecto político a desarrollar.

—¿Qué quiso decir Colombi con eso de que usted tiene asfaltado el camino para enfrentar un proceso de 6 años?
—No lo sé. No me di cuenta de que dijo eso. Pudo haber sido un error, porque es una sutileza, pero el mandato -hoy- del gobernador es de 4 años. Pudo haberse referido al tiempo que le corresponde a Mauricio Macri.

—¿O sea que ya le dio por ganada la reelección?
—Pudo haberse referido a que vamos a ganar en estas elecciones y a la reelección del Presidente. Eso quiere decir que Corrientes va a estar bien estos 4 años, porque es la primera vez que nosotros vemos que hay un Presidente que cree en los correntinos y que aspira a concretar los sueños que tenemos y por los que venimos luchando desde hace mucho tiempo.

—Otra interpretación posible es empezar de nuevo el debate para unificar mandatos…
—Noooo. Por supuesto que es mejor tener los mandatos alineados con la Nación. Lamentablemente los correntinos fuimos presas, víctimas… Fuimos la provincia más intervenida porque estábamos en un país que no nos entendía. Entre los correntinos había mucha pelea que se está superando. Hoy tenemos armonía, paz social. Es la primera vez que los correntinos no estamos mirando el conflicto para cambiar el gobierno, sino el desarrollo.

—También eso eleva la vara.
—Por supuesto. Tenemos un enorme desafío por delante. Y ese camino asfaltado que decía Ricardo es lo que nosotros expresamos como la necesidad de alinear a la Nación con la Provincia para desarrollarnos. Pero con un trabajo que sea concienzudo.
Que tengamos a Carlos Vignolo en el Plan Belgrano es algo sumamente importante. Prueba de que este Gobierno Nacional mira el desarrollo del Norte argentino.

***

—¿Debatiría con “Camau” Espínola y el resto de los candidatos en el caso de que haya debate y más candidatos?
—No tengo problemas, pero lo vamos a ver más adelante. Vamos a ver si es el candidato.

—¿Lo está poniendo en duda?
—No. Vamos a ver si es el candidato, porque las listas cierran el 19 de agosto.

—Porque hubo una versión, surgida de las usinas oficiales, de que Espínola se bajaba…
—No. Sé que en el peronismo hay inconvenientes. O en el kirchnerismo.

—¿Ampliará, modificará o reducirá el gabinete en el caso de ganar?
—No. Nosotros tenemos que administrar. Y administraremos como estamos. Modificaciones se pueden hacer, pero es para hablarlo mucho más adelante, cuando ganemos el gobierno.

—¿Le gustaría sumar a algún opositor a su gabinete en el caso de que gane?
—A todos. Me gustaría incluir peronistas, a gente de otros sectores que estén consustanciados con el proyecto de ECO. Si están dispuestos a dejar de lado… y comulguen con lo que desde Encuentro por Corrientes proponemos, que primero estamos los correntinos, sin dudas.

—¿Cuáles son sus propuestas principales?
—Las vamos a presentar oportunamente. Estamos comprometidos básicamente con el desarrollo de los correntinos. Y vamos a tener muy en cuenta el Pacto Correntino para el Crecimiento.
Tenemos una oportunidad que es maravillosa. Estamos hablando de un cambio de gobierno que viene de la mano del pacto social, pero no de la mano de la crisis. Cuando agarró Ricardo Colombi la provincia en 2001, la situación era verdaderamente caótica. No se pagaban los sueldos, había cuasimonedas, inestabilidad, enfrentamientos entre los correntinos y hoy creo que eso ha sido superado. Tenemos paz social, una provincia que no debe nada y un Gobierno Nacional que confía en nuestros sueños, en nuestros anhelos, que creen en nosotros y nosotros en ellos.

—¿Cómo es la relación con el gobierno de Macri?
—Con el Gobierno Nacional somos socios. En la capacidad y anhelo de crecimiento.

—¿Y cómo es su relación con el Presidente?
—Al Presidente lo conozco: estuve con él y con Ricardo en un almuerzo antes de ir a un acto de cierre. Estuvimos una hora y media hablando. Tenemos una relación política. Voy a decir la verdad: amigo personal del Presidente no soy. Soy sí parte integrante de un gran equipo de trabajo y he compartido con él en varias oportunidades en la Quinta de Olivos con los diputados nacionales, en los gabinetes ampliados, pero siendo parte de los correntinos y de Encuentro por Corrientes, que ahora es más Cambiemos.

***

—¿Cuáles cree que son los problemas más acuciantes para la gente?
—Necesitamos generar más empleo. Para eso necesitamos tener mayor desarrollo. Por eso trabajamos hacia el desarrollo. Por eso hicimos mucho para lograr la Ley del Primer Empleo que hoy está dormida en el Congreso y que los diputados de la oposición no la quieren aprobar. Nos permitiría tener alguna promoción para que las empresas puedan incorporar gente joven. Es fundamental porque no tenemos leyes de promoción de empleo o direccionadas a la industrialización, por caso de la madera.

—¿Y salud, educación, seguridad, infraestructura?
—Son problemas serios que tenemos que resolverlos con la Nación. En materia de salud, en la zona Centro, en Buenos Aires, el 85% de la gente se atiende en los centros asistenciales privados. En la zona Norte se da a la inversa. Aquí, el 85% de la gente se atiende en el sistema público. Eso habla de una enorme diferencia en materia de ingresos para la salud publica en general que recae sobre las espaldas del Estado.
Carlos Menem, al transferir la educación a las provincias, se olvidó de transferir las partidas presupuestarias y eso hoy genera los inconvenientes que tenemos.

—En el caso del trabajo, que recién mencionaba, ¿se podría pensar en una ley de paritarias?
—Vamos a hablar con todos los sectores. Somos dialoguistas.

—¿Cambiará algo del rumbo del gobierno actual´? ¿O está todo bien?
—Bueno… Recién hablamos de salud, educación, trabajo. Tenemos problemas, pero las condiciones son otras. Si nosotros miramos para atrás, verdaderos problemas teníamos en 2001. El goteo de la coparticipación se transmitía en directo por radio y se publicaba en los diarios. Cuánto se depositaba en las cuentas públicas para ver qué parte del sueldo atrasado cuatro meses se pagaba. Ese fue el punto de partida en el que asumió Colombi. Con Cecacor, con la cadena de pagos rota, la educación destruida, la salud publica… Debiendo 4 o 5 presupuestos que hoy representarían 150 mil millones de pesos como si nada. Hoy tenemos una provincia con paz social, en orden, encaminada al crecimiento. Y vamos por más.

—¿Enfrentaría a los intereses que afectan a la ciudadanía? Empresarios especuladores, abusos en los servicios, pésimos y caros; malos tratos en dependencias públicas…
—Esa es la sociedad que tenemos. Pero creo que hay mucha gente muy valiosa, buena y muy preparada también. Porque si no, nos quedamos con lo malo. Hay peligros en la sociedad, sin lugar a dudas. Hay algunos que apuestan a que le vaya mal a la sociedad, y eso tenemos que tener en cuenta. Yo hago política desde hace 32 años y conozco bastante de la sociedad, lo que me permite estar en alerta contra todos los intereses nocivos de la sociedad. Por eso te confiere la sociedad el poder para que se puedan morigerar aquellos males y resaltar a los actores que hacen bien.

—¿Cómo cree que es la sociedad de Corrientes?
—No. ¡Cómo voy a calificar yo a la gente! Me parece que la gente es la que tiene que calificar al dirigente que se somete a su voluntad. Sería una falta de respeto que yo califique a un pueblo que quiero tanto.

—De ganar, ¿qué acciones desarrollaría contra el narcotráfico?
—Yo denunciaba en su momento la barbaridad que estaba haciendo la Nación en materia de narcotráfico, cuando se llevaban la Gendarmería de Ituzaingó y Virasoro. Hablábamos de una disminución de efectivos de la Prefectura Naval. Hoy se está tratando de revertir ese proceso.
En su momento creé las unidades de Toxicomanía en las Unidades Regionales. Hay que trabajar muy fuerte en el narcomenudeo. Como diputado estoy impulsando la creación del Juzgado Federal de Goya, para acercar la justicia al Centro-Sur de la provincia. Presenté el proyecto para crear el Juzgado Federal de Ituzaingó, donde el narcotráfico azota mucho más fuerte. Pero hay que involucrarse, no bajar los brazos y trabajar fuertemente.

—¿Y en la Policía, donde hay efectivos denunciados por participar en redes de narcotráfico, o en incumplimientos, como la supuesta inexistencia de retenes en el arroyo Guazú, donde cayó un auto?
—Primero: tenemos que seguir capacitando. Cuando asumí como ministro de Gobierno alargamos la carrera policial de 2 a 4 años. La carrera de suboficial, de 1 a 2 años. Hoy los que se incorporan tienen una formación mínima de 2 años. Y le dimos la posibilidad de que salgan técnicos, bajo control del Ministerio de Educación de la Nación, con la Tecnicatura en Seguridad Pública. Y después firmamos un convenio con la Universidad del Nordeste para que puedan ser licenciados en Seguridad Pública. Me parece que en materia educativa hemos dado un paso enorme. Por supuesto que falta, pero el primer paso es un paso educativo, de formación y después de selección. Esta carrera no tiene que ser una salida laboral solamente, sino una selección de los que tienen la vocación de servir a la comunidad, que es lo difícil. Después hay que poner mayor infraestructura y equipamiento, que es lo que se hace permanentemente.

—¿Piensa impulsar una política de género, de ser electo?             
—Cuando era ministro creé el primer Centro de Contención para mujeres víctimas de violencia. Creamos 9 comisarías de la mujer u oficinas. Hay que seguir extendiendo este trabajo, porque es preocupante, pero es una problemática que tiene hoy la sociedad.

—¿Analiza la posibilidad de incorporar a una mujer en el STJ, de ganar en octubre?
—Nosotros no tenemos problemas con las mujeres más allá de las capacidades. Hay muchísimas mujeres -la gran mayoría diría- en el Poder Judicial. Nuestras dos candidatas a diputadas nacionales son mujeres: Estela Regidor y Sofia Brambilla. La mujer está hoy preparada para ocupar cualquier rol en la sociedad.

—¿De acceder al Gobierno, continuará las gestiones por el traspaso de Transnea?  
—Por supuesto. Comparto el punto de vista del Gobierno Provincial en este tema energético, que es técnico. Me parece que el Estado lo puede hacer mejor.

***

—¿Cuál es el aporte que Valdés ya le hizo a la política?
—La pasión de tratar de hacer las cosas bien. De que nuestra sociedad se desarrolle. Cada uno de los cargos que tuve los desempeñé con pasión. Y trato de mejorar día a día.
—¿Y qué le aportará a la provincia en el caso de ser gobernador?
—Voy a hacer lo mismo. Trabajar incansablemente para que todos los días cada ciudadano de Corrientes esté un poco mejor, paso a paso, despacito, dedicándome full time a esta actividad que para mí es una vocación de servicio hace muchos años, no una salida laboral.

Amor, familia, amigos, River y Cabral

—¿Cómo vive su familia esta designación?
—Bien. Acompañando. Te cuento una anécdota: yo conocí a mi mujer en la facultad, y ella dice que me vio la primera vez en una asamblea pregonando los principios de la Reforma Universitaria cuando militábamos en Franja Morada, así que conoce mi vida política desde el primer día. Entiende, me respeta, sabe que yo defiendo lo que pienso y mis ideales.

—¿Qué dicen sus amigos?
—No tuve tiempo de hablar con ellos porque no paramos todavía. Después del acto comí algo y salimos a Virasoro. Volví y uno de los primeros conocidos que vengo a ver, está acá haciendome una entrevista. Ya vamos a tener tiempo seguramente. Ahora hay que trabajar para ganar las elecciones.

—En nombre de los saladeños, tengo que pasarle una factura, porque Juan Bautista Cabral no nació en Mercedes.
—Lo que pasa es que… ¿De qué equipo sos?

—De Cabral…
—Yo soy de River. No conozco tu equipo, pero bueno. La verdad es que ‘el que tiene boca se equivoca, y el que no, se calla la boca’. Yo soy un gran estudioso de la historia y me gusta mucho la historia de Corrientes, sobre todo la historia política. Y bueno, dije eso de Cabral. Son cosas que pasan.
Hay periodistas que tienen días buenos y días malos. ¿No es cierto?

—Por supuesto.
Bueno. Un furcio lo comete cualquiera.

—Por eso hay que desdramatizar el hecho.
—Por supuesto, pero hicieron leña…

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¿Quién es Gustavo Valdés y por qué fue elegido como sucesor?

 

Gustavo Adolfo Valdés es, pese a su juventud, un viejo afiliado a la Unión Cívica Radical (UCR). Actualmente representa a la provincia en la Cámara de Diputados de la Nación, desde donde -dice-, defiende los intereses de los correntinos. “Luchamos por la autonomía provincial y el federalismo. Patria, Libertad y Constitución”, reza su austero (y más bien tirando a pobre) cartel de marketing personal. Su página en Facebook fue mejorada en las vísperas, pero es anterior a la unción de Horacio Ricardo Colombi que lo convirtió, no sin discusiones, en el candidato a gobernador por la alianza ECO+Cambiemos.

-Valdés es un militante de siempre -dicen quienes de adolescentes lo vieron sostener pancartas durante la campaña que resultó en la presidencia de Raúl Ricardo Alfonsín, a quien admiró y admira casi con fanatismo.

Aquel adolescente vivió con euforia el retorno de la democracia y en 1985, con apenas 17 años, obtuvo su primer compromiso político: fue presidente del Centro de Estudiantes de su colegio en Ituzaingó. Más tarde integró el “Movimiento para la Democracia Social” (Modeso), y de allí hasta hoy estudió, trabajó, militó y subió la escalera de su carrera que podría coronar en menos de 3 meses con la Gobernación de Corrientes.

Gustavo Adolfo es abogado egresado de la Universidad Nacional del Nordeste en el año 1994 y tiene una maestría inconclusa en la Universidad Nacional del Litoral, además de capacitaciones relacionadas con la actividad política en el país como en el extranjero. La última de importancia fue en Amsterdam, donde presenció el proceso de un “juicio en ausencia”, que se estudia en Argentina para juzgar casos varios, como los de lesa humanidad.

En 1997 ingresó como empleado en la Dirección Nacional de Migraciones y un tiempo después, hasta 2001, fungió como jefe de la Delegación Corrientes de esa repartición donde aún hoy figura como empleado, aunque en situación de licencia. En paralelo ejerció el Derecho y entre otras cosas fue apoderado de los bancos Nación y de Corrientes, hasta que se postuló como edil.

Fue concejal de la Capital entre 2005 y 2009 y luego ministro de Gobierno, entre 2009 y 2013. Desde entonces es, y hasta el próximo 10 de diciembre será diputado nacional por Corrientes, y miembro, por el bloque de la UCR, del Consejo de la Magistratura.

Desde hace casi 3 años integra ese Consejo clave, en representación de la primera minoría de la Cámara baja. Asumió en noviembre de 2014 en reemplazo de un legislador por Córdoba bien conocido en Corrientes por sus dotes mágicos de administrar dólares y convertirlos en Cecacor: Oscar Raúl “El Milico” Aguad.

Desde el 18 de noviembre de 2014, entonces, Valdés es el único correntino en integrar aquel órgano del Poder Judicial de la Nación, que se compone de 13 miembros, 6 de los cuales son legisladores. Su espacio es el de la minoría, que se completa con el chaqueño Angel Rozas por el Senado. Sólo otro correntino ocupó ese espacio, cuando era de 20 miembros: José Antonio “Pocho” Romero Feris, desde 1999 hasta 2001.

Integra como vocal de la Cámara de Diputados de la Nación, además, la comisión bicameral de Fiscalización de Órganos y actividades de Seguridad Interior; las comisiones de Juicio Político, de Justicia, de Legislación General, de Transportes y, una de las más importantes simbólicamente: la de Libertad de Expresión.

Fue su desempeño en estos espacios -dicen-, una puerta de acceso y permanencia en los círculos selectos del gobierno de Macri, donde terminó despertando simpatías que fueron también fundamentales para su pre-elección.

***

Gustavo Adolfo Valdés tiene 48 años y cumplirá uno más el 15 de octubre próximo (7 días después de las elecciones), por lo que será una semana de puro festejo o de depresión, todo dependerá de la inclinación de las urnas.

Tiene una hermana mayor, y otros dos hermanos. Son 4 los Valdés.

Nació en Corrientes-Capital bajo el signo de Libra en 1968, pero fue criado en Ituzaingó, en el seno de una casa donde siempre se respiró, habló y ejerció la política. Su abuela paterna era dirigente autonomista, presidente de comité. Su abuela materna, compañera peronista, simpatizante de Julio Romero. Ambas docentes.

El es hijo de Juana Mosqueda, dirigente y ex concejal peronista en aquel rincón de la provincia que balconea a la represa de Yacyretá; y de Manuel Valdés, dos veces intendente de Ituzaingó por el radicalismo. Además, es sobrino de “El Burro” Octavio Valdés, quien fue también dos veces intendente de aquella localidad y luego legislador provincial por la UCR. Este tío suyo, por esas cosas que tiene la política correntina (fuertemente endogámica), fue quien truncó la aspiración de su cuñada de llegar a la intendencia.

-Le ganó a mamá las elecciones -recuerda hoy, entre risas, el candidato a gobernador. Ocurrió en 1997 esa compulsa entre su tío y su madre.

Está casado con Cristina Inés Garro: hija de un jefe de Gendarmería, nacida circunstancialmente en la provincia de San Juan y de profesión escribana, quien desarrolla sus actividades como personal de la Escribanía de Gobierno. También ella es militante de la UCR y referente del grupo denominado “Mujeres Radicales”. Se conocieron en la facultad y luego fueron novios hasta que contrajeron matrimonio en 1994. Ambos son padres de tres hijos: María Milagros de 23 (estudiante de Veterinaria), Manuel Enrique de 21 (estudiante de Ingeniería en Sistemas) y Gustavo Joaquín de 18 (terminó la Secundaria y analiza su futuro mientras sostiene un intercambio cultural).

Gustavo es de izquierda para escribir y de derecha para el resto de las cosas -dice un amigo que lo conoce puertas adentro, de entrecasa.

Después de reír, agrega:

Es una persona muy gaucha. Con los amigos es generoso. Le gustan las cosas simples. Ir a pescar, Ituzaingó, la Isla Apipé. Es de practicar deportes aeróbicos, va al gimnasio. Pero también le gusta la música, el chamamé (que canta y baila), compartir con amigos, extender la sobremesa de alguna cena. Discutir.

Tiene una personalidad muy fuerte. Puede pasar de la risa a la discusión, al reto, pero no reacciona con exceso. Podríamos decir que es de vocalización muy firme -agrega casi guiñando el ojo otro de los hombres que lo frecuenta los jueves, noches en las que Valdés se junta con los amigos que le dio la política. Casi siempre hay asado, bueno y bien regado.

– También esto -acota otro-: da la palabra y la cumple. Y si no le sale, lo reconoce. No es mentiroso, y eso le ha costado varios tirones de orejas.

***

Sin que nadie conozca en detalle la planilla meritocrática que sorteó para llegar a colgarse la cucarda de heredero, Gustavo Valdés es desde hoy la versión corregida y aumentada de Arturo Colombi, el primo del gobernador que llegó y dejó el sillón de Ferré, puesto y depuesto por su pariente, luego de que el puente de las lealtades se rompiera con las primeras tormentas, entre 2005 y 2006.

-Pero ¿por qué es la versión mejorada?

Porque es solidario con el proyecto. Porque es más inteligente. Porque tiene experiencia de gestión y en ese marco, si ganamos, va a ser un gobernador pleno -dijo un analista partidario.

Otro fue más lejos:

Gustavo Valdés es el mal menor para el sistema de ECO+Cambiemos: un general sin tropa que necesita de todos. Es joven y por lo tanto tiene trato con la juventud, pero a su vez es el único de los candidatos que no tiene jinetas suficientes para pasar a retiro a los gerontes del espacio, empezando por Ricardo Colombi y siguiendo por el presidente del partido, Sergio Flinta.

Su debilidad fue su fortaleza. Porque al no tener un andamiaje territorial de la magnitud que el resto de los candidatos, Colombi le prestará el suyo, asegurándose así que ninguno de los patos salga de la fila. De hecho: enseñados por Ricardo, todos aprendieron a nadar en círculos y, por lo que se ve, no hay ningún patito que vaya a nadar en línea recta con rumbo hacia el infinito.

No se sabe a ciencia cierta si estas evaluaciones están efectivamente medidas o constituyen una expresión de deseos de quienes las dicen. O si entrañan un resentimiento, como el de aquellos que se quejan del dedo sólo cuando éste no los señala. Lo cierto es que el que se quema con leche ve la vaca y llora. Y Colombi lo sabe. Por eso, creen los más desconfiados, el Gobernador dejará, más allá de la confianza personal que le tiene a Valdés, granadas de activación remota por si alguien osa desconocerlo. Sobre todo, en su nuevo puesto de la “teoría de roles”. Explicado en simple castellano esto sería como un remedo de aquella vieja estratagema peronista que inmortalizó a Cámpora: Valdés al gobierno, Colombi al poder.

***

-Si es por militancia, Gustavo es un gran militante. Si es por formación, Gustavo es un gran cuadro político. Si es por confianza, Gustavo es muy confiable. Pero la verdad es que no sé cómo se miden los méritos en la cabeza de Ricardo Colombi -dijo un dirigente y funcionario, congénere del actual diputado nacional.

Su dedicación y contracción al trabajo -según los que lo quieren-, jugó a favor de que el ituzaingueño sea presentado como candidato del oficialismo para intentar la patriada de seguir gobernando la provincia por otros 4 años, llegar a 20, romper todos los récord y sepultar las viejas glorias que el Pacto Autonomista-Liberal cosechó en sus años de predominio absoluto.

Los que no lo aprecian tanto -personas que hay que buscar adentro más que en la periferia del gobierno y de la alianza oficial-, reconocen igualmente su obsesión para conseguir las metas que se propone.

Metódico como varios, frío como pocos -dijo una fuente para retratarlo, y para poner en contexto su procedimiento para enfrentar la crisis de la elección interna, que fue más interna que crisis de elección.

La última fue una batalla grande, que enfrentó solo y ganó como un perro sabio: cerrando la boca para que no se le caiga el hueso. Así dejó atrás nada menos que Carlos Vignolo, a Sergio Flinta y a Eduardo Vischi. Y a otros tantos que intentaron catapultar su carrera política pisando las cenizas del líder, que todavía vive y manda.

-Cuando se tuvo que poner enfrente a los pesados radicales, lo hizo. No es un hombre de arrear. ¡Ojo! -advierte alguien que lo trata con asiduidad semanal.

***

Horacio Ricardo Colombi, el gran elector, patrón del gobierno, gestor de las ilusiones de perpetuidad e imitación caudillezca de Juan Ramón Vidal, jugó ahora su carta más brava:

Es Valdés o la calle -dicen algunos.

Es Valdés o ni eso -corrigen otros en una charla de cafetín.

Pero más allá del chascarrillo, hay preocupación, y un reclamo que se volvió unánime tras la borrasca interna del radicalismo:

Lo único que te pedimos es que no te equivoques -dicen que le advirtieron a Colombi.

-No me voy a equivocar y vamos a ganar -dicen que respondió.

Fue así como se definió el nombre del pretendido sucesor. Una mezcla entre la seguridad de Colombi y las inseguridades del PJ, que no sabe o no acierta en los compromisos electorales.

Dicen también que, al designar a Valdés, Colombi optó por un perfil similar al suyo: confrontativo, esquivo al diálogo o más afecto al monólogo, de posiciones fuertes y serias. Traducido más al negativo, esto refiere a veces a la parquedad y a otras a una postura vecina del autoritarismo.

Un capataz de estancia -gritó un ex radical transversal en una ronda con estancieros.

-No -dijo uno de ellos, mirándolo fijamente-. Quiere uno como él. Nosotros somos más educados.

Hubo risas cuando se escuchó esto, pero también mohines adustos. Puestos a analizar la descripción, “uno como él” debería también contener a todos, cosa que no pasa puertas adentro -hoy- con Gustavo Valdés, que fue al menos en un primer momento muy resistido.

Resistido por algunos dirigentes, y sólo de Capital -precisó una ricardista de la primera hora, de cuando Colombi aún se movía en moto por Mercedes.

Sabido es, de todas formas, que el tiempo y la birome (si es que llega a poseerla) cambian las cosas. También que el miedo es un catalizador de la disciplina partidaria. Y el espanto del llano ya mandó a varios a la farmacia a comprar hepatalgina, según dijo por televisión un experimentado dirigente radical. La cosa es digerir rápido el trago, que es más amargo entre quienes querían ser y al final no fueron.

Si alguien le puede reclamar algo a Colombi por lo de Valdés, somos los que estuvimos en las buenas y en las malas. No los que merodean. Algunos reclamos hay que tomarlos como de quien vienen -dijo la fiel ricardista (que habló, como todos los que lo hicieron para este perfil, bajo condición de anonimato).

En ese marco, alguien advirtió:

-Una cosa es puertas adentro, y otra cosa es de cara a la sociedad. Yo creo que, terminada la cuestión de la interna, Valdés será capaz de perforar esas resistencias y venderse como un hombre afable de cara al electorado en general. La verdad es que esperamos que así sea.

***

Hace un par de semanas, uno de sus contrincantes internos más poderosos, el ministro Carlos Vignolo fue el encargado de dar la noticia arropada como las del clero: indicó que la fórmula ya está definida y que el Gobernador sería el encargado de anunciarla.

Lo que puedo decir es que hay humo blanco. Ya hay candidatos y cuentan con el acompañamiento total e integral de la UCR y de la alianza ECO+Cambiemos.

La comunicación oficial se produjo en el Salón Lapacho del Club San Martín, en el marco de un acto en el que presentaron también a varios aspirantes a intendentes.

Ahora empieza otra etapa: hacer de Valdés un candidato competitivo que achique las distancias que, según las encuestas, alejaron a “Camau” Espínola por su instalación perpetua, desde que perdió en 2013.

***

En la previa, el diputado nacional dio pocas señales en de su carrera por la postulación mayor. Sólo se le escuchó la voz para decir, luego de la victoria de Eduardo Tassano en Capital (en las elecciones del 4 de junio), que es un “buen indicio” de cara a los comicios para renovar el Ejecutivo provincial.

Consultado para este perfil, no aceptó responder por qué fue elegido. Tampoco quiso definirse, aunque después recalculó:

Soy un afiliado radical, un militante político, colombista y ricardista.

Para completar la semblanza, amigos y adversarios hablaron por él. Y ante la pregunta sobre quién es realmente Gustavo Valdés, esto fue lo que dijeron:

Gustavo Valdés es un tipo muy confiable, muy aplicado para lograr sus objetivos. Un trabajador incansable de la política. Un tipo muy solidario y comprometido con acciones para el desarrollo social. Un hombre muy exigente con su equipo porque siempre quiere ganar. Un gran conciliador. Un gran amigo. Un buen líder.

-Como concejal tuvo una destacada actuación, en permanente contacto con los vecinos, atendiendo a cualquier hora, especialmente en situaciones de emergencia. Fundamentó siempre su tarea en el estudio, en el trabajo y en el compromiso con la franja de la población en situaciones de vulnerabilidad.

No hace falta decir desde qué orilla hicieron estas observaciones. Pero hay un lado B:

No acepta que lo contradigas. Eso genera desencuentros y discusiones. A veces pienso que es autoritario y más en el trato con algunas mujeres. Es medio peyorativo. Hay por ahí mucha gente a la que usó y no le cumplió políticamente. Es posesivo. Te hace notar si hablás con alguien que no le gusta. Tiene su círculo cerrado de fieles. Ojalá lo cuiden. A veces creo que es peor que Colombi por soberbia y falta de equilibrio. Ojalá me equivoque.

La síntesis la hace un viejo dirigente de esos que cenan con él los jueves, desde hace ya bastante tiempo.

Gustavo es Ricardo. Lo idolatra. Pero es Gustavo.

 

 

 

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La expectativa y el verso

La política local y nacional está en plena transformación orgánica. Ata y desata alianzas, teje y desteje conveniencias, elucubra bienestares con promesas de fantasía mientras piensa efectivamente en la zancadilla, en la forma de ganar y quedarse con el poder: los cargos y los sueldos, que de eso se trata. Muy poco de ese genérico al que todos aluden, pero nadie atiende: “la gente”.
Estas campañas escalonadas (que particularmente en Corrientes desembocarán en 4, que pueden ser 5 elecciones) son como siempre un festival de mentiras aceptadas.
Muchas de esas mentiras se sustentan desde el discurso y otras tantas desde las acciones, o mejor, desde la falta de acciones, que es lo que más duele. Porque así estamos: esperando que la provincia arranque, que la educación mejore, que la gente se cure, que tenga viviendas para estar, energía para trabajar, rutas para andar, trabajo para vivir y no vivir para robar, oportunidades para proyectar y futuro para quedarse.
¿Está todo esto en la agenda electoral nacional y provincial?
En Corrientes no se discute. En el país tampoco. De hecho, según ordenó Duran Barba a sus candidatos, ni siquiera deben detenerse en estas nimiedades. Según publicó el diario La Nación, el capo de los vendedores de espejitos de colores dijo así: “Ustedes no respondan lo que les preguntan los periodistas y los políticos. Ustedes háblenle a la gente”.

***
En estos párrafos, algunas anotaciones sobre la campaña que estamos transitando aquí y allá:
* En Corrientes se juega el gobierno provincial, 71 gobiernos municipales y 15 bancas legislativas. En el país, por otro lado, la conformación del Congreso y su consiguiente sofreno o profundización del nuevo modelo nacional. El de la cincha cool: te ajusto, pero cuidando las formas y sin cadena.
* Aquí la cosa empezó temprano, con la elección de Capital, el municipio 72. Ganó Tassano y perdió Ríos, abriendo una transición inédita, larga y por momentos peligrosa. La Comuna (con el resultado puesto) hace lo que puede tirando a “sólo lo que debe”, mínimamente, y los triunfantes tratan de armarse en el medio de una “veda de acción” impuesta “desde arriba”.
* La fórmula de los doctores, dicen ellos mismos, hablará de gabinete cuando se defina la elección de gobernador, lo cual puede leerse sólo de una manera: a la ciudad le quedará lo que sobra del gobierno si es que ganan el gobierno, o será el aguantadero del gobierno si es que pierden el gobierno.
* “Camau” Espínola corre solo. Por el momento la suya es una carrera contra el viento. Sostiene su candidatura con altibajos: no por su valía, ni por las acciones que despliega ni por las encuestas, que lo acompañan (obviamente, por la soledad del escenario), sino porque esta es una carrera de resistencia, para lo cual, entre otras cosas, hace falta, además de inteligencia y unidad estratégica, recursos y avales. Y en el peronismo correntino, tal como están las cosas, pocos garantizan las cuatro cosas.
* En el Gobierno la cosa transcurre de manera ambivalente. Envalentonados por el triunfo de Capital, muchos ya se reparten la provincia. Pero creció la interna producto de esa misma elección, lo que estiró las caras de los supuestos elegidos que supuestamente no serán los elegidos.
* Es verdad, de todos modos, que una cosa es jugar a la interna lejos del poder y otra muy distinta es desafiar al poderoso desde adentro mismo de un poder que lleva años no sólo reproduciéndose en sí mismo, sino generando condiciones de desarrollo para muchos personajes que verían sus cuentas más bien raídas si intentan lo mismo en el sector privado.
* Dinero por obediencia parece ser la consigna. Solo eso. No es tanta molestia como el espanto de tener que levantarse, 16 años después, a trabajar por cuenta propia, o para una empresa no tan generosa como el Estado. Es esa, además de la figura potente y exitosa de Ricardo Colombi, lo que mantiene a las masas, y a dirigentes que se detestan, calladitos y bajo el mismo techo.
* No los une el amor, sino el espanto del llano.
* Hubo desafíos y berrinches, amenazas de renuncias y algunas reuniones a los gritos. No fue en el PJ, que a juzgar por las acciones de sus dirigentes aprendió a disgregarse en silencio.
* Esta vez todo pasó en la mismísima casa de Gobierno, excediéndola. Fue tanta la cantidad de gente que operó (los últimos 15 días) para uno y otro bando, que puso en guardia al propio Colombi, quien no tuvo más que cortar por lo sano. Eligió al elegido, al que lo formó personalmente desde hace largos años, y abrió la puerta. El que no está de acuerdo, dijo una vez más, puede irse. La puerta se cerró y, por lo que se sabe, todos siguen adentro.
* Inteligente juego de Colombi sostenido sobre las mentiras de las fechas y las intrigas palaciegas en cuanto a la elección de su sucesor, que mantiene a los medios y a la gente de a pie en situación de una “gigantesca” expectativa que de otro modo no sería tal.
* Gol de “Lalaca”, que lo único que hace es parar la pelota y manejar los tiempos. (De hecho, cierto o no, Horacio Ricardo Colombi, lo primero que dijo cuando ganó en 2013 fue que ya tenía el nombre de su heredero).
* Ambos frentes mayoritarios motorizados por la UCR y el PJ niegan todo, pero transcurren sus días en el marco de una sórdida interna que puede sacudir estanterías.
* Y mientras tanto las Paso: creación del kirchnerismo que no usa el kirchnerismo. Blanco perfecto del macrismo que discursea una cosa, pero hace otra. Tampoco Cambiemos usa las Paso, lo que demuestra lo rápida que es la clase política, aun la que se jacta de distinta, para sucumbir ante las delicias autoritarias del dedo.
* En Corrientes, propios y ajenos, todos ellos antikirchneristas, critican la dedocracia, pero miran hacia otro lado cuando pasan frente a la vereda de ECO+Cambiemos, que tiene bien guardadas las urnas, lo que generó reacciones de dirigentes como Ingrid Jetter o Gustavo Canteros. Así de cínicos son. Y los que acusan recibo del golpe se defienden atacando: ni Jetter ni Canteros llegaron a dónde llegaron por medio de sufragio interno. Ni más ni menos que la persistencia del error por conveniencia coyuntural.
* Pobre Lisandro Almirón que quiso ir a internas en el frente oficial, olvidando que para eso necesitaba una carta democrática que no estaba disponible.
* En fin. Todo está en movimiento. Para muestra, lo que pasa en Buenos Aires: Cristina tomó de Durán Barba lo que Durán Barba tomó de Obama lo que Obama tomó de lo que hacían otros y otros y de allí hasta los griegos. Pero el PRO reclama el copyright. Hace unas horas, incluso, el ministro Frigerio sugirió que CFK copió tanto, que sólo le faltan los globos amarillos.
* Al cruce de todos salió Randazzo. De Massa por su oportunismo de siempre. De su ex jefa Cristina por su soberbia galopante. Y del macrismo porque, según el ex ministro kirchnerista, Macri, Peña y Frigerio, entre otros, tomaron lo peor del kirchnerismo: crucificar al que piensa distinto.
Así está hoy la cosa. Nada cambia. Pura pirotécnica. Y sin querer queriendo, ya estamos empezando el segundo “segundo semestre” al que alguien alguna vez marcó como el punto de partida para que algo pase.

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Director en The New York Times disertó en Buenos Aires sobre el presente y futuro del periodismo

El periodismo atraviesa un momento de crisis que se extiende pesada y peligrosamente, por un lado, pero generando oportunidades en iguales cantidades, por otro. La irrupción de las nuevas tecnologías, de herramientas digitales variadas, de las redes sociales y su consecuente horizontalización tanto en la producción como en el consumo de información, hizo tambalear las bases del negocio y del oficio. Con los años, persisten las dudas acerca de hacia dónde ir, pero al mismo tiempo emergen algunas respuestas.
Sobre la industria periodística se sabe: el papel sostiene lo digital, lo potencia, pero al mismo tiempo lo sofrena. Que el papel se paga y la web es gratis, y no hay (sólo) una receta acerca de cómo financiar esa nueva estructura. Que, en definitiva, mientras se sigue discutiendo, lo único cierto es que “al mejor oficio del mundo”, como definió el gran maestro García Márquez, lo salvará lo de siempre: el periodismo de calidad.
Hay otra certeza: para saber más o menos la dirección que toman las investigaciones y los procesos exitosos de lo que podría referenciarse en la actualidad con una especie de “nuevo periodismo”, desde un punto de vista más general, profesional e industrial, es saludable mirar siempre lo que están haciendo, entre otros, el gigante norteamericano New York Times. Fue en ese marco, justamente, que El Litoral participó el jueves de un encuentro organizado por el Grupo Telecom con Andrew Phelps, director de “Productos” en el “multimedio” neoyorkino fundado el 18 de septiembre de 1851, quien abordó los nuevos escenarios de innovación en la profesión periodística.
Del panel también participaron Ricardo Roa, editor general adjunto del diario Clarín y José del Río, adscripto a la Secretaría General de Redacción del diario La Nación, quienes compartieron con cerca de 200 periodistas de los diarios más importantes del país sus experiencias en este contexto de transformación de los medios.

Las claves de la ponencia de Phelps podrían resumirse así:
La industria periodística se pasó años diciéndole a la gente que las noticias son gratis, pero en realidad el público entiende que el periodismo de calidad es caro y está dispuesto a pagar. El Times lo resolvió con lo que se conoce como “un muro de pago”, es decir, un sistema flexible de suscripción digital.
-Al periodismo de alta calidad, el lector lo reconoce y valora pagarlo. Y esto porque el periodismo de calidad, es y será siempre la salvaguarda del periodismo a secas.
-En 2015 el Times superó el millón de suscriptores, hoy ya son más de 2 millones más 1 millón de los suscriptores al diario de papel.
El número de suscriptores digitales de The New York Times se disparó desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos.
-El gran crecimiento de las suscripciones digitales se dio en noviembre de 2016, especialmente después de que se publicara un tweet de @realDonaldTrump en el que expresaba que el Times mentía y que ese medio no era su enemigo sino “el enemigo del pueblo norteamericano”. El mismo pueblo que contestó redoblando la apuesta por un periodismo de calidad.

Nosotros apelamos a la inteligencia, pero también a la emocionalidad del lector. Y no importa el formato o la plataforma. El @NYTimes hace periodismo aún en Snapchat.
-Nos importaba lograr impacto con nuestro trabajo, pero no habíamos hecho nada para lograr el impacto en la era digital. Por ello trabajamos en el desarrollo de audiencias: tiene que ver con poner al lector en el centro. Se trata de una cantidad de herramientas digitales para que el periodismo llegue a mayor cantidad de gente.
-En los últimos años el número de plataformas por donde circulan las noticias explotó. Además de pensar en la primera plana, tenemos que pensar en aplicaciones móviles y en redes sociales como Facebook, Twitter o Snapchat.
La competencia hoy es por la atención. Es con otros diarios, con Google y Facebook, pero también con Netflix y Spotify, y hasta con los videojuegos que están en el celular.
-La innovación no significa crear algo nuevo cada día, sino sentirse cómodo con los cambios, que, se sabe desde hace cientos de años, es lo único que perdura.
El desafío: hacer periodismo con el mismo rigor de siempre, pero con tecnologías de ahora y de mañana.
-No hacer nada o ser tímidos al imaginar el futuro es quedarse atrás.

Conclusión.

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Conferencia internacional

Fue en el marco de los agasajos por el Mes del Periodista que el Grupo Telecom organizó el jueves pasado en su sede central, Buenos Aires, la jornada de Innovación, Tecnología y Periodismo de la que participaron cerca de 200 colegas de todo el país, entre ellos dos de El Litoral: el subdirector adjunto, Eduardo Ledesma, y el jefe de Redacción Web, Sebastián Bravo.
La exposición central de esta actividad internacional estuvo a cargo de Andrew Phelps, director de Productos de The New York Times, coautor del equipo Innovation Report del NYT que dio su mirada y perspectivas sobre las claves de la innovación permanente en los medios. Del panel participaron también Ricardo Roa, editor de Clarín y José del Río, secretario de La Nación.
Los presentó Pedro López Matheu, director de Relaciones y Medios de Telecom, quien a su turno dijo que la idea de la firma es “acompañar a los medios brindándoles nuevas experiencias de servicio, generando conversaciones y debates sobre los nuevos escenarios comunicacionales, con el objetivo principal de profundizar junto con líderes de opinión, periodistas y trabajadores de prensa, el potencial que el uso de la tecnología brinda en esta nueva etapa”.

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