La nueva agenda de Corrientes

El categórico triunfo que el gobernador Gustavo Valdés consiguió el domingo pasado en las elecciones legislativas con las que plebiscitó su gestión, arroja resultados que van más allá de los números, confirmados este viernes por el escrutinio definitivo.
Los guarismos puros y duros indican que el 70% del electorado correntino fue a las urnas: 583.621 sobre los 833.689 que estaban habilitados; y que de ese total, más del 60% le extendió un blindaje de amplio espectro al Gobernador: alrededor de 325 mil voluntades.
Los resultados indican también -como ya se dijo la semana pasada- “que al margen de sus responsabilidades y la mesura que debiera imponerle la investidura totalizadora que ostenta”, Valdés puede saborear como propia esta performance histórica: no sólo logró sumar más votos que cuando ganó la gobernación el 8 de octubre de 2017, sino que apiló una diferencia de más de 40 puntos con la vertiente peronista que salió segunda, el Frente para la Victoria; y que ese aval popular le dará, a partir del 10 de diciembre, dos tercios en ambas cámaras legislativas. En ambas.
¿Qué más significa semejante nivel de apoyo popular? Podríamos explicarlo en estos puntos:

1. Que ante la falta de una oposición real, deberá el propio Valdés generar los anticuerpos para el mal de la autocracia. Lo sabe, y por eso dijo, el lunes, que esta elección “nos obliga a darnos un baño de humildad (para) no avasallar al otro”. “Si nosotros utilizamos los números que nos otorgó la ciudadanía en las cámaras, terminaremos destrozando (todo), y si no hacemos un Estado de mayor calidad democrática, tenderíamos a generar un Estado autocrático. Si nosotros agregamos humildad y escucha, vamos a mejorar la calidad institucional” de Corrientes.

2. Que ahora tiene todos los resortes institucionales formales para desarrollar su gobierno: un Poder Judicial que renació con el proceso que empezó Ricardo Colombi en 2001 y que en general acompaña; y un Poder Legislativo con mayorías especiales para tratar sin necesidad de negociación todos los temas: desde las declaraciones menores, pasando por los empréstitos, hasta llegar -eventualmente- a la necesidad de alguna reforma mayor. Se trata de una suma de poder cuyo uso demanda otra suma similar de compromiso y sensatez republicana.

3. Que el Gobernador fue avalado por la ciudadanía para cumplir lo que postula y que genera adhesiones mayoritarias: el desarrollo y la modernización, la ampliación de derechos, la generación de trabajo de calidad, de infraestructura acorde y la pelea contra la pobreza.

4. Valdés obtuvo el domingo pasado las herramientas que necesitaba para plantear, sin excusas, las condiciones de desarrollo para nuestros recursos naturales, el emprendedurismo, la industrialización y la innovación (que venía siendo demorada en la conciencia y el accionar de varios de los mandantes anteriores).

5. El Gobernador obtuvo los avales legislativos que necesitaba para avanzar con las reformas electorales que viene planteando: la paridad de género en todas las listas y el voto joven en todas las elecciones. Ojalá también le alcance para revisar el sistema electoral arcaico con el que vota Corrientes, y que de una vez por todas aparezca un método más equilibrado, más seguro, más amigable con los votantes, más barato y más ecológico.
(Y ojalá que los socios de ECO, de paso, encuentren otro mecanismo para contarse las costillas, y que ese método de orden interno no sea a costa de todos. Y ojalá que la oposición encuentre al menos algo de orden interno, con el mecanismo que sea).

6. El Gobierno, el más fuerte que se recuerde en la historia reciente de la provincia, fue pertrechado para elevar la mira. Para pasar del pago de sueldos en tiempo y forma a la creación de más sueldos, mejores oportunidades y al fomento de trabajo privado de calidad.

7. Fue dotado para colocar a Corrientes en el radar del mundo, para buscar inversiones y para generar condiciones de despegue. Para avanzar más rápido en la generación de energía, la ampliación de rutas aéreas, de rutas productivas viales y de puertos; para abrir y eficientizar nuestros pasos fronterizos que además fortalecerán todavía más la integración regional. Corrientes debería usufructuar su ubicación estratégica como territorio central y vital del Mercosur.

8. Gustavo Valdés consiguió el domingo un crédito extenso para trabajar al menos en dos bandas: en la diaria, que implica atender la agenda de la pobreza; y en la de mediano y largo plazo, que exige otro tipo de itinerarios, igual de acuciantes e importantes. Se inscriben allí las agendas intelectuales, culturales, turísticas. La tecnología. Los nuevos derechos. El amplio abanico de la producción con alto valor agregado, temas que impactan de lleno en los sectores de la población que, con potencialidades por encima de la media, están pensando más en el autoexilio que en la espera de una alineación interestatal que nunca llega. O que fracasa una y otra vez.

9. El domingo, Valdés fue mandado a la cofa a explorar oportunidades que estén más allá de las urgencias internas. El propio presidente Mauricio Macri advirtió el cambio de envergadura del dirigente correntino y hay quien dice (ya se escribió sobre ello en la prensa nacional) que hasta lo están apuntalando para que sea el interlocutor del PRO con el radicalismo, partido en donde anidan dirigentes que no asumen la contradicción histórica que implica apoyar a un gobierno insensible como el de Cambiemos.

10. Valdés consiguió en las urnas un respaldo que es también una brújula para su gestión. “La provincia no es sólo la economía sino también más instituciones. Y si la sociedad no sabe dónde va, no acompaña, por eso hay que tener una agenda nueva, visión de futuro, mejorar, fortalecer y desarrollar nuevas instituciones para que la gente vaya no sólo por el buen clima político, sino por la calidad de las instituciones”, expresó hace un par de días el consultor Enrique Zuleta Puceiro, hablando por Radio Dos. Hay allí una clave: mayor institucionalidad, que no es mayor burocracia.

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El respaldo está. Que el Gobierno se fortalezca para hacer y no para atropellar será la tarea más difícil que tendrá en adelante Valdés, que además tiene como mandato no escrito evitar cualquier condición de quiebre en el único lugar donde hiberna una amenaza fuerte para su crecimiento: su propio frente interno.
Será crucial, en el corto plazo, ver cómo genera la cobertura de las vacantes. Varios funcionarios fueron promovidos a legisladores y casi todos consiguieron ese salto de seguridad social, razón por la cual el Gobierno tendrá la necesidad de reponer hombres y mujeres. Tal vez sea la ocasión, incluso, para incorporar más mujeres y de ese modo empezar a saldar una de las promesas de campaña.
Por lo pronto, y con respecto al resto de los temas, el Gobernador ya dio algunas señales de hacia dónde quiere ir. En la semana fue a ver al presidente Macri. Volvió para cortar cintas de algunas de las muchas obras que el Gobierno financia en la Capital, como no se hacía desde 2001, y luego retornó a Buenos Aires, donde se reunió con el Presidente de Brasil.
Con Bolsonaro (más allá de lo que representa en lo personal y de los acuerdos o desacuerdos que puedan generar sus postulados ideológicos-políticos) planteó la necesidad de “la integración económica, social y cultural entre nuestras ciudades fronterizas”. Según se informó, ese fue el tema sobre el que dialogaron el Gobernador local y el Presidente carioca en el almuerzo en su honor ofrecido en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada. Es que para Corrientes, como para Argentina, Brasil es mucho más que un vecino rico, un shopping de frontera o un lindo lugar para ir de vacaciones.
De aquí en adelante lo que aparece es el viaje a China, expedición que emprenderán esta semana el Gobernador y una comitiva de funcionarios, legisladores y empresarios para plantear dos intereses puntuales que tienen escala y volumen para la economía local: la exportación de carne y de madera.
He aquí una agenda. Sobre esto es lo que debe acordar, aportar, discutir u oponerse la oposición, mientras encuentran sus propios temas, curan las heridas producidas en el devenir de sus traiciones y se fortalecen saneando sus diferencias democráticamente. Está claro que el ataque por el ataque no da resultados. La hegemonía de ECO no menguará si enfrente sólo hay un puñado de intereses personales disfrazados de partidos. Ya van varias elecciones. Es tiempo de que la oposición tome nota de que el electorado correntino viene votando construcciones colectivas, mas no aventuras de grupúsculos enajenados.
Al oficialismo, en cambio, se lo observará desde el prisma de la deontología. Valdés no puede pedir más. Tiene una provincia -podríamos decir- en orden (más allá de las dificultades de mucha gente para llegar a fin de mes) y un programa de gobierno. Tiene lo necesario. Por cómo lleva a puerto este barco con viento de cola se lo juzgará en dos años. Y en los libros de historia.

About the author: Eduardo Ledesma

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