Colombi: “Nuestra provincia fue castigada por su posicionamiento político”

Un funcionario del gobierno correntino dio tal vez la definición gráfica más contundente, fuera de los oropeles discursivos, de la reprimenda institucional que Ricardo Colombi descargó ayer contra Cristina Fernández y su gobierno. Semejante reconvención no se la dedicó nunca antes un gobernador y menos ante una Asamblea Legislativa, pero es verdad también que nunca antes el kirchnerismo estuvo tan cerca de los cuarteles de invierno como ahora.
“Hoy hasta el heladero le pega a Cristina”, dijo en clave de sorna, el mencionado funcionario, otrora concejal, reconociendo agriamente que nunca se le animaron a tanto a la señora, mucho menos cuando el Gobierno de la Provincia, en sus distintas versiones, a lo largo de la última década, estuvo más cerca que lejos, cuando no transitaba los períodos de sociedad plena con el kirchnerismo.
En ese contexto, pero sin dejar de lado el período electoral que se avecina, debe leerse el mensaje de Colombi que causó ardor a más de uno en la mañana de ayer.
Lo que sigue es un resumen de las frases más picantes del extenso discurso del primer mandatario:

Estamos transitando una etapa política altamente sensible, en la que se requiere de mucha sensatez, y para ello no hay que dejarse llevar por pasiones, ni enfervorizarse livianamente.

El momento es especialmente delicado. El país convive con la sensación de haber perdido una oportunidad.

Estas circunstancias son graves, y no se superarán por un resultado electoral, cualquiera sea el mismo.

El Gobierno Provincial tiene errores y aciertos, pero su norte es la calidad de vida de los correntinos, y no la confrontación con sector alguno de la vida política y social.

La sensación institucional a nivel nacional es preocupante y nos duele. No porque veamos un escenario conspirativo. Nos preocupa el clima enrarecido, la vuelta de la violencia a la vida pública. Nos parece delicado, que problemas de esta naturaleza no nos encuentren a los Argentinos juntos, buscando soluciones.

Compartimos la crisis energética con el país, pero eso no nos saca el peso de la responsabilidad, simplemente lo señalamos porque en la base de esta compleja situación se encuentra una política tarifaria nacional que ha agravado el funcionamiento de las empresas del sector.

La política energética actual tiene la misma matriz que en la década de los años 90’. Desde aquel momento hasta hoy, con una continuidad aterradora, se ha seguido la política de transferir problemas a las provincias.

Nosotros creemos que el país tiene deudas históricas, que para saldarse, necesitan de la cooperación de todos, gobernantes y ciudadanos.
El Gobierno Nacional ha elegido otro camino. Tiene siempre un responsable a mano al que señalar, y se ha centrado mucho más en dichos señalamientos, que en superar los obstáculos, con el concurso de los argentinos de bien.

Ignorar el pasado es un error, vivir en el pasado también lo es.

Las crisis se engendran en silencio, cada vez que la cerrazón política le gana al espíritu de construcción.

Hoy, percibimos un clima de exagerada hostilidad y ausencia de apertura.

La persistente tendencia a no dialogar con la oposición, el manejo de la mayoría parlamentaria como instrumento de imposición, y otros desvíos de esa naturaleza, han empobrecido la vida política.

El Gobierno Nacional ha confundido vocación transformadora con obstinación, y ha hecho un uso indebido del poder, que una mayoría electoral le ha conferido.

Construir poder no significa ir en contra de esa conquista; ni tampoco usar la movilización popular como una forma de asedio a las instituciones.

Faltan pocos meses para las elecciones presidenciales, tenemos la esperanza de que se abra un tiempo de cooperación y diálogo, para que cerremos la grieta y nos pongamos a trabajar juntos, como nos reclama la ciudadanía.

La Nación toda sabe que se están consolidando elementos de una transición traumática que deberíamos evitar.

La deuda pública nacional está sin acuerdo, y por lo tanto con dificultades para ir al mercado de capitales, las tarifas atrasadas, la inflación sin tratamiento adecuado, las economías regionales en crisis. Todo esto no puede esperar al próximo gobierno.

Debemos recordar, que así como la crisis del 2001 no perdonó a ninguno de los responsables, una nueva crisis engendrada desde ahora, no eximirá de responsabilidades a quienes no hayan hecho lo suficiente por evitarla.

Dejemos de hablar de un golpe que no existe, se trata de una circunstancia superada, sencillamente porque el pueblo argentino está del lado de la democracia, de las instituciones y de la paz.

El Gobierno Nacional no debería dejar pasar la oportunidad de poner estos grandes problemas en una mesa, mostrando sensibilidad y grandeza; y la oposición debería sacarlos del debate electoral.

Esta provincia fue castigada por su posicionamiento político, recibiendo ostensiblemente menores inversiones federales que sus vecinas. Lo que planteamos no lo hacemos en una actitud de víctima, decimos que la democracia argentina no se merece esa degradación.

Necesitamos que la inversión pública federal siga criterios racionales, porque el país lo precisa; porque es necesario recuperar la confianza de los ciudadanos en el Estado, porque a la larga no le hace bien ni al que da, que queda cuestionado, ni al que recibe que debe pleitesía.

Nosotros optamos por un camino digno: apoyar lo que creemos conveniente y plantear nuestras disidencias con respeto institucional.

Lamentablemente, debemos señalar que la lógica amigo/enemigo ha envuelto la política. Debemos apostar por salir definitivamente de ese enredo. Quienes han optado por otro camino no son nuestros enemigos, muchas de sus causas son justas. Nosotros, tampoco nos consideramos enemigos de nadie, por hacer los señalamientos que creemos justos.

Ni las diferencias deben enfrentarnos definitivamente, ni las coincidencias llevarnos a una complicidad inmadura. La Nación eligió una senda excluyente, y nos perdimos la oportunidad de colaborar.

En la provincia hemos tratado por todos los medios de evitar esas circunstancias, y a la vista está demostrado cómo el Gobierno Provincial se despliega en todo el territorio sin consideraciones políticas, con las obras y gestiones que se necesitan.

Es sencillo, sólo hace falta la voluntad política de reconocer liderazgos plurales, y entender tanto el consenso como el disenso.

Nos inspira el futuro y hacia él vamos, sin temores, sin aflojar y sin mentiras ni engaños.

About the author: Eduardo Ledesma

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