Gabo, cartas y recuerdos

Para los que abrazamos el noble oficio del periodismo, creemos en el poder de la narrativa latinoamericana y nos apasionan las historias de superación de los grandes que no siempre lo fueron: pues para ellos, para nosotros, “Gabo, cartas y recuerdos”, de Plinio Apuleyo Mendoza.

El libro es de 2013, pero en estos días, un poco por descanso y otro poco para saciar la búsqueda de siempre, que consiste en escudriñar la arquitectura de los grandes escritores del continente, me abalancé sobre el ejemplar y lo devoré en un par de días.

Gabo, de Mendoza, su amigo de siempre, es un texto simple, pero lleno de enseñanzas. Demás está decir que es uno de los tantos textos que recomendaría a los estudiantes de periodismo, a los periodistas que ya lo son y lo ejercen, a los aprendices de escritores e incluso a los consagrados de la literatura. ¿Por qué? Porque aquí hay vida vivida, no contada ni leída. Porque hay experiencia. Porque hay polvo en los zapatos y muchos vacíos de panza antes que gloria u oficinas.

Dicen los libreros esto:

“Cuenta Plinio Apuleyo Mendoza que, a veces, su amigo Gabriel García Márquez, el novelista idolatrado por millones de lectores en todo el mundo, se libera del peso de su propio mito y vuelve a ser, simplemente, Gabo. Este libro nos habla de esos momentos. Del Gabo auténtico, conocido solo por su círculo más íntimo.

“Es un retrato emocionante y a ratos sorprendente del escritor colombiano, desde sus comienzos como aspirante a periodista hasta su consagración definitiva con el Premio Nobel de Literatura.

“Además, el libro incluye once cartas inéditas escritas por Gabo a Plinio, su confidente literario. Se trata de documentos de un extraordinario valor, en los que el novelista expresa sus dudas, dificultades y esperanzas durante la escritura de obras maestras como “Cien años de soledad” o “El otoño del patriarca”.

Particularmente a mi impactó muchísimo una historia. La de Gabo en Rusia, en la Plaza Roja de Moscú frente al cadáver de Stalin embalsamado.

-Tiene manos de mujer -pensó.

Muchos años después, cuenta Mendoza, esas manos fueron las manos de uno de sus patriarcas.

Altamente recomendado.

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Cinco cuentos cortos y magníficos de Gabriel García Márquez

Santiago Mutis Durán descubrió estos cinco relatos buscando entre los papeles de Gabriel García Márquez para hacer una exposición en su honor. Finalmente los llamó “Los cinco cuentos cortos más bellos del mundo”.
1. Un niño de unos cinco años que ha perdido a su madre entre la muchedumbre de una feria se acerca a un agente de la policía y le pregunta: “¿No ha visto usted a una señora que anda sin un niño como yo?”.

2. Mary Jo, de dos años de edad, está aprendiendo a jugar en tinieblas, después de que sus padres, el señor y la señora May, se vieron obligados a escoger entre la vida de la pequeña o que quedara ciega para el resto de su vida. A la pequeña Mary Jo le sacaron ambos ojos en la Clínica Mayo, después de que seis eminentes especialistas dieron su diagnóstico: retinoblastoma. A los cuatro días después de operada, la pequeña dijo: “Mamá, no puedo despertarme… No puedo despertarme”.

3. Es el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde un décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.
4. Dos exploradores lograron refugiarse en una cabaña abandonada, después de haber vivido tres angustiosos días extraviados en la nieve. Al cabo de otros tres días, uno de ellos murió. El sobreviviente excavó una fosa en la nieve, a unos cien metros de la cabaña, y sepultó el cadáver. Al día siguiente, sin embargo, al despertar de su primer sueño apacible, lo encontró otra vez dentro de la casa, muerto y petrificado por el hielo, pero sentado como un visitante formal frente a su cama. Lo sepultó de nuevo, tal vez en una tumba más distante, pero al despertar al día siguiente volvió a encontrarlo sentado frente a su cama. Entonces perdió la razón. Por el diario que había llevado hasta entonces se pudo conocer la verdad de su historia. Entre las muchas explicaciones que trataron de darse al enigma, una parecía ser la más verosímil: el sobreviviente se había sentido tan afectado por su soledad que él mismo desenterraba dormido el cadáver que enterraba despierto.

5. El pelotón de fusilamiento lo sacó de su celda en un amanecer glacial, y todos tuvieron que atravesar a pie un campo nevado para llegar al sitio de la ejecución. Los guardias civiles estaban bien protegidos del frío con capas, guantes y tricornios, pero aun así tiritaban a través del yermo helado. El pobre prisionero, que solo llevaba una chaqueta de lana deshilachada, no hacía más que frotarse el cuerpo casi petrificado, mientras se lamentaba en voz alta del frío mortal. A un cierto momento, el comandante del pelotón, exasperado con los lamentos, le gritó:
-Coño, acaba ya de hacerte el mártir con el cabrón frío. Piensa en nosotros, que tenemos que regresar.

 

Extraído de: http://nalgasylibros.com/cinco-cuentos-cortos-y-magnificos-de-gabriel-garcia-marquez/

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La increíble historia del Gabo, el profe y un lugar llamado Recoveco

Altamente recomendado, para salir un poco de los aires viciados de la cotidianidad:

Ahí va, con el pantalón y esa camisa de mezclilla que usa desde que alguien le dijo que Albert Einstein no se cambiaba de ropa para no perder el tiempo. El profesor Cruz Hernández camina entre un monte agreste, protegido por enormes ceibas, huanacaxtles y coloridas amapas. Recorre el monte y sus zapatos ya están cubiertos de una coraza terregosa que se engrosa a cada paso, como si en algún momento se fuera a quedar atrapado en el lodo.

La increíble historia del Gabo, el profe y un lugar llamado Recoveco

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Cien años de soledad, Gabriel García Márquez

Cien años de soledad es una novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1982. Es considerada una obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal, así como una de las obras más traducidas y leídas en español. Sólo por eso vale la recomendación. Pero hay más.

García Márquez me enseñó que un texto que no te atrapa desde el inicio, es un texto no tendrá lector al final. Está claro que jamás olvidé esa máxima, como jamás olvidé ese primer párrafo de “Cien años de soledad”

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.”

Cien años de soledad fue catalogada como una de las obras más importantes de la lengua castellana durante el IV Congreso Internacional de la Lengua Española celebrado en Cartagena de Indias en marzo de 2007.

Fue incluida en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX del periódico español El Mundo, en la lista de los 100 libros del siglo XX del diario francés Le Monde y en los 100 mejores libros de todos los tiempos del Club de libros de Noruega.

La primera edición de la novela fue publicada en Buenos Aires en mayo de 1967 por la editorial Sudamericana, con una gran acogida por parte de la crítica y del público, y tuvo una edición total inicial de 8000 ejemplares. Hasta la fecha se han vendido más de 30 millones de ejemplares y ha sido traducida a 35 idiomas.

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