Con Mabel Echaverría analizamos, en Radio Unne, lo que dejó la elección legislativa nacional. Desmenuzamos los números y los “resultados” políticos de una elección que tiñó de amarillo el mapa provincial y nacional.
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Con Mabel Echaverría analizamos, en Radio Unne, lo que dejó la elección legislativa nacional. Desmenuzamos los números y los “resultados” políticos de una elección que tiñó de amarillo el mapa provincial y nacional.
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Gracias a Rafael Costa y Daniel Collinet por la invitación. Que lo disfruten.
Todo pasa. Y ahora pasó el colombismo. Empieza otra era para la política correntina que estará liderada por el doctor Gustavo Adolfo Valdés.
Habrá quien piense que es más de lo mismo. Que será difícil deconstruir conceptos tan arraigados como los que perfilaron a Horacio Ricardo Colombi, desde 2001 en adelante, como el “único” garante de la estabilidad social, económica y política que le dieron cierta tranquilidad a un pueblo más acostumbrado a las convulsiones. Habrá que demostrar ahora que sin Colombi, es posible mitigar la angustia que merodea provincias como la de Corrientes, por el fantasma de la cesación de pagos, la falta de empleo y la pobreza consecuente. Larga. Estructural. Doliente.
La provincia está hoy en el umbral de otro momento. La ciudadanía se ha expresado y lo menos que le debemos es respeto. Su sentido práctico emitió un voto de confianza: tal vez crea que la cosa pueda mejorar o, al menos, no empeorar.
Largamente se pueden discutir cuestiones contextuales, como la libertad efectiva de la gente a la hora de razonar y emitir su voto, el calado de las presiones ejercidas de uno y otro lado, el miedo a perderlo todo, es decir, lo poco y nada que tienen aquellos que no forman parte del Estado aglutinante ni del sector privado chico pero coadyuvante. Las prebendas. Las regularidades en cuanto a la utilización de los recursos del erario público para hacer proselitismo salarial, etc. Pero lo cierto es que hay un resultado y hay que acatarlo. Bregar para que Valdés ponga en juego su propia inteligencia y pueda avanzar por el camino prometido: el que prometieron ellos mismos en la campaña.
Es hora, por tanto, de recibir los beneficios del alineamiento multiestatal sin entregar la autonomía. Es la hora del desarrollo sin excusas. De decir la verdad. De empezar a cumplir.
Claro que la cosa no será sencilla. Valdés no podrá hablar de la pesada herencia, pero recibirá una provincia complicada. Que paga sueldos y poco más, sin que eso sea poco, como ya dijimos, por el pasado reciente de la provincia que concluyó con muertos en 1999, rota la cadena de pagos y una enorme porción de la población sumida en un suculento subdesarrollo, muchas veces letal.
La gobernabilidad y la paz social que fueron necesarios para la reconstrucción, hace poco menos de dos décadas, son valores que ya no están en juego. Ni en riesgo. No deberían estarlo al menos. Pero ya no alcanzan. Ya no alcanza sólo con pagar. Ni repetir ese “logro” como una gran cosa cuando se trata de una mínima responsabilidad que tiene un gobernador. Es cierto que hubo quien no pudo ni eso. Pues bien: una pueblada lo echó a patadas. Ya está.
Es hora de avanzar, y Valdés tendrá esa ardua tarea. Primero, dejando de lado una mentira basal: “Lalaca” Colombi no le dejó la “vara alta”. Todo lo contrario. Por eso es necesario desmontar el colombismo. Superar lo de los salarios. En todo caso mejorarlos y generar las condiciones para sumar trabajo y sueldos de calidad.
Habría que eliminar la hipocresía y el engaño del libreto político. No resiste análisis la magnitud de la discriminación nacional durante el kirchnerismo, cuando Colombi y los Kirchner fueron socios. No se puede seguir cuestionando a los otros porque “pagan medios de comunicación nacionales”, teniendo prensa adicta acá nomás, a unas pocas cuadras de Casa de Gobierno, a unos pocos centímetros de la computadora que escribe estas líneas.
No se puede andar pidiendo autocrítica cuando uno mismo no la tiene.
No sería bueno, por tanto, que el doctor Valdés mute en gobernador soberbio que no sea capaz de reconocer un error o, lo que es peor, que no pueda ver que sus acciones u omisiones a veces empeoran las cosas. Que no se pueda ver la pobreza que lo circunda. Una pobreza que baja en el país y sube en Corrientes, y que en conjunto con la indigencia constituyen un mal que afecta nada menos que a la mitad de los correntinos. ¡A uno de cada dos! O que niegue el sistema de medición del nuevo Indec, como hizo el propio Colombi hace una semana y por televisión. ¿No era eso lo que hacía el kirchnerismo? ¿No era eso lo que criticaba?
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No se puede hablar de vara alta cuando todos los indicadores socio-económicos de Corrientes dan por el piso. La educación no es buena y las escuelas están llenas de alumnos con sobreedad, producto muchas veces de la repitencia y otro tanto por la necesidad de ayudar en sus casas. Dejan y cuando pueden, vuelven. Si vuelven.
La salud cojea. Tiene indicadores dignos del peor atraso: altísimos niveles de mortalidad infantil, condiciones adversas para parir en el interior o para recibir atenciones de clínica médica mínimas en los viejos hospitales, y aún en los nuevos. En los que se han inaugurado en 16 años y en los que se han refaccionado.
Falta trabajo, trabajo y más trabajo. Falta energía, y cuando hay, que no se corte. Faltan caminos y casas. El déficit habitacional es de varias decenas de miles de unidades. Hay que mejorar las rutas. Hay que levantar dos puentes caídos y otros tantos en peligro de derrumbe. Hay que combatir la trata de personas. El narcotráfico. A la policía corrupta. A los corruptos.
Por tanto, Valdés debería crear un equipo de gobierno que gobierne pensando en el otro, no que crea que el Estado le pertenece. Hay que demostrar convivencia. Y hacer lo posible para no pelearse mañana mismo con el intendente Eduardo Tassano.
A los parques industriales, el doctor Valdés tendría que ponerle industrias. Tendría que hacer que venga la Coca Cola. Y que no se vayan los correntinos por falta de oportunidades.
Tiene que generar redes significativas, para que los correntinos que nos quedamos, tengamos manera de desarrollarnos, cada uno en lo que quiere, no en lo que puede, a duras penas.
Deberá cumplir con lo que prometió: que restablecerá el dialogo como método de construcción política. Sabe bien Valdés que en todos estos años hubo mucho monólogo. Mucho grito y golpes en la mesa.
Hay que modernizar el Estado, las comunicaciones. Salir de las cavernas y dejar atrás a los cavernícolas. Hay que dejar atrás el apriete como salvoconducto para conseguir los objetivos, sean estos personales o colectivos, políticos. Y para eso, entre otras cosas, debe nombrar colaboradores que se dediquen a su trabajo, no a presionar profesionales, empleados o contratados para engrosar las maquinarias electorales del partido de Gobierno.
Hay que propiciar la reforma política y electoral. Habrá que garantizar la convivencia y la paz social, porque la provincia está quebrada en dos. Tendrá que hacer esfuerzos el doctor Valdés para gobernar para todos, pese a que la mitad de la población viene queriendo otra cosa.
Habrá que legitimarse siempre, convocando a todos los sectores, pero no destruyéndolos primero. De ser así, la provincia verá las cosas que se pueden hacer cuando la mayoría puede aportar el máximo de su potencial.
Para ser distinto, el doctor Gustavo Valdés tendrá que hacerse cargo. Tendrá que desterrar la vieja lógica de que siempre la culpa es ajena. Eso, básicamente, es ni siquiera hacerse cargo de las decisiones de uno. Su mentor y su secuaces fueron muchas veces campeones en el arte de trasladar culpas y rotar identidades según la conveniencia política del momento.
Por su investidura, Valdés deberá dejar de lado aquello del maltrato a los periodistas sólo porque preguntan. Esa nunca será una culpa periodística. Nunca. Nunca preguntar será un delito. De hecho, ¿no se acompañó desde Corrientes el reclamo de los periodistas que “querían preguntar” a Cristina Kirchner? Pues bueno: Valdés tendrá que responder.
Habrá que dejar atrás el populismo-paternalismo silvestre del gobernador saliente y avanzar en serio hacia el republicanismo que, entre otros, promete el presidente Mauricio Macri. Ello incluye una verdadera división de poderes, la real independencia de la justicia, reconocer adversarios y no enemigos y respetar al que piensa distinto y no mandarle una banda de trolls anónimos, pero bien rentados y adoctrinados. Deberá propender a fomentar una amplia libertad de expresión para que más personas, más periodistas, puedan decirle esto mismo que dicen estas líneas -de frente, en la cara- sin que haya miedo a represalias.
Puede que todo esto se enmarque en una visión pesimista. Puede que sí. Pero es necesaria. Más necesaria a veces que el optimismo pavote o su variante paga: la alcahuetería genuflexa e interesada. De eso tienen mucho los gobiernos.
Menuda tarea tiene el doctor Gustavo Valdés por delante. Ojalá le vaya bien. Mientras tanto ya hay algo para festejar. Las 20.144 personas que nacieron en 2001 en Corrientes, y las 300 mil en promedio que nacieron desde entonces hasta hoy, podrán anotar otro apellido en la lista de gobernadores. Descubrirán que los Colombi no eran monarcas. Ni tenían derecho de sangre.
Este Colombi, el de ahora, se irá el 10 de diciembre y, según dice, y ya no volverá. Irá a su casa de Mercedes a pisar el césped. Descalzo. Valdés entonces tendrá que gobernar. Ojalá lo haga mejor.
(1) Ella: se refería a Cristina Solís, una de las periodistas que lo entrevistaba.
El 8 de octubre de 2017, Corrientes eligió al gobernador constitucional propietario número 59 desde su organización institucional ocurrida en 1821: Gustavo Adolfo Valdés. Este es el análisis que hicimos, con los números frescos aún, con el colega Luis Alarcón.
Encabezó la presentación de los detalles de la autovía travesía urbana para Capital (que estuvo a cargo nada menos que de Ingrid Jetter, gerenta regional de Vialidad Nacional que fue varias veces ninguneada por el mandatario saliente); brindó una conferencia de prensa; participó de un acto político en el Club San Martín y luego una serie de inauguraciones en el interior.
Entre momentos de esa apretada agenda, recibió en un aparte a una serie de medios (entre ellos a este cronista) para hablar de política, de elecciones y de gestión: de obras y de los balances económicos que tanto preocupan a los argentinos. También habló de pobreza, esa cuyos índices bajan en el país, pero suben en Corrientes y la zona.
¿Cómo explicó el jefe de Gabinete esa suerte de contrasentido? ¿A quién atribuir responsabilidades si lo que mejoró en dos años en la Nación empeora en esta provincia, que tiene los mismos administradores hace 16 años?
Peña es un hábil hombre de la política, pero también un funcionario nacional que no puede rifar su prestigio. Así que fue de frente:
Según los últimos datos del Indec, la pobreza bajó, pero en el NEA y en Corrientes subió. ¿A qué lo atribuye?
-El tema de la pobreza es un tema estructural que refleja otros problemas de la Argentina. El nivel de desarrollo que descuidaron las provincias, la falta de empleo de calidad en muchos lugares del país, la falta de calidad institucional en muchos lugares que también perjudicó el desarrollo de inversiones.
Afecta el hecho de convivir con fenómenos como la inflación, el trabajo informal, la falta de infraestructura social (el tema de hábitat, de infraestructura), la falta de inversión pública de muchas provincias sostenida en el tiempo y que generó toda esta situación.
Claramente no se corrige de un día para el otro porque tiene dos dimensiones: por un lado, la normalización de la economía que permita sostener el crecimiento, y que baje la inflación. Eso va a ayudar a sacar presión y bajar la pobreza.
Pero también mucho trabajo territorial como lo estamos haciendo aquí y en todo el norte del país. De mejora del hábitat, de viviendas, el saneamiento, la calidad educativa… todas cuestiones que hacen que la igualdad de oportunidades se manifieste como tal.
Lo bueno que está pasando con la cifra a nivel nacional es que vemos que la cifra ya es la correcta y tenemos que ver cómo hacer para acelerarla, porque obviamente todavía es muy alta.
VIDEO Análisis del cierre de listas para las elecciones provinciales del 8 de octubre de 2017
Gracias a Daniel Collinet y Rafael Costa por una nueva invitación a Los Cenadores. Obviamente hablamos -con Alberto Medina Méndez- de política, de las Paso y de lo que viene en Corrientes.
Se realizaron ayer las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, y pese a que hubo ganadores y perdedores -al menos desde el discurso y desde la interpretación política que se hicieron y se harán en los próximos días, es muy poco lo que queda de este proceso como ganancia colectiva.
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Ahora: sin las Paso ¿hay algún otro mecanismo posible para democratizar los partidos políticos y desterrar al menos lentamente la dedocracia, la autocracia o la postura sostenidamente oligárquica de los partidos políticos? Habría que buscarla.
Sucede que los que piden internas, reniegan de ella. Los que montaron la farsa de la democratización, cuentan los votos totales de las listas únicas que armaron a gusto y piacere, evitando la competencia. La política de Corrientes, por tanto, como la de casi todo el país, no puede salirse de la lógica de los relatos agrietados, por lo que en general toda la puesta en escena no deja de ser sólo eso.
Las Paso sirven para elegir candidatos a legisladores nacionales. Representantes locales, es cierto, pero al Congreso de la Nación, donde se discute una agenda general, nacional. Y hasta ahí todo bien, a no ser porque ninguno de los candidatos locales se hizo escuchar sobre los temas que están en carpeta para la discusión en el Congreso.
Hablan de trabajo, de pobreza, de alinear nación, provincia y municipio, de arroparse al calor de la billetera del pagador de turno, pero nada o muy poco sobre qué harían sobre el aborto, sobre la despenalización del consumo de marihuana (ni hablar de otras drogas), sobre la nueva ley de servicios de comunicación, sobre la reforma electoral, sobre el desfinanciamiento de las investigaciones científicas, sobre el blanqueo de capitales o sobre la redistribución de la coparticipación federal.
Hablan más bien de generalizaciones, de banalidades, y en el único punto en el que se acentúa el posicionamiento (también general) tiene que ver con la marcha de la economía, que se aborda más desde la ideología que desde el conocimiento técnico, de uno y otro lado.
Ni por equivocación aparece en la agenda de los candidatos la materialización de una vieja idea: conformar un bloque regional que tenga como norte al Norte, no al bolsillo de cada uno, que serán llenados de acuerdo con el grado de entrega al centralismo nacional.
Así entonces, y teniendo en cuenta estos apuntes: ¿quién ganó y quién perdió este domingo? ¿Hubo ganadores y perdedores? Tal vez. Pero, ¿vale invertir cerca de 3.000 millones de pesos sólo para eso? ¿No hay otras prioridades? Sí. ¡Y la democracia es una de ellas! Y el gasto es aceptable para sostenerla, pero no a cualquier precio.
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Debe quedar claro algo: criticar las Paso no implica levantar banderas de la anti-política, como pretenden algunos. Lo que se busca, por el contrario, es en todo caso mejorar los mecanismos para que la participación ciudadana sea efectiva. Hay miles y miles de argentinos que se comprometen con su participación política, diariamente, desde muchos espacios. Y eso porque entienden que sólo así se puede construir una mejor sociedad, un proyecto colectivo.
Es allí donde se deben fortalecer los mecanismos de participación… Para que la casta política pueda finalmente renovarse, no sólo en años sino también en prácticas. Para que aquellas personas comprometidas y honestas, de todos los ámbitos, puedan involucrarse en la cuestión pública y no salir asqueados a los pocos meses.
Hay un clima de época que denota un fuerte y amplio interés ciudadano por participar de cuestiones políticas en la sociedad, más allá de lo partidario. Masivas marchas -de uno y otro lado de la grieta-: #NiUnaMenos, #MuerteDeNisman, #MarchaDeSilencio, #Amia, #18F, #2x1genocidas, #NiOlvidoNiPerdon, #DondeEstaSantiagoMaldonado, #NosotrasParamos, #VivasNosQueremos, #BastaDeFemicidio, #Violencia, #Inflación, #BastaDeCorrupción, etc. Un magma que podría encontrar su cauce en la aportación real si es que ocurre lo que tanto se pregona: una promoción efectiva de la participación ciudadana.
Entonces: ¿sirven o no las Paso? ¿Sólo merecen condena o también alguna reivindicación si efectivamente se cumple el espíritu con la que fue creada? En todo caso, ¿hay que eliminarlas o buscar otro mecanismo más viable para los tiempos que corren? El debate queda abierto.
#Paso2017: Algunos detalles que necesitás saber antes de votar.
#PASO2017 | ¿Qué se vota el domingo?
?#Paso2017 | ¿Qué se vota el domingo? ?En este video Eduardo Ledesma te explica los detalles de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias que mañana se realizarán en todo el país.Y vos… ¿ya decidiste tu voto?
Posted by Diario El Litoral on Samstag, 12. August 2017