Viviendas: la política de impedir

El 28 de mayo y después de mucho discutir y quejarse, Ricardo Colombi firmó con el secretario de Obras Públicas de la Nación, José López un acuerdo para el llamado a licitación de mil nuevas viviendas y el compromiso de dar asistencia financiera para la finalización de 483 en ejecución. Durante la misma visita, apenas unas horas antes, junto al intendente de la ciudad de Corrientes, Fabián Ríos, López anunció 400 casas para Capital.
Parecía ese un puntapié inicial. El acto que hacía falta para abandonar la pelea política y mediática y avanzar cada uno desde su esquema de responsabilidad en el reconocimiento de un grave problema provincial que, como otros tantos aún sin respuestas, después de tantos años, es el déficit habitacional que se cuenta de a decenas de miles.
Pero no sucedió. La pelea continúa y siempre parecen surgir elementos para un jaleo interminable. Increíblemente, después de mucho tiempo de sangría, aparece el Procrear como una posibilidad de solución. Pero ahora, aún teniendo la plata para construir e incluso para comprar un terreno, la especulación inmobiliaria y la mezquindad política vuelven a hacer de las suyas.
Santa Catalina, una ciudad dentro de la ciudad, no puede concretar su proyecto de urbanización por falta de servicios. Hasta allí hay que llevar la electricidad, pero hay trabas. Para la Comuna alcanza con el 10% de lo que diseña la Provincia, que proyectó en el lugar casi que un centro de operaciones energéticas.
Con ese criterio, el Gobierno parece querer salvarse a costillas de la Municipalidad. O hacer las cosas bien. Tal vez las dos cosas, pero tomando de rehenes a beneficiarios Procrear que están en ese plan porque no encuentran respuestas en el Invico.
Como si fuera poco, Gobierno y Municipio se tiran tierra en el ojo.
Consciente de la malicia, la Provincia a través del Icaa, salió a zozobrar el escenario de las habilitaciones con un artilugio que Carlos Vignolo, nada menos que uno de sus más encumbrados ministros ya había reservado a la Intendencia. Cuando era intendente, Vignolo rubricó una resolución para dejar bajo su órbita las potestades de habilitación (por caso la de aptitud hídrica) en el egido de su incumbencia.
Sucede que el ex intendente tenía entonces los mismos problemas que Ríos. No se llevaba bien con Colombi, el otro, el segundo: Arturo. Como Nora Nazar no se entendió con el primer Colombi o como le sucedió a Camau Espínola con el tercer Colombi. El cuarto Colombi de la zaga, el actual, mantiene final abierto en sus discuciones con el ingeniero que gobierna en la Comuna.
Para tratar de superar la instancia, en el Concejo Deliberante buscan alternativas de otros terrenos para tratar de agilizar el tema y solucionar al menos en parte aquello del déficit.
La oposición, en el mismo Concejo, pone reparos y esta bien que así sea. Pero también estaría bien que la oposición del Concejo que es oficialismo en la provincia, actúe con el mismo celo para pedir que el Invico haga como que es una repartición que tiene en su ADN el objetivo de solucionar los problemas habitacionales de la gente.
Tal vez algunos concejales, legisladores y funcionarios, la mayoría de los cuales tiene resuelto el problema de la vivienda no dimensione (obnubilados por un posicionamiento coyuntural, político, e incluso por conducta partidaria, más allá de las convicciones personales) lo que significa que alguien que logró una ayuda para concretar un sueño tan arraigadamente argentino como el del techo propio, no pueda construir su casa por problemas de mezquindad política.
Tal vez valga la pena al menos analizarlo desde ese punto de vista.

About the author: Eduardo Ledesma

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