Elecciones en Capital: ¿Quién ganó y quién perdió?

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Quién ganó y quién perdió en la elección de ayer en Capital? La pregunta excede los nombres, aunque los tiene, y avanza más allá para sustentarse en conceptos.
Ayer ganó Eduardo Tassano y eso es lo que dicen los números: inobjetables cuantitativamente, pero también cualitativamente, porque se impuso en eleciones limpias y en los dos sistemas de votación. Tassano ganó en papel, pero también con la boleta electrónica. Y más allá de las diferencias porcentuales, que fueron exiguas (no más de 8 mil votos según el escrutinio provisorio, muchos más de los 3 mil de diferencia con los que Ríos ganó la elección de 2013), el cardiólogo radical fue paciente y se tomó revancha de lo sucedido en 2009. En aquel momento era favorito en todas las encuestas, pero ganó Camau Espínola. Ahora, a 8 años vista, la cosa fue exactamente al revés.
Ganó Emilio Lanari y su prestigio de médico que potencia cualquier lista, que desde hace tiempo viene siendo la de Encuentro por Corrientes.
Ganó el presidente Mauricio Macri, que aceleró el proceso e intensificó los apoyos en los últimos días, él y todo su gabinete, sustentando una candidatura que trae con la victoria un tiempo de análisis promisorio para lo que vaya a suceder en adelante en el país e incluso en la provincia.
Ganó Ricardo Colombi, que esperó para meterse en la campaña y lo hizo a sabiendas de que su contracción al trabajo podría revertir cualquier adversidad, que las hubo en el camino hacia la elección de ayer: internas y externas.
El gobernador, además, volvió a mostrar su valía: para afuera ganado una nueva elección y para adentro, mostrando una vez más quién es el que tiene los votos en la alianza, lo que no es menor de cara a lo que viene.
Ganó Colombi y su concepción de la política. Su habilidad en el juego. Su manera de hacer ver fortalezas allí donde hay amenazas. Ganó su concepto colectivo, de que el equipo está por encima de las personas, aun cuando él y su personalismo desmientan eso que dice. Hay en el trato de Colombi con el electorado, una relación acrítica muchas veces, pero que sirve para ratificar su condición de caudillo. Una y otra vez, a lo largo de 16 años.
Ganará también la ciudadanía, si es que se llevan adelante las promesas del candidato triunfador. Porque más allá de la fórmula, ganó ayer, evidentemente, la necesidad de los capitalinos de creer que es posible alinear la administración local con una provincial y nacional.
Ganó la potencia de una fórmula construida sobre individualidades parecidas. La paciencia. La solidez de los equipos que supieron esperar los momentos, pese a que también (como todos) echaron mano a las mañas de las viejas prácticas políticas para quedarse con el triunfo. Con la naturalización de las dádivas. Con la normalización de la utilización de los recursos del Estado para hacer proselitismo. Con la re-estigmatización de la gente sumida en su pobreza, que fue una y otra vez presentada como trofeo en los actos donde se los premia con una nada.
Aun así, Tassano y Lanari, en tanto médicos en contacto permanente con la gente, fueron creíbles para la mayoría del electorado cuando hicieron sus diagnósticos y presentaron las soluciones para los problemas de la ciudad. La ciudadanía creyó en los planes estratégicos y en las obras a concretar para reinsertar a la ciudad en un esquema mayor. Lograron -ambos- que la mayoría del electorado crea que es posible hacer ahora lo que no se hizo en tanto tiempo.

 

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Ganó la estrategia de colectoras, que si bien socavó el esquema legislativo del nuevo binomio ejecutivo, fue determinante para fundamentar el triunfo del doctor Tassano.
Ganó la apuesta al triunfo. ECO+Cambiemos puso toda la carne al asador arriesgando mucho, pero cobrando el doble: en esa lista se meten la participación presidencial, lo de Colombi, lo de Tinelli, los asuntos que se jugaron en las zonas bajas de la política. “Es la guerra”, dijo Colombi, y en esa línea ganó la primera batalla.
Ganaron los planes de obras necesarias para la ciudad: el plan hídrico, de seguridad, de trabajo, de gestión de residuos y de medio ambiente. Ahora empieza la transición, que será larga. Habrá que gestionar, por tanto, las ansiedades, pero también las responsabilidades. ¿Si hay un problema mañana, la ayuda llegará recién el 10 de diciembre? Habrá que ver.

 

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Ayer ganó el querer pertenecer; el no querer quedarnos afuera de nuevo. Ganó el cambio, el sí se puede; el pavimento no se come, aquello de que las operaciones de prensa no nos mueven el amperímetro.
Ganó el sistema electoral electrónico. Si había alguna duda sobre su implementación, ayer fue vencida. No sólo por los resultados, sino por los tiempos. Por la necesidad que tiene Corrientes de conocer pronto los resultados. Ayer votó un solo distrito. Sólo fueron dos categorías. Cerca de la medianoche recién estuvieron los resultados. Inaceptable.
Por eso, sin temor al equívoco, el primer y gran derrotado de la elección de ayer, puede decirse, es el sistema arcaico de votación en papel, que, por si fuera poco, fue enancado al sistema espejo que beneficia a algunos, pero a cambio de una confusión generalizada.
Pero no es el único derrotado. También lo fueron las encuestas y los encuestadores, como en 2009.

 

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Ayer perdió también Fabián Ríos. Perdió su soledad, su estrategia electoral de ir contra viento y marea a dar una batalla contra la Provincia y la Nación. La estrategia electoral y la comunicación de una buena gestión que dividió el electorado, pero que no alcanzó para la continuidad.
Perdió Ríos porque la valoración, que hace el electorado sobre su persona y su capacidad de mando, no se tradujo en votos para la continuidad del contrato social que él mismo planteó en el plebiscito que hizo ayer. Porque no lo vieron cercano a la gente y porque el lastre de la honestidad y la transparencia de gestión, en tanto antiguo personero kirchnerista, fue bien explotado -negativamente, claro- por ECO+Cambiemos. Las denuncias mediáticas en contra hicieron mella.
Perdió también la fórmula con Any Pereyra porque el Partido Liberal no tuvo boletas y porque la abogada y escribana, al final, traccionó menos que Lanari desde su lugar de consorte política.
Perdieron Ríos-Pereyra porque no pudieron contener a dirigentes como Sonia López y los suyos, y porque la estrategia en la grilla de concejales fue buena en si misma, pero mala para la fórmula a intendente y vice. Todo lo contrario fueron las colectoras a favor de Tassano.
Perdió Ríos porque prendió la percepción de que no estaba trabajando en los temas que necesitaban los capitalinos, y porque no tuvo una propuesta superadora más allá de la continuidad.
Perdió Ríos. Ganó Tassano. Y Colombi regaló a los suyos más tiempo para el festejo aun mintiendo: no anunció el nombre del candidato a gobernador como vino amagando desde el año pasado. Se reservó la mesura para seguir mensurando el poder, un talismán que sigue de su lado.

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About the author: Eduardo Ledesma

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